Embajador
(r) Milos Alcalay
Ante
el aislamiento internacional del gobierno de Maduro, en vez de acatar la
Doctrina Internacional y los Acuerdos Internacionales que facultan a que
nuevos sujetos de derecho internacional -como los parlamentarios- puedan estar presentes en Foros Internacionales, pretenden impedir su presencia
“prohibiendo” por vía del TSJ tanto a los voceros oposicionistas
como (por absurdo que parezca) a los organismos internacionales
para exponer y conocer la verdad sobre la profunda crisis humanitaria que
vive el país y el incumplimiento de los compromisos internacionales como los
establecidos en la Carta Democrática Interamericana.
El más reciente episodio lo dio el Ex-Diputado Elvis
Amoroso -de ingrata recordación por su responsabilidad al designar después de
las elecciones del 6 D a los “magistrados express” -acudió al Tribunal Supremo
de Justicia (TSJ) para realizar una nueva embestida contra la
Directiva de la Asamblea Nacional para prohibirle a los diputados
Venezolanos acudir a la OEA o a la ONU alegando que pretenden usurpar
funciones del Presidente que es el “responsable de dirigir las relaciones
exteriores de la República” (artículo 236 de la Constitución).
Nadie en su sano juicio puede negar esta atribución que
tiene el Jefe de Estado, pero tampoco puede negarse el papel protagónico que
tiene en un mundo globalizado la “diplomacia parlamentaria” y en especial
el papel de los Presidentes de los Parlamentos en la promoción y protección de
la democracia y de los derechos humanos.
No es la primera vez que el oficialismo ha pretendido
impedir que voceros oposicionistas hagan sus contactos internacionales. El
despojo inconstitucional de las funciones parlamentarias de la Diputado María
Corina Machado por acudir a la OEA, es una prueba del carácter autoritario que
ejerció el entonces Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y
cuyo exceso ahora pretende cumplir el Señor Amoroso desde Miraflores con el TSJ
contra los directivos parlamentarios. La medida ilegal adoptada para
impedir las elecciones directas del Parlamento Latinoamericano con lo que
pretendían impedir la presencia oposicionista, resultó en un fracaso
debido a los resultados aplastantes de la MUD en las elecciones del 6 de
Diciembre; el escandaloso episodio del Diputado Darío Vivas en la reunión de la
Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EUROLAT) insultando como un
guapetón de barrios al Vicepresidente del Parlamento Europeo Tajani tratando de
impedir que se presente en el Foro Euro-latinoamericano la situación de
Venezuela; se suman a los vergonzosos episodios en Estrasburgo cuando la
eurodiputada liberal Rumana, Renate Weber, desmintió lo afirmado por el
Viceministro para Europa Alejandro Fleming que el Parlamento Europeo no podía
pronunciarse en relación a Venezuela porque atentaba contra la soberanía
venezolana, la parlamentaria respondió “Nuestra expresión es
de respaldo a la democracia y a los derechos humanos, en un país a cuyo
pueblo respetamos”. Podríamos referir muchos otros casos absurdos. Por lo
pronto concluimos que es imposible prohibir la “diplomacia parlamentaria” como
tampoco es posible “tapar el sol con un dedo”.
@milosalcalay