jueves, 21 de marzo de 2013

Su legado petrolero


Prof. Rafael Quiroz Serrano

Economista petrolero


Hablar del legado en términos de política petrolera, que deja a su paso por la Presidencia el fallecido Comandante Hugo Chávez, pareciera un tanto prematuro, pues es el tiempo el que sabrá macerar y juzgar inexorablemente todo hecho y a sus protagonistas.
Sin embargo, hay un elemento insoslayable que, a manera de prefacio, sí podríamos adelantar para el análisis sobre lo que ha sido la política petrolera venezolana en el período 1999-2013.
No hay duda que el arribo de Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la República trajo consigo un cambio favorable para Venezuela en materia de hidrocarburos, que se tradujo de inmediato en mayores ingresos petroleros para nuestra economía, gracias a la recuperación del precio del petróleo. El día que el Presidente Chávez llega a Miraflores, el 2 de febrero de 1999, el petróleo se cotizó a $7,57 el barril, debido a que la sobreoferta había superado a la demanda y los precios habían caído al nivel más bajo de los últimos 25 años. Venezuela, acompañada de Arabia Saudita, Irán, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, venía violando reiteradamente, desde 1988, las cuotas de producción de petróleo que se aprobaban en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Con esta conducta el país daba así cátedra de mal ejemplo y en el sector petrolero era visto como poco serio, pues no honraba para nada los compromisos acordados en la OPEP. De esta manera concluyó el año 1998: un precio promedio anual de $10,37 el barril y un déficit presupuestario que superó los $9 millardos, y dejó el país en una de las crisis económica-financieras más profundas de su historia.
El viraje dado a la política petrolera por el nuevo gobierno (1999), en el sentido de cumplir con los recortes de producción de petróleo y de comprometerse a honrar la palabra, permitió que Venezuela recuperara su prestigio en el mundo de los hidrocarburos. Esta señal fue suficiente para que los demás países miembros de la OPEP, también animados por algunos de los llamados productores independientes como México, Rusia, Noruega, Egipto, Holanda, Malasia y Omán, se sintieran estimulados a cumplir con los recortes de producción y, de esta forma, recuperar los precios.
En este sentido, hay que reconocer que el actual gobierno tuvo la visión clara de la cooperación comercial entre los países productores de crudo, entendió la empatía que debemos tener con nuestros pares de la causa petrolera, comprendió la afinidad natural que sentimos por los países árabes, y también discernió que nuestros intereses, los de la OPEP y de los países emergentes, por lo general no coinciden con los intereses del grupo de los desarrollados, que son los grandes consumidores de petróleo. Pero, sobre todo, y esto es lo más importante, Hugo Chávez les enseñó a los economistas neoliberales que al mercado no hay por qué santificarlo y a los precios satanizarlos, cuando esto va en contra de los intereses de la Nación.
Soslayar en la actual política petrolera venezolana este acierto, es simplemente cegarse y permitir que la obcecación política prive a la hora de un balance serio y objetivo. No se puede regatear ni mucho menos ser mezquino, cuando los aciertos son evidentes, vengan de donde vengan.
El viraje, desde 1999, en nuestra política petrolera colocó al país, y también a la OPEP, en una posición privilegiada en la Comunidad Internacional, y sobre todo en el mercado mundial del petróleo; recurso que sigue siendo –hoy por hoy- la savia vital del mundo desarrollado.
Este aspecto será uno de los muchos que tendrá que analizarse con responsabilidad, a la hora de hacer un balance objetivo y justo sobre lo que fue la política petrolera del Presidente Chávez, cuya desaparición está muy reciente para ser evaluada en su conjunto con seriedad y objetividad. El tiempo, supremo esclarecedor de la verdad y la razón, dictaminará el juicio serio y certero que la historia depara a sus acontecimientos.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios, el 20 de marzo de 2013.

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