Prof. Eloy Torres
Un grupo relativamente numeroso del Ejército turco
trató de derrocar al Presidente Erdogan. El golpe fracasó, pero varios de sus
organizadores dijeron que continuarían luchando. Ellos afirman hablar en nombre
de todo el Ejército y que defienden los valores democráticos. El Ejército turco
siempre ha jugado un papel clave en la política turca. Este golpe no ha sido el
primero en ese país, modernizado por Mustafa Kemal desde 1923, quien fue
bautizado como Ataturk, “padre de los turcos”. Él impulsó un conjunto de
políticas llamado el Kemalismo. Lo principal de éstas: Turquía, a pesar de ser
una nación musulmana fue declarada oficialmente laica. Ese mismo Ejército turco,
hechura de Ataturk, repito, ha dado varios golpes de Estado, so pretexto de “defender”
la democracia y evitar la islamización de Turquía. Ese papel, hasta 2010, lo
consagraba la Constitución turca. Ella indicaba que su papel consistía en ser: “los
guardianes de la República turca”. Por lo cual no es casual su intervención en
reiteradas ocasiones para frenar la arremetida
islamita.
En opinión de muchos, Erdogan, bautizado por factores
militares y civiles como el “Sultán”,
pues evoca esa figura. Son evidentes su personalismo y actitudes totalitarias.
Un verdadero peligro para la democracia turca. Durante su mandato, Erdogan ha
venido controlando los medios de comunicación social para evitar ser criticado;
luego, ha encarcelado a factores de la oposición, como también amenazado con la
disolución a la Corte Constitucional; también ha colocado al sistema judicial a
su servicio directamente. La guinda que
ha colmado la torta es su pretensión de “islamizar” a Turquía; desoyendo así,
la advertencia- herencia de Mustafá Kemal “Ataturk”.
El Ejército turco, considerado un Estado dentro del
Estado (700.000 miembros) ante los cambios observados en los últimos tiempos,
mostró un sorprendente silencio en estos últimos años. Muchos creyeron que
Erdogan había logrado un control personal sobre éste. Hay que ponderar que el Ejército
turco goza de recursos considerables (un presupuesto que supera los 20.000 millones
de euros) ello le da una fortaleza política para maniobrar, muy grande y
continuar ejerciendo un considerable papel; razón por la cual no es de extrañar
este último intento de golpe de Estado, máxime que los golpistas hablaron en
términos mesiánicos de ser “los salvadores de la República y la democracia
turca”. Ello está por verse si todo acabó. Creemos que no.
Evidentemente, el golpe militar falló. No hubo apoyo
ni mayor coordinación en las élites militares. Luego, la forma violenta de
actuar, muy propia de los militares que hacen política con las armas, hizo que
miles de ciudadanos salieran a las calles a defender lo que, supuestamente, los
hombres de verde, también querían hacer: defender la democracia. Los militares actuaron con la fuerza de las armas
y los ciudadanos con la fuerza de los valores democráticos. Se trataba de
defender al régimen democrático, no a Erdogan, quien cual Sultán, ha pretendido
sustituirlo con su personalismo y autoritarismo. Como dijo alguien por allí: “El
golpe no ganó, pero perdió la democracia”. Ese golpe tan torpe, irónicamente
hablando, coloca en manos de Erdogan un mayor poder: “Por ahora”, como dijo
alguien en 1992. Sus planes de entronizarse, cual nuevo Sultán están sobre la
mesa. La torpeza de los factores militares opositores le insufló una
oportunidad de oro. Igual ocurrió con Chávez en el 2002, cuando el ridículo “carmonazo”.
Un acto de debut y despedida, por el cual, Venezuela entera, hoy sufre.
El escenario que se busca, como respuesta: ¿qué
hubiera pasado si triunfaba el golpe? Primero, hay que responder que no todo
está agotado. Falta mucha tela por cortar. El silencio ruso y norteamericano
como de la UE durante la crisis, fue emblemático. Luego, Turquía, es un aliado
de los EEUU de primer orden en la región, además, miembro de la OTAN, por lo
que de haber triunfado la sedición hubiera generado un drástico cambio
geopolítico. Hay también que ponderar que Rusia e Israel, recientemente habían
hecho las paces con miras a impulsar la cooperación en la región. Igualmente
habría que señalar que el ISIS hubiera recibido un golpe demoledor. Los kurdos
también hubieran encontrado una aproximación
a la solución de su drama.
Los servicios de inteligencia extranjeros elaboraban
escenarios sobre la estabilidad del régimen de Erdogan. Se hablaba, desde
marzo, de un acto sedicioso contra el hombre fuerte de Ankara. Muchos indicios
de corrupción, crisis económica, debilidad frente a la ISIS, e incluso
acusaciones de colaboración oficial con ellos. Luego, el agravamiento de las
relaciones de Ankara con la Unión Europea y los EEUU forzó a la especulación de
los servicios señalados. Hoy Erdogan, triunfó, mas si es un hombre inteligente
y no un enfermo de terquedad, debe ponderar lo ocurrido con miras a evitar un
recrudecimiento de las cosas. Un poco más de 100 generales, no es una “concha
de ajo” como quien dice. Es un drama que sacude a ese país. Erdogan debe
mostrar un poco más de inteligencia y no arrinconarse ante las desgracias y
buscar un entendimiento con los factores que lo adversan; especialmente, con
aquellos, que no quieren nada con la islamización en Turquía, comenzando con el
ejército turco. La oposición igual; debe buscar a esas masas que salieron a
defender la democracia y hacer política con ellas y abandonar esa visión
mesiánica. Hay que potenciar a la sociedad civil hacia un derrotero más
dinámico e incluyente y en consecuencia más democrático.
Todo esto viene a cuento, pues hay quien dice que es
bueno aprender de los errores cometidos; hay quien sostiene que mejor es
aprender del éxito de los otros. Nos permitimos complementar que es mucho mejor
ver en que, otros, se han equivocado.
La política debe tener un sentido
pedagógico. Hay quienes han aprendido a cambiar de opinión y no ser un estúpido
más; otros se empeñan en ignorar la realidad y abrazan, por ejemplo, el
discurso confiscador y manipulador de la economía como si ella fuera un juego
de metras. E incluso buscan refugio en el ejemplo histórico del lamentable
derrocamiento y muerte de Allende en Chile. Al hacerlo no ponderan que Allende
erró, al pretender involucrar a las fuerzas armadas para enderezar los
entuertos de su fantasiosa y fracasada política económica. Pinochet, fue aliado
de Allende, hasta que él decidió dar un paso adelante con un sangriento golpe
militar, fraguado con ingredientes izquierdistas que le proporcionó esa
política económica, como el radicalismo absurdo de las fuerzas que participaban
en la Unidad Popular. Esa sedición, como todo golpe, no surgió de la nada; fue
una respuesta al estado de caos que sufría Chile. Pinochet, simplemente fue una
consecuencia que él aprovechó para permanecer en el poder 17 años y bañarse con
la sangre de miles de chilenos.
Hoy, el gobierno venezolano desesperado y sin
respuestas ante este desastre construido casi 18 años, cual aprendices de
brujos, intenta una solución. Pero, la inteligencia tan escasa en sus mentes,
buscó una salida: colocar al Ministro de la Defensa al frente de la economía.
Hay que recordarle a los oficialistas leer un poco de historia. Creemos
sinceramente que algunos de ellos saben de lo que hablamos, mas la comodidad o
el miedo a hablar los conduce a ser cómplices de un desmadre cuyas proporciones
aún no se concretan, apenas se ve algo: corrupción generalizada en las
estructuras del Estado, misiones fracasadas, los CLAPs, como emporio de bandas
apadrinadas desde el poder, enormes colas, resultado de lo anterior, lo que
generará una patética hambruna que apenas enseña los dientes, la inseguridad
galopante, colectivos armados, en general un cuadro dantesco, jamás visto en
esta tierra de gracia. Este gobierno debe saber o enterarse que las bayonetas
sirven para todo, menos para sentarse en ellas; eso le aconsejaron a un genio
llamado Napoleón Bonaparte, quien no escuchó, por lo que fracasó años más
tarde; en Venezuela tenemos un gobierno inepto, ciego, torpe, mudo y sordo que
toca tambor en Miraflores para ser escuchado por quienes disfrutan, con sus
sonrisas, a la espera de su momento. Ellos llevan, en sus manos, las bayonetas.
Erdogan y Maduro, sabrán, como Allende, para que sirven esas afiladas
cosas.