miércoles, 3 de junio de 2015

Reunión OPEP: Parte de guerra


Dr. Kenneth Ramírez

Este viernes 5 de junio tendrá lugar la 167° Reunión Ministerial de la OPEP en Viena. En los pasillos de la sede del grupo, así como en el Palacio de Hofburg donde dos días antes se celebrará el 6° Seminario Internacional de la OPEP, los delegados de los Estados miembros discutirán la situación del mercado petrolero, las diferentes tesis esgrimidas por los analistas y la estrategia a seguir.

En primer lugar, vale la pena señalar que se espera que la OPEP deje su producción sin cambios. No hay consenso para realizar recortes. Arabia Saudita ha impuesto la histórica decisión de defender la cuota del grupo, con el propósito de expulsar a los competidores menos eficientes –es decir, con mayores costos de producción- del mercado, y más concretamente, a los productores de esquistos de EEUU. Así, Arabia Saudita, las petro-monarquías e Irak han elevado su producción en 1,4 millones de barriles diarios (MMBD) respecto a la pasada reunión de la OPEP, lo cual generó una caída de más de 50 $/Bl en los precios del petróleo respecto a junio del año pasado. Además, Irak espera aumentar en 750 mil barriles diarios (MBD) sus exportaciones en los próximos meses; por no mencionar los avances en las negociaciones nucleares con Irán.

La puerta que dejó abierta el Ministro de Petróleo saudita, Alí Al-Naimi, para realizar recortes junto a productores No-OPEP, y en concreto Rusia, no se ha traducido en resultados. La diplomacia venezolana se ha esforzado en desarrollar esta estrategia, con tres visitas del Presidente Maduro este año a Moscú, además de varias visitas de la Canciller Rodríguez y el Ministro de Petróleo Chávez; pero a pesar de las intensas consultas, Rusia ha optado hasta ahora por no coordinarse. Se espera que el Ministro ruso Alexander Novak asista al Seminario OPEP en Viena, pero ya ha señalado que sus campos son más difíciles de gestionar, por lo cual su compromiso se remitiría a mantener su actual producción. Empero, en la práctica, Rusia también ha aumentado su producción en 200 MBD respecto a 2014, alcanzando 10,7 MMBD en mayo -nivel récord en la era pos-soviética.

Esto nos lleva a la necesidad de hacer un parte de la guerra declarada por Naimi contra los esquistos desde la pasada reunión de la OPEP en noviembre. En una posición optimista debemos citar las últimas declaraciones de funcionarios sauditas, quienes han subrayado que existen claros signos que apuntan a una victoria de la OPEP; entre ellos, la estabilización de los precios en torno a 60 $/Bl y la caída de taladros en EEUU. De hecho, el Departamento de Energía de EEUU ha señalado que la producción de esquistos disminuirá en 54 MBD en mayo y en 86 MBD en junio de 2015 –primer descenso mensual en 4 años. A partir de aquí hay diferencias de opinión en torno a que sucedería. Para los sauditas, la producción de esquistos decrecería y el exceso de oferta de 2 MMBD empezaría a drenarse del mercado en 2016, con lo cual los precios se recuperarán hasta ubicarse en 70 $/Bl. Para la empresa petrolera italiana ENI, el sector de esquistos terminará desplomándose, y los precios rebotarán a 100 $/Bl en 2017, alertando sobre los efectos en la economía mundial. Los productores OPEP más débiles debido a sus necesidades de ingresos y exposición financiera –entre ellos Venezuela- seguirán sufriendo en el mediano plazo.

No obstante, los analistas de la OPEP, la Agencia Internacional de Energía y las grandes consultoras son más pesimistas, y han apuntado a que la guerra entre jeques y esquistos apenas acaba de empezar. Señalan que la producción de esquistos en EEUU está siendo más resistente de lo esperado, y agregan que seguirá aumentando en los próximos años, aunque a un ritmo más lento. Goldman Sachs espera que este año la producción de esquistos aumente 170 MBD en 2015 y 225 MBD en 2016. Wood Mackenzie 670 MBD en 2015 y 420 MBD en 2016. El débil crecimiento demanda petrolera y el aumento de la oferta No-OPEP, reduciría el espacio para el crudo OPEP –call on OPEP-, desde 30 MMBD en 2014 hasta 28,2 MMBD en 2017, lo cual tendría que llevar al grupo a la decisión de recortar desde los 31,22 MMBD que produce hoy por hoy, o aceptar precios aún más bajos. Para 2019, el espacio de la OPEP se recuperaría levemente hasta 28,7 MMBD –todavía por debajo de 2014-, y alcanzaría 40 MMBD en 2040. No obstante, sin recortes, los precios se ubicarían en 75 $/Bl en 2025; es decir, de mantenerse la estrategia saudita, los precios estarían por debajo de 100 $/Bl por una década.

Aunque es cierto que los taladros en EEUU han caído en 59% desde octubre de 2014 –su menor nivel desde septiembre de 2010-; Goldman Sachs ha señalado que a finales de mayo la caída se ha detenido, y que los pozos sin fracturación –los llamados fracklog- se han multiplicado a la espera de un repunte de precios –bien por aumento de demanda o recortes OPEP. En otras palabras, un “baño de sangre” de los productores de esquistos habría sido evitado gracias a sus esfuerzos por reducir costos y su estrecha relación con los bancos de EEUU que han permitido refinanciar sus deudas, mantener producción y prepararse para aumentarla cuando mejoren los precios vía la estrategia fracklog, lo cual mantendría los precios presionados a la baja. Esto, sumado a posibles mejoras tecnológicas, lleva a los más osados a señalar que la OPEP habría perdido su rol como productor de equilibrio –swing producer- al menos por una década, a manos de EEUU. Por supuesto, esto ya no sería política petrolera sino decisiones comerciales de los productores de esquistos, quienes optarían por mantener o ampliar producción en meses para balancear el mercado, haciendo que los precios sean muy volátiles en torno a un punto de equilibrio.

La clave para la OPEP se encuentra en mantener la cohesión para llegar en una sola pieza al final de una guerra que puede durar unos años o una década. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Eurasia y el Atlantismo en el siglo XXI


Prof. Eloy Torres

Barry Buzan y Richard Little en su trabajo International Systems in World History. Remaking the Study of International Relations, analizan el desarrollo de la idea de la supremacía, por ejemplo, del poder marítimo en la historia de la Humanidad. El trabajo destaca el llamado de atención que hiciera Alfred Mahan, sobre el peligro que representa, para la “civilización marítima”, países como Alemania, China y Rusia. Por lo que era necesaria una victoria sobre Rusia, esa masa continental “sin interrupción” que se extiende desde Europa hasta tocar la nariz del país del sol naciente. Había que evitar su fortalecimiento. Ahora bien, según los autores citados, una estrategia bien asentada era el bloqueo de los territorios enemigos en el mar y a lo largo de las líneas costeras, hasta agotarlos. Se ha estudiado la aportación del geógrafo Mackinder quien ha mostrado la importancia de la geopolítica de la zona geográfica. Eurasia es clave en el análisis del Mundo y Rusia su exponente.

Eurasia, un modelo de civilización que no se inscribe en los ideales de democracia y libertad occidentales (el Atlantismo). Éstos no se corresponden con los de los euroasiáticos y difícilmente lo aceptan en sus zonas geográficas. Halford Mackinder fue visionario cuando argumentó que había que considerar a China con sus implicaciones. Los rusos, tras una pausa de 74 años de socialismo sangriento, como confiscador lo comprendieron y hoy vuelcan su mirada hacia ese gigante; hoy  mantienen,  en común, con los chinos, elementos axiológicos, entre ellos la animadversión hacia el Atlantismo; ambos “ninguneados” por éste y Crimea es una respuesta.

El drama ucraniano se inscribe en la preocupación de Mackinder. Crimea es el resultado de una lógica evolutiva. Europa y los EEUU no tienen razón por lo de Ucrania. La historia lo afirma. Ella es rusa, fue ucraniana durante 60 años; gracias a un obsequio del Jrushov. Rusia la perdió sin disparar un tiro y la reconquistó de la misma forma, pacíficamente; por lo menos el conflicto fue mediático, no real. Lo mediático, al principio fue ruido y punto. Luego ciertos movimientos casi llevan a una guerra generalizada. Hubo amagos sangrientos, es verdad, pero las cosas no fueron más allá. Todavía el peligro se mueve a “lo ruso” en la zona. A pesar de todo creemos que los representantes del pensamiento atlantista, contrario a lo apuntaban Mahan y Mackinder, no se salieron con la suya. Algo se mueve. Decíamos en otros contextos que el paradigma del constructivismo liberal en las Relaciones internacionales había fracasado en el caso de Ucrania y Rusia; es decir esa corriente de pensamiento de moda que se opone a las teorías realistas. Esta tesis no contempla lo que Renouvin, llamó: las fuerzas profundas de la historia. Para no hablar sobre aquellos que optan por privilegiar el discurso económico y olvidan el político, o bien osadamente, hablan del fin de las fronteras entre los Estados y que la economía lo resuelve todo. Luego critican a todo aquel que toque la historia. Éstos son acusados de cultores del “isomorfismo histórico”. Veremos más adelante.

Eurasianismo es una corriente de pensamiento, una doctrina que imperceptiblemente se fue difundiendo entre las dos guerras que sacudieron al Mundo durante el siglo XX. Elaborada por la intelectualidad rusa sacrificada sanguinariamente por Lenin y luego por Stalin. Solzhenitsin en su literatura apuntaba esa dirección. Rusia debe buscar su redefinición en el Mundo. Los eurasianistas, enemigos de las tesis marxistas, por el “internacionalismo comunista” que, según ellos, emanan de las corrientes europeístas, particularmente de la intelectualidad de los grupos judíos, cuyas brillantes mentes arroparon a Europa. No es casual el odio de Hitler y Stalin contra esa comunidad. Un germano, no alemán y un paneslavo no ruso, sino georgiano. Hoy los eurasianistas ven florecer las condiciones que habían prefigurado. Putin –con su proyecto de Unión Euroasiática- es hoy su máximo exponente.

Es toda una discusión en la intelectualidad de ese país, que no “inteligentza” rusa. Esta última es  otra cosa, pues siempre manifestaron su apego a la cultura europea, en tanto que la intelectualidad rusa con Berdiaeff, Vernadsky, entre otros, alimentados con la savia dostoievskiana según la cual, Rusia no es europea ni asiática; ella es una etnia separada cuyo fundamento axiológico se inscribe en la ortodoxia cristiana. Es decir en algo que no es ni lo uno ni lo otro; en referencia a Europa y a Asia. Para los eurasianistas, el concepto o ideal de democracia europea no es válido para Rusia, tampoco el marxismo leninismo. La forma política de éstos debe ser la “ideocracia”. Vale decir  la  unidad basada en la ortodoxia cristiana. Esa unidad según los euroasiáticos, fue la clave de Lenin, pero su error: substituir la ortodoxia cristiana con esas ideas paganas del bolchevismo. Era una arbitraria substitución por parte de ese régimen. La idea de Eurasia fue adormida por los tiempos.

Hoy Rusia, con Putin a la cabeza, observa la posibilidad de reconstruir el concepto de Eurasia. Crimea es un hecho cuya razón es innegable y sirve de catalizador para el reacomodo  internacional de Rusia. Tras la desaparición del imperio zarista y luego de la URSS, Rusia con el concepto de Eurasia, busca una redefinición frente a Occidente. Se observa un  nacionalismo imperial. Eurasia es un concepto que moldea una actitud. Ella substituye a la ideología comunista, pero cumple el mismo papel. Dicen los expertos que así como el marxismo leninismo substituyó la idea imperial del carácter misionero de la religión ortodoxa de Rusia, es decir como idea civilizatoria, el concepto de Eurasia substituye al internacionalismo soviético. Rusia va por sus fueros y Crimea es apenas la punta del iceberg; ella en conjunción con otros factores dinamizadores de las relaciones internacionales, como China, por ejemplo, constituye un elemento que Occidente debe ponderar. 

@eloicito