Marianela Fernández
El Secretario General del Partido Comunista Chino y
desde hace poco Presidente de la República Popular, Xi Jinping, realizó
recientemente su primera visita de Estado a Moscú, lo cual ha reafirmado la
importancia estratégica de la relaciones sino-rusas.
El Presidente Xi decidió reunirse primeramente con el
Presidente Putin -al igual que lo hizo su antecesor Hu Jintao en 2003-, comprendiendo
que Rusia es vital para los intereses de China en una amplia gama de temas de
política internacional: desde la búsqueda de un equilibrio frente a EEUU hasta
la cooperación política en Asia Central, Medio Oriente y Asia-Pacífico, así
como para el fortalecimiento de la seguridad energética china.
El resultado concreto de esta visita, fue la firma de
una serie de acuerdos que han profundizado la cooperación energética y prometen
impulsar el comercio bilateral hasta los 150 millardos de dólares anuales en la
próxima década. En virtud de estos acuerdos, China tendrá un mayor acceso a los
hidrocarburos rusos -cuando las estadísticas apuntan que se convertirá en primer
importador de petróleo a nivel mundial este año-; mientras que abrirá a Rusia
otro mercado para sus exportaciones de petróleo y gas natural distinto a la Unión Europea.
Rosneft -la gigante empresa
petrolera nacional rusa- ha acordado incrementar sus exportaciones de crudo a
China desde 300 MBD en 2012 hasta 1 MMBD en 2018, transformándose en uno de los
principales proveedores de crudo del gigante asiático. Además, el acuerdo ha
implicado un préstamo por 2 millardos de dólares del Banco de Desarrollo de
China –respaldado con suministro de crudo a 25 años- para Rosneft, que se
encuentra en un proceso de adquisición de la empresa petrolera anglo-rusa TNK-BP
por 55 millardos de dólares.
Otro acuerdo ha implicado
la apertura de varias áreas rusas a China para la exploración conjunta de
petróleo y gas. Así, CNPC se ha asociado en 3 bloques costa afuera con Rosneft
en el Mar de Barents y el Mar de Pechora en el Ártico ruso; en 8 bloques en
tierra; y en el proyecto Sakhalin-3 en el Lejano Oriente ruso. Por último,
Rosneft y CNPC convinieron construir una refinería con una capacidad de 260 MBD
y un complejo petroquímico asociado en el puerto chino de Tianjin, alimentadas
con petróleo ruso.
Por su parte, la
empresa gasífera nacional rusa Gazprom, firmó un Memorándum de Entendimiento con
CNPC con miras a elevar el suministro a China mediante la construcción de un
nuevo gasoducto, que permitiría un volumen adicional de 38 millardos de metros
cúbicos (BCM) de gas/año desde los campos de Siberia Oriental en 2018. En ese
año, las exportaciones de gas ruso a China se elevarían hasta 60 BCM/año. El
documento final tiene previsto firmarse a finales de 2013, ya que subsisten
diferencias en torno al precio de venta.
Estos acuerdos buscan mejorar el estado actual de las relaciones
bilaterales, que si bien son cordiales y se basan en intereses comunes, han tenido un
trasfondo de desconfianza. De hecho, la percepción de Moscú sobre China en los
últimos años, ha estado dominada por la idea de que Beijing considera a Rusia
como una mera mina de recursos naturales, y no como un socio estratégico. Esto ha
generado ciertos obstáculos implícitos en la negociación para el suministro de
gas natural a largo plazo con Gazprom. Al respecto, el Presidente Xi se esforzó
en Moscú por transmitir la idea de una relación de “beneficio mutuo”, donde
Beijing invertirá considerablemente en la aletargada economía rusa, sobre todo
en el sector energético y tecnológico, y favorecerá el diálogo político de alto
nivel.
Lo innegable es que llevar a cabo el proyecto del
gasoducto le abriría a Rusia un importante mercado por dos razones base: China
demanda cada vez más energía, y por otro lado, la demanda europea se ha ido
debilitando por la crisis económica y la búsqueda de diversificación de
suministros. Entonces, a través del fortalecimiento de las relaciones
energéticas y comerciales, y teniendo en cuenta los intereses comunes de ambos
Estados en diferentes temáticas geopolíticas, ambos actores pueden aprovechar
esta oportunidad para fortalecer su alianza estratégica y presentar un frente
de mayor peso para balancear a los EEUU. Recordemos que el “pivote al Pacífico”
del Presidente Obama y su falta de interés con Rusia en los últimos años, han
creado descontento en Beijing y Moscú respectivamente; además de las
discrepancias diplomáticas que se han presentado entre Washington y las dos
potencias de Eurasia en temáticas diversas como Corea del Norte, Siria y el
programa nuclear de Irán.
En este sentido, se puede considerar que EEUU ha
menospreciado el papel que Rusia juega -o pretende jugar- en la región del
Asia-Pacífico, así como su importancia para balancear a Washington junto con
una China que carece de aliados de peso. Por estas razones, se puede considerar
un error del Presidente Obama no haber realizado una vista a Moscú desde 2009, y
un acierto chino el volver a hacerlo tras el relevo de la cúpula dirigente en
el Zhongnanhai. Asimismo, hay que considerar que la expansión del sistema de
defensa anti-misiles estadounidense en Asia puede convertirse en un factor catalizador
extra para la consolidación de la alianza entre Moscú y Beijing.
EEUU debe tener en cuenta que a pesar de las
importantes relaciones que guarda con la segunda economía global, hay intereses
vitales que ésta última no puede abandonar, y esos intereses no son precisamente
económicos, ni vinculan algún tipo de contrato comercial; son intereses geopolíticos
que colocan a Rusia como aliado lógico para hacerle contrapeso a EEUU en
Asia-Pacífico, ante cualquier discusión que se diera en el Consejo de Seguridad,
pero sobre todo ante conflictos territoriales como la disputa que China mantiene
con Japón por las islas Senkaku/Diaoyu.
Las relaciones China-Rusia están alcanzando una etapa
muy positiva, como nunca desde la primera etapa de la Guerra Fría. Rusia ve en
China un aliado casi natural por tener visiones similares en cuanto a temas
geopolíticos tan importantes como los ya mencionados; lo cual es una realidad
no una percepción. Además, Rusia es el aliado que China debe consolidar para
equilibrar a EEUU, razón por la cual la visita de Xi Jinping a Moscú revistió
tanta importancia.
Después de Moscú, tanto el Presidente Xi como el Presidente
Putin se encontrarán nuevamente ante la V Cumbre de Líderes de los BRICS que se
llevará a cabo en Durban (Sudáfrica) entre el 26 y el 27 de marzo de 2013,
donde ambos seguirán consolidando su alianza estratégica bilateral, la cual se
traduce en un Mundo que para ellos sea más equilibrado y justo, o en otras
palabras, con menor dominio estadounidense.
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