miércoles, 31 de julio de 2013

El declive de la ALBA


 
Dr. Kenneth Ramírez

Los mandatarios de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se reunieron en Guayaquil este martes 30 de julio para celebrar su XII Cumbre Presidencial. Dicha Cumbre estuvo llena de significación, ya que fue la primera tras la muerte de Chávez -su carismático líder fundador-, quien fue capaz de influir en los destinos de la región y atraer los reflectores de la prensa mundial.
En consecuencia, lo más importante de esta Cumbre de Guayaquil fue que dejó entrever la falta de liderazgo político y capacidad económica para movilizar a otros actores en torno a este proyecto alternativo. Rafael Correa ha tratado de erigirse en el nuevo líder, y cuenta con la formación, la base política y cierto carisma para evitar que la ALBA quede huérfana, pero le faltan los recursos económicos. Evo Morales y Daniel Ortega adolecen de todos los requisitos; mientras Cuba debe ocuparse de su propia transición política, con el anunciado cambio en la cúpula dirigente en el próximo lustro. En el caso de Nicolás Maduro, la cuestionada victoria en las elecciones del 14-A, la crisis económica que atraviesa Venezuela, el estancamiento de la producción de PDVSA y unos precios del petróleo que apuntan a niveles de 85-90 $/Bl para 2016 debido a la producción de petróleo de esquistos en EEUU, no favorecen el que asuma el liderazgo internacional que dejó Hugo Chávez. Tampoco tiene la figura y carisma de aquél; pero aún la ALBA cuenta con los recursos petroleros venezolanos para mantenerse a flote.
En este sentido, lo que hemos visto en Guayaquil ha sido una soterrada rivalidad entre Rafael Correa y Nicolás Maduro por la herencia internacional de Chávez y el liderazgo de la ALBA, al tiempo que colectivamente han intentado demostrar unidad, y que este mecanismo de coordinación política e ideológica sigue teniendo vigencia y sentido. En este contexto, la crítica de Correa a la “tibieza” del borrador de Declaración preparado por los Cancilleres y sus equipos, y su discurso apasionado, recordó más al finado Chávez que el propio Maduro. Quizás sea que Correa tiene su propio perfil dentro del “socialismo del siglo XXI” o quizás sea que tiene mayor carisma y elocuencia, pero lo cierto es que resulta más atractivo a la prensa mundial -y pareciera que hasta al mismo Fidel Castro-, que un Maduro que intenta mimetizar a la saciedad las palabras y gestos de Chávez.
Por otra parte, y como era de esperarse, en Guayaquil se agitó el caso Snowden como punta de lanza contra el “imperialismo” de EEUU, el “neocolonialismo de sus transnacionales” y su “red mundial de espionaje” como manifestó el Presidente Correa. También fue aprovechada la ocasión para respaldar una vez más a Evo Morales, por la desafortunada e irrespetuosa forma en que se denegó el espacio aéreo a su avión presidencial en Europa. Pero resultó aún más interesante el que los países de la ALBA han encontrado un nuevo enemigo: la “Alianza del Pacífico”.
Recordemos que la Alianza del Pacífico creada en 2011, es un tratado de libre comercio entre México, Colombia, Perú y Chile –Costa Rica se encuentra en proceso de adhesión-, que constituye el 42% del PIB de América Latina –segunda economía de la región después del MERCOSUR-, cuyos miembros tienen a su vez tratados comerciales con EEUU, la Unión Europea y países de Asia-Pacífico. Por ello, este mecanismo ha llamado la atención mediática y política a nivel mundial, viviendo uno de sus momentos estelares en la VII Cumbre Presidencial celebrada en Cali en mayo de este año. Además, el pasado 5 de julio, los países suramericanos de la Alianza del Pacífico evitaron darle carácter de “Cumbre” a la Reunión de UNASUR efectuada en Cochabamba para desagraviar a Evo Morales por el incidente con su avión presidencial en Europa, ya que quisieron evitar una escalada con sus socios europeos. Esto fue duramente criticado por el Presidente Correa quien les invitó a “graduarse de colonias”.
Es decir, la ALBA ha anunciado en Guayaquil que aprovechará la presencia de la Alianza del Pacífico en la nueva cartografía de la integración regional para polarizar y movilizar al resto de los actores de la región. No en balde titularon el documento final como “Declaración de la ALBA desde el Pacífico”: toda una manifestación de propósitos. En palabras del Presidente Correa “se enfrentan dos visiones del Mundo: el neoliberalismo, el libre comercio, y aquellos que creemos en el socialismo, en garantía de derechos, en zonas libres pero no para el libre comercio, sino libre de hambre, libre de pobreza”. Aun así, no será tarea fácil re-polarizar la región, ya que en Washington gobierna Barack Obama y no George W. Bush; y los Presidentes de la Alianza del Pacífico tienen posturas pragmáticas hacia la ALBA, y en el caso de los mandatarios mexicano y el peruano, son de centro-izquierda y han manifestado admiración por el Ex–Presidente Lula, quien les ha enviado incluso asesores. Esto por no hablar de una posible victoria de Michelle Bachelet en Chile en las elecciones del próximo 17 de noviembre.
Además, otro hecho que fue destacado en la Cumbre de Guayaquil fue el ingreso de Santa Lucía a la ALBA, ante lo cual el Presidente Maduro exclamó “ahora somos nueve países”. Empero, lo cierto es que debido a su situación económica, Venezuela ha manifestado que aumentará los intereses de la factura petrolera financiada en PETROCARIBE a partir del mes de octubre, salvo a socios especiales –léase miembros de la ALBA- como Cuba y Nicaragua. Es decir, el paso dado por Santa Lucía ha sido absolutamente calculado y no ideológico.
En definitiva, la ALBA ha entrado en una fase de declive. La nueva geopolítica regional está marcada por la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR. No obstante, esto no implica que la ALBA vaya a desaparecer de manera inmediata. Por lo pronto, seguirá estando presente en la región con una capacidad mermada, y ocupando un rol crítico a la Alianza del Pacífico como “retorno del ALCA” y los posibles excesos que pueda cometer Washington. En esto, la ALBA seguirá siendo utilizada de manera sofisticada por Brasil para desgastar la influencia de EEUU en la región, al tiempo que mantiene un diálogo estratégico y una cooperación pragmática con Washington a nivel bilateral, y Dilma Rousseff efectúa su anhelada visita de Estado a la Casa Blanca para octubre próximo, donde será recibida como líder de una potencia emergente y árbitro regional. Bien le vendría a Venezuela más realismo en su política exterior.

Publicado originalmente en RunRun.es

China ¿el fin del sueño?



Marianela Fernández
China es otra desde su apertura económica. Han sido 30 años de crecimiento económico –10% anual entre 1980 y 2010- basado en exportaciones dinámicas, gracias a los bajos salarios y a una política monetaria que se ha centrado en mantener el renminbi subvaluado. La cereza del pastel fue cuando en 2008, China superó a Japón y pasó a ser la segunda economía del Mundo según su PIB nominal, demostrando lo competitiva que se había hecho su economía.
 
Una vez que China comenzó a hacerse sentir cada vez más por su rápido crecimiento en la década de 2000, se termina de consolidar como destino de grandes cantidades de inversión extranjera. La crisis económica mundial que hundió en la recesión a EEUU y Europa en 2008, apenas bajó levemente los números de crecimiento económico chino que fue debidamente estimulado con gasto público. Esto, sin embargo, se ha probado transitorio, pues la economía china poco a poco ha ido creciendo a menos velocidad, llegando incluso a 7,8% en 2012, la primera vez que China pone su crecimiento por debajo de 10% en décadas, situación la cual se atenuó y salió de la palestra temporalmente debido a la elección de las nuevas autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) celebradas el año pasado, las cuales dieron cierta tranquilidad sobre el futuro del país.

No obstante, los dos trimestres de 2013 han mantenido la tendencia de desaceleración, con un crecimiento de 7,7% y 7,5% respectivamente, y los reflectores se han posado sobre este asunto. Aunque el gobierno chino ha tratado de mantener la mayor cantidad de tiempo posible una sensación de estabilidad y confianza, se ha abierto paso el debate –recurrente cada ciertos años- en círculos académicos, políticos y económicos sobre un posible descalabro de China, y un cambio concomitante en la dinámica de la economía global. Los signos de esta crisis son cada vez más notorios, y el modelo económico que impulsó las tres décadas de increíble crecimiento chino puede estar llegando a su límite.
Esta realidad china se hizo más notoria cuando hace tres meses los inversionistas estaban apostando a que las autoridades chinas nuevamente inyectarían dinero a la economía para estimular el crecimiento, lo que sucedió fue que los mercados se han quedado esperando, y han “aceptado” el hecho que el crecimiento más lento será su nueva realidad; por otra parte hacen ruido las cifras que han dado a conocer Goldman Sachs, New York Times y Barron’s, en las cuales se estima que el crecimiento chino para 2013 sería del 7,4%, lo cual es una cifra más modesta que el pronóstico inicial y creando la sensación de encontrarnos al borde de un cambio importante.
Otro elemento a considerar, percibido por muchos, y en realidad un secreto a voces, es que las mismas cifras de crecimiento, se consideren malas o no, distan mucho de la realidad, y es que el gobierno de Beijing lleva tiempo maquillándolas, lo cual no es sorprendente considerando lo grande que es el país asiático y su igualmente enorme población, lo cual de todas formas haría en extremo complicado conseguir cifras certeras cada año aún si se intentara hacerlo, y vale recalcar que el gobierno chino dista mucho de tratar de recabar estas cifras exhaustivamente.
Por otra parte, China ha buscado sostener su crecimiento con políticas que más temprano que tarde podrían causar un estallido interno, como son los bajos salarios que le permitieron que ganara una enorme competitividad en sus exportaciones y a la vez atrajera inversión; esto no aguantará mucho tiempo porque es imposible mantener ese diferencial de salarios debido a que Beijing está en una guerra eterna contra el desempleo, que es catalizador de estallidos sociales, una de las situaciones que menos le agradan al gobierno del PCCh. Incluso se puede considerar paradójico que un Estado dependa de salarios bajos para ser competitivo pero que a su vez tenga políticas de reducción de la pobreza, las cuales necesariamente llevan a aumentos salariales sea directa o indirectamente.
Por otro lado, los préstamos bancarios son utilizados por China para construir infraestructura masiva, propiedades comerciales y residenciales, cosa que también crea la sensación de estabilidad, pero que con el tiempo igualmente se ha mostrado dañino, porque hace crecer artificialmente a la economía, lo cual no genera aumento de la productividad ni retorno de lo invertido, y que más aún, puede acarrear costos a mediano y largo plazo, por no hablar de una burbuja inmobiliaria. Más aún, muchas empresas chinas se han vuelto cada vez menos rentables, han aumentado sus costos de producción generando inevitablemente una inflación tangible, además de que se manejan gracias a los créditos y la inyección de capital, esto para mantener la economía en marcha y no generar desempleo. La estrategia de los dirigentes chinos ha sido buscar estimular la economía para hacerla depender más del consumo interno que de las exportaciones y las inversiones extranjeras, pero esto se hace difícil ya que existen 900 millones de personas en la pobreza. Esto lleva a un callejón sin salida en el cual sólo es posible seguir subsidiando a empresas ineficientes para mantener a la población ocupada y conservar niveles mínimos de consumo y producción.
De esta manera los chinos están entre la espada y la pared, si continúan los préstamos hacia las empresas, crecerá cada vez más la inflación lo que aumenta los costos y más allá de reducir el poder de consumo interno, los hace menos competitivos a la hora de querer exportar, lo cual se suma que Europa y EEUU han retomado este año las largamente postergadas conversaciones para alcanzar un Tratado Trasatlántico de Libre Comercio (por sus siglas en inglés, TAFTA), lo cual podría afectar negativamente las exportaciones chinas a ambos lados del Atlántico.
Mientras los chinos no consigan quitarle peso a las exportaciones y desarrollar un mercado interno más fuerte pero sin restar tanta competitividad, la caída será constante, y un efecto secundario de toda esta situación se puede llegar a sentir en nuestra región, en las cuales existen posibilidades de que las inversiones chinas si bien no cesen ni disminuyan considerablemente, si se vean afectadas de forma negativa, especialmente en países como Perú, Chile o Brasil donde China es un socio primordial. Además, podría disminuir la demanda china de materias primas latinoamericanas, lo cual ha sido un factor esencial para la década de prosperidad que ha experimentado en la región.
Desde las altas esferas del poder en China, se ha querido detener a como dé lugar lo que parece estar por suceder, pero quieren una solución que no afecte el statu quo. Este ha sido el espíritu del 12° Plan Quinquenal de 2011, que apuesta por rebalancear la economía mediante el estímulo al consumo interno y el crecimiento del sector servicios que además de ser un gran empleador, ha mostrado un excelente desempeño en los últimos años  –creciendo en los dos primeros trimestres de 2013 en 8,3%, por encima del 7,6% del sector manufacturero y construcción. Además, el nuevo Presidente Xi Jinping ha puesto énfasis en el combate a la corrupción.
Sin embargo, debe entenderse que no existe una solución que no suponga ciertos sacrificios y cambios en el sistema existente, lo cual necesariamente devendrá en cambios, así sean sutiles, en muchas de las actitudes y comportamientos de Beijing.
China no dejará de ser una superpotencia de la noche a la mañana por atravesar una crisis a nivel económico, sin embargo, y por cómo van las cosas, perderá la hiper-competitividad que la había caracterizado y su crecimiento económico se estabilizará en números más modestos –alrededor de 7%- en los próximos años. Por ello, China tendrá que buscar nuevas y más innovadoras estrategias para mantener su vigencia como la superpotencia emergente en el sistema internacional, además de seguir mostrándose sólida para no minar más profundamente la imagen que hasta hace poco daba al Mundo.

miércoles, 24 de julio de 2013

EEUU y América Latina ¿cómo deben ser sus relaciones?


 
Prof. Juan González (*)
Las relaciones de América Latina con Estados Unidos (EEUU) se configuraron en base a la Doctrina Monroe que expresa: “América para los Americanos”. Al plantear esta doctrina en la primera mitad del siglo XIX, EEUU como potencia emergente dejaba delimitado su área de influencia ante las potencias europeas de aquel momento.
Con la Doctrina Monroe América Latina quedó subordinada a EEUU en un proceso que inició con la expansión hacia el sur a través de la Guerra México-Americana en la que arrebató aproximadamente el 50% del territorio al país azteca. Así como la Guerra hispano- Americana de 1898 en la que EEUU derrotó a España y se quedó con el control de Cuba y Puerto Rico.
En el ámbito financiero, varios países de la región que habían tomado préstamos a las potencias europeas para organizarse luego de la independencia estaban bajo amenaza de invasiones al no poder cumplir con sus compromisos crediticios. En 1862 las tropas francesas invadieron a México por la cesación de pagos. Aunque Venezuela no fue invadida en 1902 las tropas británicas bloquearon sus puertos. Ante esta situación EEUU, decidió comprar los títulos que tenían los europeos con deudas de América Latina para aumentar su control sobre la región.
Desde el final del siglo XIX, EEUU, ha promovido reuniones e instituciones de carácter continental para mantener a la región apegada a sus valores y bajo su dominio: la Conferencia Panamericana, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Cumbre de las Américas, entre otras.
Con el surgimiento de la Guerra Fría y la posterior Revolución Cubana en 1959, algunos países latinoamericanos pidieron a EEUU revisar sus relaciones con la región. Planteaban que estas solo se circunscribían a lo jurídico, político y militar, pero excluía las cuestiones económicas y sociales.
Los reclamos aumentaron con la visita del Vicepresidente de EEUU, Richard Nixon en 1958 a Caracas y Lima, que inicialmente incluía siete países pero las protestas escenificadas en estas dos ciudades por la llegada del segundo hombre al mando del gobierno estadounidense varió la agenda.
Ese momento de enfriamiento en las relaciones de EEUU y AL fue aprovechado por el Presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, para proponer la Operación Panamericana. Una propuesta que se inspiraba en la Plan Marshall, implementado por EE.UU. para reconstruir varios países de Europa devastados por los efectos de la Segunda Guerra Mundial.
La Operación Panamericana sirvió de paradigma al Presidente de EEUU John F. Kennedy para lanzar en 1961 la Alianza por el Progreso, en Punta del Este, Uruguay.
La Alianza por el Progreso fue el más ambicioso proyecto de ayuda y cooperación de EEUU hacia América Latina. Contemplaba el desarrollo de infraestructuras, educación, salud, promoción de la democracia, libre comercio y la implementación de una reforma agraria en cada uno de los países. Sin embargo, ese gran sueño de cooperación continental no llegó a hacerse realidad, lamentablemente se fue a la tumba con el Presidente Kennedy.
En estos momentos las relaciones de EEUU y América Latina se encuentran en una situación similar a la que se vivió después de la Revolución Cubana.
La influencia de EEUU en la región se ve amenaza por la presencia de China. El año 2000 el intercambio comercial entre China y América Latina fue de tan solo $10 mil millones de dólares y en la actualidad supera los $200 mil millones de dólares.
Otro ejemplo, es que China se ha convertido en el principal socio comercial de Brasil, desplazando a EEUU. Además, debemos agregarle la concesión dada a una empresa de China para construir un canal interoceánico en Nicaragua similar al de Panamá con una inversión estimada en 40 mil millones de dólares.
El pasado mes de mayo de este año 2013, el Presidente de EEUU, Barack Obama y su Vicepresidente Joe Biden, realizaron visitas puntuales a América Latina. Barack Obama, se reunió con el Presidente de México, los presidentes de los países centroamericanos y el de la República Dominicana, teniendo como temas de agenda principalmente, el comercio y el narcotráfico.
Mientras que Joe Biden, realizó su periplo por Suramérica (Colombia, Brasil y Trinidad y Tobago) para tratar la situación post-electoral de Venezuela, los acuerdos de paz con la guerrilla (Colombia) y el intercambio comercial.
EEUU mantiene un déficit comercial anual que se aproxima a los 450 mil millones de dólares y quiere reducirlo ampliando su intercambio comercial con la región que posee un mercado con más de 500 millones de consumidores.
Las relaciones de EEUU con América Latina no deben centrarse únicamente en el comercio, en los temas migratorios y en el combate al narcotráfico, es necesaria una nueva “Alianza para el Progreso” que impulse el desarrollo de la región.
EEUU será el mayor beneficiario del progreso de América Latina porque recibirán menos inmigrantes, venderán más productos a la región, tendrán más seguridad en las fronteras, se reducirá el flujo de drogas y podrán tener acceso a recursos humanos de alta calificación.
Finalmente, pienso que EEUU debe de dejar de considerar a América Latina su patio trasero y cultivar una vecindad armoniosa que descanse en el respeto a la soberanía y en la no injerencia de los asuntos interno de los países de la región. América Latina y EEUU tienen intereses comunes que deben preservar y cultivar mediante la cooperación.
(*) Profesor Universidad Autónoma de Santo Domingo - República Dominicana
 

martes, 23 de julio de 2013

Reconciliación en Puerto Ayacucho



Dr. Kenneth Ramírez

Los mandatarios Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro han logrado reconciliarse y han prometido relanzar las relaciones bilaterales durante la reunión sostenida este lunes 22 de julio en Puerto Ayacucho. La cita fue el primer encuentro bilateral desde que el Presidente Santos asistió por poco tiempo a la toma de posesión de Nicolás Maduro el pasado 19 de abril, y vino a cerrar el impase provocado posteriormente por la audiencia privada concedida por el Presidente Santos a Henrique Capriles Radonski el pasado 29 de mayo, quien ha desconocido los resultados de las elecciones del 14-A y ha solicitado a varios gobiernos y parlamentos latinoamericanos que presionen al gobierno venezolano para la celebración de una auditoría electoral a todos los materiales de votación de conformidad a la “Declaración de Lima” adoptada por UNASUR.
Recordemos que el Presidente Maduro reaccionó desproporcionadamente a la reunión Santos-Capriles, denunciando que desde “los más altos poderes del Estado colombiano” se conspiraba para derrocarlo y hasta asesinarlo; por lo cual en su opinión, se habían quebrantado los Acuerdos de Santa Marta del 10 de agosto de 2010, según los cuales el Presidente Santos convino preservar las buenas relaciones políticas, mientras que Venezuela aceptó reactivar el comercio bilateral. Tal situación develó el objetivo central de la diplomacia de Maduro en sus primeros 100 días: lograr reconocimiento y legitimidad internacional. Sin embargo, una vez alcanzado este objetivo, y habiendo recordado al gobierno colombiano y al Mundo los costos de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, la reconciliación ha sido posible.
Desde la Casa de Nariño, el Presidente Santos sostuvo en variadas ocasiones que  todo esto había sido producto de un “mal entendido”. En realidad, resulta bastante normal en nuestros tiempos, que un Presidente democrático reciba al líder opositor de un país vecino y escuche sus puntos de vista, sobre todo cuando existen simpatías ideológicas y diferentes actores políticos colombianos lo exigían –incluyendo los Ex-Presidentes Pastrana y Uribe.
Lo cierto es que la reunión de Puerto Ayacucho ha reactivado una relación que estaba “un poco fría” en palabras de la Canciller Holguín. Santos apeló a Bolívar como Padre común y a una relación constructiva como parte del legado de Chávez, para acercarse psíquicamente a Maduro y reparar los vínculos. También parece que acudió a los buenos oficios del Presidente Correa y del Ex–Presidente Lula, a quienes Maduro manifestó agradecimiento por su interés en el encuentro. Aun así, la diferencia de estilo entre Chávez y Maduro quedó en evidencia en la rueda de prensa, ya que si bien se mostró cordialidad diplomática, hubo ausencia de sonrisas, discursos inflamados y gestos grandilocuentes.
No obstante, más allá de estilos e ideologías, ha quedado demostrado una vez más, que los intereses son los lazos más sólidos que unen a los gobiernos de dos países vecinos. El enfoque pragmático seguido por el Presidente Santos hacia Caracas, le ha permitido no sólo cobrar la mayor parte de la deuda que el gobierno venezolano tenía con los exportadores colombianos, sino impulsar el comercio bilateral. En este sentido, aunque aún se encuentra lejos de los 7 millardos de dólares que alcanzó en 2008 antes de la última gran ruptura Chávez-Uribe, ha venido creciendo sostenidamente desde la llegada de Santos al poder, pasando desde 1,7 millardos de dólares en 2010 hasta 3,2 millardos de dólares en 2012.
Igualmente, el Presidente Santos ha logrado que se mantenga la presencia del gobierno venezolano –con el que las FARC tiene afinidades ideológicas- como acompañante del proceso de paz que atraviesa una coyuntura decisiva, luego del histórico acuerdo sobre desarrollo agrario alcanzado en la mesa de negociaciones de La Habana a finales de mayo. Los resultados de estas negociaciones son vitales de cara a una posible reelección de Santos en 2014. Por último, pero no menos importante, el Presidente Santos desea tener en Venezuela un colaborador para combatir el narcotráfico y los grupos ilegales que operan en la frontera, así como un posible interlocutor frente a cualquier aventura expansionista de Nicaragua –animada por el fallo de la Corte Internacional de Justicia- en la fachada caribeña colombiana.
Por su parte, el Presidente Maduro ha conseguido que Colombia le reitere su reconocimiento como mandatario legítimo de Venezuela e interlocutor necesario para la paz, continúe abasteciendo el mercado local –aunque aquí sigue pendiente el reto de equilibrar la balanza comercial claramente deficitaria- y no preste ningún tipo de apoyo a la oposición venezolana. Asimismo, el gobierno venezolano ha manifestado interés en combatir el costoso contrabando de gasolina hacia Colombia, que representa alrededor de 29 mil barriles diarios y más de un millardo de dólares que cada año se escapan de las arcas venezolanas, ya que se importan actualmente aditivos para fabricar gasolina.
Además, sí el Presidente Maduro realmente se ha tomado en serio las denuncias del periodista y dirigente del PSUV, José Vicente Rangel, sobre un supuesto plan estilo “Misión Imposible” que tendría algún sector de la oposición venezolana, el cual habría adquirido un lote de 18 aviones desincorporados por las Fuerzas Armadas de EEUU para atacar en el futuro a Venezuela desde suelo colombiano, seguramente fue tratado en la reunión. De igual forma, quizás también se discutió sobre el alcance del acuerdo de cooperación firmado recientemente entre Colombia y la OTAN, que el gobierno venezolano ha calificado como una “agresión a la unidad latinoamericana”.
En definitiva, como dijo el Presidente Santos en Puerto Ayacucho, ambos gobiernos tienen visiones diferentes, pero también tienen la necesidad de trabajar juntos en función a sus intereses respectivos; mientras que el Presidente Maduro habló de abordar los retos comunes con base en el respeto, la comunicación permanente, la cooperación creciente y la co-existencia –término que recuerda peculiarmente a la Guerra Fría.
Una lluvia selvática sirvió de telón de fondo para la clausura del encuentro, lo cual fue visto como de buen augurio por el Presidente Santos, quien sentenció: “dicen que los matrimonios, cuando llueve, tienen buena suerte”. Desde luego no sabemos si este matrimonio tendrá suerte, lo que sí sabemos es que será mutuamente conveniente para ambos gobiernos, y quizás por ello sea duradero.
Publicado originalmente en RunRun.es

domingo, 14 de julio de 2013

El espionaje en Suramérica y la paradoja del caso Snowden


 
Victor Hugo Matos
El caso de Edward Snowden ha tenido amplia repercusión internacional, en la medida en que sus “revelaciones” han demostrado la existencia de una red estadounidense de espionaje de alcance internacional, la cual se enfoca en el uso de la Meta-data (grandes cantidades de información) y la vigilancia de equipos electrónicos por parte de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU (por sus siglas en inglés, NSA) mediante el programa PRISM, lo cual a pesar de sonar bastante novedoso resulta ser una extensión de programas como “Echelon” o “Carnivore” cuyas características son de dominio público.

No obstante, a pesar de que en muchos países de la región se ha criticado la existencia de esta red estadounidense de espionaje, considerándola como una situación “grave” y “asombrosa”, en los últimos años se han producido diversos casos donde se han producido verdaderas escuchas ilegales sobre ciudadanos y políticos, lo cual revela como es el comportamiento de la Comunidad de Inteligencia en Suramérica y como se tiende a mirar a otro lado cuando el espionaje “ilegal” lo realizan los Estados de la región.

En primer lugar, toca hacer mención de un caso  muy sonado en Argentina, donde se develó una trama de escuchas ilegales realizados por la Gendarmeria Nacional conocida como “Proyecto X”, las cuales se integraban a un programa que, según se descubrió, generaba  informes de personas, donde se describían sus actividades políticas, su poder de convocatoria, y sus filiaciones partidarias. A esto se le añade el establecimiento de un sistema de registro biométrico de información, cuyos efectos sobre la información privada generan tanta suspicacia que hasta el propio Julian Assange ha llegado a criticar a Argentina por su sistema de vigilancia rígido e “invasivo”.

Otro caso donde las escuchas ilegales también generó un fuerte impacto mediático, al menos a nivel nacional, fue el caso de la vigilancia ilegal de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) a políticos brasileños como Gilmer Mendes, quien es ministro del Tribunal Supremo Federal de Brasil y que implicó la participación de 56 agentes de dicha agencia, que supuestamente estaban participando en la “Operación Santiagraha”  de anticorrupción,  sobre los cuales recayó la acusación de  colocar micrófonos de forma ilegal.

A estos ejemplos de espionaje en la región hemos de sumarles otros casos como el de el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en Colombia, donde se vigiló a diversos elementos dentro de la sociedad civil mediante grabaciones ilegales durante los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos o las grabaciones que se sacan a la luz en Venezuela de forma recurrente, por parte de ambos sectores del espectro político y cuya facturación reúne todas las características de una grabación ilegal.

Es visible entonces, que si tuviera que definirse cuáles son las características de la Comunidad de Inteligencia en Suramérica, nos encontraríamos con una serie de organismos que actúan de forma desproporcionada, muchas veces sin una ley que limite su funcionamiento y, sobre todo, sin una correcta supervisión parlamentaria, algo que es esencial si se quiere insertar eficazmente las labores de inteligencia dentro del sistema democrático -lo que, en mayor o menor medida se realiza en EEUU.

Resulta paradójico entonces que algunos países de Suramérica se hayan mostrado asombrados por las acciones de espionaje realizado en sus países por EEUU y le hayan abierto las puertas a Edward Snowden, declarándose a sí mismos adalides del derecho a la privacidad, cuando en casa se permite la vigilancia a partir de escuchas ilegales a políticos de oposición, periodistas y magistrados, lo cual irónicamente va mas allá  del alcance actual sobre el cual puede actuar la NSA mediante el PRISM.

Tampoco luce muy ética -a la luz de todo lo expuesto-, la Declaración emitida por la XLV Cumbre de Jefes de Estado de MERCOSUR expresando su solidaridad con los gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Venezuela por el ofrecimiento de asilo en beneficio del ex-agente Snowden y rechazando las presuntas acciones de espionaje de EEUU contra la región.

Cuando la moral no nos asiste completamente, y tampoco existen intereses vitales directamente involucrados en un asunto, quizás sea mejor guardar un discreto silencio. De lo contrario, caemos en un torneo de retórica llena de sofismas y corremos el riesgo de tomar acciones imprudentes.

viernes, 12 de julio de 2013

La XLV Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR


 
Dr. Kenneth Ramírez

Este 12 de julio se celebra en Montevideo, la XLV Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR, con una agenda marcadamente política: el caso paraguayo, el traspaso de la Presidencia pro témpore, la revisión del proceso de adhesión de Bolivia -iniciado en diciembre de 2012- y la posible propuesta de adhesión de Ecuador, la firma de sendos acuerdos de asociación con Guyana y Surinam –únicos países suramericanos sin vínculos con MERCOSUR-, y la discusión de una propuesta común de cara a un acuerdo de asociación con la UE que tiene casi tres lustros de negociaciones infructíferas.

En primer lugar, será abordada la reincorporación de Paraguay al bloque, que fue suspendido tras la destitución de Fernando Lugo por el Congreso en junio de 2012, la cual fue entendida como una ruptura democrática por el resto de los Estados miembros. Ya celebradas nuevas elecciones en abril pasado, se estima que MERCOSUR aceptará sin problemas el retorno de Paraguay después de la toma de posesión del Presidente electo Horacio Cartes el próximo 15 de agosto.
Aunque Horacio Cartes y el Presidente Maduro han manifestado su voluntad de reparar las relaciones bilaterales, el mandatario paraguayo ha expresado que no podría regresar a MERCOSUR si Venezuela asume la Presidencia pro témpore de MERCOSUR por una “cuestión de dignidad”. Recordemos que Paraguay no solamente fue suspendido, sino que inmediatamente después fue aprobado el ingreso de Venezuela a MERCOSUR –el Congreso paraguayo era la piedra de tranca desde 2009-, y la Presidencia pro témpore pasó desde Brasil a Uruguay por orden alfabético en diciembre de 2012, saltándose al país guaraní.
Ceder el turno de la Presidencia pro témpore a Paraguay sería un gesto interesante que podría catalizar la normalización de las relaciones bilaterales, cohesionar nuevamente MERCOSUR y cerrar el capítulo del ingreso de Venezuela que sin duda no fue el mejor. Además, nos permitiría contar en el futuro con los países pequeños para modelar la agenda del MERCOSUR. Esta solución de compromiso podría acordarse en Montevideo, a cambio de la aceptación de Paraguay del ingreso venezolano como un hecho consumado, una invitación al Presidente Maduro para la toma de posesión de Horacio Cartes y una Cumbre Extraordinaria MERCOSUR en Asunción para formalizar traspaso de la Presidencia de Uruguay a Paraguay, quedando la Presidencia venezolana para el próximo semestre según la rotación normal.
Lograr superar este impase político resulta esencial para lograr un relanzamiento del MERCOSUR, el cual a pesar de ser la quinta economía mundial, representar 47% del PIB latinoamericano y poseer las mayores reservas regionales de petróleo, gas y agua, encara la novedosa competencia de la Alianza del Pacífico y pasa por una fase de transición con varios temas pendientes. Así, MERCOSUR tiene los desafíos de impulsar el comercio intra-regional -70% por debajo de sus posibilidades-, seguir reduciendo las asimetrías, revertir la tendencia a la primarización de su oferta exportable –sobre todo hacia China-, ajustar su arancel externo común a las estructuras productivas de los socios medianos y pequeños, determinar mecanismos de salvaguardia, continuar con su desarrollo institucional y avanzar en la agenda externa común.
Finalmente, el gobierno de Venezuela tiene un doble reto. En primer lugar, realizar cambios de política económica, profundizar los mecanismos de adaptación y mejorar nuestras infraestructuras portuaria en franco diálogo con todos los sectores económicos, sociales y políticos, para hacer del MERCOSUR un proyecto de Estado que permita realmente una transformación productiva con equidad social –más allá del rentismo petrolero-, a través de un aumento de nuestras exportaciones no tradicionales. En este sentido, se han dado algunos pasos en la dirección correcta con la reciente creación de la Autoridad Única de Exportación adscrita a la Vicepresidencia Económica, así como con la creación del Fondo Bicentenario y la Misión MERCOSUR, para apoyar en materia logística y financiera a los empresarios y productores que busquen exportar a nuestros nuevos socios. En segundo lugar, el gobierno venezolano debe impulsar el MERCOSUR como modelo de integración profunda en América Latina frente a la propuesta estrictamente comercial de la Alianza del Pacífico, demostrando con hechos más que con retórica en los próximos años, que el ingreso venezolano ha sido un factor positivo para el relanzamiento del mecanismo, lo que supone coadyuvar en la gestión  efectiva de la agenda pendiente.
Publicado originalmente en el diario Últimas Noticias

miércoles, 3 de julio de 2013

Foro de Países Exportadores de Gas encara “revolución del esquisto”


Dr. Kenneth Ramírez

El Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) fundado en 2001 para mejorar la cooperación entre los países gasíferos, está conformado por 13 miembros: Argelia, Bolivia, Egipto, Guinea Ecuatorial, Irán, Libia, Nigeria, Omán, Qatar, Rusia, Trinidad y Tobago, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. Kazajstán, Irak, Países Bajos y Noruega tienen la condición de miembros observadores. De todos estos, 8 países también son miembros de la OPEP. Conjuntamente, el FPEG representa 62% de las reservas probadas y 80% de la producción mundiales.

Debido a su peso específico, durante la 6° Reunión Ministerial del FPEG celebrada en Doha (Qatar) en abril de 2007, y bajo liderazgo de Rusia –país que concentra 17,6% de las reservas probadas y 17,6% de la producción mundiales-, fue creado un Grupo Directivo de Alto Nivel para estudiar mecanismos de fijación de precios y comercio administrado sobre una base regional, utilizando empresas nacionales y gasoductos para evitar excesiva competencia por clientes, lo cual transformaría al grupo desde un órgano consultivo en una organización similar a la OPEP. Esto recibió un respaldo muy activo de países como Irán -18% de las reservas y 4,8% de la producción mundiales-, Venezuela -3% de las reservas y 1% producción–, Argelia -2,4% de las reservas y 2,4% producción- y Bolivia -0,2% de las reservas y 0,6% de la producción. De hecho, el Presidente Chávez -junto a Evo Morales y Néstor Kirchner- creó la OPEGASUR (Organización de Países Exportadores de Gas de América del Sur) en agosto de 2007 para impulsar la idea, lo cual fue visto con desagrado en Brasil.

Estas discusiones sobre una posible “OPEP del Gas” encendieron las alarmas en EEUU y Europa; mientras Qatar -13,4% de las reservas y 4,7% de la producción- mostró sus dudas desde el propio FPEG, ya que al ser el principal exportador de gas natural licuado puede comercializar su gas natural con buques metaneros a escala global, con precios más competitivos y con mayor flexibilidad. En la 7° Reunión Ministerial del FPEG celebrada en Moscú en diciembre de 2008, la idea perdió fuerza debido a la destrucción de demanda generada por la crisis económica mundial.

Durante la II Cumbre de Jefes de Estado del FPEG celebrada en el Salón Santa Catalina del Kremlin (Moscú), el 1 y 2 de julio de 2013, los líderes de los países miembros volvieron a discutir este asunto, pero esta vez en medio de un cambio estructural de mercado y con un tono claramente defensivo.

En efecto, el mercado del gas natural está experimentando importantes cambios debido a la llamada revolución del gas de esquisto (shale gas) en EEUU, el “renacimiento del carbón”, el aumento de la competencia por los clientes y la incertidumbre sobre los pronósticos de demanda a largo plazo. En general, una era de precios bajos.

El aumento de la producción de gas de esquisto en EEUU está creando un exceso de oferta en el mercado mundial, reduciendo los precios en ambos lados del Atlántico. Asimismo, en un entorno de precios bajos y aumento de la producción, los productores de gas de EEUU quieren aprovechar los mercados mundiales para aumentar sus expectativas de precios del gas natural. Actualmente, el Departamento de Energía está considerando conceder más de 20 licen­cias de exportación de gas natural licuado para un total de 27.000 MMpc/d que, en caso de que se aprobaran todas, convertirían a EEUU en el mayor exportador de gas natural licuado del Mundo y terminaría de globalizar el mercado.

Por otra parte, la Unión Europea –principal cliente de Rusia- ha aminorado su demanda debido a la crisis económica y hace esfuerzos por diversificar suministros e introducir mecanismos de mercado que desacoplen los precios del gas de los precios del petróleo. Todas estas cuestiones han hecho que las ganancias de la empresa nacional gasífera rusa Gazprom hayan caído desde 360 millardos de dólares en 2008 hasta 78 millardos de dólares en 2012.

Por ello, en la II Cumbre del FPEG, el Presidente Putin buscó un respaldo amplio para mantener los contratos de gas a largo plazo y la indexación de los precios del gas a los precios del petróleo, como los dos mecanismos que darían estabilidad al mercado y mantendrían los ingresos necesarios para continuar su proyección como potencia global reemergente. Además, Gazprom considera que ésta es la única manera de hacer rentable el transporte a través de grandes gasoductos.

La cuestión es que Qatar, como hemos señalado, es menos firme en estos dos puntos; y tanto Irán como Venezuela que respaldan a Rusia y poseen importantes reservas, son importadores netos ya que no tienen grandes desarrollos. Por ello, aunque Nicolás Maduro se unió a Vladimir Putin para exigir precios indexados al petróleo y volvió a proponer crear una “OPEP del Gas”, no tiene peso específico en este asunto. Además, la capacidad de exportación del FPEG en su conjunto ha permanecido estancada en los últimos años, mientras aumenta la competencia de suplidores emergentes -EEUU, Australia y África Oriental-, disminuyendo el poder de mercado del grupo.

Venezuela necesita consolidar sus propios desarrollos gasíferos y pasar a ser un exportador neto para poder pretender influir en el curso del FPEG. Asimismo, debe empezar a internalizar el impacto que el desarrollo de los esquistos en EEUU tiene para el mercado gasista y petrolero en la próxima década. Esperemos que en la III Cumbre del FPEG, que tendrá lugar en Irán en 2015, mostremos avances.

Publicado originalmente en RunRun.es

¿No supo Egipto digerir la democracia?


M.Sc. Belén González

Ya es historia que las protestas de enero de 2011 en Egipto, generaron en apenas 18 días, y en el marco de la llamada Primavera Árabe, un cambio político que se inició con la salida del poder de Hosni Moubarak, quien por 30 años presidió un país donde el 40% de sus 80 millones de habitantes vivía con tan sólo dos dólares o menos al día. Tras la entrega del gobierno al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, la Junta Militar disolvió el Parlamento, suspendió la Constitución y se anunció el llamado, por primera vez, a elecciones libres en un plazo de 6 meses, lapso que se cumplió con cierta dificultad.
 
Fue así como, un año después, Mohamed Morsi, llegó al poder con un 51,9% de los votos, al mismo tiempo se instaló formalmente un Parlamento resultado de elecciones libres, una institución de dos Cámaras y 508 integrantes. El Partido Libertad y Justicia que representa a los Hermanos Musulmanes, alcanzó 235 escaños, le siguió el movimiento Al Nur, de lo salafistas, ala radical de los sunies, con 123 parlamentarios, mientras que los liberales del partido Wafd, el más antiguo de Egipto, apenas lograron 38 curules, lo mismo que los independientes y otras fuerzas menores de carácter laico.
 
Ahora bien, el flamante nuevo gobierno, encabezado por Morsi, se encargó de promocionar una reforma constitucional que, en lugar de calmar un país hastiado de una pésima calidad de vida, solo generó nuevas protestas populares y caos en las calles. El nuevo texto favorecía enormemente a los Hermanos Musulmanes y daba poderes ilimitados a las fuerzas militares, que incluían la posibilidad de arrestar civiles por la fuerza y otras prerrogativas, lo que solo generaba más temores, dudas y rechazo. Pero además la propuesta fue aprobada en un referéndum popular con un 64% aunque solo contó con la participación del 32,9% del electorado.
 
No es un secreto que el sectarismo de los Hermanos Musulmanes y su incapacidad más que probada para compartir el poder, se sumaron a la aguda crisis económica, y es que desde finales de 2012 la Libra egipcia se ha devaluado un 10%, el desempleo supera el 20% y las reservas de divisas extranjeras se han desplomado más de un 60% desde principios de 2011. Una sumatoria de desatinos ha sembrado en la población la sensación de que los viejos problemas no desaparecieron con la nueva democracia; la escasez de productos, la inseguridad, el mal funcionamiento de los servicios públicos, la corrupción, el abuso de poder de los aliados islamistas, forman parte del rosario de razones que esgrimen los ciudadanos al manifestar su descontento.
 
Pero además, el componente religioso no ayudó, no en vano siempre se dijo que sería difícil encontrar el equilibrio entre los musulmanes moderados y los salafistas. Ciertamente el nacimiento de la democracia en Egipto generaba enormes expectativas para los países de la región y para el mundo, pero aprender a vivir en un sistema desconocido no resulta sencillo, en especial, cuando millones de ciudadanos se sienten defraudados tras una lucha que costo literalmente sangre, sudor y lágrimas. Esta nación vive hoy una enorme y colectiva decepción, lo peligroso es que aún no se sabe si es de la democracia o de la persona a quien correspondió dar los primeros pasos. Pan, justicia y libertad, principios de la revolución de 2011 no encontraron respuesta en el gobierno de Mohamed Morsi, por eso, a muchos no les extraña el desenlace.
 
Hace ya varias semanas que la emblemática Plaza Thair, en El Cairo, se convirtió de nuevo en el epicentro del descontento, las manifestaciones de calle, dejaban al gobierno un sinsabor y la certeza de que se vivían días frágiles, pero Morsi no daba su brazo a torcer, a pesar de que incluso su gabinete lo estaba dejando solo. Cuando la situación se hizo realmente critica, le tocó de nuevo a los militares un rol protagónico, dieron al mandatario un plazo de 48 horas para responder al clamor popular, pero este lo ignoró, y fue así como con los tanques en las calles, el jefe del Ejército, Abdel Fattah al Sisi, Ministro de Defensa, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y antiguo líder de la inteligencia militar del país, anunció a través de la televisión estatal que ya Morsi no era presidente y que se suspendía la Constitución.

Los militares egipcios se han desplegado en las calles para ponerse de lado de los ciudadanos en 1977, 1987 y 2011, y aunque nunca tomaron acciones directas, es un hecho que, en esta oportunidad, estamos ante un Golpe de Estado que se ha justificado como una respuesta a la lucha popular. Abdel Fattah al Sisi anunció además que habrá elecciones presidenciales y parlamentarias a la brevedad posible, y mientras se diseña la arquitectura de un nuevo proceso de consulta popular, el vicepresidente del Tribunal Constitucional, Adly Mansur, nacido en 1945 y graduado en Leyes en 1967, se encargará de la presidencia durante el periodo de transición, a pesar de que un altísimo porcentaje de la población no tiene idea de quién es él.
 
Este miércoles 3 de julio de 2013, con los acontecimientos en desarrollo, ya se cerraron los medios de comunicación de corte religioso, especialmente los manejados por los Hermanos Musulmanes, se suspendieron las garantías, se dieron los primeros enfrentamientos violentos con muertos incluidos, y se prohibió a los más relevantes islamistas, entre ellos al ahora ex mandatario, abandonar el país. Todo esto mientras Morsi, declaraba a través de un comunicado que "Todos los ciudadanos, civiles y militares, líderes y soldados, deben comprometerse con la Constitución y la ley y no deben responder a este golpe de Estado". Sin embargo, los sucesos no parecen respetar el hecho cierto de que él llegó al poder como resultado de un proceso electoral legal y legítimo.
 
En la plaza Tahrir el ambiente es festivo, plagado de banderas, vuvuzelas, tarjetas rojas para decirle adiós a Morsi, láseres y fuegos artificiales, pero en contraparte, en la plaza Rabea al Adauiya, decenas de miles de seguidores del depuesto Morsi llaman a viva voz a la idea de un millón de mártires, insistiendo en que están dispuestos a morir, de allí que entre la celebración y la tensión, el principal temor sea que se desate la violencia, y con ella llegue un nuevo baño de sangre.
 
El futuro democrático del país, cuenta con cierta fortaleza a pesar del crítico momento, considerando que la Hoja de Ruta presentada por las Fuerzas Armadas, que incluye un gobierno provisional de tecnócratas civiles, una nueva Constitución y la convocatoria a nuevas elecciones, cuenta con el apoyo de Mohamed el Baradei, portavoz de la oposición, del máximo representante sunita, el jeque de la institución islámica de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, y del Papa copto, Teodoro II. Esta es una historia en desarrollo, la gran pregunta sobre el futuro de la democracia en Egipto es: ¿A quién respaldarán los ciudadanos con su voto?, y no solo hablamos de un hombre, sino de una visión del islam, moderada o radical.