sábado, 30 de marzo de 2013

Belicosidad y locura: la estrategia de Corea del Norte


 
Dr. Kenneth Ramírez
La estrategia de Corea del Norte es una combinación de belicosidad y locura calculada. En 2013, dos eventos han ejemplificado cada faceta de esa estrategia. Pyongyang mostró su belicosidad el 12 de febrero de 2013, cuando detonó un dispositivo nuclear subterráneo por tercera vez –las primeras dos ocasiones fueron en 2006 y 2009. Días antes, el 7 de marzo de 2013, el único aliado importante del país, China, votó a favor de imponerle nuevas sanciones a Pyongyang en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que demostró el aislamiento internacional de Corea del Norte. En respuesta, Pyongyang anunció recientemente la suspensión del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953 y se declaró en “estado de guerra” con Seúl; una muestra del citado elemento de locura en su estrategia.

Estos dos elementos belicosidad y locura - forman una estrategia racional coherente. El objetivo principal de Corea del Norte es la preservación del régimen comunista.

Demostrando belicosidad –por ejemplo, pareciendo estar cerca de tener capacidad nuclear militar completa- invita a otros países a la prudencia. Recordemos que Corea del Norte tiene suficiente plutonio para construir entre 6 y 8 ojivas nucleares, y centrifugadoras operativas para enriquecer uranio. A pesar de ello, los informes señalan que Pyongyang no tiene aún un arma nuclear construida que pueda lanzarse y detonarse, sino únicamente dispositivos nucleares de baja intensidad que no pueden utilizarse en un conflicto. No sabemos con certeza por qué Pyongyang no ha dado el paso de construir al menos un arma nuclear. Lo que si sabemos con seguridad por las últimas pruebas realizadas, es que sus misiles no son confiables; además, puede que haya problemas con la construcción de sus ojivas nucleares.

Asimismo, pretendiendo locura por ejemplo, amenazando con convertir en un “mar de fuego” a las ciudades de EEUU y Corea del Sur-, Corea del Norte intenta parecer completamente impredecible, lo que obliga a todos a ser cautos. Los dos elementos, belicosidad y locura, trabajan juntos para limitar las acciones de otros Estados.

Hasta ahora, Corea del Norte ha actuado dentro de los parámetros de esta estrategia. Ha realizado pruebas nucleares y misilísticas, y ha amenazado con desencadenar las hostilidades en la Península Coreana en más de una ocasión. Incluso, las más graves y provocadoras acciones pasadas, como el hundimiento de la fragata surcoreana “Cheonan” en marzo de 2010 y el bombardeo de la isla surcoreana de Yeonpyeong en noviembre del mismo año, fueron compatibles con su estrategia.

Esta vez, la razón de Corea del Norte para instigar una nueva crisis es el joven líder Kim Jong-un, el cual busca fortalecerse, demostrar que tiene el poder en sus manos y que continuará con la estrategia de su padre Kim Jong-il.

Kim Jong-un tiene sólo 30 años de edad, y muchos fuera de Corea del Norte dudan de su capacidad para liderar el régimen –quizás también algunos lo hacen secretamente dentro del país-. Una manera de demostrar su autoridad es orquestar una crisis internacional como la actual, que involucra a EEUU, Corea del Sur, Japón, China y en menor medida a Rusia; la cual busca afirmar a Kim Jong-un en el escenario internacional, así como conducir a la apertura de negociaciones para levantar al menos parte de las sanciones impuestas a Corea del Norte y obtener cooperación económica internacional.

El régimen de Corea del Norte comprende las potencialidades y límites de su estrategia de belicosidad y locura; y por ello, ha sido muy firme y consecuente en el ejercicio de la misma. A pesar del hecho de que el joven Kim Jong-un formalmente gobierna el país, el régimen norcoreano es un conjunto complejo de instituciones e individuos -el Partido de los Trabajadores, los militares y la familia Kim- que tienen la capacidad de dar forma y controlar el comportamiento del joven líder. De hecho, algunos consideran una suerte de regente al tío político de Kim Jong-un, Jang Sung-taek –casado con la General Kim Kyong-hui, hermana del finado líder Kim Jong-il-, quien ocupa actualmente los cargos de Vicepresidente de la Comisión de Defensa Nacional y Jefe del Departamento Administrativo Central, teniendo por tanto fuerte ascendencia sobre las Fuerzas Armadas y la Policía Secreta.

En consecuencia, todo parece indicar que poco va a cambiar. EEUU hará hincapié en la ferocidad potencial de Pyongyang, reforzará sus alianzas asiáticas y enfatizará la necesidad de una vigilancia extrema. China entenderá que los norcoreanos son agresivos pero débiles, y seguirá jugando un rol diplomático central en esta cuestión como principal aliado del régimen norcoreano, intentando reafirmar su control sobre el mismo. Rusia buscará aprovechar el asunto para obtener prestigio como potencia global en el marco del diálogo a “seis bandas”. Y la mayoría de la Comunidad Internacional, no tendrá en cuenta realmente la amenaza de Pyongyang de reanudar la guerra en la Península Coreana, pero hará votos por una salida diplomática.

No obstante, China se encuentra cada vez más frente a un dilema estratégico: tolerar las acciones de Pyongyang en contra de sus intereses como potencia en ascenso; o retirar su ayuda económica al régimen norcoreano lo que implicaría su final. China como potencia en ascenso busca consolidar Asia Oriental como su esfera de influencia exclusiva, y por tanto, desea que EEUU preste poca atención a la región y se retire a largo plazo de la misma. Empero, las acciones de Corea del Norte logran justamente lo contrario: justificando el “pivote al Pacífico” de la Administración Obama. Por ello, el pasado 7 de marzo, China escogió enviar una clara advertencia a Corea del Norte, cuando su Ex-Ministro de Relaciones Exteriores y actual Consejero de Estado, Yang Jiechi, votó como señalamos a favor de imponerle nuevas sanciones en las Naciones Unidas, pero afirmó que su país seguía comprometido con la supervivencia de Pyongyang.

Como vemos, la reanudación de la Guerra de Corea, no es algo que ninguna potencia global o actor regional realmente quiera. En el peor de los casos, esta vez puede haber un nuevo ataque menor fronterizo a Corea del Sur, lo cual implicaría dar continuidad a la estrategia de belicosidad y locura desplegada por Corea del Norte en los últimos años.

Afortunadamente, una vez más, no habrá guerra en la Península Coreana; a pesar de la retórica belicista de Pyongyang y el alarmismo de algunos analistas.

martes, 26 de marzo de 2013

La visita de Xi Jinping a Moscú: De la desconfianza al beneficio mutuo


Marianela Fernández

El Secretario General del Partido Comunista Chino y desde hace poco Presidente de la República Popular, Xi Jinping, realizó recientemente su primera visita de Estado a Moscú, lo cual ha reafirmado la importancia estratégica de la relaciones sino-rusas.
 
El Presidente Xi decidió reunirse primeramente con el Presidente Putin -al igual que lo hizo su antecesor Hu Jintao en 2003-, comprendiendo que Rusia es vital para los intereses de China en una amplia gama de temas de política internacional: desde la búsqueda de un equilibrio frente a EEUU hasta la cooperación política en Asia Central, Medio Oriente y Asia-Pacífico, así como para el fortalecimiento de la seguridad energética china.
 
El resultado concreto de esta visita, fue la firma de una serie de acuerdos que han profundizado la cooperación energética y prometen impulsar el comercio bilateral hasta los 150 millardos de dólares anuales en la próxima década. En virtud de estos acuerdos, China tendrá un mayor acceso a los hidrocarburos rusos -cuando las estadísticas apuntan que se convertirá en primer importador de petróleo a nivel mundial este año-; mientras que abrirá a Rusia otro mercado para sus exportaciones de petróleo y gas natural distinto a la Unión Europea.
 
Rosneft -la gigante empresa petrolera nacional rusa- ha acordado incrementar sus exportaciones de crudo a China desde 300 MBD en 2012 hasta 1 MMBD en 2018, transformándose en uno de los principales proveedores de crudo del gigante asiático. Además, el acuerdo ha implicado un préstamo por 2 millardos de dólares del Banco de Desarrollo de China –respaldado con suministro de crudo a 25 años- para Rosneft, que se encuentra en un proceso de adquisición de la empresa petrolera anglo-rusa TNK-BP por 55 millardos de dólares.
 
Otro acuerdo ha implicado la apertura de varias áreas rusas a China para la exploración conjunta de petróleo y gas. Así, CNPC se ha asociado en 3 bloques costa afuera con Rosneft en el Mar de Barents y el Mar de Pechora en el Ártico ruso; en 8 bloques en tierra; y en el proyecto Sakhalin-3 en el Lejano Oriente ruso. Por último, Rosneft y CNPC convinieron construir una refinería con una capacidad de 260 MBD y un complejo petroquímico asociado en el puerto chino de Tianjin, alimentadas con petróleo ruso.
 
Por su parte, la empresa gasífera nacional rusa Gazprom, firmó un Memorándum de Entendimiento con CNPC con miras a elevar el suministro a China mediante la construcción de un nuevo gasoducto, que permitiría un volumen adicional de 38 millardos de metros cúbicos (BCM) de gas/año desde los campos de Siberia Oriental en 2018. En ese año, las exportaciones de gas ruso a China se elevarían hasta 60 BCM/año. El documento final tiene previsto firmarse a finales de 2013, ya que subsisten diferencias en torno al precio de venta.
 
Estos acuerdos buscan mejorar el estado actual de las relaciones bilaterales, que si bien son cordiales y se basan en intereses comunes, han tenido un trasfondo de desconfianza. De hecho, la percepción de Moscú sobre China en los últimos años, ha estado dominada por la idea de que Beijing considera a Rusia como una mera mina de recursos naturales, y no como un socio estratégico. Esto ha generado ciertos obstáculos implícitos en la negociación para el suministro de gas natural a largo plazo con Gazprom. Al respecto, el Presidente Xi se esforzó en Moscú por transmitir la idea de una relación de “beneficio mutuo”, donde Beijing invertirá considerablemente en la aletargada economía rusa, sobre todo en el sector energético y tecnológico, y favorecerá el diálogo político de alto nivel.
 
Lo innegable es que llevar a cabo el proyecto del gasoducto le abriría a Rusia un importante mercado por dos razones base: China demanda cada vez más energía, y por otro lado, la demanda europea se ha ido debilitando por la crisis económica y la búsqueda de diversificación de suministros. Entonces, a través del fortalecimiento de las relaciones energéticas y comerciales, y teniendo en cuenta los intereses comunes de ambos Estados en diferentes temáticas geopolíticas, ambos actores pueden aprovechar esta oportunidad para fortalecer su alianza estratégica y presentar un frente de mayor peso para balancear a los EEUU. Recordemos que el “pivote al Pacífico” del Presidente Obama y su falta de interés con Rusia en los últimos años, han creado descontento en Beijing y Moscú respectivamente; además de las discrepancias diplomáticas que se han presentado entre Washington y las dos potencias de Eurasia en temáticas diversas como Corea del Norte, Siria y el programa nuclear de Irán.
 
En este sentido, se puede considerar que EEUU ha menospreciado el papel que Rusia juega -o pretende jugar- en la región del Asia-Pacífico, así como su importancia para balancear a Washington junto con una China que carece de aliados de peso. Por estas razones, se puede considerar un error del Presidente Obama no haber realizado una vista a Moscú desde 2009, y un acierto chino el volver a hacerlo tras el relevo de la cúpula dirigente en el Zhongnanhai. Asimismo, hay que considerar que la expansión del sistema de defensa anti-misiles estadounidense en Asia puede convertirse en un factor catalizador extra para la consolidación de la alianza entre Moscú y Beijing.
 
EEUU debe tener en cuenta que a pesar de las importantes relaciones que guarda con la segunda economía global, hay intereses vitales que ésta última no puede abandonar, y esos intereses no son precisamente económicos, ni vinculan algún tipo de contrato comercial; son intereses geopolíticos que colocan a Rusia como aliado lógico para hacerle contrapeso a EEUU en Asia-Pacífico, ante cualquier discusión que se diera en el Consejo de Seguridad, pero sobre todo ante conflictos territoriales como la disputa que China mantiene con Japón por las islas Senkaku/Diaoyu.
 
Las relaciones China-Rusia están alcanzando una etapa muy positiva, como nunca desde la primera etapa de la Guerra Fría. Rusia ve en China un aliado casi natural por tener visiones similares en cuanto a temas geopolíticos tan importantes como los ya mencionados; lo cual es una realidad no una percepción. Además, Rusia es el aliado que China debe consolidar para equilibrar a EEUU, razón por la cual la visita de Xi Jinping a Moscú revistió tanta importancia.
 
Después de Moscú, tanto el Presidente Xi como el Presidente Putin se encontrarán nuevamente ante la V Cumbre de Líderes de los BRICS que se llevará a cabo en Durban (Sudáfrica) entre el 26 y el 27 de marzo de 2013, donde ambos seguirán consolidando su alianza estratégica bilateral, la cual se traduce en un Mundo que para ellos sea más equilibrado y justo, o en otras palabras, con menor dominio estadounidense.

lunes, 25 de marzo de 2013

La dimensión internacional de la muerte de Chávez


Dr. Kenneth Ramírez

Durante la última década, Hugo Chávez fue una figura tanto central como controversial en los asuntos latinoamericanos. Reflejo de ello fue el aluvión de condolencias recibidas, la amplia cobertura de los medios de comunicación a nivel global, así como la nutrida asistencia de líderes internacionales a sus funerales.
Hugo Chávez nunca vislumbró su proyecto como meramente nacional. Desde su visión, era necesario traspasar las fronteras para ofrecer una resistencia coordinada a las fuerzas del capitalismo global dirigidas, a su entender, desde EEUU: el ubicuo “Imperio”. Para lograrlo, primero revitalizó la OPEP, cambió la legislación petrolera y se aseguró el control de PDVSA, aumentando así la capacidad económica disponible de su gobierno. A partir de allí, desplegó una ambiciosa proyección internacional basada en abundantes petro-dólares y su liderazgo carismático. En sus 14 años en el Palacio de Miraflores, ingresaron alrededor de 383 millardos de dólares por concepto de renta petrolera. Los petro-dólares venezolanos reforzaron el carisma de Chávez, y lo mismo ocurría en sentido inverso.
Chávez podía en efecto levantar toda clase de pasiones. Desde involucrar emocionalmente a líderes tan disímiles como Uribe, Lula, Fox, Morales o el Rey de España, hasta sacar lágrimas de seguidores y dirigentes de países tan lejanos como Bielorrusia, Palestina e Irán. Gracias a ese carisma tan particular, a su elocuencia discursiva y capacidad de convicción, logró envolver a diversos países en un proyecto contra-hegemónico frente a EEUU, sus aliados y empresas transnacionales. Pero el discurso no iba vacío, sino acompañado de mucho dinero en efectivo o suministro petrolero.
A la renovada cohesión de la OPEP tras la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Caracas en 2000, se sumó el fuerte crecimiento de la demanda petrolera de China en 2004, lo cual llevó el precio del petróleo a niveles iguales o superiores a 100 $/Bl. Esto fue  aprovechado por el Presidente Chávez, para acumular recursos útiles en la proyección internacional que diseñó. De ese modo, implementó medidas que iban desde el apoyo petrolero –alrededor de 400 MBD- y financiero a los países ALBA -principalmente Cuba-, los países PETROCARIBE, Argentina y el resto de la región; hasta el polémico respaldo con diesel al gobierno de Assad en la guerra civil siria o el apoyo diplomático a Irán y su programa nuclear. Además, se lanzaron programas de asistencia social internacional que fueron a financiar incluso a familias necesitadas de combustible para calefacción en EEUU a través de CITGO.
Con este alto perfil a nivel internacional, Chávez buscó obtener protagonismo, impacto y capacidad de influencia en distintos países y regiones del Mundo, siempre en aras de oponerse a la política estadounidense, a sus intereses y al capitalismo global; así como esquivar las críticas o eventuales sanciones internacionales por el modelo de democracia iliberal que fue instaurando paulatinamente en Venezuela. Todo esto, sin dejar de vender petróleo a Washington, incluso en plena guerra de Irak cuando pudo haber hecho mucho daño a la seguridad energética de EEUU. Negocios son negocios…
Respecto al llamado “socialismo del siglo XXI” en América Latina, es impensable decir que nada cambiará. En principio faltará Hugo Chávez como líder carismático, capaz de influir en las mentes y corazones de muchos en los foros internacionales. Faltarán las pasiones que levantaba. Seguramente también faltará la base política y la capacidad económica para movilizar a otros actores en torno a un mismo proyecto alternativo. Rafael Correa cuenta con la base política y cierto carisma para evitar que la ALBA quede huérfana, pero le faltarán los recursos económicos. Evo Morales y Daniel Ortega adolecen de todos los requisitos; mientras Cuba deberá ocuparse de su propia transición política, con el anunciado cambio en la cúpula dirigente en el próximo lustro.
Empero, eso no implica que ciertas cosas se transformen radicalmente de manera inmediata. Por lo pronto, lo que sí quedará presente en la región, es la valoración por parte de los países ALBA, y en menor medida de Argentina, Uruguay y Brasil, de que resulta necesario equilibrar de manera coordinada la voluntad de Washington, y que eso no puede cambiar tras la ausencia de Chávez. Quizás Brasil terminará consolidando su liderazgo sobre toda la izquierda latinoamericana, lo cual puede cristalizarse en un eventual segundo período de Dilma Rousseff –quien actualmente lidera las preferencias electorales de cara a las elecciones de 2014.
Sin embargo, hay que enfatizar que Venezuela misma no necesariamente pasará de un alto perfil internacional a un repliegue absoluto. Evidentemente, los escenarios dependen del resultado de las elecciones del 14-A, las cuales según las últimas encuestas, probablemente serían ganadas por el Presidente Encargado Nicolás Maduro. En caso de que estos pronósticos se confirmen, el propio Nicolás Maduro buscará asumir el liderazgo internacional que deja el Presidente Chávez, ya sin la figura y sin el carisma de aquél; pero aún con recursos económicos que resultan cruciales para los países de la ALBA, y con el conocimiento de los líderes de la región y la política exterior de Chávez –al haber sido su Canciller por seis años.
En este escenario, lo que habremos de ver en los años que siguen, será el intento por parte de Nicolás Maduro por aglutinar en torno al legado de Chávez a los países ALBA, intentando demostrar que este mecanismo de coordinación política e ideológica sigue teniendo vigencia y sentido. En cambio, los adversarios de los países ALBA, que no son pocos, intentarán demostrar lo contrario.
No obstante, también podríamos empezar a observar a una Venezuela relativamente menos volcada a lo externo. Esto debido a la imperativa necesidad de un nuevo gobierno encabezado por Nicolás Maduro de atender una complicada agenda doméstica, a saber: la restructuración del gobierno y el proyecto político ahora sin Chávez, la gestión de una transición política ordenada y la necesidad de conservar la unidad al interior de la élite política chavista; así como resolver los problemas económicos inmediatos y fortalecer la capacidad de producción de PDVSA. Si este es el caso, la política exterior venezolana podría moderarse, la ALBA perder importancia frente a MERCOSUR/UNASUR como mecanismo de relacionamiento externo, y podría alcanzarse una relación con EEUU basada en el respeto mutuo y el pragmatismo.
Existe otro escenario, hoy por hoy menos probable según las encuestas, pero igualmente posible. En el caso de que fuese Henrique Capriles Radonsky quien ganase las elecciones, seguramente las cosas cambiarían no sólo en lo interno, sino también en lo externo. Muy probablemente, en este escenario, Venezuela transitaría hacia una relación de mayor cooperación con EEUU, y reduciría al mínimo sus relaciones con Cuba, además de abandonar la ALBA. Las relaciones con Brasil y Argentina mantendrían un buen nivel por motivos pragmáticos. No sería recomendable en este escenario, que Venezuela se retire de MERCOSUR para re-ingresar a la CAN, que hoy por hoy, no es un mecanismo de integración privilegiado por el resto de sus Estados miembros, e implicaría nuevos costos para el país. En lugar de ello, se debería  buscar profundizar los mecanismos de adaptación y re-negociar aspectos puntuales que sean lesivos a nuestros intereses.
Independientemente de los resultados de las elecciones del 14-A, resulta deseable que Venezuela logre reactivar su producción petrolera –estancada en los últimos años-, manteniendo la cohesión de la OPEP y el diálogo con los países consumidores; lo cual supondría apuntar a una política prudente y equilibrada, que defienda adecuadamente nuestros intereses como país productor y mantenga un buen clima en las relaciones con nuestros socios y clientes en el mercado petrolero global.
Asimismo, resulta muy importante construir en los próximos años, un amplio consenso en materia de política exterior entre las principales fuerzas políticas y actores de la sociedad civil, que permita corregir excesos de voluntarismo o extremismo ideológico, y evite cambios bruscos que deterioren nuestra credibilidad externa y genere nuevos costos. En este sentido, consideramos recomendable privilegiar el MERCOSUR como mecanismo de integración y concertación política, procurando su relanzamiento y ampliación hacia el resto de América del Sur –en franca convergencia con UNASUR. En este contexto, Venezuela debe jugar al equilibrio con los Estados pequeños y Argentina frente a Brasil como potencia emergente, al tiempo que mantiene el buen nivel alcanzado en las relaciones bilaterales con Brasilia en los últimos años.
A partir de allí, podemos desplegar una agenda externa inteligente, la cual implica desde abrir un nuevo capítulo en las relaciones con EEUU basado en el pragmatismo y el beneficio mutuo, hasta impulsar una renovación del sistema interamericano, catalizar un acuerdo de asociación entre MERCOSUR y la UE, y consolidar vínculos interregionales y bilaterales con Asia, Rusia, los Países Árabes y África. Todo esto implica una adecuada combinación de los enfoques del regionalismo, interregionalismo y multilateralismo, que permita apalancar nuestro desarrollo nacional y consolide la proyección externa de Venezuela como potencia media en la próxima década.

viernes, 22 de marzo de 2013

Rol de las Contratistas en la Seguridad Internacional actual


Victor Hugo Matos

Personas armadas con equipamiento militar de primera, que funcionan bajo una estructura jerárquica cuasi-militar pero cuyas actuaciones responden a los intereses de cierto mercado, donde los clientes van desde empresas transnacionales hasta coaliciones de gobiernos. Tal descripción, que  se asemeja mucho a la forma en la que podría ser definido un "Mercenario", es el reflejo de lo que implica por estos días el negocio de ser un contratista de seguridad.
Si bien la idea de que exista un proceso de privatización del conflicto y el uso de la fuerza es considerado una problemática  del mundo internacional moderno por los grupos pacifistas y las ONG’s, resulta que no es la primera vez en la historia de la humanidad que están en auge los servicios de estos "profesionales"; sobre todo, si recordarnos que fueron esenciales durante la Edad Media y el Renacimiento como grueso de los ejércitos, además de su participación en los conflictos coloniales e internacionales de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.  A sabiendas de que esto no es un fenómeno novedoso en el mundo internacional, toca determinar que implicaciones trae para el escenario actual de la seguridad internacional.
En un primer aspecto, que podría catalogarse de "positivo" desde la perspectiva gubernamental; este tipo de empresas puede permitirles a los países con presupuestos  militares ajustados por el efecto de los recortes fiscales, mantener la eficacia de sus operaciones y evitar así que haya un aumento significativo en los riesgos de seguridad que deben enfrentar. No obstante, las implicaciones negativas de esto van, desde la participación de las contratistas en operaciones militares de dudosa legalidad y a veces de carácter completamente ilícito, hasta una situación en donde la capacidad operativa de las contratistas podría incluso superar la del mismo ejército; lo cual en conjunto, implica que los mecanismos de autorregulación de esta industria se hacen menos transparentes y las reglas tacitas del mundo de los contratistas se hacen menos claras.
Lo que parece obvio en todo esto, es que dada la situación del sistema internacional en constante transformación y que actualmente se encuentra sumido en una gran inestabilidad, la existencia de contratistas de seguridad e inteligencia es entendible dado que los cuerpos de seguridad civil y hasta militar no pueden o no quieren asumir su rol efectivo dentro del mundo internacional, lo que genera la necesidad de llenar ese vacío que estas estructuras “publicas” han dejado y que ahora empiezan a llenar las contratistas privadas.
Finalmente, es necesario destacar que, en última instancia, el mercado de este tipo de servicios no está limitado únicamente a proveedores estadounidenses o europeos sino que se está volviendo una tendencia global, ejemplificándose perfectamente esto en el caso de Sudáfrica. Por ello, es importante preguntarse cuanto tardará en llegar esta tendencia a América Latina, que si bien hoy por hoy es políticamente estable, ha tenido que lidiar con la amenaza que representa el crimen organizado transnacional y las actividades subversivas.

jueves, 21 de marzo de 2013

Su legado petrolero


Prof. Rafael Quiroz Serrano

Economista petrolero


Hablar del legado en términos de política petrolera, que deja a su paso por la Presidencia el fallecido Comandante Hugo Chávez, pareciera un tanto prematuro, pues es el tiempo el que sabrá macerar y juzgar inexorablemente todo hecho y a sus protagonistas.
Sin embargo, hay un elemento insoslayable que, a manera de prefacio, sí podríamos adelantar para el análisis sobre lo que ha sido la política petrolera venezolana en el período 1999-2013.
No hay duda que el arribo de Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la República trajo consigo un cambio favorable para Venezuela en materia de hidrocarburos, que se tradujo de inmediato en mayores ingresos petroleros para nuestra economía, gracias a la recuperación del precio del petróleo. El día que el Presidente Chávez llega a Miraflores, el 2 de febrero de 1999, el petróleo se cotizó a $7,57 el barril, debido a que la sobreoferta había superado a la demanda y los precios habían caído al nivel más bajo de los últimos 25 años. Venezuela, acompañada de Arabia Saudita, Irán, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, venía violando reiteradamente, desde 1988, las cuotas de producción de petróleo que se aprobaban en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Con esta conducta el país daba así cátedra de mal ejemplo y en el sector petrolero era visto como poco serio, pues no honraba para nada los compromisos acordados en la OPEP. De esta manera concluyó el año 1998: un precio promedio anual de $10,37 el barril y un déficit presupuestario que superó los $9 millardos, y dejó el país en una de las crisis económica-financieras más profundas de su historia.
El viraje dado a la política petrolera por el nuevo gobierno (1999), en el sentido de cumplir con los recortes de producción de petróleo y de comprometerse a honrar la palabra, permitió que Venezuela recuperara su prestigio en el mundo de los hidrocarburos. Esta señal fue suficiente para que los demás países miembros de la OPEP, también animados por algunos de los llamados productores independientes como México, Rusia, Noruega, Egipto, Holanda, Malasia y Omán, se sintieran estimulados a cumplir con los recortes de producción y, de esta forma, recuperar los precios.
En este sentido, hay que reconocer que el actual gobierno tuvo la visión clara de la cooperación comercial entre los países productores de crudo, entendió la empatía que debemos tener con nuestros pares de la causa petrolera, comprendió la afinidad natural que sentimos por los países árabes, y también discernió que nuestros intereses, los de la OPEP y de los países emergentes, por lo general no coinciden con los intereses del grupo de los desarrollados, que son los grandes consumidores de petróleo. Pero, sobre todo, y esto es lo más importante, Hugo Chávez les enseñó a los economistas neoliberales que al mercado no hay por qué santificarlo y a los precios satanizarlos, cuando esto va en contra de los intereses de la Nación.
Soslayar en la actual política petrolera venezolana este acierto, es simplemente cegarse y permitir que la obcecación política prive a la hora de un balance serio y objetivo. No se puede regatear ni mucho menos ser mezquino, cuando los aciertos son evidentes, vengan de donde vengan.
El viraje, desde 1999, en nuestra política petrolera colocó al país, y también a la OPEP, en una posición privilegiada en la Comunidad Internacional, y sobre todo en el mercado mundial del petróleo; recurso que sigue siendo –hoy por hoy- la savia vital del mundo desarrollado.
Este aspecto será uno de los muchos que tendrá que analizarse con responsabilidad, a la hora de hacer un balance objetivo y justo sobre lo que fue la política petrolera del Presidente Chávez, cuya desaparición está muy reciente para ser evaluada en su conjunto con seriedad y objetividad. El tiempo, supremo esclarecedor de la verdad y la razón, dictaminará el juicio serio y certero que la historia depara a sus acontecimientos.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios, el 20 de marzo de 2013.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Irak y EEUU, 10 años después


Dr. Kenneth Ramírez
 
Hemos arribado al 10º Aniversario de la polémica invasión a Irak. Por ello, merece la pena preguntarnos: ¿Cuáles han sido las consecuencias de esta decisión en la última década? Y más importante aún, ¿la decisión de llevar los marines a Bagdad fue la correcta?

Los optimistas –en su mayor parte neoconservadores-, señalan el derrocamiento de Saddam Hussein, la creación de un gobierno electo y una economía que crece en casi 9% anual. Además, subrayan que la producción petrolera ascendió a 3 MMBD en 2012 según la OPEP, y las exportaciones a 2,4 MMBD, lo cual supera sus niveles anteriores a la guerra. En esta línea, la Agencia Internacional de Energía pronostica que Irak aumentará su producción petrolera a 4,2 en 2015 y 6,1 MMBD en 2020, convirtiéndose en un transformador (game changer) del mercado petrolero en la presente década, si no empeoran sus precarias condiciones de seguridad y estabilidad política.

Recientemente, los neoconservadores han agregado que los cambios de Irak abrieron la puerta a las grandes transformaciones que se han dado recientemente en la región, dejando por fin atrás los vetustos anclajes geopolíticos de la Guerra Fría.

Los escépticos –en su mayor parte realistas y liberales pragmáticos- responden que sería un error vincular la Guerra de Irak a la “Primavera Árabe” porque los acontecimientos en Túnez y Egipto en 2011 tienen sus propios orígenes internos, además de tener conexión con el impacto de la crisis económica mundial en esos países; mientras que las acciones del Presidente George W. Bush y su retórica, desacreditaron -en lugar de apuntalar- la causa de la democracia en el región.

Aunque la salida de un dictador como Hussein fue importante, Irak es ahora un lugar violento, con fuertes luchas sectarias entre sunitas y shiítas y ataques terroristas frecuentes. De hecho, una serie de atentados terroristas cobraron la vida de sesenta personas en este 10° Aniversario de la invasión, los cuales han sido reivindicados por Al-Qaeda. A este panorama de por sí difícil, hay que agregar, la autonomía kurda que raya casi en la independencia y el autoritarismo del Primer Ministro Nouri al-Maliki.
Cualesquiera que sean los beneficios de la guerra, los escépticos argumentan, son demasiado escasos para justificar los costos inaceptables: más de 150.000 iraquíes y unos 4.500 soldados estadounidenses muertos, y un costo estimado de cerca de 1 billón de dólares –20 veces lo estimado por la Administración Bush-, lo que ni siquiera incluye a largo plazo los costos de salud y discapacidad para unos 32.000 soldados estadounidenses que resultaron heridos.

Tal vez las cosas puedan cambiar dentro de una década, pero en este momento, la mayoría de los estadounidenses consideran que los escépticos tienen razón; y en consecuencia, la Guerra de Irak seguirá influyendo en la política exterior de EEUU en los próximos años. La Administración Obama no sólo retiró las tropas de EEUU de Irak y se encuentra haciéndolo de Afganistán –en un cronograma que se extiendo hasta 2014-, sino que ha sido muy reticente a involucrarse en nuevas campañas exteriores, ya sea en Irán, Siria o Malí. El apoyo del Presidente Obama a la “Operación Protector Unificado” en Libia en 2011, no fue más allá de brindar apoyo aéreo cercano a los entonces rebeldes libios que deseaban derrocar a Muammar Gaddafi; dejando claro a sus aliados y al Consejo Nacional de Transición libio, que no pondría tropas sobre el terreno. Incluso dejó que Reino Unido y Francia llevaran buena parte del esfuerzo militar y diplomático.

En la próxima década, es muy poco probable que EEUU intente otra prolongada ocupación y transformación de un país (national building). Recordemos que el Ex -Secretario de Defensa, Robert Gates, poco antes de dejar el cargo, declaró que cualquier asesor que recomiende tal curso de acción “debería hacerse examinar la cabeza”. Algunos le llaman a esto neo-aislacionismo, pero quizás es mejor llamarlo prudencia y pragmatismo.

Aunque una década puede ser demasiado pronto para dar un veredicto definitivo sobre las consecuencias a largo plazo de la Guerra de Irak, no es demasiado pronto para evaluar el proceso por el cual la Administración Bush tomó sus decisiones.

La Administración Bush utilizó tres argumentos principales para justificar la invasión de Irak. La primera, los vínculos de Saddam Hussein con Al-Qaeda. Las encuestas de opinión pública muestran que muchos estadounidenses aceptaron esta conexión, pero la evidencia no lo sostiene. De hecho, se mostró a posteriori que esos supuestos vínculos eran prácticamente inexistentes, y que fue la caída de Saddam Hussein lo que llevó a la creación de Al-Qaeda de Mesopotamia como afiliado del grupo de Bin Laden.

El segundo argumento fue que la sustitución de Hussein con un régimen democrático era una manera de transformar políticamente el Medio Oriente. Varios miembros neoconservadores de la Administración Bush había instado a una política de “cambio de régimen” en Irak mucho antes de asumir el cargo, pero no fueron capaces de implementarla durante sus primeros ocho meses en la Casa Blanca. Después del 11-S, se movieron rápidamente para impulsar esta política, aprovechando la ventana de oportunidad que le brindaron los ataques terroristas.

Bush habló con frecuencia de “cambio de régimen”, de una "agenda de la libertad" y de un “Nuevo Medio Oriente” con sus partidarios, citando el papel de EEUU en la democratización de Alemania y Japón, tras la ocupación militar que siguió a la derrota de las Potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Pero la Administración Bush no tuvo cuidado en el uso de las analogías históricas e imprudentemente no se preparó para una ocupación efectiva en un país musulmán.

El tercer argumento se centró en prevenir que Saddam Hussein desarrollara armas de destrucción masiva. La mayoría de los países convinieron en que Saddam Hussein había desafiado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU por años. Por otra parte, la Resolución 1441, aprobada por unanimidad, colocó la carga de la prueba a Hussein.

Mientras la Administración Bush fue criticada más tarde cuando los inspectores no encontraron rastros de un programa iraquí de armas de destrucción masiva; la opinión de que Saddam Hussein habría estado desarrollándolas, fue ampliamente compartida por muchos países, y entre ellos, Reino Unido, España, Italia, Portugal, Polonia, Japón y Australia. La prudencia podría haber comprado más tiempo a los inspectores dirigidos por Hans Blix, pero EEUU ya tenía un pensamiento comprometido al respecto y no estaba solo en este error.

George W. Bush ha dicho que la historia lo rescatará y se compara a sí mismo con el Presidente Harry Truman, quien dejó el cargo con una baja popularidad debido a la Guerra de Corea, y está bien ponderado en la actualidad. ¿Será realmente el juicio de la historia tan benigno con Bush?

Los historiadores e internacionalistas estadounidenses señalan que se requieren cerca de 50 años antes de que se pueda apreciar realmente el legado exterior de un Presidente. Pero una década después de que dejó el cargo el Presidente Truman, el Plan Marshall y la OTAN fueron vistos ya como logros sólidos. Bush carece de éxitos comparables para compensar su mala gestión de Irak, por no hablar de Afganistán.

Incluso si los acontecimientos fortuitos conducen a un Medio Oriente mejor en otros 10 años, los futuros historiadores e internacionalistas probablemente criticarán la forma en que George W. Bush hizo sus decisiones y sopesó los costos y riesgos de sus acciones. Una cosa es tratar de reforzar la hegemonía de una potencia; y otra cosa muy diferente, es colocarla al borde del precipicio.

martes, 19 de marzo de 2013

Norma y Poder en Relaciones Internacionales: A una década de Irak



M. Sc. Giovanna De Michele

Uno de los debates más interesantes en las Relaciones Internacionales es el que tiene que ver con la puja constante entre la norma y el poder, particularmente si recordamos que a nivel internacional, la norma nació precisamente como un mecanismo orientado a generar el mayor grado posible de certidumbre en las Relaciones Internacionales; y conducente a regular las acciones de fuerza y el ejercicio de poder de los Estados más fuertes frente a los menos favorecidos. Sin embargo, la práctica y la historia nos demuestran que tal certidumbre sigue siendo una gran deuda del propio Derecho Internacional o de quienes deben velar por su aplicación.
 
Lo cierto, es que hoy más que nunca una buena parte de la Humanidad cuestiona la efectividad e inclusive la existencia misma de un ordenamiento jurídico internacional; de hecho pareciera cada vez más fuerte y consolidada la corriente de los negadores del Derecho Internacional; quienes, en algunos casos, conciben ese conjunto de normas como la herramienta que justifica los excesos en el ejercicio de poder. 
 
Por ejemplo, cuando hace una década -en marzo del 2003-, una coalición de Estados invadió Irak bajo el argumento de que el régimen del otrora Presidente Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva que estarían a disposición de grupos terroristas; se ignoró el trabajo que precisamente en ese momento estaba haciendo el Consejo de Seguridad de la ONU y más específicamente la Agencia Internacional de Energía Atómica. De hecho, la “Coalición de la Voluntad”, cabalgó la Resolución 1441 del Consejo de Seguridad que excluía de manera taxativa la posibilidad del uso de la fuerza.
 
Lamentablemente, en este caso como en otros anteriores y posteriores, la aplicación de alguna sanción a quienes transgredieron el orden internacional debía ser impuesta por los propios transgresores desde el Consejo de Seguridad de la ONU, cuya conformación es la mayor evidencia de la supremacía del poder sobre la norma en el ámbito internacional.
 
El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, tiene como propósito el mantenimiento de la paz y el orden público internacional y es la única instancia de esa organización mundial con facultad para generar resoluciones de obligatorio cumplimiento para los Estados; no obstante sus decisiones deben ser aprobadas por todos y cada uno de los 5 miembros permanentes del organismo; lo cual equivaldría a decir que para sancionar a EEUU y Reino Unido por la invasión a Irak en marzo del 2003, cada uno de esos Estados debía votar a favor de sancionarse a sí mismo.
 
Ante escenarios como el anterior, resulta inobjetable que a medida que aumenta el poder de un Estado, aumenta también su capacidad para tutelar sus intereses influyendo inclusive en la revisión del contenido de las normas. El  institucionalizado derecho de veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, (China, EEUU, Francia, Gran Bretaña y Rusia) es la máxima expresión del privilegio que aún significa ser reconocidos como los países más poderosos al término de la II Guerra Mundial.
 
En este sentido, vale la pena recordar, que si bien toda sociedad ha de contar con un ordenamiento jurídico, no es menos cierto que sus características son determinadas por la misma sociedad cuyas relaciones se pretende regir.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Habemus Papam: Aire fresco para la Iglesia Católica


M.Sc. Belén González

Muchos pensamos que difícilmente la Iglesia Católica nos daría una sorpresa más grande que la renuncia de Benedicto XVI, pero nos quedamos cortos. Tras 5 votaciones del cónclave, apareció la fumata blanca y el anuncio de que Habemus papam, eso se esperaba, pero todos quedamos atónitos al saber que, por primera vez en la historia de una institución con más de 2 mil años, un latinoamericano era el nuevo papa. Se trata del cardenal Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, nacido en Buenos Aires, Argentina, descendiente de italianos, y quien durante el concilio vaticano de 2005 obtuvo la segunda mayor votación después de Joseph Ratzinger.

Durante los cuatro días de especulaciones sobre quién sería designado sucesor de Benedicto XVI, los nombres más citados por los expertos eran: el italiano arzobispo de Milán, Angelo Scola, el brasileño Odilo Scherer, el canadiense Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los Obispos, y del mediático estadounidense Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York. Bergoglio, aunque admirado y respetado, era más bien visto por los analistas como un cardenal de gran influencia en la orientación de los votos, pero la mayoría de los cardenales pensó distinto y decidió que el cardenal argentino reunía las condiciones para renovar la cuestionada curia y traer un soplo de aire fresco a la Iglesia, con la modestia, humildad y sencillez que lo caracterizan.
 
Bergoglio, es un hombre especial en muchos sentidos, siendo cardenal, vivía en un sencillo apartamento, no tenía servicio, ni chofer, iba a su trabajo en autobús y se cocinaba su propia comida. Se le reconoce como un teólogo con valiosos aportes a la iglesia, ordenado, dedicado, defensor de los pobres, de ideas firmes y moralista ortodoxo, y se le reconoce por modernizar la iglesia argentina, una de las más conservadoras en América Latina.
 
Quien a partir de este 13 de marzo de 2013, será conocido como el Papa Francisco, a quien no hay que llamar primero porque no es indispensable la numeración cuando un nombre santo se toma por primera vez, es además jesuita, y en eso también ha logrado romper paradigmas, pues es el primer miembro de esa congregación que ocupa la silla de San Pedro. La elección del nombre que ostentará como Santo Padre ha generado una enorme intriga, porque escogió a San Francisco y no a San Ignacio de Loyola. Esta elección es personal, y cada decide ser llamado de una determinada manera para homenajear a una figura que lo haya inspirado a lo largo de su vida.

En este caso, si la elección se hizo en honor a la figura de San Francisco de Asís, podría estar inspirando en el hecho de que este santo, por demás especial, enamorado de la pobreza y el servicio, encarna el sacrificio por los demás. Pero además, él fue convocado por el papa Inocencio III, cuando vio en sueños que la Iglesia de Roma estaba a punto de derrumbarse para que lo ayudara a evitarlo. Amigo de la naturaleza, tocaba corazones e inspiraba nuevas vocaciones. Pero la escogencia, también pudo haberse hecho como homenaje al gran misionero jesuita San Francisco Javier.....

lunes, 11 de marzo de 2013

Significado geopolítico y petrolero de la reunión Maduro-Sechin


Dr. Kenneth Ramírez

La delegación rusa en los funerales del Presidente Chávez, estuvo encabezada por Igor Sechin -Ex-Viceprimer Ministro de la Federación Rusa y Presidente de la empresa petrolera nacional Rosneft-, en calidad de Representante Especial del Kremlin.
 
En este contexto, Igor Sechin sostuvo una reunión el pasado 8 de marzo con el Presidente Encargado, Nicolás Maduro, para reafirmar el respaldo de Moscú a Venezuela y garantizar la continuidad de las relaciones bilaterales que florecieron durante la Era Chávez, desde los capítulos político-diplomático y petrolero, hasta cooperación militar y financiera. Por ello, también participaron en la reunión el Ministro de la Defensa, Almirante Diego Molero, la Procuradora General de la República, Cilia Flores, y el Ministro de Petróleo y Minería y Presidente de PDVSA, Rafael Ramírez.
 
La nueva proyección geopolítica rusa en América Latina forma parte de su gran estrategia de re-emerger como potencia global. En este sentido, el Presidente Putin ha sido consistente en fomentar el comercio de bienes y servicios, la venta de armas, los negocios petroleros y el apoyo diplomático con los países latinoamericanos que han buscado salir de la esfera de influencia de EEUU; en esencia, los países ALBA encabezados por Venezuela. Una línea complementaria ha sido fortalecer vínculos con Brasil como país de los BRICS, que también busca mayores márgenes de autonomía como potencia emergente, pero sin confrontación con EEUU. Por ello, la reciente gira del Primer Ministro ruso Medvedev por Cuba y Brasil, y las tres visitas de Igor Sechin a Caracas en los últimos seis meses.
 
Además, con la proyección rusa hacia una zona que ha sido tradicional esfera de influencia de EEUU, Moscú ha venido replicando a una serie de asuntos relacionados con la presencia de EEUU en el antiguo espacio soviético, que a su vez Moscú considera su esfera de  influencia exclusiva: el escudo anti-misiles, la independencia unilateral de Kosovo, las tensiones con la pro-atlantista Georgia, bases en Asia Central y la proyección de la Sexta Flota de EEUU hacia el Mar Negro.
 
Sechin como hombre cercano a Putin y encargado del campeón nacional petrolero Rosneft –segunda empresa petrolera a nivel mundial con una producción de 4,6 MMBD, tras la nacionalización de Yukos en 2004 y la adquisición de TNK-BP en 2012-, ha sido el delegado del Kremlin para conducir las relaciones bilaterales con Venezuela en los últimos años.
 
Así, Rosneft se ha convertido en un socio estratégico de PDVSA. Terminó sustituyendo a TNK-BP en la participación de 16,66% en la empresa mixta PetroMonagas que elevó su capacidad de producción de crudo mejorado de 120 MBD a 158 MBD en 2012, y produjo 145 MBD en enero pasado.
 
Además, Rosneft ha pasado a liderar el Consorcio Nacional Ruso –con tres quintas partes, después de adquirir la participación de Sugurtneftgaz y controlar indirectamente la participación de TNK-BP-, el cual tiene un total de 40% de la empresa mixta PetroMiranda que producirá 400 MBD. Actualmente, PetroMiranda se encuentra en fase de producción temprana, con alrededor de 2 MBD, y tiene el objetivo de alcanzar 50 MBD en su primera fase.
 
Durante la anterior visita de Sechin a Caracas, a finales de enero de 2013, se perfeccionaron acuerdos y se firmaron nuevos memorandos de entendimiento. Entre ellos, destaca la constitución de la empresa mixta PetroVictoria –con 60% PDVSA y 40% Rosneft, siguiendo memorando de entendimiento suscrito en septiembre de 2012- que operará en los bloques Carabobo 2 Norte y Carabobo 4 Oeste para producir 400 MBD; toda vez que Rosneft ya ha pagado el bono de ingreso de 1,1 millardos de dólares a Venezuela y daría préstamo adicional de 1,5 millardos de financiamiento para estos proyectos petroleros conjuntos.
 
Las empresas mixtas que ya se encuentran operativas en campos maduros con empresas petroleras rusas, como Boquerón (26,7% TNK-BP), Petroperijá (40% TNK-BP), Bachaquero Tierra y Lagunillas Tierra (40% Gazprom), totalizan una producción 85 MBD. Por ello, el Ministro Ramírez ha señalado que la producción conjunta con empresas rusas en la actualidad asciende a alrededor de 200 MBD, y se elevará a alrededor de 1 MMBD hacia 2020 gracias a las nuevas empresas mixtas PetroMiranda y PetroVictoria.
 
Resulta importante destacar, que Moscú no viene a buscar suministros petroleros -es el primer productor petrolero mundial con 10,5 MMBD y tiene reservas de 88,2 millardos de barriles-, sino que hace negocios que apalancan sus relaciones con Venezuela, y su proyección geopolítica hacia América Latina en general.
 
Los negocios petroleros en la Faja Petrolífera del Orinoco requieren una alta inversión, pero son rentables con los actuales precios del petróleo alrededor de 100 $/Bl. Además, aumentar la producción petrolera de PDVSA fortalece el poder de compra de Venezuela, que a su vez ha aumentado el comercio con la Federación Rusa en la Era Chávez centrado en armas, equipos industriales y ahora equipos petroleros. Sólo en el último lustro, Venezuela adquirió 11 millardos de dólares en armas de Moscú, para lo cual obtuvo 6,2 millardos de dólares en préstamos rusos desde 2010.
 
En consecuencia, hace sentido para el Kremlin recurrir al Presidente de Rosneft para reafirmar su compromiso con el heredero del Presidente Chávez, en momentos de incertidumbre política. Además, Sechin ha aprovechado para comunicar la necesidad de acelerar los proyectos de la Faja Petrolífera del Orinoco que sufren cierta demora, para lo cual resulta imprescindible que PDVSA invierta en infraestructura de transporte de crudos.

domingo, 10 de marzo de 2013

Inteligencia y Relaciones Internacionales: perspectivas de una relación simbiótica


Victor Hugo Matos

En el mundo de la inteligencia, pese a lo que la sabiduría común pueda hacernos pensar, existen algunas discusiones teóricas respecto a que es la inteligencia en sí y cuáles son las actividades centrales que se llevan a cabo a partir del concepto de inteligencia que se maneje. En su libro “Silent Warfare: Understanding the World of intelligence”, Abram Shulsky y Gary Schmitt exponen la existencia de dos tendencias respecto a lo que es la inteligencia: La primera es la visión común respecto a la inteligencia como un sistema estructurado de engaños, información clasificada y operaciones secretas; la segunda, se trata de una perspectiva más científica que se enfoca en el análisis de información tanto confidencial como de fuentes públicas, teniendo este ultimo su origen en el pensamiento de inteligencia estadounidense de la Postguerra.
 
Ahora, habiendo entendido esto, resulta fácil comprender que aquellos países con redes de inteligencias desarrolladas y enfocadas en tareas más allá del espionaje clásico, logran mediante estas, llenar los vacíos de información a los que se enfrentan las personas encargadas de formular la política exterior de dichos Estados; para lo que claramente, es necesario que exista una correcta comunicación entre los que formulan la política exterior y los que recaban y analizan la información.
 
En el caso de Venezuela, el modelo de inteligencia se mantiene bajo la concepción clásica enfocada exclusivamente en la seguridad nacional, con una alta participación en las estructuras de seguridad interna del tipo policial (al menos en su rama civil), lo que impide que se puedan generar una estructura eficiente de análisis de inteligencia y limita la operatividad práctica de organismos como el SEBIN a simples acciones policiales.

Resulta necesario entonces repensar el modelo inteligencia venezolano, adaptándolo a las necesidades de la política exterior y a las dinámicas de seguridad regional y mundial.