Dr. Kenneth Ramírez
Tras la caída de los precios del petróleo, mucha de la atención se ha centrado
en lo que esto implicaría para los productores de esquistos en EEUU, la
continuidad de la política petrolera saudita y los problemas presupuestarios de
Rusia, Irán y Venezuela. Pero, ¿qué pasa con Canadá? La pregunta no es baladí,
ya que es el quinto mayor productor petrolero mundial y se ubica en tercer
lugar en reservas probadas –con 173 millardos de barriles- después de Venezuela
y Arabia Saudita. El grueso de las reservas y producción canadiense provienen
de los yacimientos de arenas bituminosas de Athabasca en la provincia de
Alberta; uno de los proyectos petroleros más costosos de desarrollar –con
precios mínimos que justifican nuevas inversiones (break even point) entre 60 $/Bl y 90 $/Bl, según el método de
explotación.
Con el precio del crudo marcador Brent ubicado en torno a 60 $/Bl, los proyectos
en visualización han sido cancelados y retrasados, pero se ha mantenido el
ritmo de crecimiento. Esto ha ocurrido porque tras las enormes inversiones
iniciales, un proyecto de arenas bituminosas puede mantenerse produciendo con
muy bajos costos operativos por años hasta recuperar la inversión y obtener
ganancias. En consecuencia, los proyectos en marcha y en construcción se han
mantenido, a pesar de tener menores flujos de caja. De hecho, Wood Mackenzie
estima que la caída de los precios implicará un descenso de 23 millardos de
dólares en los flujos de caja de estos proyectos durante 2015 y 2016, pero no
un descenso de producción. Mientras que los principales jugadores como Suncor, Cenovus,
CNRL, Imperial y Shell tienen la capacidad financiera para continuar
invirtiendo, las empresas pequeñas estarán bajo presión para mantener su
solvencia. Empero, advierte que si los precios se mantienen en el nivel actual
en los próximos años, pueden producirse grandes cancelaciones de proyectos y la
producción se estancaría en un techo 3 millones de barriles diarios (MMBD) a
partir de 2024.
Por su parte, IHS Energy y la Agencia Internacional de Energía han
tomado nota de los ajustes que se han producido en los proyectos en las arenas
bituminosas, pero concluyen que el crecimiento se mantendrá debido a la
naturaleza de este negocio y las inversiones ya realizadas. En este sentido,
citan que entre 2005 y 2014, la producción de crudo no convencional a partir
arenas aumentó en 1,2 MMBD, y que entre 2015 y 2020 crecerá 800 mil barriles
diarios (MBD). Esto mantendría a Canadá como la tercera fuente de aumento de
oferta petrolera a nivel mundial en el período.
No obstante, esta última evaluación minusvalora el hecho de que la fase
de gran expansión de las arenas bituminosas puede haber concluido. En este
sentido, la Asociación de Productores Petroleros Canadienses (por sus siglas en
inglés, CAPP) subraya que se han producido cancelaciones y desfases de
proyectos por el orden de 1,2 MMBD en las arenas bituminosas debido a la caída
de precios, y por ello, ha elaborado dos escenarios. Un escenario inercial
donde los precios del petróleo no se recuperan significativamente, y sólo se
logra mantener crecimiento a partir de los proyectos en marcha y construcción.
La producción canadiense ascendería desde 3,89 MMBD en 2015 hasta 4,63 MMBD en
2020, 4,64 MMBD en 2025 y retrocedería a 4,53 MMBD en 2030. La contribución de
las arenas bituminosas pasaría desde 2,29 MMBD en 2015 hasta 3,07 MMBD en 2020,
y a partir de allí se estancaría, con 3,08 MMBD en 2025 y 2,97 MMBD en 2030.
Un escenario de crecimiento moderado donde los precios del petróleo se
recuperan hasta 90 $/Bl en los próximos tres años, y se realizan algunas nuevas
inversiones adicionales a los proyectos en marcha y construcción, lo cual haría
que la producción canadiense ascienda desde 3,89 MMBD en 2015 hasta 4,64 MMBD
en 2020, 4,96 MMBD en 2025 y 5,33 MMBD en 2030. Aquí, la contribución de las
arenas bituminosas pasaría desde 2,29 MMBD en 2015 hasta 3,08 MMBD en 2020,
3,51 MMBD en 2025 y alcanzaría 3,95 MMDB en 2030. Sin embargo, este pronóstico
de crecimiento de la CAPP de 2015 es menor a su pronóstico de 2014, cuando se
visualizaba 5,6 MMBD en 2025 y 6,4 MMBD en 2030; y está muy por debajo de su
pronóstico de 2013 cuando estimaba que los precios del petróleo se mantendrían sobre
100 $/Bl en el futuro previsible y señalaba que la producción canadiense
alcanzaría 6 MMBD en 2025 y 6,7 MMBD en 2030.
Además, existen otros problemas. En primer lugar, la capacidad de atraer
inversiones de los proyectos de arenas bituminosas de Canadá se verá afectada
por la nueva competencia de los proyectos de esquistos en EEUU que son menos
intensivos en capital y con un ciclo de negocio más corto. En segundo lugar,
los retrasos en la construcción de oleoductos suponen severos cuellos de
botella como nos ha mostrado el gigantesco proyecto Keystone XL que pretendía
conectar Alberta con el parque refinador de Texas, el cual la Administración
Obama se ha negado a firmar por consideraciones ambientales. En tercer lugar,
estos proyectos requieren 17% más agua y energía para ser explotados que los
pozos convencionales, y liberan 19% más gases de efecto invernadero, por lo
cual pueden ser objeto de regulaciones ambientales en EEUU –principal mercado.
En cuarto lugar, el nuevo gobierno de Alberta encabezado por Rachel Notley -tras
la victoria del partido socialdemócrata NDP en mayo pasado-, ha señalado que aumentará
impuestos y regalías, y no hará lobby a favor de nuevos oleoductos.
En definitiva, en la guerra de desgaste que enfrenta actualmente a los
productores en el mercado petrolero, las arenas bituminosas de Canadá no son el
rival débil que será forzado a cerrar producción en lo inmediato, pero su
expansión a largo plazo ha sido afectada considerablemente. ¿Y usted qué opina?
Publicado
originalmente en El Mundo Economía y Negocios
@kenopina