martes, 27 de mayo de 2014

El "renacimiento" energético de EEUU



Prof. Rafael Quiroz Serrano
La revolución de esquisto o lutitas (“shale oil”/”shale gas”) que muchos han magnificado, no es tan “revolución” o tan novedosa como la quieren hacer ver, pues esta tecnología se remonta desde 1947 cuando se estudia por primera vez la posibilidad de utilizar agua, y en 1949 al iniciarse su aplicación industrial.
De hecho, esta revolución tecnológica que, mediante el método de fracturación hidráulica (“fraking”), permite extraer crudo o gas desde la roca madre, comenzó propiamente en los años 90 cuando el primer pozo de esquisto moderno fue perforado cerca de Fort Worth, Texas, Estados Unidos (EEUU); por lo tanto, es el país del norte el que posee la tecnología más avanzada para la explotación de este hidrocarburo no convencional.
El desarrollo de los yacimientos de esquisto, como crudo no convencional, por parte de Estados Unidos, llega en momentos en que el país del “Tío Sam” hace esfuerzos por asegurarse el suministro, debido principalmente a que su actividad de transporte depende de los hidrocarburos, su consumo energético aumenta, su producción petrolera disminuye; lo cual, aunado a la escasez de sus reservas, lo hacen altamente vulnerable del impredecible mercado petrolero.
Emancipación y seguridad
Esta es la razón fundamental por la que la seguridad y emancipación energéticas de los EEUU son una variable clave para el desarrollo de petróleo de esquisto, a pesar de su gran impacto ambiental y social; pues, la cada vez más creciente dependencia petrolera extranjera, ha venido convirtiéndose en un peligro significativo para su seguridad nacional, pues la garantía del abastecimiento energético interno aún está en manos de países extranjeros, algunos básicamente miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
En la medida que la producción de petróleo de esquisto satisfaga la demanda interna estadounidense, se espera que los precios de los principales crudos livianos/dulces disminuyan progresivamente en EEUU, y ello arroja la posibilidad de que una considerable porción del parque refinador estadounidense pueda acometer interesantes inversiones para adecuarse al procesamiento de este petróleo, aumentando así el volumen de procesamiento.
Precios y costos
He aquí la importancia del desarrollo del “shale oil” y “shale gas” dentro de la política energética estadounidense; siendo este uno de los dos aspectos sustanciales para el desarrollo de este petróleo. El otro es, los altos precios de realización o venta del crudo, sobre todo desde que estos sobrepasaron los 90 dólares el barril (U$/B), y con la tendencia de seguir subiendo. Debido a esto, el “nuevo” petróleo no convencional, desde hace tres años viene haciéndose presente, en forma destacada, en el mercado petrolero estadounidense y canadiense; de hecho, en la actualidad, la producción de petróleo de esquisto se lleva a cabo en su totalidad en Norteamérica.
Para evaluar las perspectivas de este petróleo, se debe considerar el nivel de los costos de producción y desarrollo, los cuales promedian actualmente los 50 U$/B, sin incluir impuestos y regalías; y entre 6 y 9 millones de dólares de inversión en perforación y operación por cada pozo horizontal. La Industria petrolera estadounidense necesita precios altos de petróleo para poder desarrollar las cuantiosas reservas de crudos no convencionales que posee, por lo que precios por debajo de los 90 U$B no hacen comercializable los esquistos.
Ventajas competitivas de EEUU
No hay duda que el petróleo y el gas natural de esquisto representan una especie de “renacimiento” energético para EEUU y Canadá; sin embargo, exportar esta revolución a diferentes países resulta mucho más difícil de lo previsto, pues tanto gobiernos como empresas petroleras están encontrando obstáculos a medida que intentan replicar la experiencia estadounidense a otros países, donde se podría tardar desde una hasta dos décadas en alcanzar una producción importante de este crudo.
No es tan simple ni sencillo lo de esquisto, y su cronograma de desarrollo llevará mucho más tiempo del calculado; entre otras cosas, por la disponibilidad limitada de taladros con capacidad de perforación horizontal, lo que es una variable clave en el desarrollo de este petróleo allende las fronteras estadounidense. Claro está, que ello le da una significativa ventaja competitiva a EEUU, que junto a Canadá seguirán siendo, y durante un buen tiempo, los únicos países en aprovechar las ventajas económicas de este desarrollo. La declinación de la producción de crudos convencionales se mantendrá en EEUU, mientras que el petróleo de esquisto y las Aguas Profundas del Golfo de México representarán los principales incrementos de la producción de Norteamérica.
No es para tanto
No hay duda que la “aparición” de este tipo de hidrocarburo alternativo amenaza con modificar el mapa energético mundial y trastoca en parte la balanza del poder energético; sin embargo, hay una especie de exuberancia irracional mundial respecto al desarrollo de esquisto, y tal como ya hemos señalado, dicho crudo tampoco las tiene todas consigo; pues países como Francia y Bulgaria, por solo citar dos europeos, fueron más allá y prohibieron la fracturación hidráulica por completo, debido a preocupaciones ecológicas y sísmicas, lo que detuvo en seco el desarrollo de esta industria; y Francia, no obstante todas las reservas que tiene, ya dijo no a tal proyecto. Los movimientos ambientalistas están cabildeando por todo el mundo, destacando lo dañino que es para el ecosistema tal explotación; de tal manera que EEUU y Canadá aun no podrán montar indefinida fiestas patronales.
Así las cosas, la aparición de este “nuevo” petróleo tampoco es para que los demás países productores de petróleo se pongan a llorar. Los crudos no convencionales venezolanos (extra-pesados de la Faja) le ganan en costos a los crudos no convencionales de esquisto. EEUU podrá reducir bastante su dependencia energética de las actuales importaciones petroleras, pero no logrará auto abastecerse del todo, mucho menos en convertirse en exportador de petróleo, como algunos han afirmado, y quisieran, por allí. Ya como colofón, se podría afirmar que con el renacimiento energético de EEUU, gracias a esquisto, la era del petróleo barato ha quedado atrás, pero ello no significa el final de la matriz energética sustentada en fuentes energética fósiles; pues pasará aún mucho tiempo antes que nazcan los modelos energéticos post-fosilistas.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

miércoles, 14 de mayo de 2014

La incógnita petrolera libia



Dr. Kenneth Ramírez

En 2014, existen 6 grandes factores que están afectando el mercado petrolero: la crisis de Ucrania, la incertidumbre sobre la demanda china, las negociaciones nucleares con Irán, la revolución de esquistos en EEUU, la producción de Irak excediendo la Era Hussein y la incertidumbre sobre las exportaciones de Libia.
Después del derrocamiento de Gaddafi en octubre de 2011 por los rebeldes agrupados en el Consejo Nacional de Transición (CNT) -tras 8 meses de guerra civil y gracias al apoyo de la OTAN-, la situación de Libia ha ido evolucionando negativamente hasta casi convertirse en un Estado fallido. En los últimos 3 años, se ha convertido en una fuente de armas ilícitas, alimentando conflictos regionales e incluso el terrorismo en el Mediterráneo y el Sahel. Más de 2 millones de libios siguen en el exilio, muchos países han cerrado sus embajadas, las líneas aéreas han dejado de operar y la producción petrolera ha disminuido.
Las brechas sectarias han aumentado en un país poco cohesionado tras la experiencia colonial italiana (en las regiones de Tripolitania en el Oeste y Cirenaica en el Este) y francesa (región de Fezzam en el Sur), la posterior monarquía Sanusi, y el largo autoritarismo de Gaddafi. En consecuencia, no ha sido posible crear instituciones que superen estas barreras tradicionales (regionales y tribales), lo que redunda en la debilidad del actual gobierno.
En julio de 2012, Libia eligió el Congreso Nacional General (CNG) que sustituyó al CNT, y tenía como principal misión la redacción de una constitución en el plazo de un año. Empero, el CNG ha estado desbordado por las luchas internas, la corrupción y la acción de las milicias que se resisten a su desarme e integración a las fuerzas de seguridad. La falta de resultados ha llenado de ira y frustración a la mayoría de los libios. A finales de 2013, una ola de manifestaciones generó un llamado a elecciones legislativas y presidenciales anticipadas para junio de 2014.
Asimismo, en un esfuerzo por encarrilar la transición, se eligió la Asamblea Constituyente el 20 de febrero de 2014, sobre la base de la fórmula territorial de 1951 (20 miembros para cada  región), las cuales tuvieron muy baja participación producto del desencanto popular y la violencia. La Asamblea debe entregar un proyecto de Constitución en un plazo de 4 meses, para luego someterla a referéndum. Esto luce difícil por las diferentes visiones de árabes y beréberes, federalistas y nacionalistas, laicos e islamistas, así como las divisiones tribales.
Por otra parte, el bloqueo de las grandes terminales petroleras en el Golfo de Sirte (Es Sider, Ras Lanuf, Zueitina y Marsa al-Hariga) desde julio de 2013 por la milicia Barqa, para pedir mejoras salariales y autonomía para Cirenaica -que concentra dos tercios de la producción petrolera libia y que muchos entendieron como un llamado camuflado a la independencia-, ha causado la interrupción de buena parte de las exportaciones petroleras –98% de los ingresos nacionales- debilitando aún más el gobierno y la industria petrolera; justo cuando Libia se acercaba al nivel de producción anterior a la caída de Gaddafi: 1,6 millones de barriles diarios (MMBD). Según la OPEP, en octubre de 2013 la producción libia había descendido a 513 mil barriles diarios (MBD), mientras en marzo de 2014 se ubicó en 241 MBD.
El 11 de marzo de 2014, el conflicto se agudizó, cuando la milicia Barqa decidió vender sin autorización un primer cargamento de crudo al buque pirata de bandera norcoreana Morning Glory, en la terminal de Es Sider. El barco tuvo que ser rescatado finalmente por fuerzas especiales estadounidenses en Chipre, y el Primer Ministro Alí Zeidan fue removido del cargo. Asimismo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2146 (2014) presentada por EEUU el 19 de marzo, para prohibir la exportación ilegal de hidrocarburos desde Libia.
El pasado 6 de abril, ante la amenaza del uso del Ejército con el apoyo de fuerzas especiales de EEUU para reabrir las terminales, fue alcanzado un acuerdo mediante el cual el gobierno se comprometió a no usar la fuerza, a retirar acusaciones judiciales, así como pagar los salarios caídos de la milicia Barqa. A cambio, las terminales serían desbloqueadas. De acuerdo a la empresa petrolera libia NOC, a mediados de abril empezaron los despachos desde Marsa al-Hariga (capacidad 110 MBD), y a principios de mayo desde Zueitina (capacidad 70 MBD). La cuestión es: ¿Continuarán aumentando la producción y exportaciones de Libia?
En un escenario optimista o “Nueva Libia”, la producción y exportaciones petroleras se recuperan rápidamente como ocurrió después de la caída de Gaddafi, cuando -para sorpresa de muchos- la producción ascendió desde 86 MBD en septiembre de 2011 a 1 MMBD en enero de 2012, y desde allí hasta 1,4 MMBD en agosto de 2012. En este escenario, la producción aumentaría rápidamente hasta alrededor de 1 MMBD en el tercer trimestre de 2014; 1,4 MMBD en el tercer trimestre de 2015; y 1,8 MMBD en 2017. Aquí, la incorporación de 24 mil soldados y policías que están siendo entrenados por la Unión Europea y EEUU, para fortalecer al gobierno frente a las milicias y garantizar las operaciones petroleras, resulta clave. Libia recuperaría su prosperidad, lo que aunado a una nueva Constitución de corte federalista y la elección de nuevas autoridades, permiten estabilizar el país. El regreso del crudo libio al mercado petrolero presiona los precios a la baja, y coloca a la OPEP ante el reto de realizar ajustes.
En un escenario pesimista o “Somalización”, la producción y exportaciones no logran recuperarse. Libia se sumerge en una recesión económica, la nueva Constitución y las nuevas autoridades nacen débiles, las tendencias centrífugas se acentúan, y Libia se sumerge en el caos: un Estado fallido en el vientre de Europa.
@kenopina

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

miércoles, 7 de mayo de 2014

La visita de Putin a China: Agenda e implicaciones


Marianela Fernández

Estamos a días de la próxima visita del Presidente ruso Vladimir Putin a China, la cual es sumamente estratégica para Moscú, pues con ella busca tanto afianzar las relaciones bilaterales con Beijing, como también compensar la ruptura del G-8 y un eventual aislamiento.
En los temas de relevancia bilateral está la consolidación comercial, pues Putin buscará aumentar el suministro de gas a China, y en consecuencia, mejorar la relación económica y comercial entre ambos con el fin de lograr la meta ya planteada para el 2020 de superar los 200.000 millones de dólares en comercio bilateral -el doble de hoy en día. Otro de los temas que está por tratarse es el militar, pues tanto Putin como su homólogo Xi Jinping, han mencionado que buscarán garantizar la seguridad y la estabilidad en Asia y el resto del Mundo.
Esta visita se plantea formalmente luego de que Arkady Dvorkovich –hombre de confianza de Putin- fuese enviado a China a reforzar los lazos, mientras paralelamente estaba siendo anexionada Crimea, lo cual ha desatado una sucesión de sanciones a Moscú por parte de EEUU y la Unión Europea. No obstante, para Rusia, si Washington y Bruselas buscan con esto aislarla, no tiene problemas en buscar nuevos negocios y mayor acercamiento energético, político, militar y en general comercial con China, siendo esta visita la mejor evidencia.
Son muchas las visiones e intereses que Moscú y Beijing han tenido y tienen en común. Ambas potencias no sólo quieren equilibrar a EEUU, sino que buscan ser protagonistas de un Mundo multipolar. Beijing y Moscú también comparten su aversión a principios occidentales como la R2P (Responsibility to Protect), el cual llama a la Comunidad Internacional a evitar crisis políticas y humanitarias en cualquier país, pues es su responsabilidad proteger a los ciudadanos sin importar las fronteras. Además, Rusia y China tienen en común las fuertes críticas recibidas por incurrir en violaciones de los DDHH en sus propios territorios, además ambos suelen vetar conjuntamente resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que impliquen intervenciones militares, que reconozcan a nuevos Estados, y otros temas sensibles para sus respectivas políticas domésticas.
Perspectiva rusa:
Ante esta visita no puede dejarse de lado la realidad que atraviesa Rusia por lo sucedido en Ucrania, a partir de la cual está siendo aislada. Moscú ha recuperado la simbólica Crimea, pero pierde las buenas relaciones que venía manteniendo con toda la Unión Europea, EEUU e incluso Japón, e incluso su exclusión del G-8 tras la cancelación de la Cumbre de este grupo en Sochi.
En consecuencia, un fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y China –segunda economía mundial- con la visita de Putin a Beijing, mitigaría cualquier intento de aislamiento a Moscú, e incluso podríamos observar a partir de aquí un reimpulso de varias organizaciones regionales de gran importancia para ambos como la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai), con las que se tiene el objetivo tomar un papel preponderante en la gobernanza de Eurasia, así como un pivote de Rusia a Asia-Pacífico siguiendo el ejemplo de lo que ha intentado hacer la Administración Obama.
Sin embargo un signo poco alentador para Putin ha sido lo sucedido en el Consejo de Seguridad de la ONU, cuando China se abstuvo ante el proyecto de resolución que anulaba el referéndum realizado en Crimea declarándolo inconstitucional e írrito; con esta votación evitó apoyar claramente las decisiones rusas, en consonancia con su política de no dejar precedentes aplicables a la situación que el gobierno chino mantiene con Taiwán, el Tíbet y Xinjiang. Por ello, es que China ante todo este conflicto se ha negado a tomar una posición contundente.
Para Moscú, China también implica una alternativa a lo que le está sucediendo con el resto del Mundo en materia energética. Rusia es un Estado dependiente de su exportaciones de hidrocarburos, y si bien es cierto que es el mayor suministrador de energía a la Unión Europea cumpliendo con casi un tercio de la demanda, y que esa interdependencia estaba alcanzando cifras impactantes; este año China ha superado a Alemania como el mayor comprador de gas ruso y ha aumentado sus compras de crudo, todo esto gracias a la apertura de los oleoductos Siberia Oriental-Océano Pacífico y Kazajstán-China, por los cuales pasan cada vez mayores cantidades de petróleo hacia el Este. Todo esto, sumado a los propósitos de la Unión Europea en general y Alemania en particular de ir reduciendo la dependencia energética –cuestión bastante difícil cabe destacar-, hace que la relación energética con China se haya constituido en cada vez más estratégica para Rusia.
Así, el aumento del suministro de gas natural ruso a China tendrá un lugar destacado en la agenda de Putin en Beijing, ya que después de años de negociaciones resulta probable el cierre del acuerdo con el que a partir del 2018, la principal empresa gasífera rusa Gazprom espera bombear a China alrededor de 38.000 m³/año. Asimismo, la principal empresa petrolera rusa Rosneft, tiene planteado triplicar el suministro de petróleo a China.
Finalmente, Moscú y Beijing pueden profundizar sus relaciones más allá de lo energético, como por ejemplo lo militar, donde Rusia aspira vender aviones de combate Sukhoi a China.
Perspectiva China:
El  Presidente chino Xi Jinping ha hecho de Rusia una prioridad en su política exterior, siendo de hecho el primer país en visitar una vez tomó posesión del cargo el año pasado. Hasta ahora ha realizado tres visitas a Rusia, incluida la realizada para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Sochi -a los que importantes líderes mundiales no asistieron, como los de Alemania, EEUU, Reino Unido, Francia y Canadá, debido a lo que sucedía en Crimea-, y también ha venido apoyando a Rusia en temas controversiales en la ONU, como Siria.
China también está pasando por momentos preocupantes, debido a que el uso del carbón le ha llevado a grandes niveles de contaminación y necesita una energía más limpia, la cual Rusia perfectamente podría suplir con el aumento del suministro de gas natural. Según la OMS, menos de una quinta parte de las ciudades chinas cumplen con los estándares de SO2 y NO2 en el ambiente y por su cantidad de pobladores es el mayor responsable de, por lo menos, una cuarta parte de las emisiones de CO2 y SO2 al ambiente. Por eso, lo más sano para China es alejarse del carbón, aunque esto traiga consigo una variedad de nuevos retos y problemas.
En cuanto al carbón, que hoy día representa el 30% del consumo global de energía aproximadamente, sigue siendo un producto del cual depende altamente China, con una tendencia que un gigante económico en evolución encuentra cada vez más difícil de controlar, pues su población está en un proceso de mejora del nivel de vida además de que el país sigue industrializándose, lo cual empuja continuamente el consumo de energía.
China espera convertirse en productor de gas natural, pero eso no le será suficiente para abastecerse, y por ello deberá recurrir a las importaciones, las cuales podrían aumentar a raíz de esta visita de Putin. Así que los rumores del cierre del acuerdo de suministro con Gazprom no son inverosímiles ni apresurados. Existen intereses muy fuertes de ambas partes, pero no todo es absolutamente favorable: China ha endurecido su posición y quiere precios preferenciales. Beijing si bien necesita de la alianza tal como fue señalado anteriormente, se encuentra en una posición más holgada después de Crimea, por lo que pretende sacar provecho y presionar más a Rusia.
Por último, China está altamente interesada en invertir en Rusia en varias áreas: energética, militar, infraestructura y materias primas. Esto implicaría una compensación para Rusia a la reducción de los negocios con Occidente, pero podría ir obligando a Moscú a darle tratos preferenciales a Beijing en diversas áreas.
Conclusiones:
La visita parece pintar muy bien, puesto que ambos países quedarían muy satisfechos con acuerdos y acercamientos, ya que son muchas cosas las que unen a Rusia y a China. No obstante, eso no es excluyente al hecho de que China va a aprovechar el momento de vulnerabilidad en el que se encuentra hoy Rusia para alcanzar concesiones en la mesa de negociación e ir cultivando una dependencia económica rusa frente a Beijing. Putin comprende muy bien que no todo será como espera, y que detrás de la cordialidad de su homólogo asiático, se esconde el peligro de irse convirtiendo en una periferia de la economía china.

martes, 6 de mayo de 2014

Relato de un Náufrago: 1 año de política exterior de Maduro



Dr. Kenneth Ramírez
 
El primer año de Nicolás Maduro en materia de política exterior, trae a la memoria la obra Relato de un Náufrago del inmortal Gabriel García Márquez: “En todo momento traté de defenderme. Siempre encontré un recurso para sobrevivir, un punto de apoyo, por insignificante que fuera, para seguir esperando”.
 
Tras el naufragio que supuso la muerte de Chávez y el agotamiento del modelo económico socialista, la política exterior de Maduro ha estado conformada por acciones erráticas, de quien se aferra a una balsa a la deriva, defendiéndose día a día de los peligros del mar abierto y los trucos que juega la soledad –entre ellos la evasión hacia tiempos pretéritos-, teniendo como único objetivo sobrevivir.
 
A efecto de análisis, podemos dividirla en tres etapas que corresponden a las crisis políticas que ha encarado desde que le fue impuesta la banda tricolor y sintió todo el peso de la desolación sobre sus hombros. La primera etapa se extiende desde su asistencia a la Cumbre Extraordinaria de UNASUR celebrada en Lima el 18 de abril de 2013 –horas antes de su juramentación- para discutir la tensión política posterior a las elecciones del 14-A, hasta la Cumbre del MERCOSUR celebrada en Montevideo el 12 de julio de 2013 –donde asumió la presidencia del bloque a pesar de las objeciones de Paraguay-; caracterizada por un gran activismo para lograr reconocimiento y legitimidad, así como desactivar cualquier apoyo a las denuncias de fraude de la oposición. Aquí destacan la reunión Jaua-Kerry al margen de la 43° Asamblea General de la OEA en Antigua (Guatemala) y la audiencia de Maduro con el Papa Francisco, ambas en junio de 2013.
 
La segunda etapa podemos identificarla desde la Cumbre Binacional con Juan Manuel Santos en Puerto Ayacucho el 22 de julio de 2013 hasta su asistencia a la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana el 28 y 29 de enero de 2014, caracterizada por el retraimiento y la reivindicación del legado de Chávez –que llevó a una crisis diplomática con EEUU tras la expulsión de la Encargada de Negocios, Kelly Keiderling-, debido a su necesidad de ganar las elecciones municipales del 8-D convertidas en plebiscito por la oposición.
 
Tras salir airoso, Maduro convocó la II Cumbre ALBA-PETROCARIBE en Caracas el 17 de diciembre de 2013, con el propósito de renovar sus alianzas regionales, impulsar una zona económica integrada al MERCOSUR, e intentar llenar así de cierto contenido a una presidencia pro-témpore venezolana que ha sido absolutamente grisácea –incluso no ha podido celebrarse la cumbre semestral. Asimismo, realizó su tercer viaje a Cuba el 21 de diciembre de 2013, con el propósito de conmemorar el 9° aniversario de la ALBA. En enero, volvió a La Habana para participar en la II Cumbre de la CELAC como mecanismo de concertación política regional. Dicha cita supuso un éxito para la diplomacia cubana, mientras Maduro tuvo una participación anodina, más allá de aceptar un homenaje a Chávez y asumir como bandera la descolonización de Puerto Rico -a pesar de los resultados del referéndum consultivo boricua del 6 de noviembre 2012 que fueron ampliamente favorables a la anexión a EEUU (61,1%). Así, desaprovechaba una vez más, la oportunidad de promover temas de interés nacional como el reclamo del Esequibo y la defensa de nuestra Fachada Atlántica.
 
Fueron días sosegados que le permitían soñar con relanzar la política exterior de Chávez; una de esas alucinaciones que padecen los náufragos cuando el mar les da tregua: “No sé cuánto tiempo estuve así, embotado, con la alucinación de la fiesta (...) Sólo sé que de pronto di un salto (…) Entonces vi, a unos metros de la balsa, una enorme tortuga amarilla con una cabeza atigrada (…) me preparé para la lucha, con ese monstruo o con cualquier otro que tratara de voltear la balsa”.
 
Finalmente, la tercera etapa estuvo marcada por la diplomacia defensiva frente a la ola de protestas que ha sacudido Venezuela desde febrero de 2014, la cual despertó a Maduro del espejismo festivo -como lo hizo la tortuga gigante con el personaje de García Márquez. La retórica diplomática venezolana convirtió dichas protestas en un “golpe de Estado suave” llevado a cabo por “grupos fascistas” instigados por el “imperialismo norteamericano”. Desde el sesgo ideológico, poco importa la inconformidad con el deterioro de la situación país, así como tampoco el terrible saldo represivo: 41 víctimas, cientos de heridos y miles de detenciones.
 
Para imponer su tesis, Maduro paralizó la OEA –evitando la activación de la Carta Democrática Interamericana-, invisibilizó la CELAC y dejó UNASUR como única opción a la cual recurrir a conveniencia. Para ello, llevó al límite su sistema de alianzas PETROCARIBE-ALBA-MERCOSUR y entró en nuevos conflicto diplomáticos con EEUU y Panamá. Además, logró obtener un conjunto de declaraciones de organismos regionales que favorecieron sus argumentos e hicieron vagos llamados al diálogo –sendos comunicados UNASUR/MERCOSUR del 16 de febrero de 2014, el comunicado CELAC del 18 de febrero de 2014 e incluso la Declaración 51(1957/14) de la OEA del 7 de marzo de 2014, entre otros.
 
No obstante, la continuidad de las protestas y las denuncias de los excesos represivos, empezaron a generar una actitud más crítica en la región –incluso de conspicuos aliados como Brasil-, lo cual desembocó en una Reunión de Cancilleres de la UNASUR en Santiago de Chile el pasado 12 de marzo, en lugar de la cumbre presidencial que deseaba Maduro. Esto terminó desembocando en dos visitas de una Comisión de Cancilleres de la UNASUR -26 de marzo y 7 de abril-, que gracias al esfuerzo y creatividad diplomática lograron allanar el camino para el diálogo entre Maduro y la oposición aglutinada en la MUD, con los cancilleres de Brasil, Colombia, Ecuador y el Nuncio Apostólico como testigos de buena fe. Dicho diálogo arrancó de forma prometedora, pero lamentablemente -tres semanas después- no se han producido gestos concretos que lo hagan creíble. EEUU se ha mantenido silente, aunque ya ha asomado que presiona tras bambalinas, y su disposición a imponer sanciones de no alcanzarse resultados.
 
Hay quienes temen que el diálogo sea una estratagema de Maduro para dividir la oposición, apaciguar la calle y legitimarse a nivel externo: una reedición de la Mesa de Negociación y Acuerdos de 2002-2003. No obstante, esto implicaría una nueva alucinación, que obviaría las diferencias de ambas situaciones, y entre ellas, la falta de carisma de Maduro y el agotamiento del modelo económico. En consecuencia, toda playa que no implique una rectificación como la recomendada por el Ex-Presidente Lula, constituye una nueva y costosa trampa de los sentidos: “Ya me sentía sin fuerzas y, sin embargo, aún no veía la tierra. Entonces volvió a invadirme el terror: acaso, ciertamente, la tierra había sido otra alucinación (…) Ya había nadado mucho. Era imposible regresar en busca de la balsa".
 
@kenopina