Dr.
Kenneth Ramírez
Este 12 de julio se celebra
en Montevideo, la XLV Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR, con una agenda
marcadamente política: el caso paraguayo, el traspaso de la Presidencia pro témpore,
la revisión del proceso de adhesión de Bolivia -iniciado en diciembre de 2012-
y la posible propuesta de adhesión de Ecuador, la firma de sendos acuerdos de
asociación con Guyana y Surinam –únicos países suramericanos sin vínculos con
MERCOSUR-, y la discusión de una propuesta común de cara a un acuerdo de
asociación con la UE que tiene casi tres lustros de negociaciones
infructíferas.
En primer lugar, será abordada la reincorporación de Paraguay al bloque, que fue suspendido tras la destitución de Fernando Lugo por el Congreso en junio de 2012, la cual fue entendida como una ruptura democrática por el resto de los Estados miembros. Ya celebradas nuevas elecciones en abril pasado, se estima que MERCOSUR aceptará sin problemas el retorno de Paraguay después de la toma de posesión del Presidente electo Horacio Cartes el próximo 15 de agosto.
En primer lugar, será abordada la reincorporación de Paraguay al bloque, que fue suspendido tras la destitución de Fernando Lugo por el Congreso en junio de 2012, la cual fue entendida como una ruptura democrática por el resto de los Estados miembros. Ya celebradas nuevas elecciones en abril pasado, se estima que MERCOSUR aceptará sin problemas el retorno de Paraguay después de la toma de posesión del Presidente electo Horacio Cartes el próximo 15 de agosto.
Aunque Horacio Cartes y el
Presidente Maduro han manifestado su voluntad de reparar las relaciones
bilaterales, el mandatario paraguayo ha expresado que no podría regresar a
MERCOSUR si Venezuela asume la Presidencia pro témpore de MERCOSUR por una
“cuestión de dignidad”. Recordemos que Paraguay no solamente fue suspendido,
sino que inmediatamente después fue aprobado el ingreso de Venezuela a MERCOSUR
–el Congreso paraguayo era la piedra de tranca desde 2009-, y la Presidencia
pro témpore pasó desde Brasil a Uruguay por orden alfabético en diciembre de
2012, saltándose al país guaraní.
Ceder el turno de la
Presidencia pro témpore a Paraguay sería un gesto interesante que podría
catalizar la normalización de las relaciones bilaterales, cohesionar nuevamente
MERCOSUR y cerrar el capítulo del ingreso de Venezuela que sin duda no fue el
mejor. Además, nos permitiría contar en el futuro con los países pequeños para
modelar la agenda del MERCOSUR. Esta solución de compromiso podría acordarse en
Montevideo, a cambio de la aceptación de Paraguay del ingreso venezolano como
un hecho consumado, una invitación al Presidente Maduro para la toma de
posesión de Horacio Cartes y una Cumbre Extraordinaria MERCOSUR en Asunción
para formalizar traspaso de la Presidencia de Uruguay a Paraguay, quedando la
Presidencia venezolana para el próximo semestre según la rotación normal.
Lograr superar este impase
político resulta esencial para lograr un relanzamiento del MERCOSUR, el cual a
pesar de ser la quinta economía mundial, representar 47% del PIB
latinoamericano y poseer las mayores reservas regionales de petróleo, gas y
agua, encara la novedosa competencia de la Alianza del Pacífico y pasa por una
fase de transición con varios temas pendientes. Así, MERCOSUR tiene los desafíos
de impulsar el comercio intra-regional -70% por debajo de sus posibilidades-, seguir
reduciendo las asimetrías, revertir la tendencia a la primarización de su
oferta exportable –sobre todo hacia China-, ajustar su arancel externo común a
las estructuras productivas de los socios medianos y pequeños, determinar
mecanismos de salvaguardia, continuar con su desarrollo institucional y avanzar
en la agenda externa común.
Finalmente, el gobierno de Venezuela
tiene un doble reto. En primer lugar, realizar cambios de política económica,
profundizar los mecanismos de adaptación y mejorar nuestras infraestructuras
portuaria en franco diálogo con todos los sectores económicos, sociales y
políticos, para hacer del MERCOSUR un proyecto de Estado que permita realmente una
transformación productiva con equidad social –más allá del rentismo petrolero-,
a través de un aumento de nuestras exportaciones no tradicionales. En este
sentido, se han dado algunos pasos en la dirección correcta con la reciente
creación de la Autoridad Única
de Exportación adscrita a la Vicepresidencia Económica, así como con la creación
del Fondo Bicentenario y la Misión MERCOSUR, para apoyar en materia logística y
financiera a los empresarios y productores que busquen exportar a nuestros
nuevos socios. En segundo lugar, el gobierno venezolano debe impulsar el
MERCOSUR como modelo de integración profunda en América Latina frente a la
propuesta estrictamente comercial de la Alianza del Pacífico, demostrando con
hechos más que con retórica en los próximos años, que el ingreso venezolano ha
sido un factor positivo para el relanzamiento del mecanismo, lo que supone
coadyuvar en la gestión efectiva de la
agenda pendiente.
Publicado
originalmente en el diario Últimas Noticias