martes, 23 de julio de 2013

Reconciliación en Puerto Ayacucho



Dr. Kenneth Ramírez

Los mandatarios Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro han logrado reconciliarse y han prometido relanzar las relaciones bilaterales durante la reunión sostenida este lunes 22 de julio en Puerto Ayacucho. La cita fue el primer encuentro bilateral desde que el Presidente Santos asistió por poco tiempo a la toma de posesión de Nicolás Maduro el pasado 19 de abril, y vino a cerrar el impase provocado posteriormente por la audiencia privada concedida por el Presidente Santos a Henrique Capriles Radonski el pasado 29 de mayo, quien ha desconocido los resultados de las elecciones del 14-A y ha solicitado a varios gobiernos y parlamentos latinoamericanos que presionen al gobierno venezolano para la celebración de una auditoría electoral a todos los materiales de votación de conformidad a la “Declaración de Lima” adoptada por UNASUR.
Recordemos que el Presidente Maduro reaccionó desproporcionadamente a la reunión Santos-Capriles, denunciando que desde “los más altos poderes del Estado colombiano” se conspiraba para derrocarlo y hasta asesinarlo; por lo cual en su opinión, se habían quebrantado los Acuerdos de Santa Marta del 10 de agosto de 2010, según los cuales el Presidente Santos convino preservar las buenas relaciones políticas, mientras que Venezuela aceptó reactivar el comercio bilateral. Tal situación develó el objetivo central de la diplomacia de Maduro en sus primeros 100 días: lograr reconocimiento y legitimidad internacional. Sin embargo, una vez alcanzado este objetivo, y habiendo recordado al gobierno colombiano y al Mundo los costos de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, la reconciliación ha sido posible.
Desde la Casa de Nariño, el Presidente Santos sostuvo en variadas ocasiones que  todo esto había sido producto de un “mal entendido”. En realidad, resulta bastante normal en nuestros tiempos, que un Presidente democrático reciba al líder opositor de un país vecino y escuche sus puntos de vista, sobre todo cuando existen simpatías ideológicas y diferentes actores políticos colombianos lo exigían –incluyendo los Ex-Presidentes Pastrana y Uribe.
Lo cierto es que la reunión de Puerto Ayacucho ha reactivado una relación que estaba “un poco fría” en palabras de la Canciller Holguín. Santos apeló a Bolívar como Padre común y a una relación constructiva como parte del legado de Chávez, para acercarse psíquicamente a Maduro y reparar los vínculos. También parece que acudió a los buenos oficios del Presidente Correa y del Ex–Presidente Lula, a quienes Maduro manifestó agradecimiento por su interés en el encuentro. Aun así, la diferencia de estilo entre Chávez y Maduro quedó en evidencia en la rueda de prensa, ya que si bien se mostró cordialidad diplomática, hubo ausencia de sonrisas, discursos inflamados y gestos grandilocuentes.
No obstante, más allá de estilos e ideologías, ha quedado demostrado una vez más, que los intereses son los lazos más sólidos que unen a los gobiernos de dos países vecinos. El enfoque pragmático seguido por el Presidente Santos hacia Caracas, le ha permitido no sólo cobrar la mayor parte de la deuda que el gobierno venezolano tenía con los exportadores colombianos, sino impulsar el comercio bilateral. En este sentido, aunque aún se encuentra lejos de los 7 millardos de dólares que alcanzó en 2008 antes de la última gran ruptura Chávez-Uribe, ha venido creciendo sostenidamente desde la llegada de Santos al poder, pasando desde 1,7 millardos de dólares en 2010 hasta 3,2 millardos de dólares en 2012.
Igualmente, el Presidente Santos ha logrado que se mantenga la presencia del gobierno venezolano –con el que las FARC tiene afinidades ideológicas- como acompañante del proceso de paz que atraviesa una coyuntura decisiva, luego del histórico acuerdo sobre desarrollo agrario alcanzado en la mesa de negociaciones de La Habana a finales de mayo. Los resultados de estas negociaciones son vitales de cara a una posible reelección de Santos en 2014. Por último, pero no menos importante, el Presidente Santos desea tener en Venezuela un colaborador para combatir el narcotráfico y los grupos ilegales que operan en la frontera, así como un posible interlocutor frente a cualquier aventura expansionista de Nicaragua –animada por el fallo de la Corte Internacional de Justicia- en la fachada caribeña colombiana.
Por su parte, el Presidente Maduro ha conseguido que Colombia le reitere su reconocimiento como mandatario legítimo de Venezuela e interlocutor necesario para la paz, continúe abasteciendo el mercado local –aunque aquí sigue pendiente el reto de equilibrar la balanza comercial claramente deficitaria- y no preste ningún tipo de apoyo a la oposición venezolana. Asimismo, el gobierno venezolano ha manifestado interés en combatir el costoso contrabando de gasolina hacia Colombia, que representa alrededor de 29 mil barriles diarios y más de un millardo de dólares que cada año se escapan de las arcas venezolanas, ya que se importan actualmente aditivos para fabricar gasolina.
Además, sí el Presidente Maduro realmente se ha tomado en serio las denuncias del periodista y dirigente del PSUV, José Vicente Rangel, sobre un supuesto plan estilo “Misión Imposible” que tendría algún sector de la oposición venezolana, el cual habría adquirido un lote de 18 aviones desincorporados por las Fuerzas Armadas de EEUU para atacar en el futuro a Venezuela desde suelo colombiano, seguramente fue tratado en la reunión. De igual forma, quizás también se discutió sobre el alcance del acuerdo de cooperación firmado recientemente entre Colombia y la OTAN, que el gobierno venezolano ha calificado como una “agresión a la unidad latinoamericana”.
En definitiva, como dijo el Presidente Santos en Puerto Ayacucho, ambos gobiernos tienen visiones diferentes, pero también tienen la necesidad de trabajar juntos en función a sus intereses respectivos; mientras que el Presidente Maduro habló de abordar los retos comunes con base en el respeto, la comunicación permanente, la cooperación creciente y la co-existencia –término que recuerda peculiarmente a la Guerra Fría.
Una lluvia selvática sirvió de telón de fondo para la clausura del encuentro, lo cual fue visto como de buen augurio por el Presidente Santos, quien sentenció: “dicen que los matrimonios, cuando llueve, tienen buena suerte”. Desde luego no sabemos si este matrimonio tendrá suerte, lo que sí sabemos es que será mutuamente conveniente para ambos gobiernos, y quizás por ello sea duradero.
Publicado originalmente en RunRun.es