martes, 22 de septiembre de 2015

OPEP, un Fénix de 55 años


Dr. Kenneth Ramírez

En su Manual de Zoología Fantástica publicado en 1957, el maestro Jorge Luis Borges citando al poeta romano Claudiano, señaló que el Ave Fénix es un “pájaro inmortal que resurge de su cenizas, un heredero de sí mismo y un testigo de las edades”. Esta puede ser la definición mejor ajustada a la sorprendente historia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la cual cumplió recientemente 55 años, en medio de una situación de mercado compleja donde su fulgurante brillo parece apagarse, acaso para engañar a los incautos que ya se han apresurado a diagnosticarle erróneamente su segunda muerte.

En efecto, el 14 de septiembre de 1960, tuvo lugar la mítica reunión celebrada en Bagdad, entre representantes de Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela, con el propósito de proteger y asegurar el control sobre sus recursos petroleros frente al cartel de empresas petroleras transnacionales que otrora controlaban el mercado petrolero mundial: las “Siete Hermanas”. En dicha reunión, por iniciativa de los Ministros de Petróleo de Venezuela y Arabia Saudita, el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo y el Jeque Abdullah al-Tariki respectivamente, fue fundada la OPEP; que sin lugar a dudas, ha sido la más poderosa organización con la que han contado los países en desarrollo en toda su historia independiente.

La Guerra del Yom Kippur en 1973 produjo el primer shock petrolero que elevó los precios desde 3 $/Bl hasta 13 $/Bl, y terminó cambiando la dinámica del mercado petrolero a favor de la OPEP. Los países miembros ahora veían en sus manos una riqueza cuantiosa con la cual podían financiar el desarrollo de sus pueblos. La Revolución iraní de 1979 produjo el segundo shock petrolero que elevó los precios hasta más de 35 $/Bl, y la OPEP se transformó en un grupo respetado y temido. En 1986, la falta de disciplina entre los miembros, la debilidad de la demanda petrolera y el aumento de la producción No-OPEP -más específicamente en el Mar del Norte-, descoordinó el grupo y derrumbó los precios a menos de 10 $/Bl -una coyuntura muy parecida la actual. De esta caída, los precios no volvieron a recuperarse con vigor en casi veinte años, salvo por eventos geopolíticos puntuales como la Guerra Irán-Irak o la Primera Guerra del Golfo en 1990-1991. Bien es cierto, que la OPEP también cometió errores que evitaron un fortalecimiento de precios para superar estos años duros -cuando no pocos decretaron su primera muerte y le trataban de reliquia-, como la mala lectura del mercado que le llevó a aumentar producción en plena Crisis Asiática. No obstante, una segunda era dorada surgió gracias a la cohesión alcanzada en la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OPEP celebrada en Caracas en 2000 y al vertiginoso aumento de la demanda china, dando paso a una larga década de precios altos sólo interrumpidos brevemente por la crisis económica mundial de 2008-2009, donde un recorte récord de la OPEP permitió apuntalar los precios.

En los últimos 15 meses, el grupo ha sido nuevamente el centro de atención ante la caída de los precios en un 58%, tocando niveles mínimos de los últimos 6 años –el crudo Brent se ubicó en 115,71 $/Bl en junio de 2014 y 48,49 $/Bl a principios de septiembre de 2015. Así, la narrativa petrolera coetánea se ha concentrado en la estrategia de Arabia Saudita de defender su cuota de mercado ante el desafío del petróleo de esquistos de EEUU y la debilidad de la demanda impuesta en la 166° Reunión Ministerial de la OPEP a finales de 2014 y confirmada en la Reunión de Ministros de Petróleo del Consejo de Cooperación del Golfo celebrada en Doha el 10 de septiembre de 2015; el consecuente aumento de la producción del grupo a niveles máximos de los últimos 3 años; el conflicto de intereses entre los miembros del Golfo y los miembros que tienen una situación financiera más precaria y han pedido recortes –entre ellos Venezuela, Argelia y Ecuador-; y las tensiones geopolíticas entre Riad y Teherán. Sin embargo, tres elementos advierten contra la tentación de decretar una segunda muerte de la OPEP.

En primer lugar, la Agencia Internacional de Energía y el Departamento de Energía han cambiado sus pronósticos, señalando ahora una contracción de 400 mil barriles diarios (MBD) en la producción de esquistos en EEUU en 2016 debido a la caída de precios. Los jeques empiezan a ganarle la guerra a los esquistos.

En segundo lugar, la OPEP estima que los precios se recuperarán gradualmente -5 $/Bl anuales- desde el nivel actual y se ubicarán en 80 $/Bl en 2020 y alrededor de 90 $/Bl en 2030. Por su parte, la cuota de mercado de la OPEP que se ha visto reducida en los últimos años, debido al aumento de la producción de Canadá, Rusia y EEUU, pasará desde 33% en 2015 hasta 40% en 2030.

En tercer lugar, Indonesia ha decidido regresar a la OPEP –ingresó al grupo en 1962 y lo abandonó en 2009-, y su membresía será reactivada en la próxima Reunión Ministerial el 4 de diciembre. Esto no deja de ser paradójico, porque es un país importador neto que busca aumentar su producción que se ubica en 852 MBD, mientras su consumo es casi el doble y continúa en aumento. No obstante, Yakarta prefiere estar dentro de una organización sólida para tener información, forjar alianzas de suministro y atraer inversiones para su sector refinador.

En consecuencia, aunque la OPEP vuelve a pasar por años difíciles, ha acumulado gran aprendizaje y experiencia, por no mencionar que sigue teniendo las mayores reservas petroleras y los menores costos de producción. Darla por muerta una vez más, como se hizo en los años noventa, es un error de juicio. Tal como apuntan los pronósticos a largo plazo –incluso de empresas como BP-, la OPEP seguirá siendo una fuerza central del juego petrolero en los próximos 20 años, renaciendo con fuerza de lo que muchos creen son sus cenizas definitivas. Nuevamente heredera de sí misma, cual Fénix de Heliópolis. ¿Y usted qué opina?

@kenopina

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

ONU: 70 años


Dr. Jesús E. Mazzei Alfonzo

En menos de un mes, se celebrará el 70 Aniversario de las Naciones Unidas. La función primordial de esta organización multilateral ha sido la de preservar la paz, lo cual por lo demás ha sido arduo y difícil. Las grandes guerras han sido seguidas por conflictos de carácter local, que por razones étnicas, culturales, tribales, religiosas, o ambiciones políticas  grupales, se convierten en conflictos geopolíticos y guerras fratricidas como vemos actualmente en los conflictos de Siria, ocasionados por un adversario novedoso y de rápida expansión: ISIS. Está también, las secuelas de las guerras de Irak y Afganistán, con todas sus implicaciones. En síntesis el análisis de la actual estructura internacional apunta hacia cinco procesos o tendencias en desarrollo,  a saber: despolarización, disociación hegemónica, transnacionalización, descontención y nueva vulnerabilidad del Estado.

Hoy el desafío de las Naciones Unidas es aún mayor, porque estamos en presencia de veloces cambios en las relaciones políticas, económicas, culturales, sociales, medioambientales de las naciones, animados por procesos dinámicos inacabados y asentados sobre los cimientos todavía no completamente sólidos de los que podría llegar a ser un Nuevo Orden Internacional Pos-Guerra Fría.

Debe señalarse asimismo, que esto nos dibuja una estructura internacional en transición, compleja y si se quiere, en construcción en la redes de relaciones y reacomodos que se dan, lo cual no nos permite efectuar un análisis simplista de la realidad contemporánea. De allí que debemos tratar de comprender y entender, qué está aconteciendo en las relaciones internacionales de hoy. Estamos ante una estructura internacional apolar y carente de una estabilidad hegemónica real.

En su interior la organización confronta asuntos muy delicados y complejos que definirán su porvenir, para garantizar su estabilidad y fortaleza para cumplir eficazmente sus funciones. Así, temas como la incorporación de nuevos miembros en el Consejo de Seguridad tendrán que definirse  en un plazo prudencial, aunque lleva consigo delicadas negociaciones. Tal como expresa el destacado académico Jeffrey Sachs: “...afecta a la misma gobernanza de la ONU, empezando por el Consejo de Seguridad, cuya composición ya no refleja las realidades geopolíticas mundiales. La insuficiente representación de Asia plantea una grave amenaza para la legitimidad de la ONU, que no hará sino aumentar al cobrar la región más populosa y dinámica del Mundo un papel cada vez más importante. Una posible forma de resolver ese problema sería la de añadir al menos cuatro puestos asiáticos...”; a lo cual agregaría de otros continentes que deben ser representados, como América Latina y África. Otro tema crucial es el compromiso financiero de los países miembros, incluyendo el pago oportuno de cuotas.

La ONU debe reforzar su pericia en asuntos como los océanos, las energías renovables, la planificación urbana, la lucha contra las enfermedades, la innovación tecnológica, las asociaciones público-privadas y la cooperación cultural pacífica.

Aunque cuesta asimilarlo, la ONU ha tenido importantes éxitos que deberán con negociaciones y seguimiento adecuado, garantizar su cumplimiento para evitar funestas consecuencias, como por ejemplo, el acuerdo nuclear con Irán y los Objetivos del Desarrollo del Milenio -que ha logrado importantes avances en la lucha contra la erradicación de la pobreza, aunque falta mucho por hacer. El otro gran reto tiene que ver con la conclusión de un nuevo acuerdo de limitación de gases de efecto invernadero que recoja el testigo del Protocolo de Kioto, para lo cual resulta la Cumbre de Cambio Climático en París en diciembre próximo.

Por ello, a pesar de los grandes servicios que ha prestado a lo largo de los años, es fundamental que la ONU sea reformada, siendo crítico no sólo la modificación de su estructura para tornar, por ejemplo, al Consejo de Seguridad en un órgano más democrático, representativo, legítimo, y por eso más eficaz en el logro de sus objetivos. Por lo tanto, es indispensable esa actualización institucional que lo haga acompañar de una mudanza de visión de sus Estados miembros.

Además, es importante fortalecer la diplomacia preventiva, que articule a los actores y sujetos del acontecer internacional en un ámbito de y para la paz. Siempre he augurado a las Naciones Unidas, un sitio preponderante en la política internacional, como lo aspiraron sus fundadores, quienes no veían sus funciones sólo en el ámbito de una organización en el marco de una estructura de poder bipolar, tripolar o como aparente el Mundo va a un mundo multipolar o apolar entre las naciones.

Deseo finalmente, homenajear a cuatro ilustres venezolanos que coparon con su lucidez, prestigio intelectual  y esfuerzos por construir un Mundo mejor en todos los órdenes de la vida de la Comunidad Internacional como lo fueron, el Canciller para la época y fundador de la ONU, Caracciolo Parra-Pérez, así como eminentes diplomáticos como Manuel Pérez Guerrero, José Antonio Mayobre y Andrés Aguilar.

Obama verde


Embajador (r) Luis Xavier Grisanti

No hay duda que el presidente Barack Obama está centrando su actuación durante su segundo y último período constitucional en los asuntos de política pública, en los cuales desea dejar una huella para la posteridad. Los ejemplos son evidentes: el histórico acuerdo nuclear con Irán; la reapertura de relaciones diplomáticas con Cuba y el eventual cese del embargo; los acuerdos económicos, ambientales y de cooperación militar con China; y la (ardua) negociación de los Tratados de Asociación Transpacífico y Unión Europea-EEUU. 
El 3 de agosto el presidente Obama anunció un Plan de Electricidad Limpia (Clean Power Plan), que prevé metas de reducción de emisiones tóxicas de efecto invernadero para cada uno de los estados de la Unión. Conforme a la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act), el plan se propone bajar en un 32% las emisiones de las plantas eléctricas respecto de los niveles del año 2005. 

El plan de Obama incluye un conjunto de incentivos para estimular el uso de la energía solar y eólica y minimizar la sustitución de carbón por gas natural. Aquellas plantas eléctricas que introduzcan medidas de eficiencia energética y muestren una mayor proporción de energías renovables, recibirán créditos de emisión para el futuro. El plan haría posible que la participación de las energías renovables en la generación de electricidad suba de 13% actualmente, a 28% en 2030. 

Por primera vez, un Presidente de EEUU establece estándares nacionales para combatir la contaminación ambiental en el sector eléctrico, el cual es el mayor emisor sectorial de gases de efecto invernadero. Los estados deberán presentar sus planes individuales a más tardar en 2018, y ejecutarlos a partir del 2022. Previamente, Obama había fijado estándares más estrictos para el sector transporte.

Dieciséis estados (principalmente productores de carbón) se han opuesto al plan de Obama, amenazando con ir a las cortes; varios precandidatos presidenciales republicanos también. Ellos alegan que gracias a la revolución del gas de esquistos/lutitas (shale gas), las emisiones han caído un 15% en la última década. Pero EEUU expide el 15% de las emisiones tóxicas del Mundo, y el Presidente Obama apuesta al éxito de la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático de París, en diciembre de 2015. 

@lxgrisanti


Publicado originalmente en El Universal

El ascenso de China


Prof. Eloy Torres

Todos comentan sobre ella. Es percibida como la superpotencia del siglo XXI. Está en todos los escenarios. Venezuela no podía ser la excepción. Hace algún tiempo escribimos sobre la novela de Karel Capeck, La Guerra de las Salamandras, aparecida durante el apogeo de Hitler. Ella mostró, metafóricamente, el impacto que generó la aparición de unas salamandras, descubiertas por el Capitán Van Touch, un marino buscador de perlas. Cautivado por la inteligencia y capacidad de aprendizaje de éstas, que se comunican con un lenguaje onomatopéyico; buscó utilizarlas, como mano de obra gratuita, para recoger perlas. Luego, el capitán, vendió su idea a un industrial, quien sediento de dinero compró la idea.

Toda una novedad. Se estimuló su reproducción. Las vendieron por todo el Mundo, como una franquicia. Se obtuvo grandes réditos financieros. Todos cautivados y fascinados con las salamandras: intelectuales, artistas, políticos, gerentes, militares. El humor presente en toda la novela muestra el apogeo. Se organizaron seminarios y congresos para estudiarlas. Varios científicos advirtieron sobre el peligro de éstas. Presintieron la amenaza y, como medida de precaución, propusieron extirparles el lóbulo frontal. Europa amenazada por  el comunismo,  nazismo y fascismo se vio retratada en esa novela, alegórica a la fatalidad de esos tiempos. Las salamandras fueron utilizadas en todo tipo de trabajo, mientras, ellas se multiplicaban y se insertaban en la sociedad. Aprendieron las destrezas humanas. Su crecimiento fue indetenible. Superaron a la especie humana, hasta que vino el enfrentamiento. Fue inevitable la dominación de ésta por ellas. Estaban en todas partes, incluso se apropiaron del conocimiento. Toda una metáfora existencial. China acusa un similar proceso. Ella es la superpotencia. Su posición es cada vez mejor. No es casual que otros líderes, con frecuencia, apunten su mirada hacia ella para buscar su contribución a la solución a las crisis. Lo confirma su participación financiera, económica, por ahora. Luego, será política y Venezuela es objetivo de ella. Lo grave es que su dirigencia lo desconoce por ignorancia o por corrupción.

Los británicos, estadounidenses, alemanes y rusos, conocedores de la historia, reconocen su importancia y sabe que ese país jugó un papel parecido en otros contextos. China hoy lo ejerce con sabiduría, pues despertó a finales del siglo XX. Es un hecho. Contradictoriamente siempre ha procurado su desarrollo, a pesar de los altibajos generados por los tiempos, especialmente por  Mao Tse Tung y su Revolución Cultural. Ésta fue un proceso voluntarista e ideológicamente perverso, mas no buscó dañar sus propios intereses nacionales. Curioso. Ahora vemos que China está por convertirse, no sólo, en el mayor productor del Mundo, sino también en el actor político internacional más importante. Es la potencia del siglo XXI.

Martin Jacques, en su libro Cuando China gobierne el Mundo, apunta que el ascenso de ese país no terminará con alcanzar la delantera en la economía mundial, sino que fortalecerá a los países más poblados y dinámicos. La cultura y educación de un país deciden su peso, en medio de una economía dinámica. China no será sólo un participante en la actual dinámica, sino uno de los que más contribuirá a la creación de un nuevo orden mundial. Se comenta que “el tiempo no hará de China más occidental, sino más bien hará a Occidente y todo el Mundo, más chino”. Esta frase es documentada y fundamentada por Jacques, en su libro; a partir de una observación crucialmente importante: No hay una sola clase de modernidad como tampoco una sola  modernización; sino que estamos en un Mundo de múltiples modernizaciones y de competencias.

China, en su historia, ha confrontado momentos de dificultades. Es evidente que su modernización fue tardía, frente a la europea y la americana, no obstante, después de 1978, asumió su camino con un vertiginoso empuje. China hoy se vislumbra como el guardián y conductor del nuevo Mundo. Disfruta una creciente y hegemónica relación. Sus tentáculos, en menos de una década, han alcanzado a Europa, toda Asia, África, América Latina y en el caso que nos ocupa, nuestro país.

China, a diferencia de los Tigres Asiáticos, no ha sido ningún vasallo de poder alguno y su papel no se limita a la economía. Están equivocados aquellos que piensan que China se limitará a copiar económicamente a Occidente y se mantendrá tranquila en el orden mundial existente. La historia indica que las potencias emergentes que siempre apuntan al crecimiento de su poder económico; lo hacen para lograr fines políticos, culturales y  militares de largo alcance. China no se convertirá en una nación al estilo occidental. Su desarrollo será distinto. Ella debe ser observada, a partir de varios hechos: Por ejemplo: 1). La identidad china se formó antes que el Estado chino, por lo que aquí estamos frente no a un Estado-nación sino con un Estado-civilización y 2) China exuda una consistencia axiológica milenaria, que no existe en otros países.

Por ello, China motivará el ascenso “de un nuevo orden internacional”. El impacto de China en el Mundo, será tan grande como el estadounidense en el siglo XX. Posiblemente mayor. Pero, será diferente. China ha controlado su realidad gracias a sus tradiciones culturales. Desde Deng Xiaoping, China ha procurado la economía de mercado para evitar la conflictividad social. Construyen una “sociedad armoniosa”. Desde 2010 se ha convertido en el mayor productor del Mundo. Están poniendo fin a la hegemonía estadounidense. No se detendrá. Implementará políticas de “seguridad social” en beneficio de su país. Registrará acontecimientos políticos y culturales de primer orden. Buscan materias primas. El éxito económico de China se debe a que es, no un “Estado- Nación”, sino un “Estado-civilización”. Occidente se ha formado sobre la base del primero, mientras que China sobre el segundo. Ella es, no sólo su historia, sino también es su propia civilización. Un proceso vivo y dinámico, en lugar de ser estática y sin vida como aquellos cuyo objetivo es observar el pasado. China se preocupa por el país y no por individuos, muertos o vivos. Superaron a su último Dios: Mao Tse Tung. Ella se piensa como país que busca la felicidad para ellos y no para otros.

Son varios los temas que apuntan al “Estado de la civilización” de China como su base de identidad. Ellos derivan de los elementos civilizatorios: a) El idioma, b) Las reglas de la vida familiar; c) La estructura de las relaciones sociales; d) La unidad de la civilización china es la prioridad política de China; y e) El mantenimiento de la unidad diseñada como responsabilidad y deber del Estado.

Hemos escrito sobre lo paradójico de su transformación, generada por un Partido Comunista. Ese proceso se inició cuando esa visión del Mundo se derrumbaba en Europa. Esto creemos que tiene una explicación: el sistema político chino ha conservado los ancestrales rasgos tradicionales y culturales, incluso, durante el comunismo más duro. Jamás se entregaron a potencia alguna; mucho menos a países pequeños. China tradicionalmente ha puesto un alto valor a la moral y el ejemplo ético. Los funcionarios son educados por la enseñanza de Confucio. El compromiso de las normas éticas, como principio para gobernar, se combina con la fuerte creencia del papel de la familia y la educación en la formación de los niños. La familia china y el Estado son complementarios, apoyándose recíprocamente. La idea china sobre democracia difiere de la que conocemos. Ellos toman como base a Confucio; ponen énfasis de la legitimidad. Su dominación comunista no se asemeja a la versión soviética o cubana, mucho menos a la venezolana en sus dos versiones: la inicial y la heredada. La naturaleza de la fuerza y del liderazgo del partido, no es la ideología, sino su capacidad para generar crecimiento económico. Internacionalmente China se presenta como “Estado-Civilización” y no como “Estado-Nación”. Ella  se convertirá en la gran superpotencia. Como cualquier potencia, verá el Mundo a través de su propia historia y buscará, dependiendo de las restricciones vigentes, rehacerlo acorde a sus intereses. Empero, puesto que China verá al Mundo como Estado-Civilización, en lugar de un Estado Nación, su ascenso cambiará la naturaleza del Mundo.    

Hoy la dirigencia socialista venezolana se ufana, al decir que Venezuela es “aliada de China en un nuevo Mundo multipolar”. Mienten al país cuando lo dicen. El país está endeudado con ella, con la promesa de entregar petróleo a futuro. China sabe de las “debilidades” de Venezuela, gracias a la irresponsabilidad y corrupción de la dirección del proceso bolivariano. Ésta ha “amarrado” al país a un esquema nefasto. Venezuela está comprometida con el gigante chino, el cual ha otorgado dinero que poseen en sus bolsillos a raudales. Aquí lo han malbaratado. Ahora, China no quiere dinero, sino petróleo, oro y quien sabe qué otra cosa. Debemos comprender que estamos metidos en un atolladero; es decir, no sólo el gobierno, sino toda Venezuela. La deuda contraída con ese país no respetará tiempos, espacios ni generaciones. Estamos ante un actor que juega duro con una tranquila sonrisa en su rostro. Nuestros ejecutores de la política exterior han mostrado un desconocimiento sobre China, similar al de la joven modelo que atribuyó a Confucio la cualidad de crear la confusión. Grave.   

@eloicito

10 años del Plan Siembra Petrolera


Dr. Kenneth Ramírez

El 18 de agosto de 2005, una vez superado los efectos del paro petrolero, el Presidente Chávez, acompañado del Ex-Ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, presentó al país desde el Hotel Caracas Hilton, el ambicioso “Plan Siembra Petrolera 2006-2012” con visión 2030, para la expansión de PDVSA en el marco de la política de “Plena Soberanía Petrolera” y en un contexto estratégico de “fin del petróleo barato”. Recientemente, el Presidente Maduro acompañado del Ministro de Petróleo y Minería, Eulogio del Pino, celebraron los 10 años de este acontecimiento. No obstante, cabe la pregunta: ¿Hay algo que celebrar? Para responderla objetivamente, debemos hacer un balance.

En materia de reservas, el Plan Siembra Petrolera se proponía certificar la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), donde se estimaban reservas por 236 millardos de barriles de petróleo, lo cual aumentaría las reservas totales de Venezuela hasta 313 millardos de barriles. Con el aval de la empresa certificadora Ryder Scott, las reservas ascendieron hasta 299,9 millardos de barriles a finales de 2014, es decir, se alcanzó un satisfactorio 96% de la meta. En la actualidad, Venezuela es reconocida como el país con mayores reservas petroleras a nivel mundial.

Sin embargo, en materia de producción, la historia ha sido muy distinta. Lo que se ha hecho es “correr la arruga” debido a los retrasos de los proyectos por falta de capacidad de ejecución y financiamiento. Originalmente, el Plan Siembra Petrolera proponía pasar desde 3,3 millones de barriles diarios (MMBD) que se producían en 2005 hasta 5,8 MMBD en 2012, con una inversión de 123 millardos de dólares, en el marco de la OPEP y bajo el modelo de empresas mixtas que mejoró la participación fiscal del Estado. Para ello, se apostaba por aumentar significativamente la producción de la FPO con la construcción de 5 nuevos mejoradores. En 2013, de un plumazo, se desfasaron las metas hasta 4,25 MMBD para 2015 y 6,1 MMBD para 2021, con una inversión de 236 millardos de dólares.

En 2015, tenemos 12 empresas mixtas operando (incluyendo las 4 antiguas Asociaciones Estratégicas) en la FPO, pero los nuevos proyectos sólo han sumado alrededor de 50 mil barriles diarios de producción temprana (apenas 8% de la meta) y no se ha construido ni un mejorador. Por ello, y debido a la declinación de las áreas tradicionales, la producción petrolera de Venezuela ha descendido en la última década hasta ubicarse en 2,7 MMBD. Es decir, según cifras OPEP, se ha experimentado una caída de 600 mil barriles diarios (-18%), cuando estaba previsto un aumento de 2,5 MMBD.  En ese mismo período, casi todos los países petroleros de importancia elevaron su producción aprovechando los precios altos. Por tanto, la cuota de mercado de Venezuela ha caído, y esto se ha traducido a una pérdida de músculo dentro de la OPEP. 

Las premuras han llevado a la pragmática estrategia de importar crudo liviano para diluir con el extrapesado de la FPO, y así producir una mezcla tipo Merey 16 para exportar sin necesidad de invertir en mejoradores en un contexto de precios bajos y caída de producción de livianos (-30% en el Lago de Maracaibo desde 2008 y -25% en el Norte de Monagas desde 2010). Empero, este esquema presenta una rentabilidad que no queda clara, y no maximiza el valor al Estado venezolano en contradicción con la política “Plena Soberanía Petrolera” y el “Plan de la Patria”.

Por otra parte, los indicadores operativos y financieros se han deteriorado. En los últimos diez años, la producción de barriles por empleado ha caído en más de 70% y casi se ha triplicado el costo de producción promedio desde 4,34 $/Bl en 2006 hasta 12 $/Bl en 2015. Mientras la deuda de PDVSA ha aumentado desde 3 millardos de dólares en 2005 hasta 45 millardos de dólares en 2015.

En materia de refinación, el Plan Siembra Petrolera proponía aumentar la capacidad de refinación nacional desde 1,3 MMBD hasta 2 MMBD, a través de la construcción de tres nuevas refinerías (Batalla de Santa Inés, Cabruta y Caripito), y la ampliación de las refinerías de Puerto La Cruz y El Palito. Sin embargo, nada de esto se ha materializado. Además, la capacidad de refinación en el exterior se contrajo desde 2,06 MMBD en 2005 hasta 1,3 MMBD en 2015, con la venta del circuito Ruhr Oel y de varias refinerías en EEUU, y la cancelación o desfase de proyectos en Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, Siria, Vietnam y China.

Las exportaciones petroleras aunque se han logrado diversificar, consolidándose China como segundo destino, han caído más que proporcionalmente respecto a la producción debido al aumento del consumo interno y el contrabando. Además, se encuentran muy atadas a convenios que afectan el flujo de caja de PDVSA.

En materia de gas natural, aunque las reservas han aumentado, los proyectos emblemáticos Rafael Urdaneta, Mariscal Sucre y Plataforma Deltana se encuentran retrasados, excepto los campos Perla y Dragón. Mientras los trenes de licuefacción y proyectos como el “Gasoducto del Sur” quedaron en el olvido.

En definitiva, hay poco que celebrar y mucho por hacer tras una década del Plan Siembra Petrolera. Hoy por hoy, PDVSA no se encuentra en franca expansión como se planificó, sino en medio de un preocupante estancamiento. En consecuencia, resulta imperativo un nuevo plan de negocios de PDVSA que sea creíble, lo que supone adaptarlo a un nuevo contexto estratégico marcado por precios moderados y aumento de las restricciones ambientales, donde la geopolítica parece no tener árbitro y la geoeconomía se inclina al Pacífico. Además, debe lograr concitar un amplio consenso nacional. De ello depende la revitalización de PDVSA. ¿Y usted qué opina?

@kenopina

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

Lo que dejó Guatemala


Dr. Luis Daniel Álvarez V.

Muchas veces los casos que se presentan en otros países sirven para poder interpretar y extraer ciertas variables que ayudan a precisar la realidad contemporánea con miras a elaborar un examen mucho más adecuado. En este caso, Guatemala  permite comprender múltiples fenómenos que dan de qué hablar y que deben ser tomados en cuenta para hacer un análisis pormenorizado.

El primer punto que debe estudiarse es la renuncia del Ex-Presidente Otto Pérez Molina quien señalado por haber incurrido en hechos de corrupción se apartó de la primera magistratura, luego de ver cómo el Parlamento, por unanimidad (es decir con los votos de su propio partido), le quitaba la inmunidad y observar cómo su entorno, comenzando por la Vicepresidenta Baldetti, era acusado de participar en hechos delictuales.

En este punto debe resaltarse que los poderes del Estado y diversos organismos internacionales presionaron para que Pérez Molina abandonara el gobierno, todo esto enmarcado con la acción de una organizada y constante protesta ciudadana que a través de objetivos muy claros y empleando los caminos democráticos exigió la dimisión del Jefe de Estado.

En medio de una crisis en la que el país amaneció con un Presidente que al culminar el día había dejado el gobierno y fue obligado a pasar la noche en una prisión, le tocaba a la ciudadanía ir a votar a las pocas horas.  No faltaron las voces agoreras que pidieron una abstención en el proceso comicial. Sin embargo, se dio una participación mayor a la que se esperaba y la población consiguió dirimir sus conflictos a través del proceso electoral.

Las elecciones resultaron sumamente reñidas, sobre todo en la pugna por el segundo puesto que otorga el derecho a participar en la segunda vuelta. La lucha entre Sandra Torres y Manuel Baldizón se redujo en algunos momentos a decenas de votos, lo cual evidencia, una vez más, la relevancia que tiene la participación ciudadana en los procesos y lo equivocados que están los que dicen que no importa no votar, pues "un sufragio es insignificante".

Vendrán días complejos para la República centroamericana, pero ha pasado Guatemala a ser un interesante ejemplo de cómo una ciudadanía con criterios definidos, ganas de participar y sentido común puede llevar adelante los cambios por más complejos que estos parezcan siempre y cuando actúe con claridad y orden.

@luisdalvarezva