miércoles, 25 de marzo de 2015

Elecciones 2016


Dr. Carlos A. Romero
Los estadounidenses están aceptando que en el lado demócrata habrá una sola opción en la carrera presidencial de 2016. Se trata de Hillary Clinton quien va derechito a ser la candidata de ese partido y que arranca con bien pie. Solo algo de naturaleza personal la detendrá en ese camino.

¿Cómo encuentra la Ex-Senadora y Ex-Primera dama la vida política de su país? EEUU está en franca recuperación de su economía, retomando la dirección mundial y consolidando su vida social. El legado de Obama es una herencia controversial, pero nadie puede negar que con él, hay un antes y un después.

En este marco, cabe resaltar que el Partido Republicano carece de un figura que aglutine tanto como la Ex-Senadora Clinton. En dicha organización sobran los precandidatos, las fórmulas electorales y las diferencia ideológicas. Para el votante fiel de esa tendencia el panorama electoral es incierto y lo es aún más para el independiente que se guía por las características personales de los aspirantes.

Dentro de los republicanos destacan -entre otras- las opciones de Sarah Palin, Marco Rubio, Jeb Bush, Chris Christie, Ted Cruz, Mike Huckabee, Bobby Pindal y Ron Paul. Todos ellos representan un arco iris de ofertas, muchas de ellas no compatibles entre sí.

De cumplirse los pronósticos, la candidatura republicana caería en manos de Jeb Bush y así estaríamos en presencia de un singular duelo electoral. La esposa de un Ex-Presidente versus el hijo y hermano de dos Ex-Presidentes de EEUU. Algo que cuestiona fuertemente el principio de la igualdad de oportunidades.

La gran incógnita es la de cómo responderá el elector no politizado. ¿Estará convencido que los demócratas deben seguir gobernando?; ¿empleará la famosa tesis del voto castigo a favor del candidato republicano? O simplemente no irá a votar generando así una alta abstención. Por los momentos, se organizan los comandos y se mueven las piezas en esta temprana y prometedora campaña electoral.

EEUU, Guyana y la soberanía Nacional


Luis Peche 

El 5 de marzo -ignórese lo peculiar de la fecha- la trasnacional Exxon Mobil inició labores de exploración petrolera en aguas de lo que todos conocemos como “zona en reclamación”, territorio que a fecha de hoy se mantiene en disputa entre los gobiernos de Guyana y Venezuela. No conformes con esta acción abusiva a las condiciones a las que debe someterse este tema, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la república guyanesa le solicitó al gobierno venezolano que “no interfiera” con estas exploraciones, una declaración que podría calificarse como “soberbia” ante la cual solo hemos visto timidez por parte de los portavoces de nuestro país.
Mientras tanto, decía Maduro hace un par de días en una “concentración antiimperialista”, que “éste es el momento de estar con la patria o estar con los traidores”. Con mucha vehemencia ha calificado su persona y el resto del gabinete de gobierno las sanciones aplicadas por el gobierno de los Estados Unidos, importantes per sé, pero que parecen haber monopolizado la agenda temática del país, opacando la grave situación que se suscita en nuestra frontera.

Es entendible y digno de apoyar que el Presidente de la República encabece la lucha por la soberanía nacional y el posicionamiento de nuestro país como uno autónomo dentro de la región y del contexto actual. Sin embargo, lo que es cuanto menos criticable es actuar con doble moral. ¿Por qué mostrar tanta contundencia ante un comunicado de los Estados Unidos y no asumir una posición clara y firme sobre nuestro territorio en discusión? De igual forma, soy de los que cree que la planificación es la base de la acción eficiente. ¿Ha planificado nuestro gobierno un accionar para buscar el mejor arreglo posible sobre esta disputa territorial desde antes que explotaran los problemas bilaterales con el gobierno estadounidense? Las respuestas, vistas las acciones de los últimos días, parecen claras.

Mientras peleamos con Estados Unidos, hacemos exigencias al gobierno español de que controle los medios de comunicación de su país por ser críticos a nuestro país o acusamos al gobierno colombiano de propiciar un golpe de Estado, nuestra nación vecina informó a la Comunidad del Caribe (CARICOM), a UNASUR, a la OEA, a la Mancomunidad de Naciones y la Secretaría General de Naciones Unidas sobre sus intenciones de exploración petrolera en una zona que ni siquiera debería tener controversia, pues forma parte de la soberanía que nos concede la plataforma continental del estado Delta Amacuro y de las salidas del río Orinoco.

Es momento de que este gobierno deje a un lado el nacionalismo de micrófono y comience a aplicar la diplomacia para solventar las disputas que nos urgen. Nos jugamos lo que se presume que es una de las reservas petroleras más grandes del planeta y pareciese que Venezuela prefiriese mantener la fidelidad de Guyana en los organismos internacionales que exigirle un trato justo con relación al reclamo que nos compete. Con temas como el Esequibo es donde realmente los venezolanos debemos apreciar el valor que le otorga el gobierno al rol de nuestro país en el mundo. Señor Nicolás Maduro, señora Delcy Rodríguez, ¿Observamos cómo perdemos territorio o buscamos el arreglo que mejor nos favorezca en este caso y respete nuestra integridad territorial? La defensa de la soberanía empieza por casa.

Chicherin y la diplomacia


Prof. Eloy Torres
La diplomacia es pasión y requiere, como ejercicio, de la prudencia. El diplomático debe serlo siempre. Hay algunos de éstos que han sido muy prudentes en su actividad y no son narrados por la historia. Ejemplo: George Vasilievich Chicherin, el Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores de la Rusia Bolchevique y luego de Ministro de Exteriores de la URSS hasta 1930. Murió en 1936. Su origen era aristócrata, que no proletario; e incluso su padre trabajópara el Zar.
Fue un conocedor de la historia, clave para ese desempeño y un políglota, pero, sobre todo, dominaba, el lenguaje del silencio. Adhirió al proceso bolchevique en 1918. Trabajó con Trotsky a quien sustituyó por estar éste contra la firma de la Paz de Brest Litovsk con Alemania. Ese tratado marcó la salida de Rusia de la guerra y un respiro a su gobierno. Se acordó intercambiar espacios territoriales del viejo imperio por paz. Chicherin fue quien, con tino y prudencia, logró ese acuerdo.
La historia nos habla de los tradicionales vínculos de Rusia con Alemania. Chicherin fue un exponente de esa alianza contra Inglaterra. No escatimó esfuerzos en procurar la paz con los enemigos de su Revolución. Buscó, con lenguaje sereno y respetuoso, el reconocimiento internacional de la Rusia bolchevique. La conflictividad con ella por una multiplicidad de países y la misma guerra civil no fueron escusas para el lenguaje procaz, escatológico y vulgar. Por el contario. Su objetivo y el de Lenin era la consolidación del poder soviético. La Conferencia de Ginebra en 1922 acordó el Tratado de Rapallo con Alemania. Éste fue muy importante para Rusia. Se materializó su reconocimiento internacional y rompió el encierro. Chicherin inició un complejo y seguro proceso de reconciliación con Irán y Turquía. El aislacionismo se minimizaba.

Chicherin un aristócrata, prestado al comunismo. Lo hizo por amor a su misteriosa Rusia. Un virtuoso del oficio que supo conciliar diplomacia con revolución, pero, sin caer en el lenguaje rastaquouère tan en boga en ciertos procesos similares, por lo menos por el nombre. Esto último debido a lo que señala Timothy Edward O’Connor, en su libro “Diplomacy and Revolution”. Este habla de la imposibilidad de compatibilizar ambos conceptos. Hoy, lamentablemente en Venezuela, vemos como se degrada el lenguaje y este oficio, incluso por quienes, alguna vez, fueron unos fanáticos social-cristianos y mostraban, entonces, una finura y exquisitez, propia de la diplomacia versallesca; hoy visten el traje revolucionario perfumado con esencias poco agradables al olfato. Olvidan que este oficio requiere ser dueño de lo que se piensa y esclavo de lo que se dice. La historia no perdona, ni siquiera por la revolución. 

martes, 17 de marzo de 2015

La embestida guyanesa


Dr. Kenneth Ramírez

Desde la llegada al poder de Donald Ramotar en 2011, hemos observado una ofensiva guyanesa destinada a desconocer los derechos venezolanos en el Esequibo y la Fachada Atlántica reconocidos en el marco del Acuerdo de Ginebra firmado entre ambos países en 1966 y el Tratado de Delimitación de Áreas Marinas y Submarinas firmado con Trinidad y Tobago en 1990. Dicha embestida ha consistido en un conjunto de actos unilaterales inamistosos que tratan de preparar el terreno para llevarnos ante la Corte Internacional de Justicia, donde Guyana intentaría victimizarse y presentar dichos actos como “pruebas fehacientes” de soberanía efectiva para hacer valer su tesis territorial maximalista. Recordemos que nuestra reclamación del Esequibo está bajo el mecanismo de los buenos oficios en el marco del Acuerdo de Ginebra para buscar una “solución práctica y satisfactoria”. Empero, Donald Ramotar envalentonado ante nuestra crisis nacional y espoleado por sus intereses electoralistas, ha pasado de rechazar nuestro legítimo reclamo, a intentar apoderarse de buena parte de nuestra Fachada Atlántica mediante una interpretación hostil que extiende las áreas marinas y submarinas del Esequibo hacia el Oeste y corta la proyección marítima del estado Delta Amacuro, lo cual nos supondría una grave pérdida de recursos naturales y cerraría nuestra estratégica salida al Atlántico. Veamos.

El 6 de septiembre de 2011, la Canciller guyanesa Carolyn Rodrigues-Birkett formalizó ante la ONU, una solicitud para extender su plataforma continental de 200 a 350 millas en dirección al territorio venezolano. Dijo haber conversado con Barbados, Surinam, y Trinidad y Tobago; pero no lo hizo con Venezuela. El 9 de marzo de 2012, el gobierno venezolano envió una nota diplomática al Secretario General de la ONU para exigir nuestros derechos, la cual fue transmitida a la Comisión de Límites de la Convención del Mar, que decidió suspender la solicitud. No obstante, Ramotar dio un paso más y reactivó las concesiones petroleras. Así, Exxon inició estudios en el “bloque Stabroek” ubicado en áreas que corresponden al Esequibo y la Fachada Atlántica. Además, en junio de 2012, fue otorgada la concesión del “bloque Roraima” a Anadarko Petroleum en la Fachada Atlántica. El Servicio Geológico de EEUU estima recursos de 13,6 millardos de barriles de petróleo y 32 billones de pies cúbicos (TCF) de gas en la cuenca costa afuera Guyana-Surinam -una de las áreas sin explorar más prometedoras del Mundo-; mientras en la Fachada Atlántica se estiman recursos de 38 TCF, de los cuales PDVSA ha certificado 7,3 TCF. Esto explica la agresiva arremetida guyanesa, que con estos recursos podría convertirse en un exportador petrolero a largo plazo.

El 10 de octubre de 2013, se produjo la detención patriótica de la embarcación Teknik Perdana por la Armada Nacional, la cual intentaba realizar actividades exploratorias para Anadarko Petroleum en nuestro espacio marítimo. El entonces Canciller Jaua y la Canciller Rodrigues-Birkett acordaron en Puerto España el 17 de octubre de 2013, que la delimitación marítima es un tema pendiente que requerirá negociaciones bilaterales y acordaron nombrar comisiones técnicas.

Sin embargo, el 22 de diciembre de 2014, la Canciller Rodrigues-Birkett volvió a la carga, afirmando que: “Han pasado más de 20 años desde el proceso de buenos oficios. Si en dos décadas no se tiene el progreso que quieres ver, hay que revisar otras opciones”, mencionando el arbitraje y la Corte. Esto fue rechazado por la Cancillería venezolana el 30 de diciembre de 2014, señalando que la búsqueda unilateral de otras opciones puede “interpretarse como un acto inamistoso”.

El 28 de febrero de 2015, la Canciller guyanesa emitió un nuevo comunicado donde advierte al gobierno venezolano que desista de su posición ya que “podría obstaculizar el desarrollo de Guyana y de su pueblo”. Ante esta nueva acción hostil, la Cancillería venezolana emitió un comunicado el 3 de marzo donde muestra sorpresa por el “injusto” comunicado guyanés, y señaló que se reserva todas las acciones diplomáticas para defender nuestra soberanía. Por último, el 6 de marzo se iniciaron las actividades exploratorias del buque Deepwater Champion en el “bloque Stabroek”, y el pasado 14 de marzo la Canciller guyanesa señaló que las objeciones venezolanas son “contrarias al Derecho Internacional”. Con todo esto, Ramotar también procura popularidad ante las elecciones del 11 de mayo, convocadas tras suspender y disolver el Parlamento –recibido con críticas por la oposición y preocupación en la Commonwealth, la OEA y CARICOM.

Donald Ramotar ha demostrado suficientemente su postura poco amistosa hacia Venezuela, a pesar del intento del gobierno venezolano de profundizar la cooperación bilateral más allá de nuestro legítimo reclamo del Esequibo, incluyendo el acuerdo de intercambio de petróleo por arroz en el marco de PETROCARIBE. Ha llegado la hora que Venezuela busque un entendimiento con la oposición guyanesa encabezada por David Granger del partido socialista Congreso Nacional del Pueblo, y promueva su llegada al poder. Esta acción debe acompañarse de una campaña diplomática en El Caribe para explicar nuestra posición, así como la embestida que hemos sufrido. Asimismo, el Presidente Maduro y el nuevo gobierno guyanés deben retomar los buenos oficios, siendo crítica la designación de un negociador venezolano a tiempo completo. En este contexto, la nueva estrategia venezolana debe centrarse en utilizar las ambiciones petroleras de Guyana para lograr una solución respecto al Esequibo.

Finalmente, se debe extender unilateralmente nuestra plataforma continental generada por Delta Amacuro a 350 millas y continuar con el patrullaje de la Armada Nacional, para enviar un mensaje contundente a Guyana: No tiene nada que buscar al Oeste de Punta Playa, nuestra Fachada Atlántica es innegociable. 

@kenopina

domingo, 8 de marzo de 2015

El Medio Oriente y el fin de los Acuerdos Sykes – Picot


Prof. Eloy Torres
De las lecciones sobre Historia de la Diplomacia que impartiese el Embajador, Profesor y amigo, Demetrio Boersner destacan unos elementos sobre el Medio Oriente como un escenario  marcado por la inestabilidad. Dos elementos sobresalen: Los acuerdos Sykes- Picot y el petróleo.

El primero, es decir, los acuerdos Sykes- Picot, fue un acuerdo secreto en 1916 entre Francia y Gran Bretaña para establecer las fronteras en toda la zona. En el fondo la idea era repartirse los territorios, una vez derrotada la alianza de los Imperios centrales y el Imperio Otomano. Hemos dicho en otras ocasiones que Rusia estaba incluida en esa ecuación; pero, la Revolución bolchevique modificó esa intención geopolítica. Esos acuerdos fueron bautizados con los nombres de quienes los firmaron: Sir Mark Sykes de Gran Bretaña y François Georges-Picot de Francia.

El segundo elemento es el petróleo. Todos sabemos de la enorme riqueza de ese rubro negro en el subsuelo de esas arenas que hoy arden gracias a la sangre de sus habitantes. Muchos invocan  el hecho religioso, como un detonador determinante; pero, en realidad lo que está detrás de todo ese drama es el oro negro. Muchas veces los analistas se dejan llevar por la prisa mediática. Lo imprevisible de los acontecimientos los arropan y los marcan; pues, nunca alcanzan a descifrar el acertijo; que no es por el idioma árabe, sino que es algo que va más allá de la barrera del idioma. La primera equivocación fue bautizar al proceso que sacudió la polvareda de las arenas árabes, como una  “Primavera Árabe”. Craso error. El mundo árabe no busca la democracia al estilo occidental. Ellos todavía son prisioneros de un esquema conjugado: política, religión y cultura. No hay secularización como ocurrió con el Occidente.

En esa realidad hay una multiplicidad de actores que al mismo tiempo exuda una variedad de visiones e intereses. Ello implica un reacomodo en su situación geográfica. La Invasión de Sadam Hussein en 1990 a Kuwait fue una señal de alarma que apuntaba desconocer los acuerdos Sykes-Picot y que casi nadie observó. Hoy toda esa zona comienza buscar asientos para discutir su realidad. Ella está formada por varias expresiones: los Estados periféricos: Irán, Turquía, Egipto; los Estados centrales que dibujan una media luna geográfica: Israel, Jordania, Irak, Libia y Siria y los Estados del Golfo: Kuwait, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Bahréin, Omán, Qatar y el Yemen. Ciertos analistas incluyen a los de la zona del Cáucaso y del Asia Central de las antiguas repúblicas soviéticas. Todas, a excepción de Israel, tienen un denominador común: el Islam. En una ocasión escribimos sobre el Nuevo Medio Oriente. Hoy se habla de un Medio Oriente ampliado. Éste concepto surgió en el año 2004, durante la Cumbre del G-8 que apuntaba a la extensión de otras zonas geográficas como los del cuerno de África, Sudan, Afganistán y Pakistán. Esta tesis fue retomada por la entonces Secretaria de Estado de EEUU, Condolezza Rice. Esa opinión fue considerada como una nueva estrategia de EEUU para repensar sus intereses en la región con miras a fortalecer el corredor euroasiático con el cual ellos estarían ampliando su influencia hacia el Asia-Pacífico. Es un nuevo Medio Oriente o un Medio Oriente ampliado.

Lo interesante de las ciencias sociales es que el lenguaje mediático incorpora conceptos novedosos. Esto viene a cuento, pues la noción de “Primavera Árabe” introdujo un nuevo elemento discursivo: el MENA. Es decir el Medio Oriente y Norte de África. Aunque no todo se resuelve tan fácilmente. La conflictividad en Siria e Irak ha cambiado todo el discurso y generado el surgimiento de un nuevo paradigma para analizar esta realidad. Hay una complejidad conflictual que se siente en el norte de la zona que abraza al Mediterráneo y que alcanza a Pakistán  El surgimiento del ISIS, el Estado Islámico o el Califato, al principio siglo XXI coloca sobre la mesa de discusión, la posibilidad de reconstruir las fronteras del Medio Oriente, el cual hoy se pretende llamar, ampliado.

El tema de la recomposición fronteriza de esa conflictiva zona no es nuevo. Por lo menos ya ha sido tratado tímidamente por los analistas estadounidenses, aunque no reflejen la definitiva, como oficial, postura del gobierno de EEUU. Nos encontramos con el caso de los kurdos y el  Kurdistán. Éste ya comienza a  mostrar un rostro con forma de mapa. Todos los actores de la zona lo piensan, incluso Turquía, como fórmula para disminuir la conflictividad. Luego del desastre que significó la intervención unilateral de los EEUU en Irak, éste se ve amenazado ante la posibilidad de ser “descuartizado” en tres partes: el Kurdistán, el shiíta y el sunita. El petróleo hace acto de aparición; ese Estado sunita no tendría el oro negro. Irán quedaría como un Estado shiíta puro en esencia y marcado por su visión zoroástrica y perdería territorios en detrimento del Azerbaiyán y del Kurdistán. Azerbaiyán podría convertirse en el punto de apoyo que tendría los EEUU en la zona. El reino de Arabia Saudita también perdería territorios que obtendrían tanto el Yemen como Jordania. Hay versiones según la cual Medina y La Meca se convertirían en un Estado islámico sacro, cuya forma se inspiraría en El Vaticano.

Israel volvería a las fronteras de antes de 1967. Recuérdese que Kissinger habló de la necesidad de que Israel se entendiese con sus conflictivos vecinos. De esta manera, Israel sobreviviría y no desaparecería del mapa. Siria, por su parte, perdería su acceso al Mar Mediterráneo y Rusia no contaría más con su base en Tartus. El Líbano ganaría. Afganistán ganaría en tanto que Pakistán pierde en ese arreglo, particularmente por la mirada satisfecha de su vecina: India.

La tragedia de Siria e Irak potencia este onírico proyecto, cuya viabilidad dependerá del elemento racional que aborde las mentalidades de los decisores. Los últimos hechos entre los cuales destaca los fait accompli de las accidentadas conversaciones entre los líderes, el turco Erdogan y el kurdo Berzani, con un notable giro hacia un entendimiento en la zona, hace que los perdedores en la I Guerra, hoy saldrían beneficiados de la crisis de Siria y del reacomodo fronterizo del cual se habla. Los kurdos tienen en sus manos una gran oportunidad. Pueden crear su propio Estado y dejarían de ser los parias de la zona. Gozan del apoyo estadounidense y el gobierno de Israel observa con buenos ojos, ese entendimiento, pues es un ejemplo que deberían seguir los palestinos. Turquía, hemos dicho en otras ocasiones ha mostrado un pragmatismo en su política exterior. El Medio Oriente es su zona por excelencia. Es el principal socio comercial de los kurdos y promueve la unificación de éstos, siempre y cuando no afecte la seguridad de su frontera. Por su parte, el propio Irán no vería con malos ojos tal entendimiento en el cual los kurdos fortalezcan su presencia en un territorio autónomo. Está por verse.

Evidentemente estamos en presencia de algo que se puede dar o no. Falta mucha tela que cortar. De ser asertiva la propuesta de reacomodar las fronteras, en aras de construir un Medio Oriente extendido, estaríamos frente a un nuevo paradigma que las modificaría, pero no en el sentido pretendido por  Bashar Al Assad o Saddam Hussein, es decir un panarabismo, sino frente a uno  que decretaría la muerte de los acuerdos de Sykes- Picot. Éstos respondían a los intereses de los firmantes: Francia y Gran Bretaña (Rusia no lo firmó, pues vino Lenin y cambió el curso de su política exterior). Aquellos hicieron un reparto acomodaticio de las fronteras en esta zona sin la participación de los sujetos de esos acuerdos. La respuesta habrá que verla. Se avecinan cambios. ¡Sorpresas te da la vida! canta Pedro Navaja de Rubén Blades.

@eloicito

El incierto papel de UNASUR


Embajador (r) J. Gerson Revanales


El viernes pasado llegó la representación de UNASUR, esperamos que tenga éxito en su misión, porque en sus anteriores intentos no ha logrado sus objetivos, con una pérdida de credibilidad para su imagen. Si se recuerda, durante los comicios del 2013, Maduro ganó las elecciones con un cuestionado 50,61 % de los votos. En aquella oportunidad, la Canciller de Perú, Eda Rivas, como Presidente pro- témpore de UNASUR, en una intervención en el Consejo de Seguridad, abrió la posibilidad de considerar una auditoría integral comprometiéndose a rectificar así las declaraciones de la Misión de Acompañamiento que validó a los resultados a favor de Maduro, pesar de las denuncias de 7.363.980 disidentes.

UNASUR no es un organismo para la solución de diferencias internas de un Estado: en primer lugar la idoneidad de su Secretario General está en duda. No por la oposición venezolana sino por la Fiscalía General de Colombia por la participación del narcotráfico en su campaña. La imparcialidad de Brasil y Ecuador igualmente es cuestionable por su afinidad política. Pero más importantes es la falta de cualidad para el “Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática”. Sus objetivos (Art 2) se dirigen a “construir, un espacio de integración y unión en lo cultural, social y económico”, lo cual deja claro que sus prioridades no son precisamente el fortalecimiento de la democracia. Resulta significativo que el tratado constitutivo redactado en 4289 palabras, el termino democracia solo es mencionado en dos oportunidades, mientras que en la Carta Democrática Interamericana se menciona 45 oportunidades.

Por el contrario la Carta Democrática reconoce tres situaciones en que los 32 Estados firmantes deben intervenir en defensa de la democracia: Cuando el gobierno de un Estado Miembro considere que está en riesgo su proceso político o ejercicio del poder (Art.17). Sin embargo el régimen a pesar de las denuncias de 16 golpes, 4 conspiraciones, y 8 magnicidios, nunca ha recurrido a esta.

La segunda situación, cuando en un Estado Miembro se produzcan situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático (Art 18).

Por último en caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional cualquier Estado Miembro o el Secretario General de la OEA podrán solicitar la convocatoria del Consejo Permanente (Art 20). Ante las denuncias de Maduro y los golpes de militares de izquierda según Mujica: ¿Qué espera para actuar el Señor Insulza y la OEA?


@grevanales

martes, 3 de marzo de 2015

El legado petrolero del Rey Abdullah


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado 23 de enero, falleció el sexto monarca de la historia de Arabia Saudita, Abdullah bin Abdulaziz Al-Saud. Su legado petrolero comprende una larga y bien gestionada bonanza petrolera, que tomó en cuenta la naturaleza de la industria y el comportamiento cíclico de los precios del petróleo.

El Rey Abdullah tomó el poder efectivo en 1995, cuando su medio hermano el Rey Fahd quedó incapacitado por un accidente cerebrovascular, aunque su reinado comenzó oficialmente en 2005. Los precios del petróleo habían estado bajos durante una década, en buena parte porque Arabia Saudita se había cansado de defenderlos sin ayuda de sus socios OPEP y decidió proteger su cuota de mercado en un contexto de debilidad de la demanda petrolera mundial y aumento de producción en el Mar del Norte. En diciembre de 1998, en el marco de la Crisis Asiática y una fuerte descoordinación de la OPEP, el precio del crudo marcador Brent cayó aún más, cotizándose en un récord bajo puntual de 9,17 $/Bl. La deuda pública saudita alcanzó 130 millardos dólares en 1999, es decir, 120% de su PIB.

En agosto de 1995, el Ministro de Petróleo, Hisham Nazer -hombre del Rey Fahd-, fue reemplazado por el astuto Alí Al-Naimi, quien desde 1998 trabajó con el nuevo gobierno venezolano encabezado por Hugo Chávez, para recortar la producción de la OPEP y rescatar los precios. En la II Cumbre de la OPEP celebrada en Caracas en septiembre de 2000, tuve la oportunidad de ver por primera vez al entonces Príncipe heredero Abdullah con su túnica blanca con ribetes de oro, su ghutra tradicional rojiblanca, y sus espesos bigotes y barba de perilla teñidos. Allí, explicó los principios de su política petrolera “moderada y equilibrada”, que buscaba niveles de precios que hicieran rentable la industria petrolera, pero teniendo en cuenta el crecimiento de la economía mundial, la competencia de los productores No-OPEP y la rentabilidad de las energías renovables. Es decir, le interesaba obtener buenos ingresos petroleros pero evitando una destrucción de demanda o propiciar una situación que dejara a Riad y la OPEP sin una adecuada cuota de mercado; o en el peor de los casos, alentar una transición energética.

A partir de 2004, los precios del petróleo se dispararon debido al fuerte aumento de la demanda petrolera china, interrupciones de suministro y el impacto de la invasión de Irak. No obstante, el Rey Abdullah siempre insistió en la necesidad de estabilizar el mercado y apuntar a un precio objetivo razonable. En julio de 2008, cuando el precio del Brent se cotizó en un récord alto puntual de 147,5 $/Bl, el Rey Abdullah convocó una Reunión Ministerial de Países Productores y Consumidores en Jeddah. Allí le ví por segunda vez, en el cénit de su poder, impulsando el diálogo para abatir la volatilidad en el mercado petrolero. De hecho, esta reunión marcó el inicio de las negociaciones para el fortalecimiento del Foro Internacional de Energía, donde tuve el honor de representar a Venezuela; y el lanzamiento de su propuesta “Iniciativa de Energía para los Pobres”, a la cual proporcionó 500 millones de dólares para proyectos energéticos en países en desarrollo.

Durante los 20 años que el Rey Abdullah lideró efectivamente a Arabia Saudita, las ganancias petroleras ajustadas por inflación ascendieron a 3,6 billones de dólares -2,7 billones desde 2005-, más que los 3 billones recibidos por todos los monarcas desde la fundación del Reino en 1932. Esto facilitó el despliegue de múltiples iniciativas reales –desde el apoyo a los aliados en Medio Oriente como Egipto, Bahréin y Yemen para frenar la Primavera Árabe; hasta el ingreso saudita en el G-20, la creación del Centro Internacional Rey Abdullah para el Diálogo Interreligioso e Intercultural (KAICIID) en Viena, y la ampliación de los programas sociales para la población saudita. Por otra parte, impulsó el modelo de diversificación económica dirigida por el Estado, teniendo como mejor ejemplo la Ciudad Económica Rey Abdullah ubicada a orillas del Mar Rojo, con una inversión de 86 millardos de dólares. Además de todo esto, logró pagar la deuda pública y acumuló alrededor de 700 millardos de dólares en reservas internacionales.

Los últimos meses del Rey Abdullah fueron una repetición de sus inicios, con el petróleo cayendo y déficit en las cuentas públicas sauditas. Sin embargo, dejó una Arabia Saudita mejor preparada para enfrentar un período de precios moderados que puede durar 2 o 3 años. De hecho, la confianza de Riad en sus vastas reservas financieras le ha llevado a proseguir su política de defensa de cuota de mercado en lugar de niveles de precios, pudiendo soportar hasta 8 años la presente situación, mucho más que cualquier otro país petrolero.

Aunque el octogenario Alí Al-Naimi ha hablado de jubilación desde 2010, no hay razón para esperar grandes cambios en la política petrolera con el nuevo Rey Salman. Su hijo, el Príncipe Abdulaziz bin Salman, ha sido asistente del Ministro Naimi desde 2005; y por tanto, entiende que aceptar precios moderados es una política acertada -aunque pueda resultar una dura medicina- frente al reto planteado por los esquistos y una débil demanda petrolera mundial. Después de caer hasta 60% desde junio de 2014 hasta enero de 2015, y tocar piso en 45 $/Bl, el Brent ha repuntado hasta estabilizarse alrededor de 60 $/Bl; ya que han surgido señales de que los rivales de la OPEP, incluyendo los productores de esquistos en EEUU, tendrán que recortar. El Ministro Naimi ha dicho recientemente que se encuentra satisfecho con esta evolución del mercado según su estrategia trazada, resistiendo los últimos llamados a una Reunión Ministerial Extraordinaria de la OPEP realizados por funcionarios de Nigeria, Ecuador, Argelia y Venezuela.

Sin duda, el legado petrolero del Rey Abdullah nos habla de prudencia, templanza y administración, siendo posible extraer del mismo enseñanzas para Venezuela.

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina