miércoles, 30 de marzo de 2016

Venezuela y el XXV Aniversario del MERCOSUR


Dr. Kenneth Ramírez

Venezuela vive tiempos agoniosos. La caída de los precios del petróleo ha vuelto a dejar al desnudo nuestros problemas nacionales: subdesarrollo económico y rentismo; autoritarismo, déficit democrático y militarismo; pobreza y desigualdad; violencia y rezago cultural. La gravedad de nuestra crisis recuerda aquella que sufrió la generación de españoles tras el desastre de la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898. La pérdida de Cuba y las últimas colonias de ultramar, significó para España, el fin del espejismo de la otrora grandeza imperial y una dolorosa toma de conciencia de su devaluada posición en Europa. Un país estancado en lo económico y cultural, e inmerso en un proceso de aislamiento, inestabilidad y fagocitación política; que colgaba del extremo de Europa más que formar parte de ella. En ese contexto, José Ortega y Gasset acuñó una de esas frases que se imprimen en la conciencia colectiva para siempre: “España es el problema; Europa la solución”. Se trataba de combatir los males españoles con la integración en Europa. Más que diagnóstico intelectual, la frase resumió todo un programa político; el cual fracasó bajo el reinado de Alfonso XIII y la Segunda República, fue suspendido por Francisco Franco, para imponerse definitivamente con la transición a la democracia. Esto le permitió a España dar un gran salto a la modernidad en los últimos “treinta gloriosos años” desde su adhesión a la Unión Europea en 1985. Todo un éxito histórico, hoy agotado por consumación.

Tomando el caso español como inspiración, Venezuela puede regenerarse con un proyecto de integración moderno y vibrante. He aquí el rol estratégico del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) –primera economía de América Latina y quinta a nivel mundial- que acaba de cumplir -el pasado 26 de marzo- su vigésimo quinto aniversario. No obstante, a diferencia de España con la Unión Europea, Venezuela no puede asumir pasivamente el MERCOSUR para recibir garantías de seguridad, libertad y prosperidad. Hoy por hoy, el MERCOSUR requiere un fuerte reimpulso, donde Venezuela también debe contribuir dinámicamente. Es decir, la relación de Venezuela con MERCOSUR debe ser de virtuosa retroalimentación, con una estrategia que permita al tiempo reconstruirlo y beneficiarse de sus potenciales oportunidades para así “ponernos al día” en pleno siglo XXI. Veamos.

MERCOSUR ha experimentado grandes cambios desde su fundación. En primer lugar, el giro desde su dinámica fenicia inicial hacia una agenda centrada en temas políticos y sociales. Y, en segundo lugar, su ampliación más allá del Cono Sur primigenio –sirviendo allí inicialmente para superar la rivalidad geopolítica entre Argentina y Brasil-, donde se inscribe el polémico ingreso de Venezuela en 2012 y la aún inconclusa adhesión de Bolivia de conformidad a la estrategia “MERCOSURx9”. Estas transformaciones han dado como resultado que el MERCOSUR haya ganado en el plano político-simbólico, pero haya perdido efectividad económica y atractivo a nivel regional y global. Conscientes de esto, los Estados miembros en la XLIX Cumbre de Asunción celebrada en diciembre de 2015, manifestaron su voluntad de relanzar MERCOSUR tomando en cuenta la experiencia acumulada y los cambios suscitados en el sistema internacional. Para ello, resulta necesario una nueva visión que promueva la convergencia hacia objetivos comunes y conecte las múltiples dimensiones en juego.

En materia política y social, es necesario fortalecer las instituciones del MERCOSUR y el cumplimiento de su reglas; impulsar una agenda común de promoción y protección de la democracia y respeto a los derechos humanos -previsto en los Protocolos de Ushuaia I y II, y en el Protocolo de Asunción que acaba de cumplir su décimo aniversario-; consolidar el rol del Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM) para combatir las asimetrías; el impulso al Estatuto de Ciudadanía del MERCOSUR para fomentar una integración profunda entre nuestras sociedades; y la necesidad de desplegar una agenda de relaciones externas ambiciosa que privilegie la búsqueda de un acuerdo entre MERCOSUR y la Alianza del Pacífico en el marco de las estrategias “unidad en la diversidad” y “convergencia con UNASUR”, así como la conclusión del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y nuevos acuerdos con EEUU, Canadá, Rusia, China, Japón y Corea del Sur –permitiendo la inserción del bloque en las grandes negociaciones multilaterales en marcha y pivotar al Pacífico.

En materia económica, se requiere trabajar en cuatro condiciones para construir un espacio económico efectivo que fomente la industrialización y fortalezca la clase media de la región: la conectividad física a través del desarrollo de infraestructuras, eliminar las barreras comerciales que aún subsisten entre los socios, la creación de cadenas productivas regionales, y la compatibilidad entre las estrategias de desarrollo y las políticas económicas y comerciales aplicadas.

En este contexto, el gobierno de Venezuela, en el marco de su presidencia pro-témpore del MERCOSUR –que asumirá por segunda ocasión a partir de julio de este año- y en coordinación con la nueva Asamblea Nacional, debe completar la adopción de toda la normativa comunitaria y catalizar el citado relanzamiento del bloque. Esto a su vez implica cambiar urgentemente nuestro modelo económico para aprovechar las potenciales oportunidades que ofrece el MERCOSUR –a diferencia de lo que ocurre actualmente, ya que Venezuela tiene un déficit comercial con los socios del bloque que asciende a 5 millardos de dólares anuales-, respetar las reglas democráticas y los derechos humanos, y abrir los espacios de este mecanismo a todos los actores políticos y sociales –empezando por la elección directa de los diputados al PARLASUR. De esta manera, el MERCOSUR podría ser un instrumento útil para superar nuestra crisis nacional y promover la regeneración de Venezuela. ¿Y usted qué opina?

@kenopina 

Terrorismo y fundamentalismo islámico. Reflexiones tras los ataques de Bruselas


Prof. Eloy Torres

Los atentados terroristas en Bélgica han conmovido al Mundo. De nuevo éste, es acechado por enemigos sin rostros. Lo único es que sabemos es que son árabes. Curioso. Hubo una corriente mediática que nos hizo creer que los Estados árabes abrieron sus puertas a un proceso modernizador, bautizado como “Primavera árabe”. No obstante, la  ola de atentados sangrientos en los cuales han estado involucrados gente proveniente del Mundo musulmán obliga a buscar una explicación a esos sangrientos hechos.

Encontramos términos como shiíes, suníes wahabitas, sharia, califato, entre otros. Aclaremos, sobre cuestiones terminológicas que caracterizan a la religión islámica y su impacto en la contemporaneidad; luego trataremos detalles y explicaciones de interés histórico, religioso y más estrictamente relacionados con la actualidad internacional y geopolítica.

El Islam, es obediencia a la palabra de Dios y no a un líder mortal. Es la más reciente de las religiones; nace en 612 de la era cristiana, cuando Mahoma, un comerciante de camellos de la Meca, en una cueva se le apareció el Arcángel Gabriel y éste le instó a “rezar”. Desde entonces Mahoma es el Profeta y transmitió la revelación final: La palabra de Alá (Dios). Mahoma no escribió el Corán, el libro sagrado en el Islam; sólo llevó la palabra de Dios. Los versos del Corán,  fueron hechos por los seguidores de Mahoma. La fe islámica, es la palabra de Alá (Dios) pronunciada por el Profeta y se fundamenta en cinco principios fundamentales, los “pilares de la fe”: 1. Profesión de fe: “hay sólo un Dios que es Alá y Mahoma es su profeta”; 2. La oración, debe ser realizada cinco veces al día; 3. La donación de una décima parte de tus recursos para los pobres; 4. El Ramadán o ayuno se celebra en un mes determinado del año y  dura desde el amanecer hasta el atardecer, durante el cual el creyente no debe comer ni beber nada. Se pretende un proceso de purificación del alma; y 5. La Peregrinación es obligatoria para cada musulmán. Es decir, al menos, una vez en la vida, ir hasta la Meca.

La Yihad, o guerra santa, tiene dos formas: una menor y otra mayor. La menor es la lucha del musulmán con el no musulmán para atraerlo a la fe correcta. La mayor es la que lleva a cabo cada musulmán consigo mismo para hacer respetar su fe. Para el Islam, a diferencia de lo que se dice, la guerra santa o Yihad, no tiene como propósito una guerra contra los no musulmanes. También se establece que la Yihad no es una de las obligaciones esenciales de un fiel musulmán.

La Sharía, la ley sagrada islámica, no es sinónimo con el Corán. Shariá no es un inflexible código de leyes o una ley orgánica. Ella se basa en dos elementos: el Corán y la Sunna. La Sunna es una colección de tradiciones sobre hechos del Profeta, considerados como modelos para los fieles. En definitiva, si el Corán es lo que dijo el Profeta, la Sunna es lo que el Profeta hizo. De estos dos elementos, las escuelas islámicas han hecho analogías e interpretaciones consensuadas para dar  forma a la Ley Santa.

El Islam experimentó un cisma entre sunitas y shiítas; la disputa por la sucesión del Profeta. El cisma aparece después del califato de Alí. Son frecuentes las confusiones terminológicas en la geografía del Islam. En una breve descripción, los sunitas son los que admiten que el sucesor del Profeta es el Califa Abu Bakr, mientras que los Shiítas, el verdadero seguidor del Profeta y nombrado por éste, es su yerno: Alí. Para los sunitas es inaceptable. La diferencia es cómo se pondera el papel del líder de la comunidad y como en el sunismo, el Califa, conduce la comunidad islámica. Su Califato tiene autoridad política como líder de la fe, pero, de hecho, la autoridad religiosa pertenece a la comunidad de eruditos, el Ulema.

 Los shiítas, seguidores de Alí, creen que la verdadera cabeza de la comunidad es el IMAM, un líder cuya autoridad religiosa y secular se debe escuchar y seguir obligatoriamente. Este es AlÍ, esposo de Fátima, hija del Profeta. Los sunitas perciben al califa como imam, pero sólo en el sentido religioso, en la oración colectiva. El rol político, asumido por el IMAM, representa una diferencia entre ambas visiones.  Además, los shiítas son mesiánicos; creen en la llegada de un IMAM salvador. Como en otras religiones, el Islam ha conocido, a lo largo del tiempo, ramificaciones, determinadas por la aparición de intérpretes que ha incorporado sus expresiones sobre la fe.

La mayoría islámica es sunita (un 85%). El shiísmo (aproximadamente el 15%) es mayoritario en Irán, país persa y no árabe. También en Azerbaiyán, Irak y Bahrein, representan alrededor del 60% de la población; hay minorías shiitas en Yemen, Arabia Saudita y Líbano. La historia de los grandes actores del Mundo islámico son: el imperio persa, único califato Shiíta; el califato árabe, el imperio mongol de la India y el imperio otomano, todos éstos, sunitas.

Las convulsiones políticas de los últimos años han traído más atención sobre la corriente wahabita por parte del Mundo occidental. Los wahabitas o salafistas son seguidores de una rama sunita; se fundamenta en los preceptos del Maestro y reformador Mahoma ibn al-Wahabí quien en 1740 en Najad -centro de Arabia Saudita de hoy-, predicó un retorno a un dogma estricto y rígido. Su discurso religioso ha sido mezclado con las aspiraciones de las poderosas familias de Arabia, como por ejemplo la de Ibn Saud al crear una corriente religiosa- política que se impuso en la zona en los años posteriores. Durante mucho tiempo, los seguidores de ésta ha influido en los acontecimientos políticos de la región, llegando incluso a conquistar la Meca y Medina, entre 1803-1812. Lo central en esta nueva ideología fue la idea de que ellos tenían un derecho a difundir, como correcta, su interpretación del Islam. Tras varios años de conflictos e intentos por imponer una autoridad, a principios del siglo 20, Aziz de Abd (con la ayuda británica) pudo conquistar los territorios de Tierra Santa y, después de la I Guerra Mundial, al crearse el Reino de Arabia Saudita. Por lo tanto, ellos consideran que los verdaderos practicantes del Islam son los seguidores del wahabismo.

Hay que mencionar: Los Wahabitas no se llaman ellos mismos de esta forma. Ellos son tratados así desde afuera. El término wahabita refiere al fundador del movimiento, aunque él rechazó esa denominación pues él está determinado por la creencia de que los elogios deben ser sólo para Alá y no para un simple mortal. El término que él acepta, de hecho es aquel de Muyahidín, lo que significa: “Aquel que insiste en la unidad y la unicidad de Dios.

Daesh (o Estado Islámico de Irak y Levante, mejor conocida bajo el nombre de ISIS ó ISIL) sigue la línea sunita wahabita y adopta un islamismo extremista y militante. Ellos se consideran los titulares del derecho a extender esta creencia que se originó en el Islam. Es así que surgen los combatientes de ISIS quienes pretenden ampliar un Califato para eliminar a cualquier otra forma de organización política que no respete, de hecho, la fe pura. Separados de una de las ramas de Al Qaeda, con quienes comparten el extremismo religioso, ISIS va en la misma línea de un Islam militante que busca restablecer la verdadera fe. Esto incluye aplicar la fe original y el rechazo a los shiítas, tal como se observó en los ataques dirigidos a las mezquitas shiitas en varias partes del mundo islámico.

El fin de la Guerra Fría trajo consigo reflexiones que buscan explicar la complejidad de su conclusión. Por ejemplo: Francis Fukuyama y “El Fin de la Historia”, para quien había triunfado el liberalismo y su ideología sobre la URSS. Se demostrado su falsedad, pues el liberalismo aún tiene enemigos. Uno de ellos: el fundamentalismo islámico cuyo actual reacomodo geopolítico aumenta la complejidad internacional. El 11-S fue un acto terrorista que atacó la modernidad al intentar socavar los cimientos del poder estadounidense en sus tres símbolos: el World Trade Center – su poder económico y del liberalismo en general-; el Pentágono –su poder militar-; y la Casa Blanca, -su poder político. La modernidad, representada por EEUU y por otras democracias desarrolladas, es blanco de los ataques terroristas islámicos. Hoy Bélgica es otro ejemplo. El día 11-S fue contra esa modernidad. El Mundo debe combatir al terrorismo y al Islamismo radical que lo pondera como una lucha maniquea: entre creyentes e infieles.

Otra tentativa para describir al Mundo después del fin de la guerra fría, es la del “Choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, quien concibe a la civilización como una entidad cultural y “el nivel más extenso de identificación” de una comunidad. En nuestra opinión ésta es la más completa por demás. Se distingue arbitrariamente: 7 u 8 civilizaciones, a partir de su historia, lengua, cultura, tradiciones y la religión, a saber: la occidental; confucionista; japonesa, islámica, hinduista, eslava- ortodoxa; latinoamericana; y posiblemente la africana. Postula la existencia de unas líneas de fractura o un choque entre éstas y observa cual elemento dinamizador que dominará los futuros conflictos.

Otra la expresa Alvin Toffler y su idea del desarrollo a partir de Olas. De éstas, él concibe 3 olas: La Primera simbolizada por la azada; son sociedades agrarias cuyo ritmo de cambio es lento y están infladas de conflictos internos. La Segunda ola, simbolizada por la línea de ensamblaje, propia de una sociedad industrial y cuya funcionalidad se basa en recursos energéticos. En tanto que la Tercera ola es simbolizada por una computadora. Es la sociedad de la información y del conocimiento. Las  tres coexisten en el siglo XXI.

La globalización avanza sobre el Mundo. Busca “uniformizarlo”. No obstante, grupos étnicos, cada vez más numerosos, reclaman su identidad en ella. El politólogo Benjamín R. Barber, habla de una guerra entre el Yihad versus McWorld. El concepto Yihad, prestado del Islam: la lucha religiosa y guerra santa contra la modernidad. El Yihad se fortalece en las sociedades débiles que desconocen la democracia y el contrato social. El segundo, tomado del concepto de comida rápida McDonald´s. Es la globalización de los gustos, incluso de los comestibles.

El Yihad y el McWorld tienen un denominador común; actúan armónicamente para debilitar al Estado Nación, las instituciones democráticas, libertades ciudadanas y el activismo cívico. Este autor critica a Huntington y rechaza el choque de civilizaciones. Para él lo que hay es una guerra al interior de la civilización que expresa la ambivalencia de cada cultura, la de cada individuo jugando a los beneficios de la modernidad con sus respectivos costos. Barber explica lo que genera el terrorismo. Éste, es la versión depravada de la globalización. Los beneficiarios del McWorld aplauden el mercado si obtienen la privatización y comercialización de lo público; en consecuencia insisten en libertades totales. Una libertad que apunta a la indiferencia de lo público. Una anarquía, mientras el terror es apenas una de las enfermedades contagiosas que ésta genera. Ella es equivalente al terrorismo.

El Medio Oriente muestra sangrientos escenarios. El ISIS y su Califato amenazan a la humanidad con su carga de resentimiento, crueldad, odio y una violencia que no puede ser ignorada, particularmente por los EEUU, pues son corresponsables de lo que  ocurre; igual, los europeos por su incapacidad para construir una sólida y coherente política frente al ISIS.  Irak y Siria hoy, son Estados fallidos y no ofrecen ninguna garantía. La comunidades religiosas, sunitas, shiitas y no shiítas, enfrentan violencia, persecuciones y un extermino sectario. Tibiamente se observa la intervención occidental por la defensa de los derechos humanos. El ISIS es la barbarie y el exterminio de lo no islámico. Amenaza a la paz, no sólo de la región, que es grave, sino del Mundo. Es una advertencia para evitar errores en política y nos muestra el fracaso de los idealismos en las Relaciones Internacionales. 

Cierto, el ISIS debe ser destruido, pero, sin acosar a esas comunidades cuyos valores no coinciden con los occidentales. Por desgracia, eso es lo que se ha hecho. La guerra debe tener varias modalidades, saber distinguir. La verdadera guerra contra el terrorismo, apenas comienza. Ayer Bélgica, mañana otro. Hay que atacar las condiciones que incubaron esos actos. El Califato, es una realidad política y como tal debe ser tratada. La lucha contra el Yihadismo es de todos, pues reúne peligrosamente adeptos, incluso en el corazón de Occidente. Algo ocurre. Hay que asumir conscientemente esa realidad histórica. El futuro de la humanidad depende de cómo se aborde su civilización. El Califato renace de un fervor religioso contra la globalización y que se ha extendido, gracias a los convertidos al Islam.

La realidad debe ser explicada. Hay una pregunta, para nada ociosa: ¿es el Islam compatible con Occidente? Hay versiones que rechazan esa posibilidad. La primera, según la cual el Islam, políticamente hablando, es considerado vinculado a su civilización, por demás bien definida y en un espacio particular. La segunda, la occidental; ésta, hace hincapié en la primacía de los valores humanos generales, universales, independientemente de la historia, cultura o la sociedad. Por ello, se cree que el Islam y Occidente son incompatibles. Éste, tiene un lenguaje político propio y el Islam vive su propia crisis de modernización y no puede ser visto como un oasis de calma. Ellos experimentan serias crisis.

Otra teoría considerada minoritaria, emana de los musulmanes que viven en Occidente, quienes al ponderar su realidad, observan los adelantos occidentales y los comparan con su realidad y, sin renunciar a su cultura, proponen una adecuación. Estos, en su mayoría intelectuales, son rechazados y considerados trasgresores del Corán, el cual es consubstancial con el idioma árabe. El Corán es absoluto; es la palabra de Alá. “Adecuar” equivaldría a ser apostata, fementido, infiel y debe ser castigado. En los países islámicos no hay libertad de opinión. Es un pecado o una fuente de desunión y desorden. Ellos cargan con el desorden provocado entre shiitas y sunnitas. Lo que seguramente explica, la resistencia a los cambios. Explica también la muy reducida innovación en el Islam. No se observa  modernización.

Esta realidad muestra algo que Occidente jamás ha querido ver por la soberbia que les ha enceguecido. Recordemos las Cruzadas, a Sir Lawrence de Arabia, los Acuerdos de Sykes-Picot que “liberaron” al Medio Oriente del yugo otomano. Hoy el Medio Oriente, pugna por encontrar una salida a la agresiva globalización. Esa zona convive con el mal recuerdo sobre Occidente; consideran que su gesta no fue “salvadora”, sino “interventora”. Hoy, las estructuras políticas y administrativas de Irak y Siria están destruidas. El ISIS es su respuesta. No hay que repetir los mismos errores; de lo contario el Mundo árabe volverá con su filosofía: esperar que el cadáver de su enemigo Occidente, transite por sus arenas y desiertos, todos aceitados, desde el subsuelo, con petróleo, mientras tanto seguirán los atentados terroristas.

@eloicito

sábado, 19 de marzo de 2016

Un fantasma recorre América Latina


Luis Manuel Esculpi

El comienzo del manifiesto de Marx y Engels señala que un fantasma recorría Europa, el famoso texto fue editado por primera vez en 1848. Durante el resto del siglo XIX y buena parte del siglo XX sus escritos inspiraron la lucha de los revolucionarios , sectores de avanzada y de los trabajadores de ese tiempo. La influencia de sus ideas no se limitó al mundo del trabajo, el espectro se hizo planetario, su doctrina fue adoptada por representantes de las diversas clases sociales y centenares figuras de la academia y la intelectualidad mundial abrazaron la causa del socialismo durante esa época.

Millares de militantes comprometidos ofrendaron sus vidas en la lucha por “tomar el cielo por asalto” y conquistar una sociedad justa donde reinará la igualdad y la libertad.

En nombre de esos ideales y también de la lucha por la honestidad  se alcanzó el poder durante la revolución rusa, la implantación del llamado “socialismo real” en Europa del este posterior a la Segunda Guerra Mundial y algunas otras experiencias en Asia, principalmente la China. Es de destacar que  de la la familia originaria fue la socialdemocracia (tan combatida y despreciada por los dogmáticos) la que más se aproximó en sus gobiernos,   a garantizar igualdad de oportunidades en medio de un respeto pleno a la libertad.

La implantación del stalinismo que en nombre de una falsa igualdad sacrificaron la libertad, implantando un terrorismo de estado, constituyendo en regímenes dictatoriales que no admitían la disidencia. A la larga la falacia quedo develada, el muro de Berlín fue derrumbado , sin que se produjera un disparo (hay quienes actúan como si eso no hubiese ocurrido) y como en un efecto dominó cayeron todos esos regímenes que en apariencia lucían invulnerables.

Apenas sobreviven en este siglo el régimen de Cuba y el de Corea del Norte. Entre tanto en nuestra América asumieron el poder regímenes que asumían con nostalgia la prédica que condujo al fracaso los gobiernos del mal llamado “socialismo real”,  es así como en Venezuela, Bolivia y Nicaragua los gobiernos se identifican un supuesto “socialismo del siglo XXI” ; también con sus diferencias en gradaciones y matices los gobiernos de Brasil, Ecuador y Chile.

Recientemente la opinión pública ha conocido fabulosos escándalos de corrupción de estos gobernantes, la investigación del mandato de los Kichner en Argentina revela la falsedad de toda su prédica y el enriquecimiento de la familia y su entorno. En Brasil reventó lo de Petrobras y su vinculación con Lula -quien si era en verdad un líder obrero-  en Nicaragua la corrupción esta prácticamente institucionalizada. En Bolivia poco antes del referéndum estalló un caso que involucra a ministros y diputados del gobierno de Evo Morales. El líder indígena no hace honor aquella frase de Gramsci : “La verdad siempre es revolucionaria”. Chile es de estos países, según Transparencia Internacional, el  menos corrupto de este continente, listado que lamentablemente nosotros encabezamos. En el país del sur los hechos de corrupción, que por supuesto existen, no alcanzan la dimensión de los antes mencionados.

En nuestro país los casos de PDVSA, CADIVI, Los negociados alrededor de las compras de alimentos y medicinas, los contratos  con las plantas generadoras de electricidad y todo las negociaciones que enriquecieron a los boliburguesee y bolichicos , en complicidad con altos funcionarios públicos, superan con creces las denuncias y protestas que se desarrollan fuera de nuestras fronteras.

Personajes que llegan al poder en nombre de la lucha por la libertad, la igualdad y contra la corrupción se convierten cuando gobiernan en emblemas de lo que alguna vez combatieron o decían combatir. La corrupción es el fantasma que recorre esta parte del mundo, un fantasma sumamente dañino, su profusión impide el progreso y la felicidad de nuestros pueblos. Tal disonancia plantea una honda  reflexión sobre la naturaleza del poder, esa reflexión es imposible abordarla en estas líneas por lo que me limitaré a transcribir un pensamiento de Abraham Lincoln: “Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre dadle poder”.


@lmesculpi

Salvando al Soldado Lula


Embajador (r) Milos Alcalay

Las acciones judiciales por corrupción que ya habían sacudido a la opinión pública brasileña por escándalos conocidos como “lavajato” y  “mensalao” llegaron a un clímax con las acusaciones del Juez Moro al Ex-Presidente Lula da Silva, contra quien pesan serios indicios de culpabilidad por desvíos millonarios del erario nacional.

Tratando de ayudarlo,  Dilma designó a su guía y predecesor en el cargo de Ministro de la Presidencia para evitar que se formalice el juicio, recibiendo el respaldo automático de Maduro, Castro, Evo, Ortega, Correa y demás soldados del Foro de Sao Paulo que nos recuerdan la película épica de Steven Spielberg “Salvando al Soldado Ryan”, en que siete militares reciben la orden de rescatar con vida al sobreviviente de los miembros de una familia en la que tres hermanos perecieron en el desembarco a Normandia durante la II Guerra Mundial.

Pero en el caso del Ex-Presidente, no se trata de una solidaridad épica –como en la película-  sino de una grosera complicidad  destinada a obstruir la Justicia y esconder las profundas implicaciones de fondos irregulares no solo para enriquecer a la nueva clase de enchufados internacionales, sino para mantenerlos en el poder financiando costosas campañas de publicidad reeleccionista no solo en sus ambiciones  sino también a los dirigentes de países aliados,  que son denominados en el editorial un conocido periódico opositor nacional “La Internacional de los Caraduras”.

Salvar a Lula y pretender al mismo tiempo que vuelva al Poder dentro de algunos años, resulta una misión imposible al igual que resultó imposible mantener en la Presidencia a los hermanos  Lugo, Zelaya, Kirchner, a quienes en una u otra forma se les aplicaron preceptos Constitucionales para terminar con sus desastrosas Presidencias, y  que a pesar de sus errores, con el mayor desparpajo los aliados del ALBA acusaban que se trataba de “golpes de Estado” como repiten nuevamente de manera injustificada en el caso del sindicalista paulista y de casos similares.

Estas acciones de solidaridad automática, lejos de ayudar al Gobierno del PT, lo que hacen es irradiar aun más el incendio, tal como se constata con la explosión de millones de brasileños que han tomado las calles de las principales ciudades para manifestar su indignación, además de que con esta actitud se le suman otros argumentos  para alcanzar el  impeachment del mandato de la Presidenta Rousseff.

Salvar a Lula se ha convertido también en una torpeza que pone fin al “Imperio Socialista del Siglo XXI” en la que se multiplican los electores disgustados que lograron evitar la reelección de Evo, o de Rafael Correa, y destapar los escándalos de corrupción,  a lo que se suma en Venezuela un terremoto político que se acentúa con el desacato del Ejecutivo a la clara mayoría oposicionista parlamentaria con el triunfo del 6 de Diciembre, mientras se constata el distanciamiento de una Cuba, cada vez mas cómoda con sus nuevos socios EEUU y la Unión Europea.


@milosalcalay

viernes, 18 de marzo de 2016

El acuerdo de Doha


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado 16 de febrero, fue anunciado un acuerdo provisional para congelar la producción petrolera en Doha, entre Arabia Saudita, Rusia, Venezuela y Qatar. Calurosa acogida tuvo en Caracas, que desde noviembre de 2014 ha desplegado una frenética actividad diplomática para apuntalar los precios. No obstante, el acuerdo de Doha es un compromiso frágil, que ya sufre tropiezos importantes.

En primer lugar, los firmantes se han comprometido a congelar su producción en los niveles de enero de 2016 –sin especificar la fuente estadística que tomarían como referencia, cuestión de máxima relevancia dada la discrepancia en algunas cifras. Un acuerdo de congelamiento es considerablemente menos ambicioso que uno de recortes, dada la cantidad de crudo que está fluyendo al mercado –con un exceso de oferta de 1,9 millones de barriles (MMBD). Arabia Saudita bombeó un poco más de 10,2 MMBD en enero de 2016, cifra ligeramente inferior a su último récord de 10,6 MMBD en junio de 2015. La producción petrolera de Rusia, por su parte, ha estado golpeando nuevos máximos de la era post-soviética, alcanzando 10,88 MMBD en enero pasado. Esto significa que el acuerdo busca mantener el statu quo; es decir, no mejorará la situación actual, sólo evitará que empeore.

En segundo lugar, de los cuatro firmantes, sólo Arabia Saudita es capaz de aumentar producción más allá de los niveles de enero, lo cual le resta valor al acuerdo provisional –aunque muchos dudan si Riad realmente tiene la capacidad de producción ociosa (spare capacity) de la que presume y que podría permitirle elevar su producción hasta 12,5 MMBD. Ergo, para Rusia, el acuerdo de Doha implica recompensas diplomáticas por algo que tiene que hacer, ya que los pronósticos reflejan que el impacto combinado de la declinación de sus campos maduros y las sanciones debido al conflicto con Ucrania, se traducirá en un retroceso en su producción en al menos 0,1 MMBD en 2016. Ahora puede quitarse de encima las peticiones reiteradas de Venezuela, Argelia y Ecuador para “hacer algo” que equilibre el mercado. Por su parte, la producción de Venezuela se encuentra estancada y la de Qatar ha declinado en 0,2 MMBD desde 2008.

En tercer lugar, la ejecución del acuerdo de Doha está condicionada a que otros productores se sumen al mismo. Esto lleva a considerar a los otros grandes productores OPEP; lo cual explica por qué después de Doha, el Ministro de Petróleo venezolano, Eulogio del Pino, visitó Teherán para discutir con sus homólogos de Irak e Irán los términos del acuerdo. Allí, el Ministro de Petróleo de Irak, Adel Abdul Mahdi, se mostró favorable a sumarse al acuerdo, ya que su producción se encuentra en 4,37 MMBD –nivel récord superior a la Era Hussein-, y el gobierno iraquí encara un fuerte déficit presupuestario debido a la caída de los precios y los costos de la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Levante –por sus siglas en inglés, ISIS. Empero, se encontró con la oposición del Ministro de Petróleo de Irán, Bijan Zanganeh, quien comunicó su determinación de elevar la producción persa hasta los 3,61 MMBD que bombeaba antes de sufrir las sanciones en 2011. En este sentido, tachó de “ridículo” el acuerdo de Doha.

Desde enero, la producción persa ha aumentado en 0,22 MMBD. Los pronósticos de la agencias señalan que aumentará entre 0,3 y 0,5 MMBD este año; mientras sus funcionarios apuntan a 1 MMBD adicionales, y por tanto reclaman toda su cuota de mercado tomada por las petro-monarquías desde 2011. Las elecciones parlamentarias iraníes llevadas a cabo el 29 de febrero, arrojaron un triunfo de la alianza entre conservadores moderados y reformistas, lo cual favorece la aprobación del nuevo contrato petrolero (IPC) impulsado por el Ministro Zanganeh. Esto implicará un nuevo régimen fiscal más favorable para atraer inversiones.

Estos agujeros explican la frialdad del mercado con el acuerdo, que sólo ha logrado darle un piso a los precios en 40 $/Bl. Al considerar las reacciones del resto de productores OPEP, encontramos que todos lo han saludado con matices. Mientras el resto de los No OPEP han dado respuestas dispares; unos han optado por no participar (Brasil, Canadá y EEUU), otros por señalar que su producción declinará (Noruega y Kazajistán), y otros por suscribirlo (Omán y Azerbaiyán). Por ello, pero sobre todo por la oposición persa, no se ha  podido acordar una reunión para discutir un acuerdo final -las fechas propuestas van desde el 20 de marzo hasta el 17 de abril, y los sitios desde Moscú, hasta Viena o Doha. El 9 de marzo se produjo otro traspié, cuando una reunión de productores latinoamericanos –México, Colombia, Ecuador y Venezuela- en Quito fue cancelada.

De manera que todo sigue igual, salvo por una mejora en la posición diplomática saudita. Riad sigue presionando con su estrategia de volúmenes la salida de los productores menos eficientes -la cual ya empieza a mostrarse victoriosa con un descenso esperado de la producción No OPEP entre 0,6 MMBD y 0,75 MMBD en 2016-; al tiempo que el acuerdo de Doha le permite ir fomentando la confianza con Moscú, exhibir voluntad de cooperar con los débiles de la OPEP, así como trasladar la presión para alcanzar nuevos acuerdos hacia Irán -su rival geopolítico.

Mucha de la discusión actual parece estar buscando un punto de referencia inicial para tratar de iniciar un largo camino que eventualmente podría llevar a recortes. En este sentido, el Ministro de Petróleo saudita, Alí Al-Naimi, ha señalado que el acuerdo de Doha es el “comienzo de un proceso”. Recordemos que la negociación de un acuerdo de recortes en 1999 entre la OPEP, México, Rusia, Noruega y Omán tomó casi un año de reuniones secretas en hoteles en todo el Mundo. En todo caso, desde Venezuela esta posibilidad luce como una pálida, fascinante y huidiza luz en medio de una noche agónica: un fuego fatuo. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Obama derrumba el "Muro del Caribe"


Prof. Carolina Abrusci

Barak Obama viajará a Cuba y es evidente que no podía irse de la Casa Blanca sin hacer esa visita. Era un must. Los hasta ahora contados encuentros con Raúl Castro han acaparado noticias y siempre sido en territorios neutrales. Se vieron en la Cumbre de las Américas en Panamá. También coincidieron en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, en septiembre de 2015. Pero esta reunión es otra cosa. Será el primer viaje en ochenta y ocho años de un Presidente en activo de EEUU a la isla, el primero después de la normalización de relaciones y, a su manera, el viaje representa la culminación de un largo proceso que se dio a conocer al mundo en 2014, pero que en realidad es mucho anterior.

La agenda pareciera dejar al desnudo los tumbos que se están dando en la región. Primero, Cuba para reunirse con Raúl Castro y desde la isla volar hasta Argentina para reunirse con Mauricio Macri. Esta visita a Argentina también es emblemática: sería la primera de un presidente de EEUU a dicho país en casi veinte años.

Obama, los Castro, y la disidencia

En la víspera de la visita a Cuba se han anunciado medidas de impacto comercial. Será más fácil para los estadounidenses visitar Cuba. Los llamados de Obama al Congreso en torno al embargo no han tenido el efecto esperado, pero desde su Poder Ejecutivo ha logrado promover importantes medidas que presionan a los republicanos y a quienes se oponen a la apertura económica.

Aunque quizá lo que acapara la atención de los medios es la esperada reunión bilateral entre los primeros mandatarios, o el hecho de que Obama no se reunirá con Fidel Castro, mientras sí lo hará con disidentes cubanos. A pesar de todas las críticas que han hecho quienes no están de acuerdo con la normalización de relaciones, hay que dejar claro que los derechos humanos sí han sido un tema sobre la mesa.

En este viaje, más allá de lo comercial y lo político, se abordarán temas sensibles que también han sido epicentro de toda esta negociación. Y mientras el ornato, las jornadas de asfaltado, la pintura a las fachadas de edificios y la siembra de plantas embellecen La Habana para recibir a Obama, hay cosas que no se refaccionan con tanta facilidad, pero en las cuales también pareciera haber importantes cambios: un modelo político.

No faltan las críticas

Marco Rubio acaba de despedirse de la carrera interna por la nominación republicana tras una significativa derrota en su tierra natal, Florida. Pero antes de conocer este resultado, Rubio había sentenciado que de ser el presidente, no visitaría la isla hasta que la misma fuera una Cuba realmente libre. Ted Cruz, también hijo de padre cubano, declaró que la visita de Obama es un “verdadero error”, pues “necesitamos un presidente que se pare frente a nuestros enemigos”, haciendo referencia con esta última cita a la dictadura de los Castro.

Valdría la pena hacerse la pregunta, ¿A quienes estará percibiendo el electorado republicano como enemigos? ¿A gobiernos de otros países, o a fantasmas y miedos internos, como los problemas derivados de la inmigración? Esta pregunta es incómoda y hasta políticamente incorrecta, pero hay que hacérsela, sobre todo frente a la sorprendente e inesperada victoria de Donald Trump en Florida, que pudiera ser reveladora en ese sentido.

Salir con la frente en alto

Obama atravesó no pocas tormentas y aguantó los coletazos. En lo doméstico logró imponerse a retos nada sencillos que revisten su posición de absoluta tenacidad: tema salud con el famoso ObamaCare, disminución del desempleo y modificaciones al sistema de seguros, reforma migratoria, anuncio de medidas para el control de armas en EEUU –que por cierto hizo sin poder evitar estallar en lágrimas.

En materia de política exterior se pueden destacar muchos logros, y como en todo, también sus errores. Quizá entre estos últimos hacen ruido episodios y actuaciones en Ucrania, en Libia, en Siria. Pero dos grandes méritos que nadie le quita son “caída de un muro” en El Caribe y la “construcción de un puente” a Teherán. Parecían impensables y hoy son realidad.

El argumento utilizado con Obama fue tan poderoso como el propio acuerdo: “Hemos garantizado que Irán jamás usará una bomba atómica”. Y con el poder de esa frase, todo pareciera justificable, logrando sobreponerse a las criticas que lo señalan de asumir posiciones tan “débiles” y “comprometedoras” para los intereses de EEUU como las de Jimmy Carter durante su mandato. Pero pareciera que equivocados están quienes intentando atribuir “debilidad” no se han dado cuenta de que Obama lo único que ha hecho ha sido jugar fuerte.


Así, el mundo espera la visita de Obama a Cuba y no falta quienes critiquen el hecho al señalarlo como una concesión. Nada más lejos de la realidad. Para que el viaje que está por concretarse se pudiera dar, Obama puso condiciones que por cierto, están enmarcadas dentro de lo que es el impulso de los cambios deseados. Sea como sea y aún con cosas esenciales en manos del Congreso, esta visita consolida el deshielo a menos de un año de su despedida de la Casa Blanca. Un mérito que nadie le podrá quitar.

@caroabru

viernes, 4 de marzo de 2016

El revés de Evo


Dr. Kenneth Ramírez

La derrota de Evo Morales en el referéndum por el que pretendía reformar el artículo 186 de la Constitución para poder optar a un cuarto período presidencial en 2019, ha reivindicado el principio de alternabilidad en Bolivia.

Evo no hizo bien los cálculos. Convocó a un referéndum reeleccionista cuando aún le restan cuatro años para terminar su tercera gestión, y su pretensión continuista aglutinó a todos los factores políticos y sociales en su contra, desde liberales y conservadores, hasta indigenistas, ecologistas e izquierdistas disidentes, que difícilmente se unirían tras una candidatura común. Este gran frente realizó una campaña muy efectiva, apalancada en las redes sociales, y centrada en la defensa de valores republicanos y denuncias de abusos de poder, corrupción –caso Fondo Indígena- y tráfico de influencias –caso Gabriela Zapata- que por primera vez afectaron la imagen del líder aymara. Por su parte, el proyecto oficialista mostró agotamiento tras una década en el poder, y Evo Morales no logró entusiasmar a los bolivianos con un proyecto de futuro –más allá de la conocida “Agenda Patriótica 2025”. En este sentido, la campaña oficialista habló de pasado y continuidad, al enfocarse en los logros alcanzados –nacionalización del gas, mayor inclusión de los pueblos indígenas, cuadruplicación del tamaño de la economía tras un crecimiento promedio de 5% en la última década, y reducción de la pobreza desde 63% a 45%, y la pobreza extrema desde 38% a 17%- y subrayar el “liderazgo excepcional” de Evo como garante de la estabilidad. Este conjunto de errores, favorecieron el despertar del tradicional anti-reeleccionismo boliviano que hasta ahora Evo Morales había adormecido.

Aunque ha sido el primer revés para Evo desde su llegada a Palacio Quemado, la derrota del “Sí” por apenas 2,6% muestra una gran base de apoyo para relanzar su proyecto y tener un rol clave en la elección de su sucesor. Surgen aquí figuras como el Vicepresidente Álvaro García Linera, el Canciller David Choquehuanca, o su exitoso Ministro de Economía, Luis Arce Catacora -quien ha logrado articular socialismo con ortodoxia económica. No obstante, bien le valdría al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) consultar a las bases y renovarse, tratando de trascender la figura de Evo, ya que resulta muy probable que Bolivia encare una coyuntura económica recesiva en los próximos años. Por otra parte, los votos del “No” responden a distintas corrientes y sensibilidades, y la oposición tiene ahora el enorme desafío de transformarse en un proyecto alternativo unitario e inspirador. Ergo, no puede darse por sentada una victoria de la oposición en 2019.

A nivel regional, el revés de Evo viene a completar un cuadro que muestra el quiebre de la hegemonía del bloque de izquierdas –la chavista y la lulista-agrupadas en el Foro de Sao Paulo que ha marcado la política latinoamericana en los últimos tres lustros. La izquierda foropaulista en el poder ha sufrido el impacto de la caída de los precios de las materias primas y la concomitante ralentización económica (de la “década dorada” 2002-2012 donde la región creció en torno al 4%, hemos pasado a un anémico crecimiento en torno al 1,5% en el período 2013-2016 jalonado por las recesiones de Brasil, Argentina y Venezuela) que le impide seguir financiando su ambiciosa agenda social redistributiva. En este contexto, la economía boliviana aunque ha seguido creciendo –4% en 2015 y 3,5% en 2016- y tiene buenos indicadores macroeconómicos, ya muestra una clara desaceleración debido a la caída de los precios del gas natural –talón de Aquiles de su modelo rentista. Los ingresos por exportaciones de gas se redujeron el año pasado en 2241 millones de dólares (37%), al pasar de 6012,2 millones de dólares en 2014 a 3771,2 millones de dólares en 2015, según datos oficiales.

Además, la izquierda foropaulista encara el debilitamiento de su liderazgo por la ausencia de sus figuras simbólicas más carismáticas –ya no están Chávez, ni Lula, ni Kirchner- y las carencias de sus sucesores; la pérdida de ímpetu de sus proyectos que han dejado de traducir la utopía igualitaria en realidades concretas; y la deslegitimación sufrida debido a los sonados casos de corrupción.

Lo anterior se evidencia concretamente, en la derrota de Alianza País en las principales alcaldías de Ecuador en febrero de 2014 y el anuncio de Rafael Correa de que no optará por la reelección en 2017; la victoria estrecha de Dilma Rousseff en octubre de 2014, su ajuste económico liberal y la amenaza de un juicio político por la trama de corrupción en PETROBRAS; la derrota del kirchnerismo por Mauricio Macri en noviembre de 2015; la victoria de la MUD en las elecciones parlamentarias de Venezuela en diciembre de 2015; el avance de la oposición boliviana en los comicios regionales de marzo de 2015 y el presente revés de Evo. Raúl Castro avizorando el cambio de viento, realizó su acercamiento a EEUU, que tendrá un nuevo momento estelar con la visita de Barack Obama a La Habana este 21 y 22 de marzo –un duro golpe al discurso “anti-imperialista” del bloque.

Empero, el fin del ciclo de la izquierda foropaulista está llevando a América Latina a dar un giro complejo y pragmático hacia el centro, donde ninguna fuerza política aún lidera claramente el cambio. Aunque los latinoamericanos se muestran críticos con la izquierda en el poder, siguen identificándose con pautas progresistas. Buscan nuevos líderes que rescaten los principios republicanos para corregir la deriva autoritaria, luchen contra la corrupción, recuperen el dinamismo económico con ajustes en el modelo de crecimiento -demasiado centrado en la exportación de materias primas- y el relanzamiento de la integración comercial; al tiempo que exigen conservar los avances sociales de la última década, mejorar los servicios públicos, atender nuevos temas de agenda como el cambio climático y la igualdad de género, y mantener la autonomía política de la región. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina