viernes, 22 de marzo de 2013

Rol de las Contratistas en la Seguridad Internacional actual


Victor Hugo Matos

Personas armadas con equipamiento militar de primera, que funcionan bajo una estructura jerárquica cuasi-militar pero cuyas actuaciones responden a los intereses de cierto mercado, donde los clientes van desde empresas transnacionales hasta coaliciones de gobiernos. Tal descripción, que  se asemeja mucho a la forma en la que podría ser definido un "Mercenario", es el reflejo de lo que implica por estos días el negocio de ser un contratista de seguridad.
Si bien la idea de que exista un proceso de privatización del conflicto y el uso de la fuerza es considerado una problemática  del mundo internacional moderno por los grupos pacifistas y las ONG’s, resulta que no es la primera vez en la historia de la humanidad que están en auge los servicios de estos "profesionales"; sobre todo, si recordarnos que fueron esenciales durante la Edad Media y el Renacimiento como grueso de los ejércitos, además de su participación en los conflictos coloniales e internacionales de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.  A sabiendas de que esto no es un fenómeno novedoso en el mundo internacional, toca determinar que implicaciones trae para el escenario actual de la seguridad internacional.
En un primer aspecto, que podría catalogarse de "positivo" desde la perspectiva gubernamental; este tipo de empresas puede permitirles a los países con presupuestos  militares ajustados por el efecto de los recortes fiscales, mantener la eficacia de sus operaciones y evitar así que haya un aumento significativo en los riesgos de seguridad que deben enfrentar. No obstante, las implicaciones negativas de esto van, desde la participación de las contratistas en operaciones militares de dudosa legalidad y a veces de carácter completamente ilícito, hasta una situación en donde la capacidad operativa de las contratistas podría incluso superar la del mismo ejército; lo cual en conjunto, implica que los mecanismos de autorregulación de esta industria se hacen menos transparentes y las reglas tacitas del mundo de los contratistas se hacen menos claras.
Lo que parece obvio en todo esto, es que dada la situación del sistema internacional en constante transformación y que actualmente se encuentra sumido en una gran inestabilidad, la existencia de contratistas de seguridad e inteligencia es entendible dado que los cuerpos de seguridad civil y hasta militar no pueden o no quieren asumir su rol efectivo dentro del mundo internacional, lo que genera la necesidad de llenar ese vacío que estas estructuras “publicas” han dejado y que ahora empiezan a llenar las contratistas privadas.
Finalmente, es necesario destacar que, en última instancia, el mercado de este tipo de servicios no está limitado únicamente a proveedores estadounidenses o europeos sino que se está volviendo una tendencia global, ejemplificándose perfectamente esto en el caso de Sudáfrica. Por ello, es importante preguntarse cuanto tardará en llegar esta tendencia a América Latina, que si bien hoy por hoy es políticamente estable, ha tenido que lidiar con la amenaza que representa el crimen organizado transnacional y las actividades subversivas.