Dr.
Kenneth Ramírez
Tres meses después de la muerte de Hugo
Chávez, el Canciller Jaua se reunió con el Secretario de Estado John Kerry al
margen de la 43° Asamblea General de la Organización de Estados Americanos
(OEA) en Guatemala durante 40 minutos. Al final del encuentro, el Secretario
Kerry señaló que habrá un “diálogo continuo para intentar establecer una agenda
específica” con miras a una “relación bilateral positiva”. Agregó que la idea es
“pasar rápidamente al nombramiento de Embajadores”. Por su parte, el Canciller Jaua
manifestó que existe la mejor voluntad de mejorar las relaciones, pero que esto
pasa por “respetar el modelo socialista de Venezuela” y evitar que sean
“avalados o estimulados grupos anti-democráticos” que han emprendido “una
campaña de desestabilización de las instituciones venezolanas”. En todo caso,
expresó su confianza de que esta reunión marque el inicio de una “relación de
respeto”.
Desde
finales de 2012, se han efectuado diálogos entre la Subsecretaria de Estado
para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, el entonces Canciller Maduro,
y el Embajador venezolano ante la OEA, Roy Chaderton, para restablecer la
relación diplomática al más alto nivel –no hay Embajadores desde 2010-, y para reactivar
la cooperación anti-narcóticos -suspendida en 2005- y la cooperación energética
–suspendida en 2003-.
El
24 de enero de 2013, el entonces Vicepresidente Maduro designó al propio
Embajador Chaderton como “enviado especial” para “conversar los términos de una
relación de respeto” con EEUU y “regularizar las relaciones diplomáticas”. Este
mismo día, en su audiencia de confirmación como nuevo Secretario de Estado en
el Senado, John Kerry señaló que “depende de
lo que pase en Venezuela, puede haber realmente una oportunidad para la
transición” y la mejora de las relaciones bilaterales, en referencia indirecta
a la enfermedad del Presidente Chávez, y a su conocimiento del sucesor Nicolás
Maduro y las nuevas realidades que encararía.
Partiendo
de esta idea, EEUU tuvo el gesto diplomático de enviar una delegación simbólica
a los funerales de Chávez.
La misma estuvo compuesta por el Representante demócrata por Nueva York,
Gregory Meeks, y el
Ex-Representante demócrata por Massachusetts, William Delahunt –muy cercano a
Kerry-, quienes fueron acompañados por el Encargado de Negocios James Derham.
En este marco, Maduro instó a EEUU a convivir con “respeto” con América Latina.
A partir de allí, la retórica de Maduro dirigida a Washington fue especialmente dura y agresiva en su intento de ganar apoyo entre la base chavista antes, durante y sobre todo después de las elecciones del 14-A -cuando encaró serios cuestionamientos a su legitimidad. Esto fue combinado con ciertas acciones de menor visibilidad llamando al diálogo bilateral. La Administración Obama entendió el momento político, así que no le tomó por sorpresa el comportamiento de Maduro, y por ello reaccionó en forma cauta.
A partir de allí, la retórica de Maduro dirigida a Washington fue especialmente dura y agresiva en su intento de ganar apoyo entre la base chavista antes, durante y sobre todo después de las elecciones del 14-A -cuando encaró serios cuestionamientos a su legitimidad. Esto fue combinado con ciertas acciones de menor visibilidad llamando al diálogo bilateral. La Administración Obama entendió el momento político, así que no le tomó por sorpresa el comportamiento de Maduro, y por ello reaccionó en forma cauta.
El
20 de marzo, ante unas declaraciones de la Subsecretaria Jacobson donde señaló
que las elecciones del 14-A debían seguir “los altos estándares del
Hemisferio”, el Canciller Jaua anunció que el canal de comunicación con EEUU
quedaba suspendido. No obstante, antes
de las elecciones y en medio de cierto triunfalismo, Maduro aprovechó una
reunión con los acompañantes internacionales el 13 de abril, para enviar un
mensaje privado a Barack Obama a través de Bill Richardson: “Queremos
regularizar y mejorar la relación”.
La crisis pos-electoral
volvió a tensar la cuerda. El Departamento de Estado subrayó la necesidad de
realizar la fase II de la auditoría ciudadana y las investigaciones a las irregularidades denunciadas
por la MUD, ya que resultaba “importante y esencial” para que el pueblo
venezolano confíe en los resultados emitidos. El 21 de abril, la Secretaria
Jacobson reiteró en una entrevista, el llamado a realizar la auditoría
ciudadana, agregando que no podía precisar si “vamos a implementar o no
sanciones”. El Canciller Jaua amenazó con tomar diferentes medidas, incluso la
suspensión de la venta de petróleo, si EEUU apelaba a la sanciones contra
Venezuela.
Tras el amplio reconocimiento
otorgado por los gobiernos de América Latina y El Caribe a Nicolás Maduro, la
posición estadounidense fue cambiando para ajustarse a la realidad. El
Departamento de Estado aclaró que no buscaría establecer sanciones a Venezuela
y que era al pueblo venezolano a quien correspondía decidir
sobre la legitimidad del gobierno de Maduro, aunque también solicitaron “una
rebaja de las tensiones y amenazas contra actores políticos legítimos”, en
alusión a las agresiones a líderes de la oposición. Asimismo, fue saludada la
designación de Calixto Ortega como nuevo Encargado de Negocios venezolano en
Washington en plena crisis política, cuya misión en palabras de Nicolás Maduro
es “incrementar
el diálogo” bilateral.
El
24 de abril, el documentalista Timothy Tracy fue arrestado el pasado 24 de
abril en el Aeropuerto de Maiquetía cuando intentaba abandonar el país, siendo
acusado de ser un espía que intentaba generar actos de violencia, mientras
realizaba una película sobre la situación política de Venezuela en plenas
protestas. A través de las discretas gestiones de William Delahunt, Timothy
Tracy fue liberado horas antes de la reunión Jaua-Kerry para facilitar las
conversaciones.
El
3 de junio, la Subsecretaria Jacobson si bien recibió a la diputada María
Corina Machado para escuchar el punto de vista de la MUD sobre la situación
política venezolana posterior a las elecciones del 14-A, calificó este
encuentro como una “discusión sobre cómo podemos apoyar las aspiraciones democráticas en
Venezuela, no de un partido, un actor una propuesta específica”. Además, colocó en duda la
activación de la Carta Interamericana Democrática y señaló que debían seguir las conversaciones en UNASUR
como un medio para “crear diálogo” entre los venezolanos.
Con todas estas acciones y la reunión
Jaua-Kerry como colofón, la Administración Obama muestra que ha optado por
abrir un canal de diálogo bilateral y re-ensayar su política de compromiso (engagement policy) hacia Caracas. Con
ello, EEUU quiere restablecer las relaciones diplomáticas al más alto nivel,
propiciar –junto a UNASUR- la despolarización y diálogo político en Venezuela
como punto de partida para una nueva gobernabilidad democrática –siguiendo el
modelo brasileño-, abrir vías para fomentar la confianza ydisminuir la
conflictividad bilateral, así como reactivar la cooperación anti-narcóticos y
la cooperación energética. Además, busca desactivar el obstáculo que Venezuela
ha supuesto para desarrollar su política latinoamericana en la última década.
Por su parte, Nicolás Maduro ha conseguido el reconocimiento de EEUU y
desactivar la campaña de denuncia internacional de la MUD.
En consecuencia, se ha abierto una ventana de
oportunidad para mejorar las relaciones bilaterales como ocurrió tras la
llegada de Barack Obama a la Casa Blanca en 2009; por lo cual, es necesario ser
prudente sobre el posible desenlace. La diferencia es que los actores que ahora
se encargan de normalizar las relaciones bilaterales pertenecen o estuvieron en
contacto con el mítico “Grupo de Boston” conformado por legisladores estadounidenses
y venezolanos, quienes -financiados por la OEA- buscaron después de los sucesos
de abril 2002 y hasta la retirada de la oposición de las elecciones
parlamentarias de diciembre de 2005, propiciar una relación constructiva entre
EEUU y Venezuela, así como impulsar el diálogo y la reconciliación en la política
venezolana. Calixto Ortega y William Delahunt pertenecieron a este grupo, y
John Kerry, Nicolás Maduro y Cilia Flores participaron en algunas de sus
reuniones. Ahora en el poder, reciben los ecos de sus propuestas en aquel “Grupo
de Boston”, con la diferencia de que ahora no se encuentran ni Bush ni Chávez
en la escena política y tienen margen de maniobra para llevarlas a la práctica.
¿Lo conseguirán? ¿Será William Delahunt el nuevo Embajador de EEUU en
Venezuela?
Publicado originalmente en RunRun.es
Publicado originalmente en RunRun.es