sábado, 19 de marzo de 2016

Salvando al Soldado Lula


Embajador (r) Milos Alcalay

Las acciones judiciales por corrupción que ya habían sacudido a la opinión pública brasileña por escándalos conocidos como “lavajato” y  “mensalao” llegaron a un clímax con las acusaciones del Juez Moro al Ex-Presidente Lula da Silva, contra quien pesan serios indicios de culpabilidad por desvíos millonarios del erario nacional.

Tratando de ayudarlo,  Dilma designó a su guía y predecesor en el cargo de Ministro de la Presidencia para evitar que se formalice el juicio, recibiendo el respaldo automático de Maduro, Castro, Evo, Ortega, Correa y demás soldados del Foro de Sao Paulo que nos recuerdan la película épica de Steven Spielberg “Salvando al Soldado Ryan”, en que siete militares reciben la orden de rescatar con vida al sobreviviente de los miembros de una familia en la que tres hermanos perecieron en el desembarco a Normandia durante la II Guerra Mundial.

Pero en el caso del Ex-Presidente, no se trata de una solidaridad épica –como en la película-  sino de una grosera complicidad  destinada a obstruir la Justicia y esconder las profundas implicaciones de fondos irregulares no solo para enriquecer a la nueva clase de enchufados internacionales, sino para mantenerlos en el poder financiando costosas campañas de publicidad reeleccionista no solo en sus ambiciones  sino también a los dirigentes de países aliados,  que son denominados en el editorial un conocido periódico opositor nacional “La Internacional de los Caraduras”.

Salvar a Lula y pretender al mismo tiempo que vuelva al Poder dentro de algunos años, resulta una misión imposible al igual que resultó imposible mantener en la Presidencia a los hermanos  Lugo, Zelaya, Kirchner, a quienes en una u otra forma se les aplicaron preceptos Constitucionales para terminar con sus desastrosas Presidencias, y  que a pesar de sus errores, con el mayor desparpajo los aliados del ALBA acusaban que se trataba de “golpes de Estado” como repiten nuevamente de manera injustificada en el caso del sindicalista paulista y de casos similares.

Estas acciones de solidaridad automática, lejos de ayudar al Gobierno del PT, lo que hacen es irradiar aun más el incendio, tal como se constata con la explosión de millones de brasileños que han tomado las calles de las principales ciudades para manifestar su indignación, además de que con esta actitud se le suman otros argumentos  para alcanzar el  impeachment del mandato de la Presidenta Rousseff.

Salvar a Lula se ha convertido también en una torpeza que pone fin al “Imperio Socialista del Siglo XXI” en la que se multiplican los electores disgustados que lograron evitar la reelección de Evo, o de Rafael Correa, y destapar los escándalos de corrupción,  a lo que se suma en Venezuela un terremoto político que se acentúa con el desacato del Ejecutivo a la clara mayoría oposicionista parlamentaria con el triunfo del 6 de Diciembre, mientras se constata el distanciamiento de una Cuba, cada vez mas cómoda con sus nuevos socios EEUU y la Unión Europea.


@milosalcalay

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