Dr. Kenneth Ramírez
Este viernes 5 de junio tendrá lugar la 167° Reunión Ministerial de la
OPEP en Viena. En los pasillos de la sede del grupo, así como en el Palacio de
Hofburg donde dos días antes se celebrará el 6° Seminario Internacional de la OPEP,
los delegados de los Estados miembros discutirán la situación del mercado
petrolero, las diferentes tesis esgrimidas por los analistas y la estrategia a
seguir.
En primer lugar, vale la pena señalar que se espera que la OPEP deje su
producción sin cambios. No hay consenso para realizar recortes. Arabia Saudita
ha impuesto la histórica decisión de defender la cuota del grupo, con el
propósito de expulsar a los competidores menos eficientes –es decir, con
mayores costos de producción- del mercado, y más concretamente, a los
productores de esquistos de EEUU. Así, Arabia Saudita, las petro-monarquías e
Irak han elevado su producción en 1,4 millones de barriles diarios (MMBD)
respecto a la pasada reunión de la OPEP, lo cual generó una caída de más de 50
$/Bl en los precios del petróleo respecto a junio del año pasado. Además, Irak espera
aumentar en 750 mil barriles diarios (MBD) sus exportaciones en los próximos
meses; por no mencionar los avances en las negociaciones nucleares con Irán.
La puerta que dejó abierta el Ministro de Petróleo saudita, Alí
Al-Naimi, para realizar recortes junto a productores No-OPEP, y en concreto
Rusia, no se ha traducido en resultados. La diplomacia venezolana se ha
esforzado en desarrollar esta estrategia, con tres visitas del Presidente
Maduro este año a Moscú, además de varias visitas de la Canciller Rodríguez y
el Ministro de Petróleo Chávez; pero a pesar de las intensas consultas, Rusia
ha optado hasta ahora por no coordinarse. Se espera que el Ministro ruso
Alexander Novak asista al Seminario OPEP en Viena, pero ya ha señalado que sus
campos son más difíciles de gestionar, por lo cual su compromiso se remitiría a
mantener su actual producción. Empero, en la práctica, Rusia también ha
aumentado su producción en 200 MBD respecto a 2014, alcanzando 10,7 MMBD en
mayo -nivel récord en la era pos-soviética.
Esto nos lleva a la necesidad de hacer un parte de la guerra declarada por
Naimi contra los esquistos desde la pasada reunión de la OPEP en noviembre. En
una posición optimista debemos citar las últimas declaraciones de funcionarios
sauditas, quienes han subrayado que existen claros signos que apuntan a una
victoria de la OPEP; entre ellos, la estabilización de los precios en torno a
60 $/Bl y la caída de taladros en EEUU. De hecho, el Departamento de Energía de
EEUU ha señalado que la producción de esquistos disminuirá en 54 MBD en mayo y en
86 MBD en junio de 2015 –primer descenso mensual en 4 años. A partir de aquí
hay diferencias de opinión en torno a que sucedería. Para los sauditas, la
producción de esquistos decrecería y el exceso de oferta de 2 MMBD empezaría a
drenarse del mercado en 2016, con lo cual los precios se recuperarán hasta ubicarse
en 70 $/Bl. Para la empresa petrolera italiana ENI, el sector de esquistos terminará
desplomándose, y los precios rebotarán a 100 $/Bl en 2017, alertando sobre los
efectos en la economía mundial. Los productores OPEP más débiles debido a sus
necesidades de ingresos y exposición financiera –entre ellos Venezuela-
seguirán sufriendo en el mediano plazo.
No obstante, los analistas de la OPEP, la Agencia Internacional de
Energía y las grandes consultoras son más pesimistas, y han apuntado a que la
guerra entre jeques y esquistos apenas acaba de empezar. Señalan que la
producción de esquistos en EEUU está siendo más resistente de lo esperado, y
agregan que seguirá aumentando en los próximos años, aunque a un ritmo más
lento. Goldman Sachs espera que este año la producción de esquistos aumente 170
MBD en 2015 y 225 MBD en 2016. Wood Mackenzie 670 MBD en 2015 y 420 MBD en
2016. El débil crecimiento demanda petrolera y el aumento de la oferta No-OPEP,
reduciría el espacio para el crudo OPEP –call
on OPEP-, desde 30 MMBD en 2014 hasta 28,2 MMBD en 2017, lo cual tendría
que llevar al grupo a la decisión de recortar desde los 31,22 MMBD que produce hoy
por hoy, o aceptar precios aún más bajos. Para 2019, el espacio de la OPEP se recuperaría
levemente hasta 28,7 MMBD –todavía por debajo de 2014-, y alcanzaría 40 MMBD en
2040. No obstante, sin recortes, los precios se ubicarían en 75 $/Bl en 2025; es
decir, de mantenerse la estrategia saudita, los precios estarían por debajo de
100 $/Bl por una década.
Aunque es cierto que los taladros en EEUU han caído en 59% desde octubre
de 2014 –su menor nivel desde septiembre de 2010-; Goldman Sachs ha señalado
que a finales de mayo la caída se ha detenido, y que los pozos sin fracturación
–los llamados fracklog- se han
multiplicado a la espera de un repunte de precios –bien por aumento de demanda
o recortes OPEP. En otras palabras, un “baño de sangre” de los productores de
esquistos habría sido evitado gracias a sus esfuerzos por reducir costos y su
estrecha relación con los bancos de EEUU que han permitido refinanciar sus deudas,
mantener producción y prepararse para aumentarla cuando mejoren los precios vía
la estrategia fracklog, lo cual
mantendría los precios presionados a la baja. Esto, sumado a posibles mejoras
tecnológicas, lleva a los más osados a señalar que la OPEP habría perdido su
rol como productor de equilibrio –swing
producer- al menos por una década, a manos de EEUU. Por supuesto, esto ya
no sería política petrolera sino decisiones comerciales de los productores de
esquistos, quienes optarían por mantener o ampliar producción en meses para
balancear el mercado, haciendo que los precios sean muy volátiles en torno a un
punto de equilibrio.
La clave para la OPEP se encuentra en mantener la cohesión para llegar
en una sola pieza al final de una guerra que puede durar unos años o una
década. ¿Y usted qué opina?
@kenopina