Dr. Jesús E. Mazzei Alfonzo
En menos de un
mes, se celebrará el 70 Aniversario de las
Naciones Unidas. La función primordial de esta organización multilateral ha
sido la de preservar la paz, lo cual por lo demás ha sido arduo y difícil. Las
grandes guerras han sido seguidas por conflictos de carácter local, que por
razones étnicas, culturales, tribales, religiosas, o ambiciones políticas
grupales, se convierten en conflictos geopolíticos y guerras fratricidas como
vemos actualmente en los conflictos de Siria, ocasionados por un adversario
novedoso y de rápida expansión: ISIS. Está también, las secuelas de las guerras
de Irak y Afganistán, con todas sus implicaciones. En síntesis el análisis de
la actual estructura internacional apunta hacia cinco procesos o tendencias en
desarrollo, a saber: despolarización, disociación hegemónica,
transnacionalización, descontención y nueva vulnerabilidad del Estado.
Hoy el desafío de las Naciones Unidas es aún mayor, porque estamos en
presencia de veloces cambios en las relaciones políticas, económicas,
culturales, sociales, medioambientales de las naciones, animados por procesos
dinámicos inacabados y asentados sobre los cimientos todavía no completamente
sólidos de los que podría llegar a ser un Nuevo Orden Internacional Pos-Guerra
Fría.
Debe señalarse asimismo, que esto nos dibuja una estructura
internacional en transición, compleja y si se quiere, en construcción en la
redes de relaciones y reacomodos que se dan, lo cual no nos permite efectuar un
análisis simplista de la realidad contemporánea. De allí que debemos tratar de
comprender y entender, qué está aconteciendo en las relaciones internacionales
de hoy. Estamos ante una estructura internacional apolar y carente de una
estabilidad hegemónica real.
En su interior la organización confronta asuntos muy delicados y
complejos que definirán su porvenir, para garantizar su estabilidad y fortaleza
para cumplir eficazmente sus funciones. Así, temas como la incorporación de nuevos miembros en el Consejo de
Seguridad tendrán que definirse en un plazo prudencial, aunque lleva
consigo delicadas negociaciones. Tal como expresa el destacado académico Jeffrey
Sachs: “...afecta a la misma gobernanza de la ONU, empezando por el Consejo de
Seguridad, cuya composición ya no refleja las realidades geopolíticas
mundiales. La insuficiente representación de Asia plantea una grave amenaza
para la legitimidad de la ONU, que no hará sino aumentar al cobrar la región
más populosa y dinámica del Mundo un papel cada vez más importante. Una posible
forma de resolver ese problema sería la de añadir al menos cuatro puestos
asiáticos...”; a lo cual agregaría de otros continentes que deben ser
representados, como América Latina y África. Otro tema crucial es el compromiso
financiero de los países miembros, incluyendo el pago oportuno de cuotas.
La ONU debe reforzar su pericia en asuntos como los océanos, las energías
renovables, la planificación urbana, la lucha contra las enfermedades, la
innovación tecnológica, las asociaciones público-privadas y la cooperación
cultural pacífica.
Aunque cuesta asimilarlo, la ONU ha tenido importantes éxitos que
deberán con negociaciones y seguimiento adecuado, garantizar su cumplimiento
para evitar funestas consecuencias, como por ejemplo, el acuerdo nuclear con
Irán y los Objetivos del Desarrollo del Milenio -que ha logrado importantes
avances en la lucha contra la erradicación de la pobreza, aunque falta mucho
por hacer. El otro gran reto tiene que ver con la conclusión de un nuevo
acuerdo de limitación de gases de efecto invernadero que recoja el testigo del
Protocolo de Kioto, para lo cual resulta la Cumbre de Cambio Climático en París
en diciembre próximo.
Por ello, a pesar de los grandes servicios que ha prestado a lo largo de
los años, es fundamental que la ONU sea reformada, siendo crítico no sólo la
modificación de su estructura para tornar, por ejemplo, al Consejo de Seguridad
en un órgano más democrático, representativo, legítimo, y por eso más eficaz en
el logro de sus objetivos. Por lo tanto, es indispensable esa actualización
institucional que lo haga acompañar de una mudanza de visión de sus Estados miembros.
Además, es importante fortalecer la diplomacia preventiva, que articule
a los actores y sujetos del acontecer internacional en un ámbito de y para la
paz. Siempre he augurado a las Naciones Unidas, un sitio preponderante en la
política internacional, como lo aspiraron sus fundadores, quienes no veían sus
funciones sólo en el ámbito de una organización en el marco de una estructura
de poder bipolar, tripolar o como aparente el Mundo va a un mundo multipolar o
apolar entre las naciones.
Deseo finalmente, homenajear a cuatro ilustres venezolanos que coparon
con su lucidez, prestigio intelectual y esfuerzos por construir un Mundo
mejor en todos los órdenes de la vida de la Comunidad Internacional como lo fueron,
el Canciller para la época y fundador de la ONU, Caracciolo Parra-Pérez, así
como eminentes diplomáticos como Manuel Pérez Guerrero, José Antonio Mayobre y
Andrés Aguilar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario