viernes, 26 de febrero de 2016

Venezuela y Brasil: Una relación estratégica


Embajador (r) Milos Alcalay

El Diputado Luis Florido, Presidente de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional inició su gestión internacional de manera acertada al visitar al Brasil y demostrar en sus múltiples contactos que los dos países vecinos tienen un compromiso permanente basado en la geografía, la historia, la economía y la búsqueda de un modelo democrático común. Estuvo acompañado en su periplo por el Diputado Williams Dávila, quien en el periodo anterior desplegó intensos contactos interparlamentarios y por Carlos Vecchio quien forma parte de la diáspora de cientos de miles de venezolanos que se encuentran obligados a estar fuera del país.

Con Paulo Skaf, Presidente de la Federación Industrial Paulista (FIESP) al tratar la importancia de la “parceria” económica, comercial y de inversiones, no dejó de lado la imperiosa necesidad de que el Gobierno cumpla los acuerdos  con transparencia, lo que significa cumplir con las obligaciones contraídas, enfrentar el flagelo de la corrupción y procurar el respaldo de empresas para solucionar los graves problemas de la crisis humanitaria, entre otros, el problema de falta de medicamentos.  El Gobernador Paulista Geraldo Alckmin, fue enfático no sólo en reiterar su fe en la democracia y en los derechos humanos, sino en apoyar las relaciones con los Gobiernos Locales y Regionales marcando de esa manera el peso actual de la diplomacia descentralizada.

En Brasilia los más destacados protagonistas del Senado como los ex candidatos Presidenciales  Aecio Neves y José Serra, y la Comisión de Política Exterior reiteraron su respaldo a la solución democrática apoyando con fuerza soluciones como la Ley de Amnistía y la denuncia en contra de la existencia de presos políticos y de exilados en el país e instaron a la Presidenta Dilma Rousseff a que se exija el cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana. A su vez, el Presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha recibió en la plenaria la delegación venezolana y confirmó que una delegación de diputados, Presidida por el parlamentario Raul Jungmann aceptaba la invitación del Presidente de la Comisión de Política Exterior Venezolana para demostrar su solidaridad con el vecino país. Esperemos que esta vez no se repita el bochorno del año pasado, cuando las autoridades “bolivarianas” impidieron que los Senadores salieran del perímetro del Aeropuerto de Maiquetía.  El Tribunal Supremo de Justicia estuvo en la agenda de encuentros, dispuestos de dar su contribución para garantizar la transparencia de las próximas elecciones, sin dejar de recordar el inaceptable veto gubernamental venezolano que impidió la presencia del  reconocido Magistrado Nelson Jobim para presidir la delegación de UNASUR.

De manera especial, el hecho de que el Canciller Mauro Viera recibiera a los parlamentarios venezolanos, muestra el cambio de la política del Itamaraty que en el pasado era cauteloso al no recibir a opositores. Este giro en la diplomacia verde-amarilla, refuerza el papel constructivo que puede cumplir nuestro vecino. Para culminar, la gran prensa Brasileña reseñó con detalles los alcances de la visita, con lo que se demuestra que los más variados sectores de nuestro vecino del Sur,  subrayan la importancia de los vínculos de una relación estratégica apoyando una salida democrática y pacífica que solucione el drama que enfrentamos en la actualidad.

@milosalcalay

viernes, 19 de febrero de 2016

Quincuagésimo Aniversario del Acuerdo de Ginebra


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado miércoles 17 de febrero, se cumplieron 50 años de la firma del histórico Acuerdo de Ginebra. Luego de largas negociaciones y en el umbral de la independencia de la actual República Cooperativa de Guyana, el Imperio Británico accedió a concluir este tratado, reconociendo la reclamación venezolana sobre el Esequibo, el cual fue arrebatado mediante el nulo e írrito Laudo Arbitral de Paris de 1899. Así fue cerrado el largo capítulo de expansionismo y despojo que sufrió Venezuela desde que el Imperio Británico se instaló en nuestra frontera oriental mediante el Tratado de Londres de 1814, y se abrió el promisorio -aunque inconcluso y ya prolongando- capítulo de negociación diplomática de las últimas cinco décadas.

En el artículo I del Acuerdo de Ginebra se estableció la creación de una Comisión Mixta para llegar a “soluciones satisfactorias para el arreglo práctico” de la controversia de común acuerdo. La Comisión paritaria -dos venezolanos y dos guyaneses- funcionaría por un plazo de 4 años. De no llegarse a un arreglo, se estableció en el artículo IV que la Comisión Mixta referiría el asunto a sus respectivos gobiernos; los cuales estaban obligados a escoger uno de los medios de resolución pacífica de controversias previstos en el artículo 33 de la Carta de la ONU. Si dentro de tres meses no se hubiere llegado a un acuerdo sobre este punto, ambos gobiernos podían remitir el asunto al Secretario General de la ONU.

La Comisión Mixta trabajó desde 1966 hasta 1970, pero no se lograron resultados. Guyana sostuvo de manera inflexible que el objetivo del Acuerdo no era otro que establecer la validez de la contención venezolana al Laudo de 1899, negándose a entrar a discutir seriamente la cuestión territorial. Guyana incumplió así la obligación a negociar que imponía el Acuerdo y neutralizó sus efectos, ya que percibió la situación en términos conflictivos o suma cero: Estando en posesión de la totalidad del Esequibo que considera de su soberanía, cualquier negociación implica una pérdida. En cambio, Venezuela insistió en que el objetivo del Acuerdo era llegar mediante la negociación a un “arreglo práctico y satisfactorio”, y por tanto no se trata de un asunto estrictamente jurídico, sino de un asunto político-diplomático, y por tanto se había creado una Comisión Mixta negociadora.

La reclamación se congeló por doce años con el Protocolo de Puerto España de 1970, y posteriormente se optó por el método de los buenos oficios por 25 años (1989-2014); pero nuevamente la intransigencia guyanesa hizo imposible alcanzar un arreglo y tras la muerte de Norman Girvan -último buen oficiante- se ha negado a retomar este método, por lo cual Venezuela tuvo que acudir al Secretario General de la ONU en 2015. Cabe destacar, que en plenas negociaciones para reactivar la reclamación, la Cancillería venezolana emitió un Comunicado el 11 de diciembre de 1981, donde señaló que el artículo IV del Acuerdo asignó al Secretario General la función de “colaborar con las partes en la elección de un medio de solución”; es decir, no se nos puede imponer un método.

Guyana ha intentado dejar de lado el Acuerdo de Ginebra, y ahora busca zanjar unilateralmente la cuestión mediante su eventual remisión a la Corte Internacional de Justicia, debido a una serie de nuevos elementos. La política de cooperación más allá de la controversia seguida por Hugo Chávez, así como la narrativa ideológica utilizada para interpretarla, fueron entendidas por Guyana como abandono de nuestra reclamación. Además, Georgetown ha estimado que la severa crisis que atraviesa Venezuela supone un momento propicio para pasar a la ofensiva. A todo esto, se sumó el “significativo descubrimiento de petróleo” en el pozo Liza del bloque Stabroek realizado en 2015 –una de las concesiones que han sido entregadas por Guyana de forma inamistosa tanto en aguas del Esequibo, como de nuestra Fachada Atlántica que no está en discusión.

El Servicio Geológico de EEUU señala que en toda la zona marítima por delimitar entre Venezuela y Guyana pueden existir recursos entre 13,6 y 15,2 millardos de barriles de crudo liviano, y entre 32 y 42 billones de pies cúbicos de gas natural. Si se transforman en reservas explotables, Guyana podría producir 1 millón de barriles diarios en una década, pasando a ser un exportador petrolero neto, y multiplicando más de 100 veces su actual PIB. Recientemente, Guyana ha otorgado en concesión el bloque Orinduik; ha anunciado el inicio de una campaña exploratoria en el bloque Stabroek; y ha estado buscado apoyos para avalar su posición denunciando “agresiones” de Venezuela: El Mundo al revés.

En consecuencia, debemos celebrar el 50° Aniversario del Acuerdo de Ginebra exigiendo ahora más que nunca su cumplimiento, y desplegando una estrategia coordinada de defensa de nuestros derechos entre el Poder Ejecutivo y la nueva Asamblea Nacional contra las pretensiones guyanesas. En este sentido, debe consensuarse una ley que fije claramente la Fachada Atlántica del  Delta del Orinoco y salvaguarde nuestros derechos en la del Esequibo; debe estudiarse la conveniencia de una ley que transforme en un estado venezolano al Esequibo –siguiendo el ejemplo de Argentina con Malvinas, ya que la soberanía no sólo se reclama, se ejerce-; continuar las labores de patrullaje de la Armada en nuestra Fachada Atlántica; y denunciar en todos los foros multilaterales la negativa de Guyana a retomar los buenos oficios. Asimismo, se debe obstaculizar por todos los medios las concesiones petroleras entregadas por Guyana –ya con una rentabilidad comprometida tras la caída de los precios del petróleo-, volviendo a esgrimir el artículo V del Acuerdo de Ginebra. Por primera vez en cinco décadas, a Guyana no le conviene el statu quo, y esto debemos aprovecharlo generando estímulos apropiados que le obliguen a negociar un arreglo práctico que repare al pueblo venezolano del histórico despojo del cual fue víctima. ¿Y usted qué opina?

@kenopina