jueves, 30 de julio de 2015

El acuerdo nuclear con Irán


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado 14 de julio, finalizó con éxito uno de los más épicos maratones diplomáticos de los tiempos modernos. Tras 20 meses de negociaciones en diferentes ciudades (Ginebra, Nueva York, Bruselas, Lausana y Viena), y con un esfuerzo intenso en la última ronda de 18 días en el Palacio de Coburgo ubicado en la antigua capital imperial de los Habsburgo, fue alcanzado el acuerdo nuclear entre Irán y el G-5+1 (Alemania, China, EEUU, Reino Unido, Francia y Rusia), el cual sólo podrá evaluarse cabalmente a largo plazo. Sin embargo, en principio podemos señalar, que el acuerdo representa un triunfo tanto para el reformista Presidente iraní Hassan Rouhani –que ha prometido a su población liberarla del pesado fardo de las sanciones- como para Barack Obama -que llena de realidad el Premio Nobel de la Paz que recibió en 2009 y logra apuntalar su política exterior.

Irán aceptó el acuerdo debido a los costos acumulados de las sanciones impuestas en una población cada vez más impaciente, así como la guerra cibernética y la eliminación de algunos de sus científicos. Para EEUU y la Unión Europea, el acuerdo es una salida obligada, una vez que se ha entendido que nuevas sanciones tampoco frenarían el programa nuclear iraní y que la opción militar para destruirlo era inviable -las principales instalaciones nucleares están fuera del alcance de las bombas más potentes, y su número y dispersión obligaría a una campaña aérea a gran escala sin garantía de éxito. En consecuencia, el objetivo perseguido con el acuerdo se ha limitado a contener el programa nuclear iraní durante una década, abriendo la posibilidad de ensayar un entendimiento más amplio entre Washington y Teherán. Además, en línea con su enfoque de “Liderar desde atrás” (leading from behind) y como consecuencia de su autonomía energética, la Administración Obama busca evitar su implicación directa en los conflictos de Medio Oriente. De ahí que le interese jugar al equilibrio de poder entre Tel Aviv, Teherán, Riad, El Cairo y Ankara, tratando de neutralizar las ambiciones de unos con las de los otros, y de hacerlos responsables en la gestión de los problemas del convulsionado Medio Oriente.

En materia petrolera, el acuerdo hace posible que Irán regrese al mercado aunque no hay consenso sobre su magnitud, velocidad e impacto. Con la imposición de sanciones, la producción petrolera iraní descendió desde 3,61 millones de barriles diarios (MMBD) en 2011 a 2,77 MMBD en 2015 –con una caída de sus exportaciones en alrededor de 50%; desde 2,5 MMBD en 2011 a 1,2 MMBD en 2015. Recientemente, el Ministro de Petróleo persa, Bijan Zanganeh, ha dicho que Irán podría aumentar su producción en 1 MMBD en 6 meses hasta alcanzar el nivel pre-sanciones, con la meta a largo plazo de alcanzar 5 MMBD en 2020 –nivel similar al que producía antes de la caída del Sha en 1979. Para ello, ha prometido contratos atractivos y ha empezado a conversar con las empresas BP, Shell, Total y ENI. No obstante, esto parece muy optimista en el contexto de un mercado con exceso de oferta, precios deprimidos y la necesidad de fuertes inversiones y tecnología. Por ello, Platts, Reuters y Commerzbank estiman que Irán aumentará 1 MMBD pero en los próximos 18 meses, reduciendo los precios en 10 $/Bl.

El Departamento de Energía de EEUU y la Agencia Internacional de Energía son más moderados, y estiman que tras el acuerdo, Irán buscará liberar al mercado los 30 millones de barriles que tiene almacenados en sus 25 buques tipo VLCC en el segundo semestre de 2015, lo cual se traduce en una oferta adicional de entre 160 y 180 mil barriles diarios (MBD). Esto reducirá los pronósticos de precios entre 1 $/Bl y 3 $/Bl para 2015. Además, con el levantamiento de sanciones a mediados de 2016, Irán estaría en capacidad de producir por lo menos 0,7 MMBD adicionales para finales del próximo año, de los cuales 0,6 MMBD es capacidad cerrada y 0,1 MMBD sería capacidad nueva. Esto implicaría una reducción en los pronósticos de precios entre 5 $/Bl y 15 $/Bl para 2016. Con un nuevo marco regulatorio e inversiones apropiadas, Irán podría alcanzar 4 MMBD para finales de la década –nivel que tenía en 2008.

La consultora Wood Mackenzie es mucho más pesimista, y considera que Irán sólo podrá incorporar 120 MBD a finales de 2015 desde su almacenamiento flotante. Asimismo, estima que podrá elevar su producción en 260 MBD en 2016 y 220 MBD en 2017. En suma, habría aumentado su capacidad de producción sólo en 0,6 MMBD hasta alcanzar 3,37 MMBD en 2017 debido a la degradación del sector, y alcanzaría 4,4 MMBD en 2025 sólo si logra atraer la inversión –al menos 50 millardos de dólares- y tecnología necesarias. Mientras para Citigroup, Goldman Sachs y la consultora PIRA, Irán sólo podrá aumentar 0,5 MMBD para finales de 2016 –siendo problemático hacerlo más allá de este nivel ya que necesitaría inversiones por el orden de 100 millardos de dólares- y el aumento de la demanda dejaría los precios estables en su nivel actual de 60 $/Bl.

En conclusión, el acuerdo firmado es el mejor de los posibles entre adversarios que no tienen opción real para imponerse. El tiempo dirá si lo pactado ha servido para estabilizar Medio Oriente o si, por el contrario, ha permitido a Irán avanzar en sus apetencias geopolíticas a costa de futuros conflictos. Además, clarificará si ha supuesto un punto de inflexión en un mercado petrolero bajista, que ahora debe absorber el retorno gradual del crudo persa. Venezuela, por su parte, debe rectificar su modelo económico y elaborar un plan financiero de contingencia que tome en cuenta un horizonte más amplio con precios del petróleo deprimidos; seguir realizando esfuerzos para mantener la cohesión de la OPEP con base en el cumplimiento estricto del techo de producción colectivo acordado y el regreso a las cuotas nacionales; así como emprender una revisión estratégica de su política exterior a partir de los grandes cambios del entorno. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Otra vez el Esequibo


Prof. Eloy Torres

La geopolítica se ocupa del estudio de las causas espaciales de los hechos políticos y de sus futuros efectos. Se nutre de disciplinas como la historia, la geografía descriptiva y la  geografía política, entre otras. Por lo que el verdadero Estadista debe estar consciente de ello para evitar situaciones peligrosas a su país. Venezuela enfrenta un drama geopolítico con Guyana. Gracias a esta revolución, a su líder fundador, junto al presidente obrero, nos encontramos ante la posibilidad de perder territorios y el respeto internacional. Ya lo hemos dicho hasta la saciedad: el Esequibo, es emblemático. A Venezuela, particularmente a la civilista le costó que Gran Bretaña aceptase nuestras razones. Luego, Guyana, heredó esta situación. Nuestros reclamos están ahí. A pesar de algunas indecisiones: la rebelión del Rupununi como la idealista postura: el Protocolo de Puerto España, Venezuela siempre promovió su recuperación. Hubo negociación diplomática. En diplomacia, como en palacio, las cosas van despacio. Eran los tiempos de buscar una solución. Hoy éstos, están ausentes de la agenda exterior venezolana.   

No quiero parecer mezquino. El gobierno actuó, pero, lo hizo tarde. Lo ha debido hacer 16 años atrás. Hoy, éste se cubre con el manto patriótico y asocia la reclamación a su  gestión. Tampoco voy a entrar en consideraciones cartográficas, sino a invocar directamente los elementos vitales para Venezuela. Venezuela debe abandonar ese lenguaje ideologizado. Es el interés nacional. No se trata, como dicen algunos: la culpa es del hoy presidente Granger y la ExxonMobil que le manipula. Eso es una explicación simplista, pues todos los guyaneses mantienen una misma postura: defender ese territorio heredado por Gran Bretaña.

Hemos dicho que Venezuela debe prepararse para enfrentar el desafío de recuperar definitivamente ese territorio. Pero, primero debe cambiar la política exterior. Durante el periodo civilista- democrático, ella fue estructurada en el idealismo político: fijó sus posturas sólo en el terreno diplomático. Hoy la realidad ha cambiado y se requiere un cambio de timón hacia una postura acorde con el realismo político. La añorada “solución práctica” es posible si tuviésemos una dirección asertiva y no ideologizada. Venezuela, no debe repetir lo que ha hecho durante un siglo. Para ello hay que observar el interés nacional como la suma de los intereses y valores de todo el país, nunca de una ideología trasnochada, de una secta, o de un individuo, por demás endiosado. El interés nacional significa maximizar los beneficios y minimizar los sacrificios a la sociedad. Hay que evitar mayores sacrificios al país. La pérdida del Esequibo, es uno de ellos. 

@eloicito

miércoles, 15 de julio de 2015

El frenazo de las arenas bituminosas de Canadá


Dr. Kenneth Ramírez

Tras la caída de los precios del petróleo, mucha de la atención se ha centrado en lo que esto implicaría para los productores de esquistos en EEUU, la continuidad de la política petrolera saudita y los problemas presupuestarios de Rusia, Irán y Venezuela. Pero, ¿qué pasa con Canadá? La pregunta no es baladí, ya que es el quinto mayor productor petrolero mundial y se ubica en tercer lugar en reservas probadas –con 173 millardos de barriles- después de Venezuela y Arabia Saudita. El grueso de las reservas y producción canadiense provienen de los yacimientos de arenas bituminosas de Athabasca en la provincia de Alberta; uno de los proyectos petroleros más costosos de desarrollar –con precios mínimos que justifican nuevas inversiones (break even point) entre 60 $/Bl y 90 $/Bl, según el método de explotación.

Con el precio del crudo marcador Brent ubicado en torno a 60 $/Bl, los proyectos en visualización han sido cancelados y retrasados, pero se ha mantenido el ritmo de crecimiento. Esto ha ocurrido porque tras las enormes inversiones iniciales, un proyecto de arenas bituminosas puede mantenerse produciendo con muy bajos costos operativos por años hasta recuperar la inversión y obtener ganancias. En consecuencia, los proyectos en marcha y en construcción se han mantenido, a pesar de tener menores flujos de caja. De hecho, Wood Mackenzie estima que la caída de los precios implicará un descenso de 23 millardos de dólares en los flujos de caja de estos proyectos durante 2015 y 2016, pero no un descenso de producción. Mientras que los principales jugadores como Suncor, Cenovus, CNRL, Imperial y Shell tienen la capacidad financiera para continuar invirtiendo, las empresas pequeñas estarán bajo presión para mantener su solvencia. Empero, advierte que si los precios se mantienen en el nivel actual en los próximos años, pueden producirse grandes cancelaciones de proyectos y la producción se estancaría en un techo 3 millones de barriles diarios (MMBD) a partir de 2024.

Por su parte, IHS Energy y la Agencia Internacional de Energía han tomado nota de los ajustes que se han producido en los proyectos en las arenas bituminosas, pero concluyen que el crecimiento se mantendrá debido a la naturaleza de este negocio y las inversiones ya realizadas. En este sentido, citan que entre 2005 y 2014, la producción de crudo no convencional a partir arenas aumentó en 1,2 MMBD, y que entre 2015 y 2020 crecerá 800 mil barriles diarios (MBD). Esto mantendría a Canadá como la tercera fuente de aumento de oferta petrolera a nivel mundial en el período.

No obstante, esta última evaluación minusvalora el hecho de que la fase de gran expansión de las arenas bituminosas puede haber concluido. En este sentido, la Asociación de Productores Petroleros Canadienses (por sus siglas en inglés, CAPP) subraya que se han producido cancelaciones y desfases de proyectos por el orden de 1,2 MMBD en las arenas bituminosas debido a la caída de precios, y por ello, ha elaborado dos escenarios. Un escenario inercial donde los precios del petróleo no se recuperan significativamente, y sólo se logra mantener crecimiento a partir de los proyectos en marcha y construcción. La producción canadiense ascendería desde 3,89 MMBD en 2015 hasta 4,63 MMBD en 2020, 4,64 MMBD en 2025 y retrocedería a 4,53 MMBD en 2030. La contribución de las arenas bituminosas pasaría desde 2,29 MMBD en 2015 hasta 3,07 MMBD en 2020, y a partir de allí se estancaría, con 3,08 MMBD en 2025 y 2,97 MMBD en 2030.

Un escenario de crecimiento moderado donde los precios del petróleo se recuperan hasta 90 $/Bl en los próximos tres años, y se realizan algunas nuevas inversiones adicionales a los proyectos en marcha y construcción, lo cual haría que la producción canadiense ascienda desde 3,89 MMBD en 2015 hasta 4,64 MMBD en 2020, 4,96 MMBD en 2025 y 5,33 MMBD en 2030. Aquí, la contribución de las arenas bituminosas pasaría desde 2,29 MMBD en 2015 hasta 3,08 MMBD en 2020, 3,51 MMBD en 2025 y alcanzaría 3,95 MMDB en 2030. Sin embargo, este pronóstico de crecimiento de la CAPP de 2015 es menor a su pronóstico de 2014, cuando se visualizaba 5,6 MMBD en 2025 y 6,4 MMBD en 2030; y está muy por debajo de su pronóstico de 2013 cuando estimaba que los precios del petróleo se mantendrían sobre 100 $/Bl en el futuro previsible y señalaba que la producción canadiense alcanzaría 6 MMBD en 2025 y 6,7 MMBD en 2030.

Además, existen otros problemas. En primer lugar, la capacidad de atraer inversiones de los proyectos de arenas bituminosas de Canadá se verá afectada por la nueva competencia de los proyectos de esquistos en EEUU que son menos intensivos en capital y con un ciclo de negocio más corto. En segundo lugar, los retrasos en la construcción de oleoductos suponen severos cuellos de botella como nos ha mostrado el gigantesco proyecto Keystone XL que pretendía conectar Alberta con el parque refinador de Texas, el cual la Administración Obama se ha negado a firmar por consideraciones ambientales. En tercer lugar, estos proyectos requieren 17% más agua y energía para ser explotados que los pozos convencionales, y liberan 19% más gases de efecto invernadero, por lo cual pueden ser objeto de regulaciones ambientales en EEUU –principal mercado. En cuarto lugar, el nuevo gobierno de Alberta encabezado por Rachel Notley -tras la victoria del partido socialdemócrata NDP en mayo pasado-, ha señalado que aumentará impuestos y regalías, y no hará lobby a favor de nuevos oleoductos.

En definitiva, en la guerra de desgaste que enfrenta actualmente a los productores en el mercado petrolero, las arenas bituminosas de Canadá no son el rival débil que será forzado a cerrar producción en lo inmediato, pero su expansión a largo plazo ha sido afectada considerablemente. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Túnez: La lucha por ser el Oasis en el Desierto


Lic. Iván Rojas Álvarez

En diciembre de este año se cumplirán 5 años del inicio del fenómeno que todos conocemos como la Primavera Árabe. De toda esa explosión de protestas y demostraciones en las calles y plazas del Medio Oriente, sólo un Estado ha sido capaz de transitar a la democracia en una revolución mayormente civil y pacífica, lo cual más de un “analista” pensó sucedería en toda la región sin mayores traumas. La República Tunecina ha redactado una constitución, pasado ya por dos elecciones pacíficas, presidenciales y legislativas, además de tener dos partidos bastante diferentes, el Ennahda, islamista moderado, y Nidaa Tounes, secular, que han competido durante estos años por la preponderancia de la escena política sin los choques ni la violencia que, por ejemplo, han plagado el intento democrático fallido en Egipto.

Pero como es bien sabido la pequeña República Norafricana ha sido golpeada ya dos veces este año por ataques terroristas de inmensa cobertura mediática, el ataque al Museo Nacional del Bardo en marzo y el ataque en la ciudad de Sousse hace apenas un par de semanas, los cuales dejaron 22 y 38 fallecidos respectivamente, en su mayoría turistas extranjeros. Estos ataques revelan que a pesar de los avances que Túnez ha tenido en materia política, está lejos de tener una situación realmente estable, y es que el país enfrenta una cantidad de retos bastante importantes que tiene que superar para poder convertirse en el Estado pujante y tranquilo que está en toda capacidad de ser.

Habría que mencionar primero a grandes rasgos porque Túnez pudo donde Siria, Egipto y Libia han fallado; y es que este país tenía la combinación de tradición secular, nivel educativo alto, relaciones con los Estados europeos, e institucionalidad remotamente desarrollada que los otros sencillamente no tenían, además del hecho de ser un Estado territorialmente más pequeño, lo cual facilita que los movimientos consoliden su presencia en todo el país, a diferencia de Libia donde el aislamiento y las distancias han generado gobiernos paralelos y territorios rebeldes.

En este mismo orden de ideas vale aclarar que antes de la llamada Revolución de los Jazmines, que sacó del poder a  Zine El Abidine Ben Ali, Túnez era considerada una de las economías más competitivas de África, y uno de los Estados con mejor nivel de vida de Medio Oriente, excluyendo a las monarquías del Golfo.

Sin embargo el país enfrentaba, y aún enfrenta de hecho, altas tasas de desempleo, sobre todo desempleo juvenil, amplia corrupción administrativa, un sistema monetario que no fomentaba la producción nacional y un Estado policial y represivo que no pudo sostenerse ante la explosión revolucionaria. Muchos de estos problemas han sido tratados de solucionar por el actual gobierno, encabezado por el Presidente Baji Caid Assebsi, sin llegar al éxito esperado, lo cual muchos concuerdan es parte de la razón por la cual ha habido un auge en los ataques terroristas en el país, además del hecho de que Túnez es el Estado que más combatientes extranjeros ha proveído a las filas de ISIS, una cifra que ronda 3000 ciudadanos.

En estos momentos el país se encuentra en Estado de emergencia debido al ataque terrorista más reciente, se han hechos múltiples arrestos, se ha allanado mezquitas no autorizadas que supuestamente han extendido mensajes de violencia, e incluso se ha declarado el plan de construir un muro que cierre la frontera con la vecina Libia, actualmente un Estado fallido donde ISIS ha encontrado áreas donde establecer operaciones, y en donde se estima que los dos perpetradores del ataque al Museo del Bardo recibieron entrenamiento.

Pero la pregunta es qué otras medidas puede el gobierno generar para defenderse de la inestabilidad que acecha toda la región, pues a pesar de que las pérdidas humanas son infinitamente más importantes, no se puede dejar de apreciar el golpe que un solo ataque, perpetrado por un solo hombre, ha hecho al turismo del país, en donde playas rebosantes de turistas europeos se han convertido en un campo de arena vacío con tumbonas y sombrillas regadas por doquier, lo cual representará millones de dólares en pérdidas para el país.

Habría que ver este problema como uno integral, en donde medidas puramente económicas o puramente de seguridad no van a ser suficientes, ni tampoco se le puede abordar como un problema solamente tunecino, pues todos estamos más que consientes de la situación actual de toda la región. Entonces el gobierno debe comenzar por profundizar las medidas que dinamicen la economía, sobre todo la agricultura, industria y minería, que tienen capacidad exportadora, y que están deprimidas en la actualidad por problemas como la sobrevaluación de la moneda y la falta de cultura competitiva debido a los controles de importación aún en pie que son heredados del gobierno anterior.

En el plano de la seguridad, se debe caminar por la fina línea que divide a un Estado eficiente en la persecución y captura de sospechosos y criminales, con la de retroceder en el proceso de apertura del país y volver a las prácticas represivas del pasado, debate que hemos visto llevarse con bastante controversia en el parlamento desde el año pasado, y que los ataque terroristas en 2015 han dado fuerzas renovadas. Además, Túnez debe aprovechar sus buenas relaciones con Occidente para coordinar mayor apoyo internacional en su lucha contra el extremismo, pues como los recientes ataques terroristas en Siria, Kuwait y Francia demuestran, esta es una amenaza transnacional, y ningún Estado está preparado para afrontarla en solitario.

La República Tunecina debe continuar el lento proceso de limpieza y afinación institucional que todo régimen en transición a la democracia debe llevar a cabo, pues la corrupción, el clientelismo y otros males de la administración pública no hacen sino sembrar desconfianza y resentimiento en el gobierno, el cual ya ha generado rechazo en la juventud del país, la misma que tomo las calles en primer lugar. Para finalizar habría que decir que, más allá de ciertas circunstancias coyunturales de la región, este país no está pasando por un proceso tan diferente al que otros Estados en procesos de transición han experimentado, por ejemplo Venezuela en 1958 enfrentó muchísimos problemas políticos e incluso experimentó varios intentos de golpes de Estado antes de cumplir su primera década como Estado democrático. Entonces, el camino es complicado, el proceso es lento, pero existen todas las herramientas para que el legado de Mohamed Bouazizi y la revolución de los Jazmines perduren.

@IvanRojas92

jueves, 2 de julio de 2015

Rusia y la OPEP: una difícil coordinación


Dr. Kenneth Ramírez

Rusia enfrenta una nueva crisis asociada al mercado petrolero. En 1986, el desplome de los precios tras el abandono de Arabia Saudita de su rol como productor de equilibrio –swing producer- condujo a la caída de la Unión Soviética (URSS). El hundimiento de los precios debido a la Crisis Asiática y la guerra entre productores –entre ellos Venezuela y Arabia Saudita-, produjo una fuerte recesión económica y el impago de la deuda -el llamado “Efecto Vodka”- en 1998, lo cual llevó a renunciar a un enfermo Boris Yeltsin y trajo a un desconocido Vladimir Putin al poder. Posteriormente, Rusia se vio brevemente afectada por la corta caída de precios a raíz de la crisis financiera de 2008. Y, finalmente, la caída de los precios de este último año debido a la débil demanda petrolera y la guerra de jeques contra esquistos, aunado al efecto de las sanciones impuestas por el conflicto de Ucrania, han generado pérdidas de alrededor de 160 millardos de dólares, una dura recesión económica -el FMI estima una contracción del PIB de 3,8% en 2015 y 1,1% en 2016- y un escollo para las ambiciones globales de Putin.

La diplomacia petrolera venezolana se esforzó en los últimos meses en materializar una coordinación entre Rusia y la OPEP para realizar recortes conjuntos y apuntalar los precios. Esto se tradujo en tres visitas del Presidente Maduro a Moscú, y cuatro del Ministro de Petróleo, Asdrúbal Chávez, desde diciembre de 2014. Sin embargo, en lugar de recortes, la producción petrolera rusa ha aumentado en 200 mil barriles diarios (MBD) respecto a 2014, hasta alcanzar 10,7 millones de barriles diarios (MMBD) en junio de 2015 –récord de la era pos-soviética. Existen varias razones que explican esta posición de Rusia.

En primer lugar, el rol de las ideas. Cuando los precios empezaron a caer, la incertidumbre era creciente y Venezuela iniciaba contactos para eventuales recortes coordinados; el Ministro de Energía ruso, Alexander Novak, contrató un estudio del centro de pensamiento –think tank- Instituto Skolkovo liderado por el experto Grigory Vygon. Dicho informe concluyó que la OPEP no cooperaría debido a la posición saudita de expulsar del mercado a los productores menos eficientes; agregando que, si Rusia decidía recortar, Arabia Saudita y Libia tomarían su cuota de mercado en Europa. Además, esto agravaría los problemas presupuestarios de Rusia. Por ello, el Ministro Novak y el Presidente de Rosneft, Igor Sechin, optaron por no acordar recortes en una reunión a puerta cerrada en el Hotel Grand Hyatt de Viena, donde acudieron el Ex-Canciller Rafael Ramírez; el Ministro saudita Alí Al-Naimi, y el Ministro de Energía de México, Pedro Joaquín Coldwell, días antes de la 166° Reunión Ministerial de la OPEP, el 25 de noviembre de 2014.

En segundo lugar, la desconfianza entre Moscú y Riad. Putin considera que el finado Rey Fahd ayudó a Ronald Reagan a destruir la URSS inundando el mercado en 1986, y años después lanzó una guerra de precios para frenar la recuperación de su industria petrolera rusa ocasionando el “Efecto Vodka”. Tomando en cuenta estos antecedentes, Putin entendió que “hay un elemento político” en la caída de precios. Es decir, la posición saudita de no defender los precios también buscaba castigar a Rusia por apoyar a Irán y Assad en Siria, y ayudar a su aliado Barack Obama en el pulso con Putin por Ucrania. Por su parte, Riad considera que Moscú jamás ha colaborado con la OPEP, e incluso cuando ha acordado hacer recortes conjuntos como en 1999 y 2008, realmente no los ha materializado y ha aprovechado para tomar la cuota de mercado del grupo.

En tercer lugar, consideraciones técnicas y económicas. El 85% de la producción proviene de campos maduros en zonas con un clima hostil. No resulta fácil para Rusia realizar recortes y luego recuperar producción. Por lo tanto, Moscú ha estimado conveniente dejar caer el rublo en 50%, disminuir los impuestos petroleros y aumentar la producción. Adicionalmente, de su participación en el 6° Seminario Internacional de la OPEP realizado el 3 de junio de 2015, el Ministro Novak extrajo un potente argumento: Los precios se han estabilizado en 60 $/Bl y se recuperarán en los próximos dos o tres años; ergo, Rusia tiene reservas financieras suficientes -398,9 millardos de dólares- para capear el temporal.

No obstante, estos cálculos parecen estar minusvalorando algunos elementos. Los productores de esquistos de EEUU están siendo mucho más resistentes de lo esperado y algunos informes señalan que sin recortes los precios apenas se recuperarán desde el nivel actual para alcanzar los 75 $/Bl en 2025. Con precios deprimidos y sanciones, la industria petrolera rusa no va a ser capaz de repetir el “milagro de Siberia Occidental” que siguió a 1998. Se han agotado los campos baratos. Las reservas por explotar están en zonas remotas de Siberia Oriental, en aguas del Ártico, o son yacimientos de esquistos, que requieren tecnología que ha sido objeto de sanciones. Además, el clima de inversión se ha deteriorado con el arresto de Vladimir Yevtushenkov y la toma de su empresa Bashneft –sexto productor ruso con 320 MBD- en 2014, lo cual recordó el caso de Mikhail Khodorkovsky y la nacionalización de los activos de Yukos en 2004 –que consolidó a Rosneft como empresa petrolera nacional con 40% de la producción rusa. En consecuencia, la Agencia Internacional de Energía ha señalado una caída de producción de 560 MBD en 2020. Antes pronosticaba que alcanzaría 11 MMBD en 2019, cerca del récord de la URSS de 11,4 MMBD en 1988.

Esta crisis debería estimular a Rusia a introducir reformas para disminuir su dependencia de los hidrocarburos -68% de sus ingresos por exportaciones-, cerrar el capítulo de Ucrania a través de los acuerdos de Minsk y coordinarse con la OPEP para rescatar los precios del petróleo -siendo positiva la reciente visita del Príncipe heredero Mohamed bin Salman a San Petersburgo. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Metamorfosis mundial


Dr. Carlos Romero

Uno de los debates más importante en las relaciones internacionales es aquel dedicado a analizar los límites entre la política exterior y su entorno global. La multiplicación de actores multilaterales y supra-estatales está retando la soberanía de los Estados, al tiempo que asumen algunas de las funciones que corresponden por tradición a los entes públicos. De esta manera, los límites entre estos tres tipos de organizaciones no están claros al momento en que se originan diversos conflictos al tratar de reservar, ocupar o simplemente tomar acciones que según el criterio de algunos no sean de su competencia.

La doctrina nos habla sobre que en la actualidad hay problemas "globales" que no pueden ser resueltos por los Estados; vale decir, el deterioro del ambiente, el terrorismo, armas nucleares, los medios de comunicación y las migraciones y que, por lo tanto, deben tomarse decisiones conjuntas y consensuadas. Sin embargo, algunos de sus críticos alertan sobre que la legitimidad de los Estados no puede ser ni suplantada ni calificada, en cuanto su orden interno por otros actores. 

Lo cierto es que algunas materias como lo son el tema de los derechos humanos y la idea de la supranacionalidad están en discusión, así como la injerencia de algunos Estados en los asuntos internos de otros países, por la vía directa o por una vía indirecta, a través de la resonancia mundial de algunos actores domésticos, incluyendo los así llamados "líderes mundiales".

Venezuela no escapa a esta metamorfosis. El Gobierno ha hecho uso de su discrecionalidad diplomática para alcanzar sus objetivos particulares y para fomentar su proyecto en otras latitudes, lo que veces pone en duda la legalidad de las actividades de sus funcionarios en el exterior. Y la Oposición ha encontrado en la esfera no estatal una caja de resonancia de sus legítimas advertencias sobre el deterioro de la democracia en el país. Ambos toman partido de una nueva realidad que exige respuestas diferentes a novedosos y complejos problemas. 

Publicado originalmente en El Universal

Crimea: A un año del Jaque Mate de Rusia


Lic. Jonás Estrada Aguilera

El pasado 11 de marzo, en Crimea y Sebastopol, celebraron el primer aniversario de la polémica reunificación de la República de Crimea con la Federación de Rusia. Esta reunificación se produjo a raíz de la crisis política desencadenada por las protestas en Ucrania contra el derrocado Presidente Viktor Yanukovich; y tuvo como grandes protagonistas a los servicios secretos rusos y la Flota del Mar Negro que tiene su base en el puerto de Sebastopol.

Hay que tomar en cuenta que desde hace mucho tiempo, tras la caída de la URSS, los ciudadanos crimeos -incluyendo a los habitantes de Sebastopol-, querían formar parte de Rusia, y eso se demostró con el referéndum de 2014.

Vale acotar el factor demográfico de Crimea que es muy importante a la hora de analizar los resultados de estos comicios que hicieron posible la reunificación. De acuerdo a las cifras más recientes, la mayoría étnica de Crimea son rusos, que forman el 60% de la población, la segunda población étnica con más representantes son los ucranianos, que forman el 25%, y en el tercer lugar están los tártaros con el 12%. Mientras en Sebastopol, la ciudad más grande de Crimea, el 70% de la población es rusa; el 22%, ucraniana; y casi no hay tártaros.

El 97% de la población de Crimea tiene el ruso como lengua principal. Esto significa que a Crimea le afectó mucho una de las primeras decisiones del Gobierno interino de Kiev que se formó tras el triunfo de la “Revolución EuroMaidán”, el cual canceló la ley que permitía que el ruso (y otros idiomas minoritarios) fuera oficial en las regiones multiculturales.

También es importante estudiar y analizar los antecedentes históricos. La primera guerra turco-rusa (1768-1774), permitió a Moscú controlar de facto todo el sur de Ucrania -hasta entonces dominada por el Imperio Otomano a través de su Estado títere, el Kanato de Crimea (Balta)-, mediante el Tratado de Küçük Kaynarca. Los otomanos fueron forzados a reconocer la independencia de Balta bajo influencia rusa, y cedieron a Rusia la parte de la región Yedisán entre los ríos Dniéper y Bug Meridional. Este territorio incluía el puerto de Jersón y proveyeron al Imperio ruso de su primer acceso directo al Mar Negro. Asimismo, el Tratado otorgó a Rusia los puertos crimeos de Kerch y Enikale y la región de Kabardino-Balkaria en el Cáucaso.

La segunda guerra ruso-turca (1787–1792), se debió al intento frustrado del Imperio Otomano por reconquistar territorios cedidos a Rusia en el curso de la anterior guerra, cuyo resultado fue una victoria definitiva del Imperio Ruso sobre el Imperio Otomano, a través del Tratado de Iași, que pone punto final al conflicto otomano-ruso y otorga a Moscú el control sobre toda la costa septentrional del Mar Negro.

Cuando Crimea fue recuperada por la Unión Soviética en la II Guerra Mundial, la población autóctona de tártaros musulmanes fue víctima de la represión estalinista, bajo de la acusación de colaboracionismo con la ocupación alemana. En mayo de 1944, la NKVD (antecesor de la KGB y actual FSB), deportó cerca de 200.000 tártaros de Crimea a Asia Central, en un proceso conocido como “Sürgün”. La represión también supuso la abolición de la autonomía: el 30 de junio de 1945, la República Autónoma fue convertida en el óblast (provincia) de Crimea, dentro de la República Socialista Soviética de Rusia. Tres años más tarde la ciudad de Sebastopol, base de la Flota del Mar Negro, recibió el estatus de centro administrativo y económico independiente de la óblast de Crimea.

El 19 de febrero de 1954, siendo Nikita Krushchev el Primer Secretario del PCUS, el Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética aprobó un decreto para transferir el óblast de Crimea de la RSS de Rusia a la vecina RSS de Ucrania.

Pero Krushchev jamás pensó que esa decisión de que Crimea fuese a formar parte de Ucrania, la iba a separar totalmente de Moscú, como ocurrió con la caída de la URSS, y la eclosión de Ucrania y la Federación de Rusia como Estados separados y enfrentados. Esto ha generado malestar a los rusos, que siempre han considerado Crimea parte de integral de la Federación de Rusia. A su vez, tampoco pensó que los mismos rusos que habitan en dicha península jamás se consideraron ucranianos sino ciudadanos rusos.

En conclusión, más allá de las críticas, podemos decir, que tomando en cuenta los antecedentes históricos y realidades demográficas, Crimea y Sebastopol son parte integral de la Federación de Rusia, y sencillamente Vladimir Putin actuó acorde a su patriotismo y en defensa de sus intereses nacionales, lo cual le ha granjeado un gran apoyo popular tanto en Rusia como en Crimea.

No obstante, hay que tener presente que tras la reunificación de Crimea y Sebastopol, la Federación de Rusia tiene el objetivo fundamental de dotar a la península de Crimea de todas las infraestructuras necesarias que ha perdido con la anexión a Rusia. También busca unir la península a la parte continental rusa a través de un puente que está previsto construir en el Estrecho de Kerch. Se calcula que todo el proceso, incluido el cambio de la moneda ucraniana (Grivna) a la moneda rusa (Rublo), le va a costar a Moscú varios miles de millones de euros.

El Primer Ministro ruso, Dmitri Medvédev anunció que hay planes para establecer una zona económica especial en la península, con el objetivo de que Crimea pase de ser una región que depende de los subsidios a una región contribuyente. Ucrania dotaba a Crimea de dos tercios de su presupuesto. Pero no se sabe hasta ahora de esos planes y cómo se van a hacer realidad. Se ha hablado de algún tipo de exención fiscal que ayude a atraer inversiones. Se considera a Crimea una zona muy prometedora sobre todo por su privilegiada situación geográfica, y todo el territorio podría convertirse en una zona económica especial mixta, con diversos ámbitos de desarrollo.

Antes de la reunificación, la principal actividad económica de Crimea era el turismo, pero no va a ser fácil que se recupere porque el 80% de los turistas eran ucranianos. Esto supone que Moscú tendrá que hacer un esfuerzo económico mayor para poder levantar su nuevo miembro federal.

También Rusia tendría que desarrollar los transportes y renovar los puertos -que son de los más viejos del Mar Negro-, lo que será necesario si se quiere aumentar su potencial comercial. El objetivo es conseguir que Crimea sea autosuficiente en un plazo de entre tres y cinco años, y se espera que a las empresas estatales les sigan las privadas. A largo plazo, una vez se resuelva el estatus de Crimea a nivel internacional, se espera regresen los inversionistas extranjeros, sobre todo los de la Unión Europea.

Otro problema que posee Crimea que debe resolverse de manera inmediata, es el suministro de agua, porque, aunque para el consumo humano está garantizada, no lo está para la agricultura, ya que procede de Ucrania y ésta ha limitado el suministro. Esto supone que Rusia debe negociar con Kiev o tomar otros territorios del Este de Ucrania -para romper el aislamiento de la península- en el conflicto que mantiene abierto con Kiev.

@jonaspatriota

¿Es América Latina parte de Occidente?


Embajador Alfredo Toro Hardy

La civilización occidental tiene su punto de partida en el Emperador romano Constantino, cuando imperio e Iglesia cristiana se fusionan. En esta amalgama entre cristiandad y tradición clásica se origina un modelo de vida y de sociedad de rasgos particulares. De acuerdo a J.M. Roberts: “En el corazón del cristianismo, una vez que San Pablo hizo su trabajo, se encontrará el concepto del alma individual. Ese respeto por la individualidad venía a la vez de Roma a través de sus nociones de la ley y de los derechos legales, habiendo heredado de la antigua Grecia el énfasis en la autonomía moral… Su importancia (la del individuo) puede ser debidamente valorada en la medida en que se encuentra ausente de las otras grandes culturas” (The triumph of the West, Boston, 1985).

¿Qué es Occidente?

Según señala Tom Holland, el hecho de que Grecia hubiese prevalecido milagrosamente en contra de la invasión de los persas en el 480 a.C., permitió que se sentaran las bases de Occidente. De acuerdo él: “como súbditos de un rey extranjero, los atenienses nunca hubiesen tenido la oportunidad de desarrollar su cultura democrática única. Mucho de lo que distinguió a la civilización griega hubiese sido abortado. El legado heredado por Roma y trasladado luego a la Europa moderna se hubiese encontrado sustancialmente empobrecido… Si los griegos hubiesen sucumbido a la invasión de Jerjes es muy poco probable que hubiese logrado forjarse esa entidad llamada ‘Occidente'” (Persian fire, London, 2005).

A la vez, y según refiere Roberts, las islas de espiritualidad representadas por los monasterios europeos, en tiempos de las invasiones bárbaras, permitieron preservar el legado de una civilización que de lo contrario hubiese podido perderse. Según sus palabras: “los monasterios se transformaron en las células que preservaron y transmitieron la carga genética de una civilización… manteniendo viva una cultura cuando las escuelas y bibliotecas que le daban vida, en las ciudades del viejo Mundo clásico, habían ya colapsado”.

Esta matriz civilizatoria, resultado de un proceso evolutivo muy particular, habría de afianzarse en Europa y por extensión también en otras latitudes. De acuerdo a Roberts, esta herencia se transplantaría a América del Norte, Australia, Nueva Zelandia y África del Sur.

¿Es América Latina parte de Occidente? Roberts no la incluye en su lista. Más aún Samuel Huntington, quien sin duda es el intelectual que más ha trabajado ese concepto en nuestros tiempos, no sólo excluía a América Latina del mundo occidental sino que la visualizaba como una amenaza a los valores de éste. En efecto, para él la invasión silenciosa proveniente de Hispanoamérica representaba el mayor peligro que confrontaba Estados Unidos en la preservación de su identidad occidental.

El tradicional menosprecio anglosajón por América Latina y sus valores no puede obviar, sin embargo, nuestra indudable vinculación al mundo occidental. Tal como señalaba Arturo Uslar Pietri en su obra Fantasma de dos mundos: “la familia, la casa, la urbanización, la relación social, la situación de la mujer y del hijo, nos vinieron por la Iglesia y por las leyes de Indias, a través de las Siete Partidas, de la herencia romana del derecho. El concepto de la ley, el del Estado, el del delito y la pena, el de la propiedad, nos vienen en derecha línea de la gran codificación de Justiniano”. En efecto, nuestra cultura está impregnada de una herencia católica-romana, latina, escolástica y tomista.

Somos indudablemente una parcela del Mundo occidental. Eso sí, una parcela de rasgos muy particulares. Como bien decía Bolívar: “constituimos una especie de pequeño género humano”. No somos europeos ni tampoco amerindios o africanos. Somos una combinación de esas razas y de sus respectivas claves culturales. A lo largo de la mayor parte de nuestra historia, sin embargo, la raíz rectora, aquella sustentada en los valores predominantes, fue la occidental. Nada más cónsono con una sociedad regida por sus élites.

No obstante nuestra peculiaridad ante el Mundo, aquello que nos distingue y da fuerza a nuestro pensamiento, es precisamente nuestro mestizaje cultural. Este nos sitúa dentro de un espacio de identidad muy particular: en la frontera del mundo occidental. Ello se traduce en una estructura mental ecléctica, capaz de moverse con igual facilidad al interior o al exterior de los parámetros occidentales. De manera innata podemos comprender las claves de esa civilización y ser parte de ella o situarnos al exterior de sus muros y mirarla con la curiosidad de un extraño. Esto potencia un pensamiento lateral de inmensa vitalidad.

No hay porque despreciar nuestra herencia occidental, lo que equivaldría a negar a uno de nuestros padres. Pero tampoco puede menospreciarse al otro, el cual ha enriquecido con su aporte nuestra identidad y nuestra visión del Mundo. En cualquier caso, en la parcela de pequeño género humano que somos, Occidente está presente.

Publicado originalmente en El Universal

¿Diplomacia para el siglo XXI?


Prof. Eloy Torres

Diálogo y diplomacia van de la mano. Ambos abordan la comunicación. Es esencial. Por lo que no debemos desechar los instrumentos tecnológicos de comunicación. Con la aparición de las nuevas tecnologías se ve un “nuevo diplomático”. El siglo XX fue el escenario de los gobiernos para comunicar sus “problemas” con los instrumentos que disponían, más allá de sus fronteras. El siglo XXI es más complejo. La difusión de información  a través de los medios de comunicación y redes sociales como Twitter, Facebook, YouTube, Instagram, WordPress, WhatsApp y otros, gracias a la innovación tecnológica, supera obviamente, la tradición. Esa innovación tecnológica socializadora, pone al hombre frente al hombre. Por supuesto, la tecnología por sí sola, no ofrecerá, las respuestas, pues es pura información. La solución la encontraremos en el conocimiento.

Los medios de comunicación influyen de manera conspicua en las Relaciones Internacionales, por supuesto, no al estilo de William Randolph Hearst y sus mentirosos artículos del New Journal, durante la guerra de los EEUU contra España; empero, no generan conocimiento. En el Mundo real del poder lo que importa es la  superioridad militar, económica y política. Las decisiones de los países en materia de política exterior deben apuntar al crecimiento de su poder. Nunca a compartirlo con otros.

Los avances técnico-científicos alcanzan las comunicaciones. Los gobiernos sacan provecho de éstas y construyen “historias” contra los sectores que les adversan, sobre la base de informaciones fácilmente digeribles. Nunca en el conocimiento. La guerra del Vietnam, las revoluciones árabes, la caída del Muro de Berlín, la guerra contra Irak son ejemplos de cómo se utiliza la TV para transmitir imágenes, es decir, información. El conocimiento que explica las cosas no estuvo presente en ellas.

El sistema internacional se modificó con la bomba atómica en 1945. Se impuso la Guerra Fría hasta que uno de los contendientes tiró la toalla. Fue la tecnología y el conocimiento los elementos utilizados por una sociedad abierta para derrotarlos. Los satélites, radios, celulares, televisión, internet, todos productos del conocimiento. Lo que permite hoy prefigurar a un nuevo diplomático como un mediador apoyado en la tecnología, distinto a la vieja concepción del diplomático tradicional. Esa profesión es observada, gracias a la tecnología y al conocimiento, mejor y más consustanciada con el hombre y no el Estado. La imprenta acabó con la cultura oral, hoy las redes sociales acercan el diálogo. Pero, eso sí, hay que buscar en el futuro: en la computadora y no en  el nostálgico pasado, en espadas liberadoras de antaño. Es en el conocimiento y no en la ideología trasnochada del siglo XIX. Hoy la diplomacia es conocimiento y no gritos revolucionarios. Estamos en el siglo XXI.

@eloicito