viernes, 23 de agosto de 2013

Nueva oportunidad para Paraguay y Venezuela en MERCOSUR


Laura Guzmán

Varias son las opiniones emitidas respecto al polémico ingreso de Venezuela al MERCOSUR durante la ausencia temporal paraguaya tras la suspensión realizada por parte del resto de los mandatarios que integran el acuerdo, alegando que el juicio político que acarreó la destitución del entonces Presidente Fernando Lugo en junio de 2012, fue contraria a lo establecido en el Tratado de Asunción.
Hoy nos encontramos ante una realidad totalmente distinta a la vivida hace un año en ambos países. En Venezuela, el Presidente Hugo Chávez (aliado de Lugo), ha fallecido tras una dura batalla contra el cáncer, siendo elegido como su sucesor el Ex-Vicepresidente y Ex-Canciller, Nicolás Maduro; mientras que en Paraguay, luego de un duro proceso político, finalmente cuentan con un nuevo Presidente. En conclusión dos mandatarios diferentes, con dos corrientes políticas nada parecidas -aunque aún está por ver cuál será el estilo  de gobierno de Horacio Cartes.
La indudable interrogante para el futuro del MERCOSUR, es si Paraguay y Venezuela lograrán resolver sus diferencias y pasar página de lo ocurrido, cerrando un capítulo difícil para la integración latinoamericana.
Una de las condiciones exigidas por Horacio Cartes desde que era candidato presidencial para regresar a MERCOSUR, era que se le otorgara la Presidencia pro témpore del bloque a Paraguay, pero en la reciente Cumbre de Montevideo esta pasó a manos de Venezuela. Si bien muchos opinan que acceder a esta petición constituía la perfecta oportunidad para Venezuela de subsanar sus problemas con Paraguay, lo cierto es que esto no ocurrió. Es un secreto a voces que el Presidente Maduro busca desesperadamente llenar los zapatos que dejó el Ex-Presidente Chávez en Latinoamérica luego de su muerte, por lo cual parece haber considerado más importante ostentar la Presidencia pro témpore de MERCOSUR que resolver los problemas con Paraguay en el corto plazo, para así demostrar que es capaz de continuar impulsando el proyecto del “Socialismo del siglo XXI” en la región. Además, esta posición le permitió a Maduro continuar recabando legitimidad internacional después de las polémicas elecciones del 14-A.
Entre las asperezas que deben limarse con el ahora Presidente Cartes, figuran en primer lugar lo concerniente al apoyo brindado por el difunto Chávez al caso de Lugo y la injerencia que pretendió ejercer Venezuela en este asunto a través del propio Nicolás Maduro, y en segundo lugar el cierre de la Embajada venezolana en la Asunción y la suspensión de suministro de petróleo en 2012. Será sin duda interesante observar si Maduro optará por acercarse al mandatario paraguayo de turno o si atacará las políticas que despliegue de aquí a futuro, cuestión que seguramente no se hará esperar por mucho tiempo, puesto que hasta ahora hemos estado acostumbrados a un discurso de Venezuela catalogado de “intervencionista” por parte de muchos, donde las opiniones sobre la forma de negociar y actuar de otros países son públicamente criticadas.
La atención pública fue invocada una vez más hacia esta situación, cuando   el Presidente Maduro manifestó no haber sido invitado a la ceremonia de investidura de Horacio Cartes, mientras que el Presidente ecuatoriano Rafael Correa -quien también busca ocupar el lugar vacío de Chávez dentro de Latinoamérica-, declaró que a pesar de ser invitado no asistiría en solidaridad con Venezuela.
Las  expectativas sobre un período de negociación se hacen cada vez más fuertes, sobre todo ahora que con la toma de posesión del Presidente Cartes del pasado jueves 15 de agosto, se levanta la suspensión contra Paraguay significando su acceso al lugar que ocupaba dentro del MERCOSUR y la UNASUR.
Cartes por su parte no ha dejado claro si desea o no retornar al MERCOSUR, pero al asegurar haber discutido abiertamente con sus homólogos suramericanos la preocupación que existe por resolver el conflicto y la invitación al resto de los países que integran el bloque a la ceremonia de investidura, pareciera dar señales de un interés en reconciliar a Paraguay con el MERCOSUR, e insiste en que su país no tiene ninguna intención política en permitir la entrada de Venezuela al bloque, señalando que “el problema es jurídico” en alusión a la falta de aprobación paraguaya.
Pareciera entonces que la mejor forma de abordar un proceso de diálogo es bilateralmente para luego llevar los resultados de esta negociación a nivel del bloque regional, y sobre todo evaluar las opiniones que emita Cartes con respecto a las decisiones que como Presidente pro témpore, Nicolás Maduro haga dentro del MERCOSUR. Además, se espera que ambos mandatarios se encuentren cara a cara en la VII Cumbre Ordinaria de la UNASUR que se celebrará en Surinam el próximo 30 de agosto, lo cual supone una nueva y magnífica oportunidad para empezar a resolver este impasse.
La Presidencia venezolana del MERCOSUR se da en un momento crucial para la integración latinoamericana. La novedosa Alianza del Pacífico con una visión estrictamente comercial y en vinculación a EEUU, está buscado frenar el liderazgo e influencia de los gobiernos izquierdistas suramericanos -principalmente los de Brasil y Venezuela-, así como contrapesar sus proyectos de integración –de la ALBA al MERCOSUR y UNASUR. De hecho, en mayo pasado durante la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico celebrada en Cali, el Ex–Presidente paraguayo Franco buscando romper el aislamiento internacional, propició la incorporación del país guaraní como observador de este nuevo esquema de integración, lo cual puso en tela de juicio la cohesión del MERCOSUR.
En consecuencia, los intereses de Venezuela empujan al Presidente Maduro a utilizar su posición al frente del bloque suramericano para cerrar cuanto antes el impasse con Paraguay y consolidar el MERCOSUR ampliado.

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