Dr. Kenneth Ramírez
Desde la llegada al poder de Donald Ramotar en 2011,
hemos observado una ofensiva guyanesa destinada a desconocer los derechos
venezolanos en el Esequibo y la Fachada Atlántica reconocidos en el marco del
Acuerdo de Ginebra firmado entre ambos países en 1966 y el Tratado de
Delimitación de Áreas Marinas y Submarinas firmado con Trinidad y Tobago en
1990. Dicha embestida ha consistido en un conjunto de actos unilaterales
inamistosos que tratan de preparar el terreno para llevarnos ante la Corte
Internacional de Justicia, donde Guyana intentaría victimizarse y presentar
dichos actos como “pruebas fehacientes” de soberanía efectiva para hacer valer
su tesis territorial maximalista. Recordemos que nuestra reclamación del
Esequibo está bajo el mecanismo de los buenos oficios en el marco del Acuerdo
de Ginebra para buscar una “solución práctica y satisfactoria”. Empero, Donald
Ramotar envalentonado ante nuestra crisis nacional y espoleado por sus intereses
electoralistas, ha pasado de rechazar nuestro legítimo reclamo, a intentar
apoderarse de buena parte de nuestra Fachada Atlántica mediante una
interpretación hostil que extiende las áreas marinas y submarinas del Esequibo
hacia el Oeste y corta la proyección marítima del estado Delta Amacuro, lo cual
nos supondría una grave pérdida de recursos naturales y cerraría nuestra
estratégica salida al Atlántico. Veamos.
El 6 de septiembre de 2011, la Canciller guyanesa Carolyn
Rodrigues-Birkett formalizó ante la ONU, una solicitud para extender su plataforma
continental de 200 a 350 millas en dirección al territorio
venezolano. Dijo haber conversado con Barbados, Surinam, y Trinidad y
Tobago; pero no lo hizo con Venezuela. El 9 de marzo de 2012, el gobierno
venezolano envió una nota diplomática al Secretario General de la ONU para
exigir nuestros derechos, la cual fue transmitida a la Comisión de Límites de
la Convención del Mar, que decidió suspender la solicitud. No obstante, Ramotar
dio un paso más y reactivó las concesiones petroleras. Así, Exxon inició estudios
en el “bloque Stabroek” ubicado en áreas que corresponden al Esequibo y la
Fachada Atlántica. Además, en junio de 2012, fue otorgada la concesión del
“bloque Roraima” a Anadarko Petroleum en la Fachada Atlántica. El Servicio
Geológico de EEUU estima recursos de 13,6 millardos de barriles de petróleo y
32 billones de pies cúbicos (TCF) de gas en la cuenca costa afuera Guyana-Surinam
-una de las áreas sin explorar más prometedoras del Mundo-; mientras en la
Fachada Atlántica se estiman recursos de 38 TCF, de los cuales PDVSA ha
certificado 7,3 TCF. Esto explica la agresiva arremetida guyanesa, que con
estos recursos podría convertirse en un exportador petrolero a largo plazo.
El 10 de octubre de 2013, se produjo la detención
patriótica de la embarcación Teknik Perdana por la Armada Nacional, la cual
intentaba realizar actividades exploratorias para Anadarko Petroleum en nuestro
espacio marítimo. El entonces Canciller Jaua y la Canciller Rodrigues-Birkett acordaron
en Puerto España el 17 de octubre de 2013, que la delimitación marítima es un
tema pendiente que requerirá negociaciones bilaterales y acordaron nombrar comisiones
técnicas.
Sin embargo, el 22 de diciembre de 2014, la Canciller
Rodrigues-Birkett volvió a la carga, afirmando que: “Han pasado más de 20 años
desde el proceso de buenos oficios. Si en dos décadas no se tiene el progreso
que quieres ver, hay que revisar otras opciones”, mencionando el arbitraje y la
Corte. Esto fue rechazado por la Cancillería venezolana el 30 de diciembre de
2014, señalando que la búsqueda unilateral de otras opciones puede
“interpretarse como un acto inamistoso”.
El 28 de febrero de 2015, la Canciller guyanesa emitió un
nuevo comunicado donde advierte al gobierno venezolano que desista de su
posición ya que “podría obstaculizar el desarrollo de Guyana y de su pueblo”. Ante
esta nueva acción hostil, la Cancillería venezolana emitió un comunicado el 3
de marzo donde muestra sorpresa por el “injusto” comunicado guyanés, y señaló
que se reserva todas las acciones diplomáticas para defender nuestra soberanía.
Por último, el 6 de marzo se iniciaron las actividades exploratorias del buque
Deepwater Champion en el “bloque Stabroek”, y el pasado 14 de marzo la
Canciller guyanesa señaló que las objeciones venezolanas son “contrarias al
Derecho Internacional”. Con todo esto, Ramotar también procura popularidad ante
las elecciones del 11 de mayo, convocadas tras suspender y disolver el
Parlamento –recibido con críticas por la oposición y preocupación en la
Commonwealth, la OEA y CARICOM.
Donald Ramotar ha demostrado suficientemente su postura
poco amistosa hacia Venezuela, a pesar del intento del gobierno venezolano de
profundizar la cooperación bilateral más allá de nuestro legítimo reclamo del
Esequibo, incluyendo el acuerdo de intercambio de petróleo por arroz en el marco
de PETROCARIBE. Ha llegado la hora que Venezuela busque un entendimiento con la
oposición guyanesa encabezada por David Granger del partido socialista Congreso
Nacional del Pueblo, y promueva su llegada al poder. Esta acción debe
acompañarse de una campaña diplomática en El Caribe para explicar nuestra
posición, así como la embestida que hemos sufrido. Asimismo, el Presidente
Maduro y el nuevo gobierno guyanés deben retomar los buenos oficios, siendo crítica
la designación de un negociador venezolano a tiempo completo. En este contexto,
la nueva estrategia venezolana debe centrarse en utilizar las ambiciones
petroleras de Guyana para lograr una solución respecto al Esequibo.
Finalmente, se debe extender unilateralmente nuestra
plataforma continental generada por Delta Amacuro a 350 millas y continuar con
el patrullaje de la Armada Nacional, para enviar un mensaje contundente a
Guyana: No tiene nada que buscar al Oeste de Punta Playa, nuestra Fachada
Atlántica es innegociable.
@kenopina