Dr.
Kenneth Ramírez
Desde
mediados del mes de junio de 2014 -cuando el precio del crudo marcador Brent se
ubicó en 115 $/Bl debido a los temores de una posible interrupción del flujo
petrolero iraquí ante el avance del Estado Islámico de Irak y Siria-, el precio
del petróleo ha caído 27%, hasta ubicarse en 84 $/Bl a mediados de octubre de
2014 -su nivel más bajo desde noviembre de 2010.
Una
serie de factores están detrás de este descenso del petróleo. La desaceleración
de las economías emergentes –sobre todo China, Rusia y Brasil- y la frágil
recuperación de Europa, que se han traducido en una débil demanda petrolera
mundial. Además, tenemos una fuerte expansión de la producción de petróleo de
esquistos (shale oil) en EEUU –70% en
los últimos 6 años, hasta alcanzar 8,6 millones de barriles diarios (MMBD), el nivel
más alto desde 1986-, lo cual ha generado una sobreoferta de alrededor de 1,5 MMBD.
Finalmente, tenemos un mercado que ha asumido que el complicado panorama
geopolítico -de Ucrania a Irak- no afectará el suministro; y la apreciación del
dólar.
EEUU
ha reducido considerablemente su importación de crudos desde Nigeria y Angola,
los cuales se han dirigido al mercado asiático donde los productores del Medio
Oriente han concentrado su apuesta en los últimos años. Asimismo, el crudo de
Alaska -exceptuado de la prohibición de exportaciones vigente en EEUU- no
encuentra espacio en las refinerías de la Costa Oeste satisfechas con esquistos,
y por ello también ha empezado a fluir a Asia -se produjo un despacho a Corea
del Sur por primera vez desde 2000. Y, por si fuera poco, tenemos la espada de
Damocles de un eventual levantamiento de sanciones a Irán.
Esto
llevó a Arabia Saudita a enviar un mensaje contundente: Defenderá su cuota de
mercado incluso si esto significa precios más bajos. De hecho, aumentó su
producción en septiembre hasta alcanzar 9,7 MMBD y ha establecido descuentos en
sus ventas a Asia, lo cual ha generado una incipiente guerra de precios.
Venezuela
ha señalado que esto no conviene a nadie y ha llamado a una reunión de
emergencia de la OPEP para tratar el problema, ya que la próxima reunión ordinaria
de la organización -el 27 de noviembre en Viena- luce lejana. No obstante, funcionarios
sauditas realizaron una declaración que ha supuesto un auténtico seísmo en el
mercado petrolero: “nadie debería sorprenderse de precios del petróleo por
debajo de los 90 $/Bl, incluso por debajo de 80 $/Bl” en los próximos años. Es
decir, Arabia Saudita ha decidido cambiar su política de precios y buscar
niveles de 80 $/Bl para expulsar a los productores marginales del mercado, y más
concretamente, frenar la “revolución de esquistos” en EEUU. Esto le permitirá a
Riad recuperar su centralidad en el mercado petrolero.
Arabia
Saudita y las petromonarquías del Golfo Pérsico tienen ingentes reservas en
fondos soberanos que pueden permitirle resistir varios años con precios más
bajos. Sin embargo, otros países petroleros como Irán, Irak, Rusia y Venezuela
sentirán un fuerte impacto económico. Venezuela necesita al menos 90 $/Bl para
poder equilibrar su presupuesto y no tiene reservas cuantiosas, lo cual implica
que se tendrán que realizar dolorosos ajustes en plena crisis económica: El
tiempo de las vacas flacas parece haber llegado.
Publicado originalmente en
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