martes, 5 de abril de 2016

Fidel, Raúl Shakespeare y la Comedia de las Equivocaciones


Prof. Eloy Torres

En días pasados se produjo una noticia que rompió el celofán mediático: la visita de Obama a Cuba para definitivamente “bautizar” sus relaciones con la isla. El Mundo observó como todo el aparato del Estado cubano se puso al servicio, exclusivamente, de esa visita, a pesar de que hubo un “pequeño” e inesperado movimiento turístico bolivariano que aterrizó en suelo cubano a última hora, antes de iniciarse la vista. Fue una picada de zancudo en la parte trasera de un elefante. Ese país completo, el que vive en la isla y el otro que está en Miami, transpiró esperanza en la búsqueda de una nueva realidad. 57 años de un régimen cansado por los tiempos y una población envejecida por el recuerdo de lo que no pudo conocer. La realidad es la realidad. Raúl lo comprendió y Obama también. Hay que aprender a vivir con las diferencias (Raúl Castro) y si quieres resultados distintos, no debes seguir en lo mismo (Barack Obama).

El peso de esos 57 años, seguramente hace que algunas personas no comprendan esos cambios en su complejidad. Éstos, son vistos con suspicacias y además percibidos como imposible. No es para menos. Es mucho el tiempo transcurrido. No obstante, hay que ponderar que Cuba no es la misma de hace 20 años ni los EEUU tampoco. Hemos dicho, en reiteradas ocasiones que Cuba, durante todo el siglo XX, estuvo marcada por las figuras de Fulgencio Batista y Fidel Castro. Ambos líderes y caudillos, poco dados a aceptar una contradicción. Ha sido su visión y punto. Ellos marcaron con su impronta a Cuba. El segundo está cansado y busca revivir su “gloria”. Morirá con las botas puestas y en su ley.
Por lo que hay algunos que no creen en la acción política de Raúl Castro y de los cubanos. Algunos fraternales e inteligentes amigos estiman que la actitud de los Castro resume, de alguna manera, la visión del “Good cop/Bad cop”. Esto viene a cuento, pues, luego de la pomposa visita, apareció Fidel, con una epístola para el hermano Obama. El envejecido caudillo bramó con sus escasas barbas y criticó el lenguaje “almibarado” del Presidente norteamericano. En efecto, esa misiva, publicada en el Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, asoma una cierta disonancia con la música que hasta ese momento estuvo sonando. Éste remató con una larga y muy característica frase suya: “Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”.

Más adelante y para terminar, el envejecido patriarca, sentenció: “Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta”.

Al parecer hay una seria lucha entre bastidores en la nomenclatura cubana. Creemos es así. El hijo de Fidel, que no Fidel Castro Díaz-Balart (1949) sino Alejandro Castro Sotodel Valle (1971) asomó una sui generis realidad al mejor estilo de los Borgia, al sentenciar: “aquí en Cuba no hay dinastías”. Lo afirmó en una entrevista con Univisión y agregó: cuando el tío Raúl Castro “concluya su mandato” en 2018, el poder “no pasará a alguien de la familia, sino a personas que estén preparadas para ello”. Estas expresiones aparecen luego de la visita de Obama.

Creemos estar ante una lucha por el poder. Ello no es nuevo. La historia siempre ha sido un reservorio de hechos similares. Como quiera que la ideología ya no está presente en las relaciones EEUU-Cuba, el fantasma que recorre a América, vale decir el fantasma del mercado, enfila sus fuerzas hacia la isla mayor de El Caribe. Son muchos los negocios. El hijo de Raúl, Alejandro Castro Espín, quien es ingeniero y magíster en relaciones internacionales, asoma su rostro como el sucesor quien por cierto acompañó a su Padre, durante la recepción oficial a Obama y su delegación.

Se habla de una  transferencia del poder de Raúl a Alejandro Castro Espín quien desde ya ocupa posiciones claves en la estructura del gobierno. Le apoya, Mariela Castro Espín, su hermana, la sexóloga y principal soporte de los cambios en la antropología cubana, forzada ésta por la dictadura. Se observa el cambio de la visión oficial sobre la homosexualidad, gracias a esta mujer abanderada de su inclusión en la sociedad cubana ¡Cómo han cambiado los tiempos!

La permisividad en los viajes allez retour Miami–La Habana fortalecerán los cambios. El país se reencontrará. En cuanto a los cambios políticos, “es cuestión de tiempo”, como decía el Cardenal Richelieu. No se trata de traición, sino de realidades. En una ocasión citamos una canción cubana que burlaba la censura impuesta en los años 30 por el dictador Gerardo Machado, el asno con garras, como le llamare Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista cubano. Se trató de una canción: el ratoncito Miguel.

Una aparentemente pieza infantil que buscaba estimular la alegría y el baile, pero sin alborotar al gato Misifú que podría despertar. No hay queso y los ratones morían de hambre, a menos que alguien le arrancase el corazón al gato. Esa canción le costó la cárcel al autor, Félix Benjamín Caignet, el mismo que escribiese la obra ligera El derecho de nacer.  En Cuba, él dinamizó el género que había nacido en Francia, gracias a Eugene Sue con sus famosos “Misterios de Paris”. Félix B. Caignet lo aplicó en Cuba e irradió a toda Latinoamérica. Por cierto, Gabriel García Márquez, expresó que ese género “abrió caminos en Latinoamérica e hizo más que todos los programas de gobiernos antipopulares por llevar a las grandes masas analfabetas un sentido de la justicia social”. La realidad cubana se mueve como una telenovela por capítulos. Hoy esperamos que pasará más adelante ante estas jugadas de los hijos de los principales líderes de Cuba. Uno que ya está ido y el otro que anuncia su pronto retiro.

Personalmente no creo, estar ante un drama machbethiano donde la sangre correrá cual ríos en la lucha por el poder en Cuba. Más bien pensamos en una inminente puesta en escena de la “Comedia de las equivocaciones” del mismo Shakespeare. El Mundo debe prepararse para ser espectador de una pieza donde el humor será la clave. No hay que olvidar ni echar en un saco roto, la manera tan jocosa, como Obama saludó a los cubanos. Nosotros en Venezuela debemos abandonar esa visión, comprensible por demás, pero inútil, pues los cubanos, tras 17 años de convivir “involuntariamente” con los venezolanos y su tendencia democrática, gracias a Chávez y Maduro, no querrán volver a su miseria comunista de 57 años de “dignidad”, pues, como dicen los cubanos, ella es la de Fidel, no la de ellos. El Mundo ha cambiado y Fidel se apresta a morir con sus botas puestas y su “dignidad”. Mientras que en nuestro país, mejor nos preparamos para decirle a los cubanos: Asere, ¿qué volá?

@eloicito