Prof. Eloy Torres
El lamentablemente fallecido
y excelente Profesor, como buen amigo, el Dr. Hans Joaquín Leu, en sus cursos “Estructuras
Internacionales” y “Política Internacional”, conceptualizaba los instrumentos
analíticos que todo especialista, político, periodista del área internacional o burócrata (funcionario diplomático)
debe tener en cuenta. Por ejemplo: La política exterior; no es sino “… la
conducta de un Estado frente al mundo exterior”. Ella representa el interés
nacional y debe articular a toda la Nación.
Hoy se observa en las
Relaciones Internacionales como surge una “nueva Guerra Fría”. El Medio Oriente,
es un ejemplo. El armamentismo, dolor de cabeza para toda la Humanidad, está
presente, en términos muy agresivos, desde finales del siglo XIX. Las tensiones
internacionales son el alpiste que alimenta al canario bélico que acosa a los países.
Sabemos de la formación de coaliciones: desde la triple alianza, los poderes
centrales o la triple Entente. Luego, el siglo XX fue el escenario donde, a
partir de la finalización de la II Guerra, la Humanidad se vio afectada por una
tensión de niveles globalmente destructivos: la Guerra Fría, entre la extinta
URSS y los EEUU, alimentada con el arma nuclear.
No sabemos si feliz o
lamentablemente; pero, esa citada Guerra Fría culminó por el retiro de uno de los contrincantes: La URSS dejó
el ring. Gorbachov con su “Perestroika” (reformas) y “Glasnost” (transparencia)
encarnó ese abandono. La Guerra Fría fue un estado de tensión extremadamente
hostil. La URSS no aguantó más. No obstante, esa guerra sirvió para que
Venezuela, diseñara su política exterior; la cual, si bien no era distante de los
EEUU; por lo menos, fue cercana a posturas que procuraban la solución a los
conflictos por la vía de la negociación.
Según Fukuyama, el Mundo
respiró tranquilo por el fin de esa guerra. Aparentemente ello le insufló oxígeno
al Mundo asfixiado por las tensiones. Se percibió a los EEUU como la única gran
potencia. Hay quienes los compararon con la Roma imperial, cuando liquidó a
Cartago en la III guerra púnica (149-146 antes de Cristo). EEUU se veía única y
solitariamente imbatible, puesto que la URSS se salió del juego existencial. La
mayor desgracia geopolítica del siglo XX, dijo Vladimir Putin.
Éste individuo encarna lo
más eficiente que quedó de la vieja URSS: el KGB. Esta agencia, a diferencia
del resto de esa sociedad, es el único elemento que mantuvo claro sus objetivos:
no sólo de seguridad interna, sino preservar el interés nacional ruso en el Mundo.
Imbuido del excepcionalismo eslavo, tomó las riendas del Kremlin y mostró al Mundo que están ahí y que
las circunstancias políticas cambiaron.
Rusia, dicen los analistas, cual Ave Fénix, ha resurgido de sus cenizas. Ya los EEUU no están solos en el ring.
No obstante ello, también hay
otras naciones que muestran, sus dientes, su geopolítica, su estatura
estratégica y su particular excepcionalismo: China. Este milenario país,
importante no sólo por su población -la mayor del planeta-, sino por haberse
introducido en el torrente de las Relaciones Internacionales, desde 1970, con
una lenta, segura; pero, ambiciosa visión política. Abandonó la monserga
comunista y comunal; luego abrazó al libre mercado, como la solución al hambre
que sufría su noble pueblo. Le dijo a las ideas de Mao Tse Tung: Zhie, zhie; es decir, gracias; hoy China
es lo que es, sin Mao y sin tanta revolución.
Por sus sabias políticas China
representa una amenaza a la hegemonía de
Washington, pero, también a las pretensiones rusas. Es el momento de
China. Creen ellos. El Mundo conoce 5 centros de poder fundamentales: Rusia,
EEUU, India, la Unión Europea y China.
Actualmente hay grandes
coincidencias entre China y Rusia. Se comprueba la creciente oposición de éstos
a las iniciativas de Washington, en materia internacional. Experimentan un
indetenible armamentismo que los coloca
como los rivales más peligrosos para la Casa Blanca. La India y la Unión Europea
mantienen un complicado juego de intereses. Por ahora, con los EEUU; mañana, no
sabemos. Esa es la realidad. Son los intereses y no la “hermandad” en las
Relaciones Internacionales la que dicen la última palabra. Hoy China y Rusia
son aliados y obvian sus diferencias existenciales en aras de superar a su
enemigo común: EEUU.
Son muchos los ejemplos que
muestran esa confrontación. Hay preocupación, por el apoyo a regímenes
emblemáticamente dictatoriales y violadores de los derechos humanos, verbigracia,
Corea del Norte, Siria e Irán; así como también la discusión sobre los escudos
anti-misiles en Europa. Merece un especial llamado de atención el caso de Cuba,
pero más aún el de Venezuela. Todos esos elementos nos inducen a pensar que
estamos frente a una “nueva Guerra Fría” y que los factores geopolíticos están
en movimiento. Venezuela, absurdamente, se ha implicado en un juego que no
conoce. Su errática conducta exterior, se asemeja a un vehículo que marcha sin
dirección ni rumbo conocido.
Esta “nueva Guerra Fría”
parece al Great Game del que
hablaba Kipling, en referencia al juego
geopolítico, a finales del siglo XIX, en Asia. Hoy hay dos boques políticos-
militares enfrentados: los EEUU, la Unión Europea e incluso la India, frente a
Rusia, China y otros más pequeños, como Irán. Japón juega siempre a favor de EEUU,
junto a Corea del Sur.
Venezuela, ¿qué hace en esta
fatal ecuación geopolítica? Nada. Nos movemos como un paquidermo perdido; pero,
con petróleo. Todos nos buscan para sus intereses: China por el oro negro;
Rusia para “ocupar” un lugar en el área vital “gringa” e Irán parar tener un
punto de difusión de sus ideas fanatizadas por la religión, entre otras cosas.
En los últimos 15 años no hemos tenido política exterior, sino una mala y
peligrosa conducta, pues depende de factores no nacionales. Somos, por voluntad
de éstos sus vasallos, es decir, de intereses extraños.
@eloicito