miércoles, 4 de abril de 2012

Los ajustes en la Zona Euro desde la perspectiva del Bundesbank

Prof. Angel Castillo Siri

La crisis económica en la Eurozona obligó a una revisión general del Pacto de Estabilidad de 1997 y de los mecanismos para garantizar la viabilidad de la moneda común. La filosofía predominante, basada en criterios de convergencia guías sin capacidad de sanción para los países que los incumpliesen y la supuesta disciplina que generaría la ausencia de fondos y mecanismos de rescate, demostró no ser suficiente en medio de la recesión iniciada en 2008. Son necesarios dos tipos de ajuste para atacar las raíces del problema: el déficit en cuenta corriente y la deuda pública.
 
El primer problema es el más difícil de resolver. Una unión monetaria implica la desaparición del tipo de cambio entre sus integrantes, por lo que los ajustes recaen directamente sobre el nivel de precios, los salarios y la productividad. No es posible devaluar para frenar las importaciones: si el vecino ofrece mejores precios, crecerán las compras del exterior. Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, abordó este problema recientemente en una conferencia en Londres. Existen argumentos de que los países con superávit hagan esfuerzos para reducirlos a través de políticas de demanda interna y con ello ayudar a los países deficitarios. Esto es un pedido para que Alemania, el país más poblado pero también el más competitivo, propicie exportaciones de los PIGS a su territorio incrementando, por ejemplo, los costos laborales a la par de su vecinos.
 
Weidmann hace una clara distinción entre el ajuste y su costo. El ajuste implica tomar las medidas necesarias para ser más competitivos y lograr una mejor inserción internacional. Es un proceso largo y costoso, pero necesario. Los países deficitarios lo son porque tienen poco que ofrecer al resto de la Eurozona, lo cual se proyecta también en los respectivos balances comerciales con terceros. El costo, sin embargo, puede compartirse. Desde el Bundesbank, los paquetes de ayuda financiados por la UE son vistos como una forma de redirigir los superávits con el fin de facilitar el ajuste, y lo que debe reformarse son las políticas de boom del crédito interno que impulsaron el consumo más no la competitividad. Esto a su vez se vincula con el ajuste fiscal y la necesidad de reducir el endeudamiento, no solo renegociar sus plazos.
 
En tal sentido, las reformas institucionales de los últimos años sirven fundamentalmente para ganar tiempo y dar la oportunidad a los PIGS de acelerar sus reformas, lo cual es una clara señal de la intención de mantener a todos los integrantes de la Eurozona como miembros. Por ello, una eventual reducción de miembros podría ocurrir a fines del 2013 de no concretarse las metas trazadas en los compromisos para optar a los paquetes de ayuda, en particular, mejoras en los saldos de cuenta corriente y los niveles de deuda y de déficit fiscal.