miércoles, 12 de agosto de 2015

El futuro de nuestro petróleo


Embajador Alfredo Toro Hardy

El futuro de Venezuela se sintetiza en una palabra: petróleo. Encabezamos la lista de los diez países con mayores reservas probadas en el mundo. Con un factor de recobro del 20% tenemos garantizada la extracción de 300 mil millones de barriles en la Faja del Orinoco. No obstante con los adelantos tecnológicos el factor de recobro podría llegar a 35%, lo cual se traduciría en una capacidad de extracción de 504 mil millones de barriles. Planteado en esos términos no habría razones para no ser optimistas de cara al futuro.

Las cosas, sin embargo, son más complicadas. El petróleo confronta tres conjuntos de amenazas. Primero, los avances en las técnicas extractivas que hacen económico al petróleo no convencional. Segundo, una expansión tecnológica en áreas diversas que converge en la sustitución del petróleo como matriz energética predominante. Tercero, la concepción y desarrollo de una logística que integra a los factores que persiguen la sustitución de la actual matriz energética.

La primera de dichas amenazas se ha materializado ya con la competencia proveniente del petróleo de lulita. En 2014 se estimaba que, en base a este último, la producción petrolera de Estados Unidos podía llegar a 14,2 millones de barriles diarios en 2020. Ello se traduciría en una era de precios petroleros bajos. Para evitar la materialización del escenario anterior Arabia Saudita lanzó un ataque preventivo, por vía de la sobreproducción, en contra de la rentabilidad del petróleo de lulita. El mismo, sin embargo, no solo se ha evidenciado infructuoso sino que está propiciando una mayor racionalización y eficiencia productiva de dicha industria. Lo único que Arabia Saudita pareciera estar logrando es adelantar en varios años la era de los precios petroleros bajos.

El petróleo de esquistos o lulitas constituye, desde luego, la más benigna de las amenazas planteadas. En lugar de propiciar la sustitución de la matriz energética petrolera, busca tan solo repotenciarla. Gracias a la fracturación hidráulica y a la perforación horizontal, la producción petrolera estadounidense podría incrementar entre 100 y 200 por ciento su potencial productivo para 2025. Ello, sin duda, consolidaría a esta fuente energética. El problema para Venezuela es que lo haría sobre la base de precios estructuralmente bajos.

La segunda de las amenazas enumeradas es inmensamente más grave. Allí el salto tecnológico se hace sentir con toda su fuerza por caminos distintos pero confluyentes. Algunos datos pueden dar idea de lo planteado. El costo de la energía solar ha caído en 85% desde el 2000, mientras el de la energía eólica (viento) ha caído en 85% desde finales de los noventa. En ambos casos se está replicando de cerca la Ley de Moore, identificada con la tecnología de la información, doblándose cada dos años la capacidad de la industria de la energía solar y cada dos años y medio la de la eólica. De acuerdo al más renombrado futurólogo de nuestros días, Jeremy Riffkin, ambas industrias avanzan aceleradamente hacia el espacio del cero costo marginal, mientras detrás de ellas vienen las energías de la biomasa, la geotérmica y la de las olas. Estas últimas deberán estar alcanzando su verdadero despegue en una década, proyectando a la energía renovable en una curva exponencial.

El Plan de Energía Limpia lanzado la semana pasada por Obama tiene inmensa significación. El mismo pone el acento en la energía renovable en un país que, hasta este momento, había basado su revolución energética en la industria del esquisto. Pero más allá de la energía renovable el precio de las baterías de litio ha caído en 40% desde 2009, mientras su capacidad de almacenamiento ha aumentado drásticamente. Ello comienza a brindar competitividad a los vehículos eléctricos frente a los de pistón. A la vez, la biotecnología avanza en la sustitución del petróleo para la elaboración de plásticos y fertilizantes. La energía de la biomasa, de su lado, está dejando atrás la fase de fertilizantes intensivos y tierra y agua abundantes, para adentrarse en una segunda generación de biocombustibles mucho más económicos y limpios.

La última de las amenazas planteadas se expresa por vía del proyecto de la "Tercera Revolución Industrial" que desde hace algunos años adelanta la Unión Europea. El mismo se apoya en cuatro pilares. El primero es el desarrollo intensivo de la energía renovable que para 2050 deberá representar 70% de su matriz energética. El segundo sería el de edificios que, en lugar de ser consumidores voraces de energía, se transformasen en plantas autónomas generadoras de energía (vía paneles solares u otras fuentes de energía renovable). El tercero sería el del almacenamiento de la energía obtenida por la vía anterior a través de la tecnología del hidrógeno. El cuarto sería el de una red eléctrica europea bidireccional que funcionase bajo los mismos parámetros de Internet, es decir, que permitiese el intercambio y la interconectividad de la energía generada por infinidad de fuentes autónomas. Esta misma red alimentaría, desde luego, a los vehículos eléctricos.

El reto es inmenso.

Publicado originalmente en El Universal

¿América Latina, quo vadis?


Prof. Eloy Torres

Definitivamente América Latina es un continente maldito. Dicho esto por ser empobrecido y degradado por quienes lo han conducido. Sus escasas ideas llenaron los archivos de la Historia con discursos y proclamas. Muchos creen ver en el pasado la respuesta a sus problemas. Creemos que esto es la demostración de una insuficiencia de ideas viables. Ello ha fortalecido “el canto de sirenas” de esos especímenes que han dirigido al Continente.

Voy a ser directo: Soy de las tesis que el lenguaje “izquierdoso” y su práctica política populista tienen una cuota grande de responsabilidad. Así es. Hay quienes muestran ante esta afirmación una cara de asombro y la llegan sólo a compartir a medias. Sin embargo, insisten en que la culpa mayoritariamente recae en los “factores de la derecha” pues son los que han gobernado desde que somos un Continente independiente. No pretendo hurgar en la Historia tras ejemplos. Ubiquémonos en el siglo XXI.  Este Continente está huérfano de mentes racionales. Todos los que gobiernan, una vez en el poder, se enferman y se transforman en seres predestinados: comandante en jefe, comandante eterno, esposas herederas, presidente obrero, presidente indio,  comandante-presidente,  guerrilleros “heroicos” y  luchadores por la liberación y la “dignidad de los pueblos”. Toda una fauna de individuos nimbados de esa absurda idea del poder.

Se necesitan respuestas y las mismas no pueden ser reflejo del mismo discurso de siempre: derechas e izquierdas. Los primeros son los malos y los segundos los buenos; o viceversa. Ya basta. La discusión se centra en España, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, y por supuesto Venezuela. El primer país citado corre desesperadamente tras una pesadilla. Podemos e Iglesias se  acercan al poder con la ayuda del dinero y ejemplo de Venezuela. Ya tienen  claro de cómo se puede destruir un país. Lo que confirma que no es privativo de América Latina. Ellos lo saben pues, ya tuvieron a Mussolini y Hitler. Hoy el discurso está renovado: la culpa es de los partidos: el PSOE, PP e Izquierda Unida (lo que queda del viejo PCE). El segundo país se mueve con dificultades. Experimenta una crisis de crecimiento y el sistema político que surgió de la sangrienta dictadura militar, los encontró con un discurso que no se amolda a las exigencias de una sociedad que cambia a un ritmo muy rápido. El tercero, Brasil, sufre la desgracia de su tamaño, de su riqueza desigual, como desigual su composición racial. Un país que experimentó durante mucho tiempo un aislamiento, luego explota y asume un papel hegemónico. Falta mucho y dudamos poco en las habilidades de la Rousseff para ir más adelante. Grande y mucha corrupción como es grande su futbol, hoy en crisis. Sobre Uruguay, por su tamaño, sus problemas son pequeños, como su población. Un país educado y culto, poco a poco encuentra, su derrotero. Atrás quedó el fantasma de los Tupamaros, burdo e irresponsable grupo de guerrilleros, quienes  pretendieron encontrar en las tesis del Che Guevara la solución a sus problemas. Por su parte Argentina, sufre su propia maldición. Esa condición es específica. Un país formado por diversos elementos civilizatorios no atina a una síntesis. Individualidades han marcado positivamente su condición de gran país. No obstante, su dirigencia es tradicionalmente esclava de sueños fatuos de grandeza. Envenenaron el  alma del argentino con un populismo fascistoide que todavía suena en sus oídos con la misma fuerza de las letras y música de Carlos Gardel, el morocho del abasto, como le llaman en la bonaerense y bella ciudad.

Dejamos para el final, a propósito a nuestro país, pues es el mejor que conocemos. Un país que pensó en 1958, encontrar definitivamente, como diría el Dr. Germán Carrera Damas, el cauce para la instauración del “primer ensayo consecuente y sostenido de institucionalización del Estado liberal democrático”. Pero, esa conjunción adversativa presente en todo discurso, observa en Hegel una frase citadas pocas veces por el pensador de Jena: la astucia de la razón. Ella se hizo famosa por que, según él, toda teoría o creencia encuentra su obstáculo en la historia de los hechos reales. Ella es el gran desafío que busca afirmarse mediante la idea de que la Historia siempre encuentra elementos negativos. Venezuela pensó encontrar su senda racional, dentro de sus dificultades, pues no. En 1992 apareció la sombra militarista, estimulada por diversos elementos; muchos anclados en su pasado revolucionario, otros ávidos de poder  y riqueza fácil, y unos ciudadanos que buscaron eludir su compromiso  con la civilidad. Nada de deberes, pero si muchos derechos. El petróleo, oro, agua y tierras son de los venezolanos. Cada uno buscaba su parte. El hombre y sus conmilitones que pretendieron alcanzar el poder y fracasaron en 1992, pero luego fueron catapultados por una pléyade de insensatos medios de comunicación e individuos vestidos con el traje de “notables”. Hoy todos sufrimos la impaciencia de esos algunos. Hoy esos individuos están arrepentidos, y otros despiertan de la falsa creencia que los partidos tradicionales eran los únicos culpables de la crisis del sistema político desde 1998.

Hay que repensar a Venezuela con la participación de todos, incluidos los que hoy siguen a las falsas banderas del populismo. Lo mismo debe hacer España, enferma de novedad, con Podemos amenazando sus instituciones. Olvidan que tuvieron 900.000 muertos y que la Monarquía Constitucional, con sus defectos, es lo mejor que les ha podido ocurrir a España después de Franco. Brasil, no termina de digerir que ellos son un país muy grande y que no basta con el fútbol y la Bossa nova. Chile tímidamente busca asentar una democracia definitiva e impulsar una economía que satisfaga sus ciudadanos. Uruguay, debe mantener esa imagen del venerable Mujica, pero un tanto más audaz, al devolverle a sus ciudadanos más protagonismo. Hoy Tabaré, al parecer lo intenta. Argentina está obligada a curarse de ese nefasto populismo peronista que ha ensombrecido a la Argentina en un manto fatuo con la imagen del Che Guevara y para completar con Maradona. Pobre país no termina de bailar el tango para bailar salsa venezolana, de donde vienen los petrodólares. ¿Hasta cuándo?

Venezuela es prisionera de un discurso populista militarista. Un Mesías vino al país en 1992 y lo tenemos todavía, por lo menos en imagen. Hoy lo sufrimos con su heredero, que se hace llamar “presidente obrero”, quien no sabe si es presidente, pero tampoco si es obrero. Éste conduce, literalmente al país hacia un desastre de proporciones apocalípticas, a pesar de tener petróleo. Pobres de mentes  y voluntad, los venezolanos, seguimos aferrados, falsamente, a una maldita condición: “somos ricos”. Es una  riqueza que no ha sido creada por nadie. La madre naturaleza nos regaló esta maldición. Hagamos un esfuerzo. Es la civilización y el  civilismo los que nos pueden sacar de donde estamos. Eso sí con esfuerzo y audacia.

@eloicito

La importancia geopolítica de Crimea


Lic. Jonás Estrada Aguilera

La base de Sebastopol permite a Rusia el control del Mar Negro y un rápido acceso y presencia naval en el Mediterráneo. Desde su fundación en el siglo XVIII, en tiempos de la emperatriz Catalina II “La Grande”, ha sido de gran importancia estratégica para Moscú, y los muchos episodios relacionados con la flota y con su historia la han convertido en parte del imaginario nacionalista ruso. Además, en estos momentos, es vital para Rusia ya que la base de Novorossiysk está todavía en fase embrionaria para que pueda ser una base naval a gran escala.

La Armada rusa lo utiliza para naves pequeñas y como punto de aprovisionamiento. Y la guerra civil de Siria imposibilita también al Kremlin el uso de su base naval en el puerto sirio de Tartus. Por todo ello, Sebastopol es clave para la seguridad de Rusia, lo que ha quedado patente en varias crisis y conflictos internacionales. Vladimir Putin ha dicho claramente que la presencia de la flota en Sebastopol es determinante. Durante la guerra de Georgia estableció bloqueos en el Mar Negro y fue utilizada para lanzar amerizajes anfibios. También fue usada durante la crisis de Libia, en las misiones contra la piratería en el Océano Índico o en el desmantelamiento de las armas químicas de Siria.

En cuanto a la riqueza que posee el Mar Negro es importante mencionar que la energía es uno de los problemas fundamentales en la región y la posibilidad de una Crimea rica en hidrocarburos aviva, sin duda, la tensión. Su anexión supone para Rusia una ampliación de sus límites marítimos en el Mar Negro. Esto incluye el petróleo y el gas que pueda haber dentro de esos límites. Y se calcula que pueden tener un valor de miles de millones de dólares. Hace menos de dos años, Rusia intentó infructuosamente asegurarse esos recursos a través de negociaciones.

Ya para el año 2012, un informe del Ministerio de Energía ucraniano establecía que "el potencial geológico que existe en Ucrania para producir volúmenes más amplios de gas de lo que lo hace hoy y, atendiendo a una correcta demanda, incluso puede llegar a ser autosuficiente en gas natural". Pero reconocía también que para conseguir ese objetivo harían faltan muchas más inversiones en la exploración de gas. También añadió que esa inversión y desarrollo sólo se podían esperar si se reformaban la estructura industrial y el clima regulador para atraer al sector privado, tanto interior como internacional. En este informe ya se indicaba que el potencial era mayor del que se pensaba y que había que seguir explorando, y que uno de los lugares sería el sur de Ucrania, incluyendo el Mar Negro.

Ucrania firmó antes de que estallase el actual conflicto acuerdos de exploración y explotación con empresas occidentales y esto molestó a Rusia. La pérdida de Crimea supone también un parón en las ambiciones energéticas ucranianas de gas y petróleo. Kiev estuvo a punto de firmar un acuerdo con un consorcio de empresas petroleras internacionales que suponía una inversión inicial de 735 millones de dólares para perforar dos pozos en alta mar. El consorcio, dirigido por Exxon con intereses de Shell, la rumana OMV Petrom, y la ucraniana Nadra Ukrainy, estaba particularmente interesado en el campo Skifska en el Mar Negro, que se estima que cuenta con unos 200 a 250 millardos de metros cúbicos de gas natural. Exxon esperaba producir eventualmente 5 millardos de metros cúbicos al año. El consorcio de Exxon pujó más alto que la empresa petrolera rusa Lukoil. Los planes todavía estaban en su primera fase cuando estalló el conflicto, ya que el gobierno de Yanukovich y el consorcio no se ponían de acuerdo. Como es obvio, desde la caída de Yanukovich, los planes de Exxon están en suspenso.

El Presidente del Parlamento de Crimea, Vladimir Konstantinov, ya dijo el 13 de marzo que los campos petroleros y gasíferos pasaban a manos de Moscú: "Rusia y Gazprom con Rosneft deben hacerse cargo de la producción de petróleo y gas". Ucrania puede dar por perdidos estos potenciales recursos, porque de facto, ya están bajo control ruso. Y Exxon ha tenido que detener su participación en Skifska, así como en el Ártico ruso junto a Rosneft, debido a las sanciones de EEUU y la Unión Europea a Rusia. La empresa petrolera italiana ENI, otro de los interesados, ha señalado que esperará a que la situación se normalice.

Moscú ha querido centrar la atención en la reclamación de derechos históricos sobre Crimea para proceder a su reunificación, pero lo cierto es que, como hemos visto, con esa decisión extiende sus límites marítimos y el acceso a esos posibles recursos, en los que Ucrania tenía puestas sus esperanzas para poder empezar a pensar en tener una independencia energética. Así, Ucrania sigue siendo vulnerable a la presión rusa.

Resulta natural que esas potenciales riquezas en el Mar Negro han jugado un papel determinante en la reunificación rusa de Crimea y han sido una ficha importante en el tablero de ajedrez, a pesar de que Moscú niegue que haya conexión entre las dos cosas y repita que no le preocupan el gas y el petróleo en la zona. Alega también que Rusia tiene un gran potencial por sí mismo, lo cual es cierto, pero nadie renuncia a la posibilidad de sumar riqueza y mucho menos aquellos países que, como Rusia, dependen de los hidrocarburos. Incluso, algunas estimaciones optimistas señalan que el Mar Negro posee potenciales recursos petroleros que podrían rivalizar con el Mar del Norte.

Aunque Rusia pueda llegar a un acuerdo con Ucrania para detener el conflicto en el este del país, no tiene ninguna intención de dar marcha atrás en la anexión de Crimea. Por lo tanto, Rusia será la gran beneficiaria de los recursos de petróleo y gas natural existentes, y Ucrania se ha quedado sin una importante y muy valiosa pieza para su futuro económico y energético.

Pero queda también por ver hasta dónde llegan finalmente las sanciones de los países occidentales y cómo pueden afectar éstas a esas posibles exploraciones en el Mar Negro. Eso queda también abierta la cuestión de qué empresas extranjeras estarían dispuestas a invertir y trabajar en el territorio anexionado.

En conclusión, podemos decir que la reunificación de Crimea a Rusia constituye un acontecimiento muy importante para la política internacional de comienzos del siglo XXI y señala un nuevo capítulo del proyecto de Vladimir Putin. Su privilegiada ubicación geográfica le permite controlar el centro del Mar Negro con sus recursos energéticos y cerca de la rica región del Cáucaso, al tiempo que resulta clave para ejercer el control y la vigilancia de los mares de Azov y de Mármara; y de los estrechos de Kerc, Bósforo y Dardanelos. Con todo esto, Moscú obtiene una rehabilitada proyección geoestratégica sobre la periferia oriental del Mar Mediterráneo.

@jonaspatriota

Elecciones parlamentarias y control sobre la política exterior


Embajador (r) J. Gerson Revanales

Una de las oportunidades que presenta las elecciones parlamentarias, es un cambio en la composición de la Asamblea Nacional entre ellos el control sobre la política exterior. John Locke, en su Tratado sobre el Gobierno Civil (1689), y posteriormente Montesquieu, en El Espíritu de las Leyes (1748), propusieron la división de los poderes del Estado, a efectos de establecer un equilibrio entre estos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial); el objetivo de Montesquieu fue establecer contrapesos entre los poderes; advirtiendo que el Poder Legislativo no podía convertirse en un ente superior, que impidiera la acción de gobierno, pero sí consideraba necesario que pudiese examinar cómo se cumplían las leyes que el ejecutivo promulgaba, ejerciendo así, el control político.

Según el Art. 187 de la Constitución de Venezuela, al Poder Legislativo, le corresponde “ejercer funciones de control sobre el gobierno y la Administración Pública”; según el Art. 222, la Asamblea Nacional ejercerá su función de control mediante los siguientes mecanismos: 1) las interpelaciones, 2) las investigaciones, 3) las preguntas, 4) las autorizaciones y 5) las aprobaciones parlamentarias; y en el Art. 223 se indica que la Asamblea o sus Comisiones podrán realizar las investigaciones que juzguen convenientes en las materias de su competencia. Atendiendo a los propósitos de equilibrio y control en materia de política exterior, se cumplen cuando la Asamblea Nacional autoriza el nombramiento los jefes de misiones diplomáticas y aprueba por ley los tratados o convenios internacionales que celebre el Ejecutivo Nacional, salvo las excepciones previstas en la Constitución.

Un cambio en la composición de la Asamblea Nacional, permitirá a la Comisión Permanente de Política Exterior cumplir con una de sus funciones primordiales como es la de interpelar al Ministro de Exteriores; algo que hasta la fecha en 15 años, nunca se ha realizado.

Esperemos que a partir de enero, la Comisión Permanente de Política Exterior, pueda interpelar a la Canciller Delcy Eloina Rodríguez sobre: el porqué de la injerencia cubana; de la carrera armamentista; de porqué durante 14 años se dejó de lado la reclamación del Esequibo; de cuál es la situación de los más de 2500 acuerdos firmados desde 1999, muchos de los cuales seguramente no tuvieron razón de ser firmados, otros nunca entraron en vigencia o fueron aprobados por la Asamblea Nacional, lo que hace de estos una tela de araña para su seguimiento e instrumentación y un peligro para nuestro interés nacional.

@grevanales