martes, 21 de junio de 2016

De diálogos, maniobras y realidades


Dr. Kenneth Ramírez

Desde hace mes y medio, hemos visto un creciente interés de la Comunidad Internacional por la crisis de Venezuela. Más allá de lo declarativo, se han puesto en marcha iniciativas de diplomacia preventiva, cuyo clímax observaremos esta semana. Existe mucha preocupación por el deterioro de la situación venezolana que puede llevar a escenarios de explosión social, violencia e inestabilidad política con consecuencias para todo el vecindario. Desde el gobierno venezolano se cree utópicamente en la posibilidad de cambiar esta realidad con maniobras diplomáticas. Lo cierto, es que si la crisis sólo fuera política, quizás podría hacerlo. Empero, el agotamiento del modelo económico agravado con la caída del petróleo, ha llevado a una severa contracción del PIB en -5,7% en 2015, y los pronósticos del FMI apuntan a que lo hará en -8% en 2016 y -4,5% en 2017. Además, todas las agencias señalan que los precios del petróleo se mantendrán entre 40 y 50 $/Bl en lo que resta de 2016 y apenas repuntarán un poco más en 2017, sobre todo una vez que han constatado que la OPEP no tomará decisión alguna en el corto plazo. Todo esto, a su vez, ha generado una crisis humanitaria debido a la escasez de alimentos y medicinas, el aumento del desempleo y la delincuencia. La CEPAL señala que niveles de pobreza han aumentado hasta alrededor de 40%.

En este contexto, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, presentó un informe contundente el pasado 30 de mayo, el cual concluye que en Venezuela existe una alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático, de acuerdo al artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana. Lejos de una suspensión de Venezuela de la OEA para lo cual no existe interés en este momento, de activarse la Carta -se requieren 18 votos- se desplegarían gestiones diplomáticas para destrabar la celebración de un Referéndum Revocatorio este año, liberar los presos políticos, abrir un canal humanitario y resolver el conflicto existente entre los poderes públicos. Este jueves 23 de junio, se ha convocado un Consejo Permanente de la OEA para realizar una apreciación colectiva de la situación venezolana a partir del informe Almagro y tomar una decisión.

Por otra parte, tenemos las gestiones de los Ex–Presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández, para propiciar un diálogo político en Venezuela y hacer recomendaciones para atender la crisis económica. Esto nació de una iniciativa del Secretario General de la UNASUR, Ernesto Samper, quien ha tenido un manejo parcializado de la situación venezolana a lo largo de su desempeño, por lo cual estos facilitadores no han sido bien recibidos por toda la oposición venezolana. Incluso, Samper ha sido criticado por Paraguay por no consultar con los países miembros. En consecuencia, estas gestiones no han podido fructificar, aunque fueron avaladas el pasado 1 de junio en una resolución aprobada en un Consejo Permanente de la OEA convocado por Argentina –que busca impulsar a su Canciller a la Secretaría General de la ONU-, donde los países miembros dieron su apoyo a las “iniciativas de diálogo” para la “consolidación de la democracia representativa” y también a los “procedimientos constitucionales” -léase, celebrar un Referéndum Revocatorio. Resultó llamativo que la diplomacia venezolana no pudo suspender esta reunión como quería, ni aprobar una resolución de su autoría, ni modificar la resolución aprobada que contiene un concepto de democracia que ha objetado por años. Atrás quedaron los tiempos donde Venezuela utilizaba PETROCARIBE como minoría de bloqueo. Este martes 21 de junio, se efectuará un Consejo Permanente de la OEA para escuchar a los Ex-Presidentes; y Samper convocó una Reunión Extraordinaria de Cancilleres UNASUR para los mismos fines este jueves 23 de junio –Paraguay ya objetó esta convocatoria por coincidir con el Consejo Permanente de la OEA donde se discutirá el informe Almagro.

No se extrañe usted, amigo lector, estas reuniones yuxtapuestas son producto de las maniobras de la diplomacia venezolana para impulsar la facilitación de los Ex-Presidentes en el marco de UNASUR, debilitar la discusión del informe Almagro y bloquear la activación de la Carta Democrática Interamericana, mientras gana tiempo para evitar como sea un Referéndum Revocatorio este año. Sin embargo, la geopolítica en UNASUR ha cambiado: Caracas sólo cuenta con Ecuador, Bolivia y Surinam tras la victoria de Macri y el impeachment a Dilma, junto a las ventajas de tener como aliado a Samper y detentar la Presidencia pro-témpore de una organización que ya no ofrece el refugio eficaz de otrora.

Asimismo, en la 46° Asamblea General de la OEA aunque el tema venezolano no estaba en agenda, la Canciller Delcy Rodríguez atacó a Almagro para disminuir su prestigio, evadir la discusión de argumentos y huir hacia adelante; presentando incluso una resolución en su contra: sólo fue aprobado permitir que Venezuela vuelva a presentarla en un Consejo Permanente sin fecha exacta, aunque se cantó “victoria”. Paralelamente, 15 países miembros de la OEA –incluyendo los de mayor peso geopolítico y una mayoría clara de países UNASUR- firmaron un Comunicado en Santo Domingo pidiendo que las gestiones de los Ex-Presidentes tengan “resultados positivos en un tiempo razonable” y una “aplicación justa y oportuna de los procedimientos constitucionales” –léase, otra vez, celebrar un Referéndum Revocatorio.

No puede pasarse por alto, la reunión entre la Canciller Rodríguez y el Secretario Kerry, donde acordaron reactivar el canal de diálogo bilateral con Thomas Shannon a la cabeza. Este diálogo no es, como se ha dicho, para mejorar relaciones e intercambiar Embajadores –no hay desde 2010. A Obama le restan 6 meses en la Casa Blanca y no tiene el apoyo del Congreso para esto. EEUU sólo continúa con su estrategia de propiciar un “aterrizaje suave” (soft landing) de Venezuela, evitando un peligroso colapso con posible desbordamiento regional. Shannon viene a negociar fecha y condiciones para un Referéndum Revocatorio, teniendo como bazas la Orden Ejecutiva N° 13692 prorrogada el 3 de marzo y la eventual activación de la Carta Democrática Interamericana.

Finalmente, en una artimaña de último minuto que revela desesperación, el Embajador venezolano en la OEA, Bernardo Álvarez, envió una misiva el pasado lunes 20 de junio pidiendo desconvocar el Consejo Permanente de la OEA de este jueves 23 de junio, ya que a su juicio el tema venezolano ya había sido suficientemente analizado en el citado Consejo Permanente del 1 de junio; además de intentar descalificar una vez más al Secretario General Almagro por su supuesta ojeriza hacia el gobierno de Venezuela y su supuesta usurpación de competencias al invocar la Carta Democrática Interamericana -en un análisis jurídico muy endeble que revela las carencias de la actual Cancillería venezolana.

De manera que, sea cual sea la fórmula que sea acordada esta semana en las reuniones citadas, toda maniobra de la diplomacia venezolana está destinada a fracasar. Se ha constituido un amplio consenso hemisférico sobre la necesidad de un Referéndum Revocatorio este año como paso inicial para resolver la crisis venezolana en clave de seguridad regional. De mantener su inmovilismo acompañado de represión, el gobierno venezolano encarará ostracismo y sanciones. La realidad geopolítica está en contra del Presidente Maduro, el cual se encuentra en zugzwang en términos de ajedrez. ¿Y usted qué opina?

@kenopina

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