lunes, 15 de junio de 2015

A 40 años de Vietnam: una guerra absurda


Prof. Eloy Torres

El pasado 30 de abril, el pueblo de Vietnam celebró el 40 Aniversario de su triunfo frente a EEUU. La caída de Saigón –hoy Ciudad Ho Chi Minh- supuso el fin de un sangriento conflicto bélico y la unificación del país bajo las banderas comunistas.

La guerra del Vietnam fue un absurdo, propio del maniqueísmo  entre  buenos y malos. Para EEUU fue tan nefasta como la guerra de secesión. Vietnam fue para EEUU una humillación. Una guerra sin sentido, durante mucho tiempo; con muertos, múltiples heridos, mutilados de guerra y una sociedad polarizada absurdamente. Un despropósito. Ese conflicto cambió la perspectiva de la relaciones del estadounidense medio con su gobierno. La crisis en el Medio Oriente lo confirma. Alguien la bautizó  “una tragedia en 5 actos”. Es decir, cada Presidente la dirigió con los mismos actores, guión, igual escenario e idéntico resultado: una catástrofe. La intensidad de cada Presidente mostró una ceguera extraordinaria. Errores, tras errores de 5 Presidentes de los EEUU que llevaron, sobre su hombros, la muerte de 60.000 soldados, miles de heridos y mutilados estadounidenses, además de casi 2.000.000 de ciudadanos vietnamitas. Junto a esos elementos hay otro que les marcó: la derrota. Ese pueblo ganó esa guerra y “La posición de EEUU como superpotencia se vio inexorablemente debilitada por la prevista derrota en Vietnam, país del que la mayor potencia militar del Mundo tuvo que retirarse en 1975” (E. Hobswban, Historia del siglo XX, pág. 450).

El drama lo inició Truman quien acosado por el endurecimiento de la pos-guerra en Europa intervino en Indochina y no observó que Asia estaba afectada por el colonialismo. Un hombre que  rechazaba al colonialismo, observó, al principio, a Ho Chi Minh con buenos ojos e incluso fue ambiguo con los franceses en Indochina. La realidad cambió. Apareció la Guerra Fría. Europa era el centro. Grecia, los tanques soviéticos en Europa del Este, la Cortina de Hierro, entre otros, se impusieron; la guerra, de nuevo, se calentaba. La percepción de Truman, sobre Asia inició un proceso de cambio. Asia debía abordarse con la simplicidad maniquea: el Mundo libre contra el comunismo. Ho Chi Minh se convirtió en el enemigo. Los EEUU no vieron la posibilidad de encontrar en éste a un líder ponderado. Nada; para ellos, Mao Tse Tung, Kim Il  Sung y Ho Chi Minh eran lo mismo. Desconocían las fuerzas profundas de la historia de esos pueblos. Excluyeron que entre Vietnam y China existiera un contencioso histórico. Truman se lanzó a la aventura, luego de que Francia fuese derrotada en Dien Bien Phu, por el Mariscal Nuyeng Van Giap al frente de las tropas vietnamitas. La Guerra Fría determinó que Asia era vital. Truman expandió el conflicto europeo al Asia. Desconoció la realidad del Sudeste Asiático. Error.

Luego, Eisenhower y John Foster Dulles, decidieron actuar rápido para evitar que China interviniese en Vietnam. Falso. Beijing no quería intervenir. Francia perdió el conflicto y los estadounidenses lo hicieron en la idea de crear un esquema similar al de Corea. Es decir el Norte y el Sur. Hasta el final de su mandato, Eisenhower apoyó al régimen corrupto del Saigón. Ignoró la historia. Los EEUU enviaron consejeros. A pesar de la reciente derrota de los franceses la Administración Eisenhower en nombre del “Mundo libre”, decidió intervenir en ese diminuto país, que además no representaba una amenaza para la seguridad de los EEUU.

El corto mandato del más carismático Presidente de EEUU, John F. Kennedy, destacó por su  implicación en el conflicto con Cuba, tema clave y peligroso, la crisis de Berlín, además el fracaso de las conversaciones con Jrushov aumentaron la presión. El complejo industrial militar se impuso y Kennedy, a pesar de estar en contra del envío de tropas a ese país, mostró una mayor implicación en un conflicto que nadie quería. Lyndon Johnson, visitó en 1961 al Vietnam. Éste estimuló el apoyo a los líderes vietnamitas a pesar de lo corrupto que eran. Se propuso enviar 10.000 soldados y una flota de aviones para salvarlos del comunismo. Kennedy autorizó enviar 15.000 asesores militares y unidades de apoyo.

El corrupto ejército de Vietnam del Sur se mostraba indefenso frente a los guerrilleros. La situación no pintaba clara. Es cuando aparece Robert McNamara, Secretario de Defensa, un hombre convencido de derrotar a los diminutos guerrilleros. Su filosofía: el uso de la alta tecnología, más la fanática creencia de controlar todas las variables relevantes, por lo que el éxito sería cuestión de tiempo. Kennedy fue asesinado y no alcanzó a comprender que había subestimado a los  vietnamitas. Vietnam no era Corea. La guerra con ese país fue convencional, pero con Vietnam no. Eran guerrilleros, fortalecidos por la idea del rechazo al colonialismo y la invasión  extranjera. Los estadounidenses calcularon que sus recursos financieros, tecnológicos, y sofisticadas armas serían suficientes para acabar con el “ejército de campesinos” de Ho Chi Minh. McNamara confesó tardíamente haberse equivocado terriblemente. Su error emanó de la creencia sobre el  “supuesto” papel negativo de Vietnam en la Guerra Fría.

Johnson, asumió el poder, tras morir Kennedy y envió tropas al Vietnam. Acentuó los errores e involucró a EEUU en una guerra cada vez más rechazada por su país y el Mundo, y lo colocó al borde de un desastre nacional. Durante todo su mandato, más el restante que había heredado de  Kennedy, Johnson envió 500.000 soldados a Indochina. No obstante, su enemigo seguía vivo y golpeaba. La sociedad estadounidense se dividió. Su aviación bombardeaba al Vietnam pero, sus efectos se sentían con fuerza en la población estadounidense que rechazaba la guerra. Sin embargo, la consigna era “más tropas y más bombardeos”. Durante 3 años, Johnson, con la complicidad de McNamara y Dean Rush, engañaron al Congreso e intensificaron la presencia de EEUU en Vietnam. Los bombardeos se multiplicaron y los ataques de las guerrillas también. El fracaso se percibía. Hubo un verdadero “sacudón”.

Johnson comprendió tarde el desastre por su propia culpa. Ignoró la realidad. Por lo que Johnson se retiró de la contienda presidencial. No tenía oportunidad. Su único tema: la lucha contra el comunismo, era insuficiente. Johnson nunca comprendió la diferencia entre Vietnam del Norte y el del Sur: los soldados de Ho Chi Minh daban su vida por su líder y la reunificación de su patria, mientras que los de Saigón no tenían preciso por qué luchaban. Además, Johnson no comprendió que Ho Chi Minh no se dejaba impresionar por la fuerza que exhibía el poder estadounidense. El líder vietnamita había infundido en sus hombres la idea de luchar hasta el final. Los estadounidenses se encontraron ante el dilema que le imponía la realidad: la derrota o una escalada y bombardear todo el Vietnam y destruirlo. ¿Quién pagaría las consecuencias? Vietnam le había vencido.

La decisión final recayó en Nixon, su sucesor, quien junto a Kissinger, impuso la política de  “vietnamizar” el conflicto; es decir, abandonar espacios ocupados por sus tropas y dejar en manos de soldados vietnamitas la responsabilidad de hacer la guerra. La intención era retirarse del conflicto y dejar atrás un gobierno anticomunista estable. Las tropas guerrilleras fortalecidas iniciaron, gradualmente, su avance sobre Saigón. Ante ese reto, Nixon respondió mediante la destrucción de los santuarios comunistas en Camboya y Laos además del reinicio de los bombardeos a Hanói. Se buscaba la paz, pero la guerra mostraba que, para alcanzarla, su búsqueda podía ser más feroz. ¡Una paradoja! A Nixon le tocó ocupar el lugar de los hombres de las decisiones que no se pierden en recuerdos ni creen en sueños. Fue realista. Tomó el toro por los cuernos y domó el monstruo bélico, en su interior y en el del complejo militar estadounidense, y buscó una paz honorable. Inició un complejo y difícil proceso de paz. Ello, bajo formas un tanto enrevesadas, que le costó su salida del poder.

El proceso de negociación se inició en París. Había esperanza de alcanzarla. Fue tortuoso el camino de las negociaciones diplomáticas; mientras seguían los bombardeos y en las selvas asiáticas se mataban los soldados. El primer año, la discusión se centró en el tipo de mesa donde discutir. Luego los años siguientes, fueron todo un torneo de diplomacia. Nixon y Kissinger, Le Duc Thoc y Madame Bihn la alcanzaron. En sus países, particularmente en Vietnam, por negociar, (que no hacer negocios) nadie, les gritó: ¡traidores! 

Para EEUU, Vietnam fue una catástrofe que pudo haberse evitado si esos 5 Presidentes, o por lo menos 4 de ellos que dirigieron el conflicto no hubieren confundido decisiones trascendentales de política exterior, a partir de percepciones surgidas de un maniqueísmo: la lucha entre el bien y el mal. Kissinger, gracias a sus conocimientos de historia, comprendió que Vietnam estaba inmersa en una sutil confrontación con China y la URSS. Un Vietnam comunista con Ho Chi Min al frente desde los años 50 no habría cambiado el equilibrio de poder en la Guerra Fría; pero, tomando en cuenta la personalidad de éste, él habría sido un Tito asiático y ese absurdo bélico que costó tantos muertos y heridos y destrucción de la naturaleza se hubiera evitado.

@eloicito

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