sábado, 27 de diciembre de 2014

La marca Colombia


Dr. Carlos A. Romero

Colombia y Venezuela se alejan en el plano internacional. El Presidente Santos ha desarrollado una óptima relación con EEUU, Israel y con la Unión Europea jugando la carta occidental en las Naciones Unidas, cerrando filas sobre los temas más candentes de la agenda mundial: precios del petróleo, Medio Oriente, Irán, Ucrania. Venezuela apuesta la carta rusa/china y se declara en contra de EEUU e Israel.

Colombia no se opuso a la elección de Venezuela para ocupar la representación de América Latina y El Caribe en el Consejo de Seguridad. Pero pronto se verá cómo cada país continuará votando de distinta manera en las Naciones Unidas y cómo Bogotá va a estar atenta a que Venezuela no se le olvide el encargo que la región le confió.

El Presidente Santos está pidiendo 45 mil millones de dólares a EEUU y a la UE. Esta ayuda tendría como contraparte, la oferta neogranadina de prestar sus contingentes policiales y militares en misiones humanitarias y de paz y de nation-building, en el marco de la llamada “OTAN Global”. Se ha hablado inclusive de una participación colombiana en misiones de la UE/OTAN en Ucrania y en países de África y en el Medio Oriente. Bogotá firmó un acuerdo de cooperación con la OTAN en 2013, el cual fue ratificado por el Congreso colombiano este año 2014. 

Colombia está procurando ser aceptada como miembro externo de ese mecanismo de seguridad y ya está participando en una misión civil en Ucrania. También el país vecino enviaría una fragata de su armada a Somalia, a fin de ayudar a combatir la piratería marítima en el Cuerno de África. El entrenamiento de tropas y de personal militar y civil colombianos para operaciones especiales y la colaboración judicial, administrativa, de inteligencia, de ayuda psicológica y de combate a la criminalidad transnacional (droga y otros aspectos) ya se ha comenzado a concretar. Colombia se mercadea como socio militar a nivel mundial.

Publicado originalmente en El Universal

Medio Ambiente: De Lima a París


Embajador (r) Julio César Pineda

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de la ONU, fue aprobada el 9 de mayo de 1992 en Nueva York, con la finalidad de reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera para evitar el calentamiento global promoviendo un desarrollo económico sustentable. En la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992 con la presencia de 172 gobiernos y más de 100 Jefes de Estado, se definió el plan de acción mundial para promover este desarrollo sostenible con la adopción de principios y normas de la nueva ecología política, allí se abrió la firma, el instrumento jurídico sobre el cambio climático. Esto condujo a la aprobación del Protocolo de Kyoto que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano y óxido nitroso, además de tres gases industriales fluorados, en un porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del período que iba de 2008 a 2012, en comparación a las emisiones en 1990.

Cada año se ha venido reuniendo este órgano supremo que busca comprometer y obligar a los Estados a compromisos firmes en la reducción de la contaminación del planeta. América Latina ha sido sede de este organismo dos veces en Buenos Aires, una vez en Cancún y ahora en Lima. El Ex-Vicepresidente de EEUU, Al Gore, obtuvo el Premio Nobel de la Paz y también un Oscar con su largometraje “Una verdad incómoda”, donde alertó a la sociedad política y civil del planeta del proceso del calentamiento de la atmósfera por la contaminación en todas las áreas, pero especialmente por las emisiones de CO2, causa fundamental del incremento de la temperatura. Ha sido la mejor defensa audiovisual al Protocolo de Kyoto y a un futuro convenio de carácter coercitivo para los Estados, especialmente aquellos que más contaminan como EEUU y China con el 40% de las emisiones y que han sido reacios a compromisos políticos y jurídicos. Afortunadamente en la reciente conferencia de la APEC del 10 al 11 de noviembre de 2014, en Beijing, tanto el Presidente Barack Obama como Xi Jinping firmaron un acuerdo histórico en esta materia. 

Como miembro de la Cruz Verde Internacional, he participado en diferentes eventos, en alguna oportunidad escuche a su líder y fundador Mijaíl Gorbachov, quien señalaba que español es el idioma que mejor expresa la situación del hombre y su entorno cuando habla del medio ambiente, porque desde la revolución industrial hasta hoy hemos consumido y destrozado la mitad del planeta y de seguir esta vía, tendremos un cuarto o un décimo del ambiente, propicio para la vida. La temperatura del planeta ha aumentado, y si permitimos que se incremente en 2 grados, estaríamos ante un apocalipsis global. El impacto sería devastador sobre la biodiversidad con mayor extinción de especies animales y vegetales, derretimiento de los glaciares, con la elevación del nivel de los mares y el consecuente daño al agua dulce, aparición de nuevas enfermedades y pandemias, cambios climáticos con lluvias torrenciales y ciclones, refugiados climáticos. La Cruz Roja estima en 500 millones el número de personas que han emigrado por razones ambientales. Pero también la economía mundial producirá un crash si nada se hace para reducir las emisiones contaminantes y los gases de efecto invernadero. El PIB mundial para el 2030 podría descender de un 5 a 20% con la mayor crisis y recesión económica. Debe actuarse antes que sea demasiado tarde, porque todo puede suceder demasiado rápido, como lo señala Nicholas Stern, economista de la Banca Mundial: “No es posible luchar contra el cambio climático esperando dos o tres decenios, es todavía tiempo de actuar para limitar sus efectos sobre nuestras economías y sociedades”.

Seguimos de cerca con los ecologistas de América Latina y del Mundo la reciente Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático llevaba a cabo en Lima del 1 al 12 de diciembre. Desgraciadamente no se llegó a los resultados que esperábamos de un compromiso formal de todos los Estados miembros para garantizar un mejor porvenir a las generaciones futuras. No se acordó reducir las emisiones de gases contaminantes. Tendremos que seguir las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en el cual han participado algunos venezolanos, como el ingeniero Juan Carlos Sánchez, en el sentido a prepararnos a un clima más cálido con todas las consecuencias negativas que esto significa. Esperamos que en la próxima conferencia, que será en París, la mayor consciencia planetaria de los gobiernos facilite los acuerdos. 

Hacemos nuestras las palabras de Al Gore cuando recibió el Premio Nobel en el 2007: “Nos enfrentamos a una emergencia planetaria, la crisis climática no es política, sino un reto moral y espiritual para toda la humanidad”. 

Publicado originalmente en El Universal

@jcpinedap