martes, 24 de abril de 2012

Austeridad vs. Expansión: Hollande y la fragilidad del Euro

Prof. Angel Castillo Siri
 
La primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, celebradas el pasado domingo 21 de abril, mostró el desgaste político de Nicolás Sarkozy, quien obtuvo 27,1% de los votos frente al 28,6% de François Hollande, luego de 3 años de crisis en Europa. Posiblemente los resultados de las elecciones puedan vincularse con la magnitud de la crisis en sus respectivos países: en España, con un desempleo del 20%, Zapatero fue claramente derrotado por Rajoy quien inmediatamente empezó a materializar la austeridad para evitar caer en el abismo de la deuda; en Francia, que resistió bastante bien la crisis en términos de desempleo aunque elevó sustancialmente su nivel de deuda al pasar de 65% del PIB en2008 a85% en 2011, los resultados son mucho más cerrados. No parece que exista preferencia por una ideología en particular, sino que por el contrario, se aplica el voto castigo y se demuestra el desencanto con la gestión.
 
Francia aun no ha aplicado ajustes que se asemejen a los programas de Grecia, Italia o España. Aun puede darse el lujo de no hacerlo. Sarkozy ha tratado de mantener una economía que al menos crezca (1,5% en 2010 y 1,7% en 2011) y que apuesta a una Zona Euro recuperada, siendo esencial su cooperación conla Canciller AngelaMerkel tanto en los planes de rescate de para Grecia como en la negociación del Pacto Fiscal dela UE. Lasegunda economía dela UEtampoco puede permitir que su sistema financiero sufra con un default griego, pues la tenencia de bonos de este país ha contaminado a los principales bancos franceses (PNB Paribas, Crédit Agricole, Société Générale) cuya calificación crediticia fue reducida el año pasado, causando temores de una nueva crisis financiera en Europa que desencadenara una nueva recesión. Debe conseguir tiempo para que sus bancos saneen sus activos.
 
Hollande está capitalizando el efecto demostración de las políticas de austeridad aplicadas enla UEen cuanto a recortes sociales y pérdida de beneficios laborales proponiendo la fórmula opuesta: incrementar para 2017 el gasto público en 20.000 de Euros, crear 60.000 puestos de enseñanza y 150.000 trabajos subsidiados para los jóvenes. Su lógica recuerda al multiplicador keynesiano. El Estado impulsará a la economía, generará crecimiento y con ello logrará aumentar la recaudación, reduciendo el déficit fiscal a través de una expansión a largo plazo.
 
El problema radica en que la estabilidad el Euro es un asunto de corto plazo. El disenso entre la visión francesa, centrado en lo local y en lapsos de tiempo más cortos, y la alemana, que busca una Europa unida para enfrentar los cambios geopolíticos por venir, puede debilitar aun mas la confianza en la moneda única, sobre todo cuando Hollande propone en este campo renegociar el Pacto Fiscal acordado en enero pasado. De allí el abierto apoyo de Merkel a Sarkozy durante este proceso electoral.
 
La gran incógnita durante un eventual gobierno de Hollande es que la eficiencia y efectividad del gasto que fundamenta su propuesta de gobierno tendrá que ser muy elevada para lograr los objetivos propuestos. El efecto multiplicador deseado puede ser significativo en los primeros años, pero será difícil de mantener hasta 2017, lo que avizoraría una Francia con bajo crecimiento y alta deuda luego de una recuperación inicial. Esto prolongaría los problemas del Euro más allá del umbral de 2013 fijado como año meta para la estabilización.
 
Falta ver si Hollande gana la segunda vuelta y si, una vez en la Presidencia, se demuestra que su discurso era exagerado por las necesidades del momento electoral. A semejanza de Lula en 2003, la dinámica de la política interna y de la presión externa haría prever un gobierno más moderado del que se propone para impactar a los votantes.