lunes, 28 de abril de 2014

Los “nuevos” petróleos



Prof. Rafael Quiroz Serrano

El punto de partida de cualquier valoración o análisis es definir el objeto o tema a tratar.

Esquisto es el nombre común de un crudo fósil no convencional, al que también se le conoce como lutitas, o llamado en el lenguaje sajón “shale oil” y/o “shale gas”. Lutitas es una roca sedimentaria abundante donde se forma el petróleo, y por ello a lutitas (shales) se le llama también la roca madre, capaz de generar y expulsar suficientes hidrocarburos para formar una acumulación de petróleo o gas, que van a migrar hacia las rocas recipientes (que son las areniscas por excelencia) o reservorios. De modo que esquisto (lutitas) es el petróleo que no nació, es aquel petróleo que se quedó en feto o embrión porque no fertilizó, y por ello permaneció en la roca madre para siempre.

La revolución de los “nuevos” petróleos es posible gracias a nuevas tecnologías que EEUU ha desarrollado, hasta lograr un método de fracturación hidráulica (fracking), que consiste en fracturar la roca en el sustrato rocoso, mediante la inyección de agua y fluidos químicos a altas presiones de agua, con el objeto de recuperar los hidrocarburos (petróleo o gas) que se quedaron depositados en las rocas madres (lutitas).

Reservas mundiales

Esparcidos mundialmente los recursos in-situ del petróleo de esquisto se estiman en 1.200 millardos de barriles (MMMB), de los cuales 345 MMMB son de “shale oil” y el resto es de “shale gas”; todos estos localizados en 41 países que encabeza Rusia, EEUU, China, Argentina, Libia y Venezuela, que ocupa el sexto lugar, ubicados en la Cuenca de Maracaibo y Faja del Orinoco; después siguen Sudáfrica, Polonia, Jordania, Francia, México, Argelia, Brasil, Alemania, Pakistán, Suecia, Paraguay, Canadá, Australia, Chile, India e Indonesia. Lo cierto es que solamente Rusia y China se equiparan con EEUU para materializar una producción significativa de petróleo de esquisto.

Costos y precios

Uno de los factores limitantes con que se encuentran estos “nuevos” petróleos, no convencionales, para la expansión de su producción, son los costos de producción; ya que el precio necesario para que estos desarrollos sean rentables se encuentran muy por encima de aquellos necesarios para la producción de otros crudos, tanto convencionales como no convencionales.

Según especialistas en el tema, el costo de producción de un barril de esquisto se encuentra entre 50 y 85 U$/B; lo cual resulta muy elevado al comparársele con los 10 a 20 U$/B de la Faja del Orinoco, sin incluir mejoramiento, claro está. De allí que los yacimientos de crudos de esquisto requieren mayor actividad de perforación que los crudos convencionales, para alcanzar y mantenerse en un rango de producción debido a las altas tasas de declinación estimadas en 50% en 5 años, pues los factores de recuperación de petróleo de este “nuevo” crudo son muy bajos, ubicándose entre 5% y 8%.

Esta es la razón por la que los yacimientos de esquisto necesitan niveles de precios altos y regímenes fiscales flexibles pro explotación petrolera, para así garantizar la rentabilidad de los proyectos. Esto es lo que hace, entre otras cosas, que el perfil de inversiones de los yacimientos de esquisto sea mucho mayor y prolongado en el tiempo que los yacimientos convencionales. Por esta causa es que esquisto solo empezó a ser rentable, en términos comerciales, una vez que el precio del petróleo cruzó el techo de los 90 dólares el barril; por consiguiente, a EEUU es el país a quien menos le conviene la baja de los precios del crudo por debajo de dicho nivel.

Dificultades y repercusiones

Sin embargo, entre los factores asociados al petróleo de esquisto, debemos señalar que existe gran incertidumbre respecto al nivel de reservas estimadas, impacto ambiental, y disponibilidad de recursos; implicando ello gran margen de variabilidad en las estimaciones de producción futura, que algunos analistas tanto en Venezuela como en el exterior han magnificado.

Una de las múltiples y variadas dificultades para hacer factible y rentable este“descubrimiento” es la alta demanda de agua dulce que ello comporta; por lo que se corre el temible riesgo de contaminación de acuíferos. Algo similar sucede en China, país al cual algunas agencias le asignan más petróleo y gas de esquisto que EEUU, donde la mayor parte de sus yacimientos de esquisto se encuentra en zonas áridas o densamente pobladas, lejanas de la orilla de la mar, carentes de la suficiente gran cantidad de agua para llevar adelante este proyecto; amén de problemas de formación geológica.

También las razones ambientales por el gran riesgo de dañar suelos y subsuelos se encuentran entre las repercusiones, pues el empleo de químicos dañinos que contaminan el medio ambiente no es baladí para los gobiernos y organizaciones protectoras del ambiente. Y qué decir de los efectos telúricos, que debilita el terreno dejando espacios y cavidades vacías, debido a la fracturación de la roca, que posteriormente producirán movimientos sísmicos.

Igualmente, la contaminación de esquisto, es el fósil más contaminante por encima de los crudos convencionales, deja una huella ecológica bastante marcada, que a su vez aumenta la deuda ecológica. Esto, ya justifica las presiones de las múltiples ONG ambientalistas y ecologistas para impedir que se lleve adelante este tipo de desarrollos energéticos. Estos elementos, son razones más que suficientes para entender por qué Europa toda se opone al petróleo de esquisto.

Sin embargo, hay efectos e impactos inmediatos, y a largo plazo, que indubitablemente podrían hacerse sentir, sobre todo cuando consideramos los crecientes volúmenes que de petróleo de esquisto, condensados y productos líquidos del gas natural, matizadamente en los tres últimos años, han tenido cierto impacto debido a la producción y consumo del mercado estadounidense; lo que podría seguir representando algunas reducciones de las importaciones de EEUU del crudo Opep (Arabia Saudita, Venezuela, Nigeria, Argelia, Libia y Angola).

Finalmente, no hay duda que la aparición de estos “nuevos” petróleos amenaza con cambiar el tablero energético mundial, dado que podrían realinearse los mercados y las naciones que nunca han tenido disponibilidad de energía. No obstante, y debemos de afirmarlo con absoluta convicción, los “nuevos” petróleos (esquisto), definitivamente, nos las tienen todas consigo, las “ventajas” que promete esta “revolución” de esquisto no son tan halagadoras como mucha gente desea y ha creído, y entre ellas algunos venezolanos. Se sugiere aun no hacer fiesta.

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

miércoles, 16 de abril de 2014

El impasse entre Irán y EEUU: ¿Leve o preocupante?


 
Iván Rojas Álvarez
Hace un par de semanas se generó una controversia entre EEUU y la República Islámica de Irán, debido al nombramiento por parte del gobierno de Teherán de un nuevo Embajador de Irán ante las Naciones Unidas, el cual tomaría su puesto a partir del 25 de julio de este año. Esto generó el rechazo de distintos sectores de la política estadounidense debido a la supuesta participación del funcionario elegido,  Hamid Aboutalebi (1957) sociólogo de formación y diplomático desde hace mas de 25 años, en la Crisis de los Rehenes de la Embajada estadounidense en Teherán (1979-1980). El 1 de abril fue introducido al Senado un proyecto de ley (S.2195) por el republicano Ted Cruz, el cual le daría al Presidente la capacidad de negar visas a individuos conectados con acciones terroristas. Dicho proyecto fue aprobado por consenso el día 7, y posteriormente el día 10 un proyecto idéntico también fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Representantes, introducido por el republicano Doug Lamborn. Aunque aún no ha sido confirmado sí el Presidente Obama firmará el proyecto de ley, el Portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró el día 11 que Le hemos informado a las Naciones Unidas y a Irán que no emitiremos una visa al señor Aboutalebi”. Todo esto sin importar que tanto el Dr. Aboutalebi como funcionarios del gobierno iraní e incluso uno de los artífices de la crisis, han negado que estuviera implicado directamente en el asalto a la Embajada estadounidense, y que solo actuó posteriormente como traductor.
Es importante recordar que desde la Crisis de los Rehenes, estos dos Estados no han mantenido relaciones diplomáticas, y lo más cercano a una misiones diplomáticas que tienen cada uno en el territorio del otro son “secciones de interés” que ambos países mantienen dentro de otras embajadas, la de Suiza en Teherán y la de Pakistán en Washington respectivamente. Además, existe una “Embajada virtual” de los EEUU en Irán. Asimismo -y este ha sido un punto álgido dentro de esta situación-, se ha considerado que con esta acción el gobierno estadounidense está violando el “Headquarters Agreement” firmado en 1947 durante la Administración Truman y que fue la vía para establecer en Nueva York la sede de las Naciones Unidas, el cual en su artículo 4, referido a “Comunicaciones y Transito”, establece claramente que el gobierno de EEUU deberá otorgar visas en la brevedad posible y que las relaciones entre el gobierno de EEUU y el gobierno solicitante no deben ser un impedimento para esto.
En el pasado, EEUU ha usualmente permitido que funcionarios diplomáticos de cualquier Estado entren sin ningún problema, indiferentemente de las relaciones que se tuviese con ellos, como Fidel Castro, Robert Mugabe o Mahmoud Ahmadinejad. Sin embargo, si existen casos similares,  como la negativa de visas durante los años 80 a funcionarios iraníes de bajo nivel, debido a su supuesta implicación con el mismo caso de los rehenes, o el reciente caso de Omar al-Bashir, Presidente de Sudán, a quien no se le negó la visa pero se mostro oposición a otorgársela hasta que el Jefe de Estado canceló sus planes de visitar la sede de Naciones Unidas en Nueva York. El precedente más notorio a ésta situación, mucho más delicado que los anteriormente mencionados, fue el del líder de la entonces Organización para Liberación Palestina (OLP), el finado Yasser Arafat, a quien se le impidió presentarse al Cuadragésimo Tercero Período de Sesiones de la Asamblea General en 1988, en el contexto de los intentos de EEUU por desprender a Palestina de su misión observadora, los cuales lograron que se aprobara en su momento una Resolución de la Asamblea General, 148 a favor 2 en contra, rechazando las acciones de EEUU.
En esta oportunidad la reacción ha sido más cauta. Algunos gobiernos como el de Venezuela y Ecuador han denunciado la situación como una irregularidad, mientras otros países no han mostrado posturas firmes ante el caso, como ha sucedido con los gobiernos de la Unión Europea, los cuales aún no se sabe si generarán una posición conjunta sobre el asunto. El lunes 14 de abril, la representación de Irán ante la ONU pidió que la situación se discutiera en el  Comité de Relaciones con el País Huésped, presidida por Chipre e integrada por 19 miembros, la cual se encarga de discutir la seguridad de las misiones acreditadas ante la organización y la de sus funcionarios. Dicha reunión se llevaría a cabo el 22 de abril y en la misma la representación de Irán relataría el estado de la situación, aunque no pedirá al Comité tomar ninguna acción. No obstante, sería válido aclarar que esta instancia no está en capacidad de revertir la decisión del gobierno de Washington, aunque sí podría propiciar el envío de una comunicación con su punto de vista sobre la situación.
Ahora bien, sabiendo lo que ha pasado hasta ahora, lo interesante es entender el por qué de esta situación, y como podría complicar el panorama para las ya de por si tensas relaciones entre ambos gobiernos y las muy delicadas negociaciones nucleares que Estados Unidos en el marco del P5+1 lleva a cabo con Irán. Primeramente hay que entender qué es tan especial sobre la crisis de los rehenes en la embajada estadounidense de Teherán, para los Estados Unidos significó un golpe tremendo, la mala gestión de la situación, el intento fallido de rescate y la sensación de incapacidad que mostró el gobierno estadounidense ante sus ciudadanos, no en vano muchos analistas consideran que esta coyuntura fue un factor de gran importancia en la derrota electoral de Jimmy Carter en su búsqueda de la reelección en contra del candidato republicano Ronald Reagan, además que durante el período que duraron los funcionarios como rehenes, 444 días para ser precisos, se generó una ola de demostraciones anti-iraníes en EEUU.
Por otra parte, es necesario entender, aunque de ningún modo justificar, el porqué es tan simbólica la posición iraní. Recordemos que la Revolución Islámica se produce debido a un descontento general con las visiones occidentales, tanto la percibida como “liberal” como la marxista, que habían sido tratadas de implantar sin éxito en el país. Es decir, la Revolución Islámica se puede entender como una respuesta puramente interna, nueva y diferente a los retos que le presentaba la modernidad a Irán, e independientemente del éxito que se considere tuvo esa respuesta, esta situación convierte a casi cualquier tema directamente relacionado con el inicio del período revolucionario como un tema importante, difícil de ver objetivamente, más aún considerando que desde el derrocamiento de Mosaddegh en 1953 motorizado por los gobiernos de EEUU y Reino Unido, la percepción general de los iraníes sobre los gobiernos occidentales empeoró considerablemente. Por lo tanto, no es sorpresivo que el gobierno de EEUU aún esté esperando una disculpa formal por parte del gobierno de Irán en relación con la Crisis de los Rehenes.
La Administración Obama se encuentra en una situación muy difícil en relación a esto, ya que el Congreso en pleno ha mostrado su posición respecto a este nombramiento, y le sería muy difícil ir en contra de una posición tan vehemente y mayoritaria, pero no hacerlo le puede costar los avances que ha logrado en las negociaciones nucleares con Irán. Aunque oficiales del gobierno de Teherán han declarado que esta situación no afectará dichas negociaciones nucleares, es inevitable que genere un clima de menos cordialidad y mayor desconfianza entre ambos gobiernos, que muy bien podrían llevar a negociaciones menos fructíferas. Asimismo, este incidente denota una bien definida visión de los congresistas respecto a Irán, en la cual no caben al parecer pragmatismos, cuestión quizás esperable de los sectores más conservadores de ambas cámaras pero no del órgano en pleno, lo cual dificultará a la Administración Obama ya no el cierre de las complejas negociaciones nucleares, sino plantear el siguiente paso: una normalización de relaciones con Irán a mediano plazo. A todo esto hay que sumar las críticas de los aliados estadounidenses en Medio Oriente -Israel y las petromonarquías del Golfo encabezadas por Arabia Saudita-, respecto a las negociaciones nucleares y en general al menor tono de hostilidad que había caracterizado hasta ahora las relaciones bilaterales entre ambos actores desde la elección del Presidente Rouhani.
Con ambos gobiernos atornillados en su posición, uno de negar la visa y el otro de hacer un nombramiento nuevo, y con resistencias dentro y fuera de EEUU, debemos observar con atención en las próximas semanas sí está situación tendrá un impacto mayor en el curso de las negociaciones nucleares o sí sólo implicará un impasse diplomático de corto plazo, lo cual parece hasta ahora muy posible.

martes, 15 de abril de 2014

El Consejo de Lula




Dr. Kenneth Ramírez
En cierta ocasión, un diplomático me dijo, que el Ex-Presidente Lula da Silva es el brasileño que mejor conoce y aprecia Venezuela; y los últimos hechos lo confirman. Lula ha estado siguiendo con mucha preocupación la crisis política abierta en Venezuela con las protestas iniciadas en febrero pasado, y le ha dado al Presidente Maduro un consejo de gran valía que debe analizarse en detalle.
El pasado 5 de marzo, a un año de la muerte de Chávez, Lula le envió una carta al Presidente Maduro, donde después de saludar el legado del finado líder venezolano, señaló que “en este delicado momento” resulta “necesario un diálogo con todos los demócratas que quieren lo mejor para el pueblo”. Mientras el pasado 9 de abril, fue más allá de la recomendación de dialogar, aconsejando al Presidente Maduro alcanzar un gran acuerdo nacional entre oficialistas y opositores para reducir la tensión política y recuperar la economía del país. “Maduro debería intentar disminuir el debate político para dedicarse enteramente a gobernar, establecer una política de coalición, construir un programa mínimo y disminuir la tensión. Estoy haciendo fuerza para que se encuentre una solución en la negociación porque para Brasil, Venezuela es estratégica (…) Venezuela debería tener un pacto de cinco años, para trabajar contra los apagones, luchar contra la inflación y ser autosuficiente en la producción de alimentos”.
En primer lugar, debemos señalar el contexto del consejo del Ex-Presidente Lula; es decir, el cambio gradual que ha venido experimentando la política brasileña hacia Venezuela en relación a la ola de protestas –que ha dejado un penoso saldo de víctimas, heridos y detenciones-, desde un apoyo cauto al Presidente Maduro hacia un mayor liderazgo para impulsar una nueva gobernabilidad democrática. Para Brasilia, Venezuela es estratégica por la construcción conjunta de la UNASUR y la CELAC como foros políticos regionales, y por la adhesión de Venezuela al MERCOSUR como bloque de integración. A esto debe sumarse una balanza comercial superavitaria para Brasil -que asciende a 6 millardos de dólares-, y grandes inversiones abanderadas por Odebrecht. No obstante, la relación económica se ha erosionado debido a la crisis en Venezuela. Además, la Presidenta Rousseff se encuentra bajo presión interna y externa -en año de elecciones y Copa Mundial de Fútbol-, para impulsar un diálogo en Venezuela.
En segundo lugar, tenemos que analizar el fondo del consejo del Ex-Presidente Lula; aquí propone indirectamente el exitoso modelo brasileño como salida a la crisis venezolana, lo cual resulta interesante y debería ser considerado por el Presidente Maduro tanto para el diálogo con la MUD y el resto de los sectores del país –en el marco de la Conferencia Nacional de Paz y con Brasil, Colombia, Ecuador y el Vaticano como testigos de buena fe-, como de cara al III Congreso Nacional del PSUV que se celebrará en julio. Dicho modelo puede resumirse como una democracia vibrante y sin polarización, economía competitiva con inclusión social, y una política exterior “activa y altiva” -como le gustaba decir al propio Lula.
El Presidente Lula llegó al Palacio de Planalto en enero de 2003 con grandes retos: mantener la estabilidad económica; la necesidad de persuadir a las bases del Partido dos Trabalhadores (PT) de aceptar algunas políticas contrarias a sus tradicionales valores e intereses; la carencia de una mayoría legislativa estable; y la necesidad de administrar las grandes expectativas que había creado. Todo ello lo alcanzó Lula con paciencia estratégica, esto es, una mezcla de pragmatismo, talante y esfuerzo conciliador, sin renunciar a su compromiso social y político.
El legado de Lula al dejar el poder en diciembre de 2010 fue sorprendente. Mantuvo la estabilidad macroeconómica con austeridad en el gasto público burocrático y aumentó la competitividad con políticas de apoyo al empresariado, fomento de las exportaciones y el consumo interno, lo cual permitió un crecimiento promedio del PIB de 4,1% anual, pagar toda la deuda del país con el FMI y lograr una reducción del desempleo, que pasó del 10,5% en 2002 al 5,7% en 2010. Así, logró transformar a Brasil en una dinámica potencia emergente, líder regional y actor esencial en foros globales como la ONU y el G-20. Todo esto sin ceder al ala radical del PT, y sin perder el norte de reducir las desigualdades en Brasil.
De hecho, en materia social, Lula logró sacar a 29 millones de brasileños de la pobreza gracias a programas sociales como “Bolsa Familia” –un subsidio a 12,7 millones de familias con ingresos menores a 80 dólares/mes- y triplicó el presupuesto educativo. Al final de sus dos mandatos, la clase media representaba el 51% de la población; éxito que se tradujo en un gran liderazgo dentro y fuera de Brasil, y en la elección de su candidata y actual Presidenta, Dilma Rousseff.
Lula también logró consolidar PETROBRAS como empresa petrolera nacional: aumentó las reservas gracias a los hallazgos en las áreas pre-sal, elevó la producción para fortalecer la seguridad energética y consolidó de la posición del Estado brasileño como accionista mayoritario mediante una reforma regulatoria.
En síntesis, y siguiendo al Profesor brasileño Amado Luiz Cervo, Lula desarrolló un “modelo de Estado logístico”, que planifica el desarrollo en concertación y co-participación con el empresariado nacional y liderazgos no gubernamentales, impulsa la internacionalización de la economía, disminuye la dependencia financiera y tecnológica, y construye una integración sólida en América del Sur.
La historia le ha asignado al Presidente Maduro el rol de un reformador, y mientras antes lo entienda, toda Venezuela ganará. En este sentido, debería prestar oídos al consejo del Ex-Presidente Lula y mirar más hacia Brasil como ejemplo de éxito.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

El Ártico emergente: Rivalidad o cooperación



José Miguel De Sousa Costa
El Ártico se está calentando más rápido de lo que los científicos esperaban debido al Cambio Climático –el doble que el resto del planeta. La extensión del hielo marino del Ártico, que se funde hasta alcanzar su nadir cada mes de septiembre, ha disminuido de manera constante durante las últimas tres décadas. Los años 2007-2013 vieron los seis niveles más bajos desde que empezaron a registrarse imágenes por satélite en 1979. En general, la capa de hielo ha retrocedido un 40% durante este período, siendo además, cada vez más delgada y vulnerable.
El deshielo del Ártico ha empezado a plantear la posibilidad de explotar las importantes reservas de hidrocarburos, recursos pesqueros y rutas marítimas –que podrían reducir 40% del tiempo de la navegación entre Asia y Europa-, lo cual genera una situación aún más compleja en cuanto a la degradación de esta maravilla natural. Debemos tomar en cuenta que los sujetos principales en esta situación son los Estados ribereños -sobre todo EEUU y Rusia como potencias-, junto a empresas transnacionales,  los que empiezan a mostrarse interesados en colonizar una región donde no existe una delimitación territorial clara. No obstante, debemos agregarle otros actores -de los cuales se habla menos o no se toman en cuenta en la mayor parte de los análisis- como los pueblos indígenas, poblaciones locales y los grupos ecologistas, que defienden la idea de nombrar esta región como un santuario internacional -repitiendo la experiencia de la Antártida- para proteger su delicado ecosistema.
A mediados de marzo de 2014, el Parlamento Europeo aprobó una importante resolución impulsada por Greenpeace, donde promueve el nombramiento del Ártico como santuario internacional, lo cual también es apoyado por Finlandia –un Estado vecino de la región, aunque no directamente ribereño. Esto ha constituido un primer paso para proteger la región, ya que ha colocado el tema en la agenda del Consejo de la Unión Europea y el resto de las instituciones comunitarias; y ha supuesto un primer freno moral a otros países ribereños como Rusia, que ya alimentan la carrera por la explotación de los recursos del Ártico. De hecho, el Presidente Putin nombró “Héroe de la Federación Rusa” al explorador y oceanógrafo Arthur Chilingárov en febrero de 2008, quien colocó con un submarino científico una bandera de titanio con los colores de la bandera rusa en el fondo del Ártico con el objeto de reclamar una extensión no delimitada en nombre de Moscú, al viejo estilo siglo XVI.
Lo cierto es, que cada vez más, los recursos del Ártico atraen más a los Estados ribereños y a las empresas transnacionales, quienes toman posiciones y ultiman sus estrategias de asalto a este océano interior rodeado de continentes.
Colonización: La explotación de los recursos del Ártico podría intensificarse en los próximos años, lo que provocará toda una ola de cambios al Norte del círculo polar. Los barcos necesitan un apoyo logístico, puertos, infraestructuras, trabajadores que vivan en la zona. El Ártico se transformaría así en una zona ocupada como el resto del Mundo, afectando la región con actividades contaminantes y degradantes, aumentando los niveles de riesgo ambiental en este hábitat.
Recursos naturales: El deshielo del Ártico abre la puerta a la explotación de unos recursos que hasta hace poco eran inaccesibles o al menos, demasiado caros. La escalada de los precios del crudo y el gas, la inestabilidad política de los actuales proveedores y la sed energética global hacen que recursos que hasta hace poco carecían de interés se encuentren ahora en el punto de mira. ¿Existe alguna posibilidad de compatibilizar la explotación de estos recursos con la conservación del ambiente? La respuesta a esta pregunta no es fácil, y existen antecedentes con graves consecuencias en zonas aledañas, como el derrame del buque petrolero Exxon Valdez en Alaska en 1989, con un alto impacto al ecosistema ocasionado por el vertido de 250 mil barriles de crudo.
Se calcula que existen en el Ártico unos recursos prospectivos de hidrocarburos cuantiosos: 90 millardos de barriles de petróleo -13% del total mundial-, unos 47 billones de metros cúbicos de gas natural y cerca de 44.000 millones de barriles de petróleo equivalentes de líquidos de gas -30% del total mundial. De estas reservas, aproximadamente un 84% estaría en áreas costa afuera. En este sentido, debemos recordar desastres ecológicos como los provocados por el derrame de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en aguas profundas del Golfo de México en 2010 y el vertido de la plataforma petrolera Transocean en aguas profundas de Brasil en 2011, lo cual muestra los riesgos de la explotación petrolera costa afuera.
Otro dato a tener en cuenta es que, de los cinco Estados ribereños que se reparten el Ártico (Rusia, EEUU, Canadá, Dinamarca debido a Groenlandia, y Noruega), es Moscú el gran beneficiado, ya que tiene las plataformas continentales más amplias con centenares de kilómetros poco profundos donde la perforación es más sencilla, hay menos hielo durante el verano y se puede acceder más fácilmente. Además, hay muchos ríos que fluyen desde territorio ruso, lo cual promete ricos yacimientos adyacentes debido a la acumulación de gran cantidad de materia orgánica. Por ello, la empresa petrolera rusa Rosneft en alianza con la británica BP, ya ha empezado a realizar exploraciones en el área.
Riesgos ambientales: La capa helada del océano Glacial Ártico podría desvanecerse. Este hecho traerá consecuencias tanto a escala regional como global. Ya hemos señalado que el Cambio Climático se ha convertido en un aliado inesperado de la prospección petrolífera, con sus considerables riesgos.
Empero, la propia desaparición de la gran losa helada que ha cubierto durante millones de años el Ártico tendrá sus repercusiones globales. Su blanco eléctrico refleja hasta un 80% de la luz que le llega. Con su desaparición, esa radiación será absorbida por el océano, lo que producirá que se acelere el calentamiento global. Ese calentamiento de las aguas puede provocar, que se debilite la capacidad del océano para actuar como sumidero de CO2, o producir la desaparición de especies importantes.
Entonces, cabe preguntarse si el futuro del Ártico estará dominado por la carrera geopolítica, la explotación de los recursos y la degradación ambiental; o si por el contrario, será una región cuya riqueza ambiental e importancia para el ecosistema global generará una dinámica de cooperación internacional, la cual permita como mínimo catalizar su desarrollo sostenible, por no hablar de un enfoque conservacionista maximalista que la declare santuario internacional siguiendo el modelo de la Antártida.
En este sentido, el fortalecimiento del Consejo del Ártico establecido en 1996 como foro para catalizar la cooperación entre los cinco Estados ribereños, los tres Estados vecinos inmediatos –Finlandia, Suecia e Islandia-, y pueblos indígenas, resulta clave para el futuro de la región y de todo el planeta.

martes, 8 de abril de 2014

Una crisis incómoda: Brasil ante las protestas en Venezuela



Dr. Kenneth Ramírez

El estallido de las protestas en Venezuela en febrero pasado, le ha planteado a la Presidenta Dilma Rousseff un asunto muy incómodo, en pleno año electoral y de celebración de la Copa Mundial de Fútbol en Brasil.
Desde el principio, el entorno de la Presidenta Rousseff, entendió que más allá del detonante que han sido las protestas estudiantiles y el progresivo descontento social ante la crisis económica, la causa real se encontraba en la mala lectura que los sectores radicales de la oposición venezolana habían hecho de los resultados de los procesos electorales de 2013, los cuales redujeron las distancias y dibujaron un país dividido. En este sentido, observaron #LaSalida como una estrategia de acoso y derribo al Presidente Maduro, la cual Brasil no podía convalidar dado sus intereses y afinidades ideológicas con el gobierno venezolano. Por tanto, era preferible guardar silencio y no pisar esta “concha de banana” en un año tan sensible como 2014; al fin y al cabo ellos también estaban terminando de gestionar su propia ola de protestas iniciada en junio de 2013.
Geopolíticamente, el gobierno de Venezuela ha servido en la última década como ariete contra la OEA, el ALCA y la Comunidad Iberoamericana; es decir, proyectos liderados por EEUU y España, potencias a quienes Brasil debe expulsar del espacio suramericano entendido como su “esfera de acumulación y legitimación”: léase esfera de influencia exclusiva. Hasta 2007, el Presidente Lula debió cohabitar con un alto protagonismo del Presidente Chávez, pero a partir de allí, con los hallazgos petroleros en el área pre-sal y el modelo chavista empezando a mostrar sus límites, Caracas empezó a entrar en la órbita de Brasilia. Con la muerte de Chávez y la crisis económica, el declive de la ALBA se aceleró; dejando al MERCOSUR como el proyecto de integración, y la UNASUR y la CELAC como los foros políticos, desde donde Brasil desea organizar la región: la estrategia de los círculos concéntricos. En consecuencia, algunos asesores de la Presidenta Rousseff estiman que un hundimiento de Maduro es un severo revés para el proyecto geopolítico de Brasil, sobre todo porque consideran que la oposición se alinearía con EEUU; olvidando que el “Protocolo de La Guzmania” –que recién cumplió 20 años- abrió las puertas para una nueva relación antes de Chávez.
Además, tenemos el comercio bilateral -6 millardos de dólares- y las inversiones -abanderadas por Odebrecht- que han ascendido considerablemente en la última década, y que son abiertamente favorables a Brasil –aunque con el Presidente Maduro se han acumulado deudas con empresas brasileñas por 2,5 millardos.
En consecuencia, la Presidenta Rousseff esgrimió en un primer momento, el principio de No Intervención y se colocó detrás de MERCOSUR/UNASUR: "No cabe a Brasil discutir lo que Venezuela tiene que hacer (…) Brasil no se manifiesta sobre la situación interna de ningún país". Así, Brasil evitaba pronunciarse sobre la situación en Venezuela y también eludía discutirla en la OEA, la cual consideraba el foro que podía dar respaldo internacional a la #LaSalida -sobre todo cuando Panamá pidió darle voz a María Corina Machado el pasado 21 de marzo. De allí, la frase del Representante brasileño en la OEA, Breno de Souza: “El objetivo de esta reunión no es transformarse en un circo para una platea externa”.
No obstante, el 5 de marzo, a un año de la muerte de Chávez, la Presidenta Rousseff prefirió no viajar a Caracas y enviar en su lugar a su asesor Marco Aurelio García, con lo cual transmitía su preocupación sobre la manera como se estaban encarando las protestas. De hecho, este funcionario le entregó una carta al Presidente Maduro del Ex–Presidente Lula, donde después de recordar a Chávez y saludar ampulosamente su legado, señaló que “en este delicado momento” resulta “necesario un diálogo con todos los demócratas”.
Esto último, obedeció al nuevo análisis que realizó el entorno de la Presidenta Rousseff, donde empezó a subrayarse los tiempos difíciles que atraviesa Maduro: no reúne el apoyo de los militares y tiene a Diosdado Cabello como rival. No tiene carisma y sobrevive gracias al capital político heredado de Chávez. Por tanto, y tomando en cuenta que la relación presidencial carece de la empatía que existía en la era Lula-Chávez, debían descartarse las declaraciones estridentes que serían contraproducentes y generarían presión adicional. En lugar de ello, debían realizarse gestiones diplomáticas discretas, dejando claro que no se tolerarán los excesos represivos y la necesidad de diálogo con la oposición moderada.
En este contexto, la Presidenta Rousseff optó por convocar una Reunión de Cancilleres de la UNASUR al margen de la investidura de la Presidenta Bachelet en Santiago el pasado 12 de abril, y no dar así total respaldo al Presidente Maduro con una cumbre presidencial; al tiempo que dialogó con el Vicepresidente  de EEUU, Joe Biden, para expresarle su preocupación sobre la oposición radical venezolana, quien a su vez le transmitió su petición de mayor firmeza con Caracas. Esto terminó desembocando en la primera visita de la Comisión de Cancilleres de la UNASUR, que tuvo algunos resultados prometedores.
Sin embargo, la nueva escalada represiva y la no designación del testigo de buena fe, ha colocado en tela de juicio el compromiso del gobierno venezolano para cumplir las recomendaciones de la UNASUR.
De hecho, el error político que ha supuesto el desafuero sumario de María Corina Machado, hizo que el tema Venezuela se haya deslizado de lleno a la campaña electoral brasileña –elemento que agrega mayor presión a la Presidenta Rousseff. Por ello, el Senador Ricardo Ferraço -Presidente de la Comisión de Política Exterior y aliado del candidato presidencial opositor Aécio Neves-, invitó a María Corina Machado a una audiencia para escuchar su postura el pasado 2 de abril e impulsó un acuerdo para enviar una comisión parlamentaria plural a Venezuela. Como antecedente de esto, tenemos la carta firmada por el Ex–Presidente Cardoso junto a otros ex–presidentes latinoamericanos pidiendo diálogo en Venezuela y respeto a la Carta Democrática Interamericana a principios de marzo; y las críticas plasmadas en medios brasileños por el Ex-Canciller Lampreia y el Ex-Embajador Rubens Barbosa, quienes han señalado como “vergonzosa” la “timidez” brasileña en el caso venezolano –que dista mucho de su actuación en otras crisis como la de Bolivia en 2008 y Paraguay en 2012- y una “mancha” a la credibilidad del país.
Brasil está llamado a jugar un rol destacado en el proceso de transición abierto en Venezuela con la muerte de Chávez. En este sentido, su ligero cambio de política desde el silencio solidario con el Presidente Maduro hacia un apoyo cauto, ha sido un paso en la dirección correcta, pero resulta aún insuficiente. Una potencia emergente debe ejercer liderazgo con responsabilidad cuando surgen crisis en el vecindario. Esperemos que Brasil, en el marco de la segunda visita de la Comisión de Cancilleres de la UNASUR, empiece a mostrar ese liderazgo necesario.
@kenopina

lunes, 7 de abril de 2014

Integración energética regional

 
Prof. Rafael Quiroz Serrano
 
En el actual contexto latinoamericano, las políticas energéticas vienen desempeñando un papel creciente y de aspecto fundamental en los procesos de integración regional.
 
Ello se explica debido a que la energía es una de las bases sobre las cuales se sustenta la globalización, en tanto que es el fundamento de las sociedades en sus actividades económicas, sociales y políticas. Los hidrocarburos, en particular el petróleo, se convirtieron, desde la segunda mitad del siglo pasado en la principal fuente de energía, base de la matriz energética que rige el progreso social y económico de los países del mundo, tanto desarrollado como emergentes.
 
La integración como fórmula prioritaria y vital
 
En tiempos tan conflictivos y dilemáticos, como también exigentes y competitivos, la integración resurge fortalecida como fórmula prioritaria y vital para los países emergentes, aun en vías de desarrollo. Si estos países no concurren en torno a una integración real y definitiva, corren el gran riesgo, no sólo de rezagarse ante los demás países que conforman los diferentes bloques, sino de perecer devorados por un mercado un tanto inhumano y descarnado, donde impera la ley del más fuerte, y donde se podría escenificar “una pelea entre lobos y corderos”, y donde los corderos están obligados a pelear. Porque de lo que se trata es precisamente de eso: que se está obligado a competir; y a competir con monstruos del negocio, y en un mercado y comercio internacional abiertos y globalizados, por lo que la respuesta es sí o sí. Nada más anti dialéctico.
 
Ante esta realidad, la integración regional hoy en día constituye una vertiente o fórmula de inserción a la globalización y a la economía internacional, donde se acepten las peculiaridades y diferencias, y se respeten las diversidades y lo fundamental de las culturas nacionales; y no inserciones subordinadas que nos sigan condenando permanentemente a la dependencia y al atraso.
 
Cuando se habla de integración en Latinoamérica, prácticamente se hablan del Tratado de Montevideo de 1960 hasta el presente, es decir, más de cinco décadas en proceso, algunos lentos, otros tediosos o lánguidos. Desde luego que esto resulta corto si se compara con los procesos de integración que vivió la Unión Europea, que se tomó más de cincuenta años, además de una guerra mundial que sobrepasó los 55 millones de muertos, y además se trataba de pueblos heterogéneos, con múltiples culturas, variados sistemas, diversidad de idiomas y diferentes historias, y sin embargo lo lograron después de una larga travesía por todo un desierto de años. América Latina es mucho menos heterogénea y mucho menos diversificada en todo; los países latinoamericanos son raíces de un mismo tronco, entonces por qué no lograrlo, más aun cuando los tiempos y las mismas circunstancias convocan para tan nobles propósitos.
 
En este sentido, son valiosos los aportes que se han obtenido hasta ahora en los esquemas de integración subregional en América Latina, como la Comunidad Andina de Nacionales (CAN), de la cual Venezuela se retiró sin razón cierta alguna, la Unión de naciones Suramericanas (UNASUR) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), porque no sólo han definido aranceles externos comunes, sino que también han configurado Zonas de Libre Comercio. Por lo que es fundamental seguir consolidando los vínculos interregionales para llegar a una integración real y cierta, tan prioritaria y vital en estos tiempos saturados de controversia.
 
Integración y desarrollo
 
Toda integración implica esfuerzos, a veces hasta ciertos sacrificios, porque la integración es absoluta, completa y total, o no es integración. Por ello, cuando se habla de integración, se habla de un proceso no sólo comercial, sino también económico, cultural y político; es decir, una integración fundamentalmente humana, que abarque a todos los sectores y niveles de una región, y a todas las actividades que el hombre realiza en sociedad para vivir mejor y desarrollarse. De allí que toda integración tiene como objetivo principal el desarrollo, y todo desarrollo tiene como objetivo principal al hombre, al ser humano, que tiene que seguir siendo el hito y el destinario de toda acción humana. De manera tal que los pueblos se integren a estos procesos con resultados sociales positivos, y no sigan ausentes y marginados, haciendo meramente el papel de testigos mudos de la integración.
 
Un desarrollo sustentable, como se ha venido conceptualizando en los últimos años, que no sólo garantice la conservación de los recursos naturales y del medio ambiente, sino también las condiciones y los equilibrios sociales que deben ser sustentables. Hoy por hoy, el desarrollo sustentable de los países latinoamericanos pasa necesariamente por el meridiano de la integración. Por lo que integración y desarrollo van juntos de la mano, como un binomio inseparable. Integración y desarrollo sustentable que tienen que lograrse para realidades sociales, políticas y económicas propias, diseñados y elaborados por, para y desde América Latina, y que por tanto sean realmente nuestros, de manera que constituyan camino y no laberinto, como hasta ahora han constituido.
 
El nuevo siglo XXI junto el nuevo mileno trajeron consigo una revisión profunda de las políticas energéticas liberalizadoras, y su sustitución por políticas que privilegian un rol mucho más activo de los Estados en la planificación de los mercados energéticos, y en la regularización/coordinación de las inversiones, tanto públicas como privadas, en el sector. Igualmente, los enfoques de integración energética han trasladado su centro de atención, pues han ido de lo hemisférico a lo estrictamente latinoamericano, suramericano y caribeño. De tal manera, que no hay duda que la integración energética comienza a tomar fuerza como tema de las políticas nacionales de desarrollo y como estrategia de la geopolítica regional.
 
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

miércoles, 2 de abril de 2014

UNASUR en Venezuela: Balance inicial


Dr. Kenneth Ramírez

La Comisión de Cancilleres de la UNASUR designada en la “Resolución N° 02/2014 sobre la Violencia en Venezuela” del pasado 12 de marzo, para acompañar, apoyar y asesorar un diálogo político “amplio y constructivo” orientado a “restaurar la convivencia pacífica en Venezuela”, ha finalizado su primera visita. 
 
Muchos no esperaban resultados tangibles debido a los intereses y afinidades ideológicas de los países que conformaban el grupo. De hecho, la no asistencia de los Cancilleres de Perú, Chile y Paraguay fue percibida como un mal comienzo, ya que concentraba aún más el peso de los países aliados del gobierno venezolano. En particular, resultó impactante la ausencia del Canciller chileno Heraldo Muñoz, quien prefirió excusarse con reuniones en La Haya y evitar el tema Venezuela, al ser divisivo en la coalición “Nueva Mayoría” que apoya a la Presidenta Bachelet.
 
El Presidente Maduro se apresuró a dar una calurosa bienvenida a la UNASUR aunque manifestó que la oposición venezolana no quería diálogo; mientras los líderes de la MUD y los miembros de la sociedad civil se mostraron cautos, aunque señalaron que aprovecharían la ocasión para presentar sus argumentos. En consecuencia, al ser las expectativas de partida de bajas a moderadas, los resultados positivos alcanzados resultan gratos y sorpresivos. Veamos.
 
En primer lugar, la redacción del “Comunicado de la I Reunión de la Comisión de Cancilleres de la UNASUR” publicado al final de la visita este 27 de marzo, es bastante moderada y equilibrada tomando en cuenta la gran polarización política existente, el despliegue de dos narrativas ideológicas sobre los acontecimientos en Venezuela –incluso el Presidente Maduro señaló a tres generales de conspirar para un golpe militar el primer día de la visita-, y los citados intereses en juego. En este sentido, cabe destacar la participación altamente profesional de la Canciller colombiana María Ángela Holguín con todo su conocimiento de negociaciones de paz, y la posición ecuánime del Canciller uruguayo Luis Almagro.
 
En segundo lugar, tras describir el conjunto de reuniones que sostuvo la Comisión con los diferentes sectores del país, recoge los puntos de consenso mínimo que constató en todos los actores: 1) Disposición al diálogo y necesidad de moderar el lenguaje para “generar un ambiente” que favorezca las conversaciones; 2) Firme rechazo a los actos de violencia; 3) Condena a cualquier tentativa de ruptura del orden constitucional; 4) Compromiso con el respeto de los Derechos Humanos.
 
De aquí se desprenden tres aspectos positivos. La constatación de la existencia de una crisis política en Venezuela bastante peligrosa. El reconocimiento de la MUD como un actor político legítimo y respetuoso del marco constitucional. Y por último, la necesidad de dialogar y deponer la violencia en todas sus formas como elemento central para pasar de un peligroso escenario conflictivo en un país polarizado hacia el diálogo y reconocimiento para una nueva gobernabilidad. Todo lo cual no resulta baladí al venir de gobiernos aliados del Presidente Maduro.
 
En tercer lugar, reconoce la disposición del Presidente Maduro a asumir un conjunto de recomendaciones realizadas por la Comisión de Cancilleres que curiosamente no menciona el Comunicado –pero que se habrían presentado el pasado 26 de marzo en una reunión nocturna en el Palacio de Miraflores-, y a continuación sólo apunta específicamente que “celebra la voluntad de acordar un testigo de buena fe que facilite el diálogo entre las partes”. Asimismo, expresa la disposición a dar seguimiento al proceso de acompañamiento a través de un grupo de Cancilleres que tampoco señala; y agrega que la Presidencia pro-témpore -en manos de Surinam- presentará un informe detallado.
 
Por declaraciones del Presidente Santos, trascendió que serían tres los cancilleres que darían seguimiento –extraoficialmente fuentes diplomáticas han señalado a los Cancilleres de Colombia, Brasil y Ecuador. Mientras que por declaraciones del propio Presidente Maduro trascendió que aceptaba no sólo la presencia de este grupo de cancilleres sino la designación del testigo de buena fe para facilitar el diálogo, mencionando expresamente al actual Secretario de Estado del Vaticano y Ex-Nuncio Apostólico en Venezuela, Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, de cualidades diplomáticas extraordinarias y gran conocimiento del país.
 
Además, aunque el Comunicado no proporciona mayores detalles, el Presidente Santos también dijo que el Presidente Maduro “aceptó las condiciones para el diálogo que dio la MUD”, las cuales estarían dentro de las recomendaciones de los Cancilleres. Por su parte, el Presidente Maduro señaló “que no acepta condiciones ni agenda previa para dialogar”, pero lo cierto es que ha dado su asentimiento para nombrar el testigo-facilitador y para moderar la diatriba política, al tiempo que ha empezado a dar otros pasos que reafirman lo dicho por el Presidente Santos.
 
De hecho, fue creado el Consejo Nacional de Derechos Humanos a sugerencia de la Canciller Holguín, que siguiendo el modelo colombiano, servirá como plataforma de diálogo, coordinación de políticas, monitoreo y seguimiento de la situación de los Derechos Humanos en Venezuela entre todos los poderes públicos, representantes políticos y organizaciones no gubernamentales. Interesante decisión de cara a la investigación imparcial de los actos violentos y excesos represivos de los cuerpos de seguridad –incluida las graves denuncias de tortura-, la liberación de los presos políticos y estudiantes aún detenidos, anulación de juicios de criminalización de la disidencia, así como el desarme de los colectivos y el cese de los ataques a la libertades de expresión, información y manifestación.
 
Por otra parte, el Presidente Maduro anunció que la Asamblea Nacional iniciará el proceso de designación de las autoridades con mandatos vencidos, entre los que se encuentra el Contralor, tres Rectores del CNE y varios magistrados del TSJ, lo que también puede leerse en el contexto de las recomendaciones de la UNASUR.
 
En conclusión, se ha iniciado positivamente el proceso de acompañamiento de la UNASUR al diálogo en Venezuela. De ahora en adelante, el testigo-facilitador y la troika de Cancilleres de la UNASUR como mecanismo coadyuvante y de seguimiento, tienen el reto de realizar una labor creíble, imparcial y efectiva.
 
En todo caso, el rol de Brasil será fundamental en la posibilidad de llevar al gobierno venezolano hacia un diálogo real para la transición hacia una nueva gobernabilidad democrática, por lo cual el resto de la Comunidad Internacional debe impulsarle para que ejerza un liderazgo claro tras bastidores que permita la consecución de resultados substantivos –entre ellos que el Presidente Maduro siga el modelo brasileño, en lugar del modelo cubano-, ya que cualquier fracaso o cierre en falso de esta crisis no resulta ni viable ni duradero en una Venezuela pos-Chávez y en plena crisis económica. Recordemos que para el gobierno venezolano, Brasil es la diferencia entre paralizar la OEA y tener cobertura diplomática legítima, o paralizar la OEA y quedar aislado en el Hemisferio.
 
@kenopina