martes, 26 de marzo de 2013

La visita de Xi Jinping a Moscú: De la desconfianza al beneficio mutuo


Marianela Fernández

El Secretario General del Partido Comunista Chino y desde hace poco Presidente de la República Popular, Xi Jinping, realizó recientemente su primera visita de Estado a Moscú, lo cual ha reafirmado la importancia estratégica de la relaciones sino-rusas.
 
El Presidente Xi decidió reunirse primeramente con el Presidente Putin -al igual que lo hizo su antecesor Hu Jintao en 2003-, comprendiendo que Rusia es vital para los intereses de China en una amplia gama de temas de política internacional: desde la búsqueda de un equilibrio frente a EEUU hasta la cooperación política en Asia Central, Medio Oriente y Asia-Pacífico, así como para el fortalecimiento de la seguridad energética china.
 
El resultado concreto de esta visita, fue la firma de una serie de acuerdos que han profundizado la cooperación energética y prometen impulsar el comercio bilateral hasta los 150 millardos de dólares anuales en la próxima década. En virtud de estos acuerdos, China tendrá un mayor acceso a los hidrocarburos rusos -cuando las estadísticas apuntan que se convertirá en primer importador de petróleo a nivel mundial este año-; mientras que abrirá a Rusia otro mercado para sus exportaciones de petróleo y gas natural distinto a la Unión Europea.
 
Rosneft -la gigante empresa petrolera nacional rusa- ha acordado incrementar sus exportaciones de crudo a China desde 300 MBD en 2012 hasta 1 MMBD en 2018, transformándose en uno de los principales proveedores de crudo del gigante asiático. Además, el acuerdo ha implicado un préstamo por 2 millardos de dólares del Banco de Desarrollo de China –respaldado con suministro de crudo a 25 años- para Rosneft, que se encuentra en un proceso de adquisición de la empresa petrolera anglo-rusa TNK-BP por 55 millardos de dólares.
 
Otro acuerdo ha implicado la apertura de varias áreas rusas a China para la exploración conjunta de petróleo y gas. Así, CNPC se ha asociado en 3 bloques costa afuera con Rosneft en el Mar de Barents y el Mar de Pechora en el Ártico ruso; en 8 bloques en tierra; y en el proyecto Sakhalin-3 en el Lejano Oriente ruso. Por último, Rosneft y CNPC convinieron construir una refinería con una capacidad de 260 MBD y un complejo petroquímico asociado en el puerto chino de Tianjin, alimentadas con petróleo ruso.
 
Por su parte, la empresa gasífera nacional rusa Gazprom, firmó un Memorándum de Entendimiento con CNPC con miras a elevar el suministro a China mediante la construcción de un nuevo gasoducto, que permitiría un volumen adicional de 38 millardos de metros cúbicos (BCM) de gas/año desde los campos de Siberia Oriental en 2018. En ese año, las exportaciones de gas ruso a China se elevarían hasta 60 BCM/año. El documento final tiene previsto firmarse a finales de 2013, ya que subsisten diferencias en torno al precio de venta.
 
Estos acuerdos buscan mejorar el estado actual de las relaciones bilaterales, que si bien son cordiales y se basan en intereses comunes, han tenido un trasfondo de desconfianza. De hecho, la percepción de Moscú sobre China en los últimos años, ha estado dominada por la idea de que Beijing considera a Rusia como una mera mina de recursos naturales, y no como un socio estratégico. Esto ha generado ciertos obstáculos implícitos en la negociación para el suministro de gas natural a largo plazo con Gazprom. Al respecto, el Presidente Xi se esforzó en Moscú por transmitir la idea de una relación de “beneficio mutuo”, donde Beijing invertirá considerablemente en la aletargada economía rusa, sobre todo en el sector energético y tecnológico, y favorecerá el diálogo político de alto nivel.
 
Lo innegable es que llevar a cabo el proyecto del gasoducto le abriría a Rusia un importante mercado por dos razones base: China demanda cada vez más energía, y por otro lado, la demanda europea se ha ido debilitando por la crisis económica y la búsqueda de diversificación de suministros. Entonces, a través del fortalecimiento de las relaciones energéticas y comerciales, y teniendo en cuenta los intereses comunes de ambos Estados en diferentes temáticas geopolíticas, ambos actores pueden aprovechar esta oportunidad para fortalecer su alianza estratégica y presentar un frente de mayor peso para balancear a los EEUU. Recordemos que el “pivote al Pacífico” del Presidente Obama y su falta de interés con Rusia en los últimos años, han creado descontento en Beijing y Moscú respectivamente; además de las discrepancias diplomáticas que se han presentado entre Washington y las dos potencias de Eurasia en temáticas diversas como Corea del Norte, Siria y el programa nuclear de Irán.
 
En este sentido, se puede considerar que EEUU ha menospreciado el papel que Rusia juega -o pretende jugar- en la región del Asia-Pacífico, así como su importancia para balancear a Washington junto con una China que carece de aliados de peso. Por estas razones, se puede considerar un error del Presidente Obama no haber realizado una vista a Moscú desde 2009, y un acierto chino el volver a hacerlo tras el relevo de la cúpula dirigente en el Zhongnanhai. Asimismo, hay que considerar que la expansión del sistema de defensa anti-misiles estadounidense en Asia puede convertirse en un factor catalizador extra para la consolidación de la alianza entre Moscú y Beijing.
 
EEUU debe tener en cuenta que a pesar de las importantes relaciones que guarda con la segunda economía global, hay intereses vitales que ésta última no puede abandonar, y esos intereses no son precisamente económicos, ni vinculan algún tipo de contrato comercial; son intereses geopolíticos que colocan a Rusia como aliado lógico para hacerle contrapeso a EEUU en Asia-Pacífico, ante cualquier discusión que se diera en el Consejo de Seguridad, pero sobre todo ante conflictos territoriales como la disputa que China mantiene con Japón por las islas Senkaku/Diaoyu.
 
Las relaciones China-Rusia están alcanzando una etapa muy positiva, como nunca desde la primera etapa de la Guerra Fría. Rusia ve en China un aliado casi natural por tener visiones similares en cuanto a temas geopolíticos tan importantes como los ya mencionados; lo cual es una realidad no una percepción. Además, Rusia es el aliado que China debe consolidar para equilibrar a EEUU, razón por la cual la visita de Xi Jinping a Moscú revistió tanta importancia.
 
Después de Moscú, tanto el Presidente Xi como el Presidente Putin se encontrarán nuevamente ante la V Cumbre de Líderes de los BRICS que se llevará a cabo en Durban (Sudáfrica) entre el 26 y el 27 de marzo de 2013, donde ambos seguirán consolidando su alianza estratégica bilateral, la cual se traduce en un Mundo que para ellos sea más equilibrado y justo, o en otras palabras, con menor dominio estadounidense.