miércoles, 26 de agosto de 2015

Impacto petrolero del "nuevo" Canal de Suez


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado 6 de agosto se realizó la fastuosa inauguración del “nuevo Canal de Suez” por el Presidente de Egipto, General Abdel Fatah al-Sissi. Se trata en realidad de una ampliación del histórico Canal construido entre el Mar Rojo y el Mar Mediterráneo en 1869, que consta de una nueva ramificación de 35 kilómetros y una ampliación de 37 kilómetros de la vía original -que contaba con 163 kilómetros. La primera inauguración en plena Era Victoriana, reunió al compás de Giuseppe Verdi, al Valí de Egipto, Mohamed Said Pasha, con la esposa de Luis Napoleón Bonaparte y Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo; el Emperador de Austria y Rey de Hungría, Francisco José I Habsburgo; y el Rey de Prusia y futuro Emperador de Alemania, Guillermo I Hohenzollern. En la segunda inauguración, el General al-Sissi sólo contó con el Presidente de Francia, François Hollande; el Primer Ministro de Rusia, Dimitri Medvédev; y algunos mandatarios árabes y africanos. La primera inauguración dio paso a una auténtica revolución del comercio mundial; mientras la segunda ha dado paso a grandes interrogantes. 

La ampliación del Canal de Suez fue hecha en menos de un año con un costo de 8,6 millardos de dólares, y hará posible el tráfico bidireccional y una reducción del tiempo de tránsito de 18 a 11 horas, pero no ha elevado el máximo tonelaje aceptable. El gobierno egipcio espera que duplique el tránsito desde 43 buques/día en la actualidad hasta 97 buques/día en 2023, lo cual aumentará la recaudación por concepto de derechos de tránsito desde 5,5 millardos de dólares en 2014 hasta 13,2 millardos de dólares en 2023. Sin embargo, los expertos señalan que estas expectativas son muy optimistas. En lugar de un cuello de botella, las estadísticas reflejan un crecimiento más lento del comercio mundial, que el Fondo Monetario Internacional ubica en un promedio de 3,4% en el período 2007-2016, en comparación al 7% en la década anterior. Además, aunque el tonelaje total se ha venido recuperando después de la crisis económica mundial, el número de buques aún sigue 20% por debajo de su nivel en 2008. Asimismo, muchos consideran que el tráfico es más sensible a los derechos de tránsito.

En 2014, el Canal de Suez fue utilizado para transportar 3,7 millones de barriles diarios (MMBD) de petróleo y productos derivados; lo cual representa 9% del volumen comercializado por vía marítima y 4,6% de la producción petrolera mundial. Un aumento respecto a los 1,8 MMBD de 2009 y 2,97 MMBD de 2012. Los mayores volúmenes han sido de petróleo -2,1 MMBD rumbo a Europa y EEUU-, y productos -1,6 MMBD, sobre todo de fuel oil y nafta, rumbo a Asia.

La industria petrolera no espera ningún cambio significativo derivado de la ampliación del Canal de Suez. Actualmente, los buques petroleros VLCC totalmente cargados no pueden navegar por el Canal, y por ello deben descargar parte del crudo que transportan en Ain Sukhna en el Mar Rojo, el cual es trasladado a través del oleoducto SUMED hasta Sidi Kerir en el Mar Mediterráneo, donde los buques deben proceder a recargar una vez realizada su travesía. El Canal de Suez ampliado no permitirá que los buques VLCC naveguen con plena carga, por lo que las empresas petroleras tendrán que seguir utilizando el oleoducto SUMED para transportar cargamentos de más de 1 millón de barriles. Ergo, la industria petrolera no gozará de ningún beneficio concreto. Adicionalmente, el aumento de la demanda petrolera en las próximas décadas se centrará en Asia, y en concreto en India y China, y no se necesitará del Canal.

El mercado de productos derivados nunca ha estado restringido por las limitaciones del Canal de Suez, debido a los buques más pequeños que son utilizados, y los agentes esperan que los flujos comerciales sigan siendo los mismos. Pero existe la preocupación por un aumento de los derechos de tránsito que afecte la cadena de costos. Además, algunos envíos de productos podrían hacerse en el futuro desde el Golfo de México hasta Asia-Pacífico gracias a la proyectada expansión del Canal de Panamá, con ahorro de tiempo y dinero.

Por otra parte, 10% de todo el comercio de gas natural licuado -1,2 billones de pies cúbicos- se realizó en 2014 a través del Canal de Suez. Sin embargo, los buques más grandes Q-Max y Q-Flex seguirán siendo incapaces de utilizar el Canal ampliado si están a plena capacidad, y la opción de cargar y descargar no es rentable. Esto resulta una verdadera limitante para construir un verdadero mercado global de gas, que el proyecto egipcio ha obviado. Además, los flujos han caído un 8% desde 2011, debido a la “revolución de los esquistos” en EEUU.

En consecuencia, la ampliación del Canal de Suez junto a la construcción de un “Nuevo Cairo” en pleno desierto –que contempla un Parque Central que dobla al de Nueva York y un parque de diversiones cuatro veces más grande que Disneylandia-, forma parte de la agenda de obras faraónicas poco justificadas con las cuales el General al-Sissi -que obtuvo el poder tras el golpe de Estado contra Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes en julio de 2013- pretende legitimarse internamente evocando a Gamal Abdel Nasser –fundador del Egipto moderno al socaire de la nacionalización del Canal de Suez en 1956-, así como proyectar internacionalmente un “Egipto estable” tras la “tumultuosa Primavera Árabe”. Empero, los problemas de competitividad económica, desempleo, ineficiencia burocrática, corrupción y falta de libertades que originaron la caída de Mubarak en 2011 subsisten. Como bien señaló Karl Marx en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, los grandes hechos y personajes de la historia aparecen, como si dijéramos dos veces, la primera como tragedia, y la segunda como farsa. Gran advertencia en contra de la imitación para todos los políticos del Mundo. En definitiva, ni Sissi es Nasser, ni 2015 es 1956 o 1869. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Cuba post-Cuba. Utopía y distopía


Prof. Eloy Torres

Releyendo la “Historia general de las civilizaciones. Oriente y la Grecia antigua”, trabajo realizado  por André Aymard y Jeannine Auboyer, ambos franceses, nos topamos con ese intento por explicar las consecuencias de la extensión de Grecia; ella de la mano de Alejandro Magno, tropezó con una realidad. Cito: “…era fatal que extendiendo desmesuradamente su espacio geográfico, prestándose a contactos múltiples con civilizaciones centenarias, amoldándose a nuevas condiciones, el helenismo evolucionara e incluso se dejara penetrar por influencias extranjeras. De esta forma nació y se desarrolló la civilización helenística, no tan puramente helénica como la civilización griega clásica, también de menos altura y de menor rigor lógico, pero más flexible, más variada, mejor adaptada a una humanidad muy varia, a cuyas necesidades comunes tiene la ambición de responder” (pag. 595).

Ese fatalismo minado por el estoicismo nos señala que todo vive su determinación. Mas, también hay que decirlo, en algunos casos, ese fatalismo necesariamente no implica pesimismo. Esto, viene a cuento por el ejercicio de extrapolación que realiza, el muy respetado analista chileno, Fernando Mires, sobre la realidad cubana y su inevitable aterrizaje o fatal desenlace en el modelo chino o vietnamita.

Es muy cierto, levantar el embargo sobre Cuba configurará un ejercicio liberador sobre la sociedad cubana desde el punto de vista económico. En tanto que en lo político se busca apuntalar un esquema de dominación similar a los países señalados anteriormente. Eso es lo que se intenta. Mires considera que habrá significativos “… cambios que van más allá de las relaciones entre EE UU y Cuba. Pues aquello que ya comienza a configurarse es el fin de un proyecto estatista, vale decir, la renuncia implícita del régimen a controlar a todo el aparato económico”. Más adelante, el mismo Mires, remata con esta sentencia “… el fin del totalitarismo económico no llevará de por sí al fin del totalitarismo político, entre otras razones porque el concepto de totalitarismo tiene una connotación política y no económica”.

Si bien es cierto que el totalitarismo político trae en consecuencia la confiscación del pensamiento de la sociedad por aquellos que conducen al Estado en todas sus esferas y niveles, no menos cierto es que esa “confiscación” no se aguanta per saecula saeculorum. La sociedad encuentra los mecanismos para abrirse. Esto lo decimos desde una perspectiva histórico- evolutiva del hombre. Máxime que, Cuba, en alguna ocasión conoció las bondades de un régimen democrático.

La aludida confiscación, como dice Mires, por parte de esa “clase dominante cubana (ejército + partido)” (¿?) en efecto tiene una existencia objetiva, mas, ella  será efímera. No puede durar mucho. Cuba soportó 50 años, es verdad, pero era la guerra fría y el paredón estaba ahí; éste, acostumbra a cualquiera. Pero, también hay que decirlo: Cuba no es réplica de las sociedades aludidas, léase Vietnam y China. Sobre este última, al seguir a Martin Jacques en su obra “Cuando China gobierne al mundo”, diremos que, en efecto, ella ha alcanzado un éxito en la imposición de ese modelo, justamente por ser asiático y por responder a una axiología en específico. Ese modelo exuda éxitos por cuanto China ha evolucionado con éste y se apalanca no en el modelo clásico de “Estado- Nación, sino en el Estado-civilización. Nosotros en Occidente nos hemos formado sobre la base de la  Nación, mientras que China sobre la base de la Civilización. Ella, por lo tanto, no es sólo su historia, sino también es su propia civilización. Es un proceso vivo y dinámico, en lugar de ser estática y sin vida como aquellos cuyo objetivo es observar sólo el pasado. China piensa en el país y no en individuos, muertos o vivos. Ellos superaron a su último Dios: Mao Tse Tung y piensan, como país, que busca la felicidad para ellos y no para otros.

Paradójicamente, esa transformación en gran potencia es obra de un partido comunista. Ese proceso se inició cuando éste, como sistema universal, se derrumbaba en Europa. Ello tiene una explicación: el sistema político chino ha conservado los ancestrales rasgos tradicionales y culturales, incluso, durante el comunismo más duro. Jamás se entregaron a potencia alguna; mucho menos a países pequeños. La política China tradicionalmente ha puesto un alto valor en la importancia de la creencia moral y el ejemplo ético. Los funcionarios son educados por la enseñanza de Confucio. El compromiso de las normas éticas, como principio para gobernar, se combina con la fuerte creencia del papel de la familia y la educación en la formación de los niños.

La familia china y el Estado son complementarios, se apoyan recíprocamente. La democracia China, difiere de la que conocemos. Ellos toman como base a Confucio; ponen énfasis en la legitimidad tradicional, como la llama Max Weber. Su dominación comunista no se asemeja a la versión soviética o cubana, mucho menos a la venezolana en sus dos versiones: la inicial y mucho menos la que heredó  el poder.

Mires argumenta que la dificultad de Cuba para adaptarse a ese modelo asiático reside en la inexistencia de una “burguesía nacional”. Todos los países de la región sufren del mismo mal. Es el resultado de una forma específica del mercantilismo español. No obstante, hay que leer bien la historia. Cuba antes de la Revolución era un país dueño de éxitos que la apuntaban como próspero y culto. Pero, hay que subrayar: durante más de 55 años hemos creído en datos falseados por la imponente realidad adornada con la humeante barba de Fidel y sus 12 héroes de la Sierra Maestra. Esto es, Cuba era un burdel, propiedad de los EEUU. La mitología hollywoodense sirvió a los que la combatían: Fidel y sus 12 hombres.

Para aquellos que no tenían a mano cifras concretas, Cuba fue, repito, un burdel manejado por Washington. Por supuesto, Cuba no era un país desarrollado, ni sus riquezas se distribuían equitativamente, por cierto tampoco Fidel lo hizo. No obstante, en 1958, Cuba y su economía  saboreaba apenas el 16% del capital norteamericano invertido. En tanto que el azúcar, el principal comodity cubano era manejado en un aproximadamente 60% por cubanos. Cuba antes de Fidel tenía unas políticas sanitarias de primer orden superior frente a la región. Por ejemplo, la mortalidad infantil era la más baja. Basta releer los datos de la Organización Mundial de la Salud. Cuba había eliminado prácticamente el analfabetismo.

En 1958, Cuba tenía una población un poco menos de 6.500.000 habitantes. Disponía de una legislación laboral adelantada. Contaba con un poco más de 2,000.000 trabajadores. El desempleo era bajo. Fue el primer país latinoamericano que tuvo TV: la poderosa CMQ. Cuba observó el crecimiento de poderosa clase media; la misma que se enamoró de Fidel y su tabaco, vestido de verde oliva. Era el caudillo necesario. Igual suerte ocurrió en Venezuela y todos sabemos el resultado.

Cuba no era un burdel, como propagó la ideología del Caudillo guerrillero. Era, eso sí, un país enfermo de exclusión, incluso racial. Todavía se respira el racismo en esa isla, a pesar de los avances sociales de la misma revolución. Tampoco hay que negarlos. Insisto Cuba tenía todo para convertirse en una sociedad moderna. Faltaba el elemento político democratizador. Batista fue el epitome de esa ausencia de democracia. Es ahí donde apareció el comandante y mandó a parar y se apoderó de toda la sociedad e incluso sirvió de modelo para otras realidades en el hemisferio. Hoy Venezuela es un ejemplo. Cuba, como sociedad, se estancó en el año 1959. Quien visite ese país podrá verse en una película hollywoodense de los años 40 y 50. La realidad física cubana no ha cambiado y el transporte que permite la movilidad, no arranca pues están detenidos en esos años; no hay repuestos y la gasolina es escasa.

De modo que esa visión ideologizada y convertida en religión para la izquierda mundial y particularmente la latinoamericana según la cual Cuba antes de Fidel era una aldea empobrecida e insalubre es totalmente falsa. Lo que si hay que decir es que el sacrificio ha sido enorme para aparentar esa mentira. Cuba superará su realidad sin ese fatalismo en el cual la quieren encallejonar. La guerra fría acabó y el paredón es inservible. Ella tiene elementos estructurales en su población que la hacen dueña de un optimismo. El espíritu innovador del cubano, renacerá cual Ave Fénix, gracias a la inversión que ese Estado revolucionario hizo durante mucho tiempo: ciencia y tecnología. Hoy la dirigencia cubana es débil. Sabe que su prolongación en el poder, en tales condiciones, es finita. Ese aludido esquema oriental no puede ser instaurado en Cuba porque no es Vietnam ni China. Las nuevas relaciones entre los EEUU y Cuba confirman ese aserto La democracia fundamentada en la axiología occidental, tarde o temprano, se impondrá, tal como dice la canción de Serrat: “Si cuando se abre una flor, el olor de la flor se le olvida a la flor”.

@eloicito

Gira por El Caribe: 3 errores estratégicos


Embajador (r) J. Gerson Revanales

Lamentablemente, la última gira del Vicepresidente Arreaza y la Canciller Delcy Rodríguez, realizada por partes a lo largo del mes de agosto (Grenada, Dominica, Barbados, Trinidad y Tobago, Santa Lucía, Cuba, Surinam, Jamaica, Haití y Belice), en busca de apoyos en El Caribe, no obtuvo los resultados esperados.

Esto se debe a que el gobierno venezolano ha persistido en tres errores estratégicos en la negociación con Guyana y la reclamación del Esequibo: politizarlo, personalizarlo y polarizar a los países de El Caribe.

El Profesor Roger Fisher, Director del Proyecto de Negociación de Harvard en su libro Getting to Yes basado en cinco principios: “separar las personas del problema”; “centrarse en los intereses, no posiciones”; “Inventar opciones de ganancia mutua”; “Insistir en el uso de criterios objetivos”; “Conocer el MAAN (Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado)”, considera que involucrar terceras partes en una negociación no es lo más aconsejable, debido a los múltiples, ocultos y desconocidos intereses que se involucran.

Como advierte el Profesor Fisher, el involucrar terceras partes, que es lo mismo que internacionalizar el tema del Esequibo, no es la mejor vía para alcanzar un arreglo práctico y satisfactorio como establece el Acuerdo de Ginebra.

El gobierno desde un principio violó el primer principio, al dirigir sus ataques al recién electo Presidente de Guyana, en lugar de centrarse en el problema de fondo que es la reclamación y la violación al Art. V/2 del Acuerdo de Ginebra por los gobiernos de Jagdeo y Ramontar; los verdaderos responsables de la rebatiña de concesiones en la zona en reclamación, beneficiándose entre ellas una de las principales empresas petroleras asiáticas, China National Offshore Oil Company (CNOOC).

Varios errores graves se han cometido: el primero, el sorpresivo e inconsulto decreto 1787 que finalmente tuvo que derogarse debido a las reacciones negativas que generó desde Colombia hasta el Océano Pacifico e Indico a miembros de la Mancomunidad Británica, y el segundo, pensar que con PETROCARIBE se podía condicionar el apoyo de la CARICOM, lo cual significa la falta de conocimiento de El Caribe.

El Acuerdo de Ginebra es específico en su Art. IV al establecer como mecanismo de solución, el Art. 33 de la Carta de la ONU. Los errores están: en no tener una estrategia definida; en no tener presente que CARICOM es el organismo menos indicado para involucrarlo en la reclamación por ser parte interesada; en no tener claro cuál mecanismo de solución de controversias se ajusta a su estrategia; a que organismos o acuerdos regionales pudieran solicitarse su intervención; no tener presente que en una decisión jurisdiccional no funcionan las giras informativas y que el peor aliado es Cuba por sus relaciones históricas con Guyana.

@grevanales