Dr.
Kenneth Ramírez
En 2014, existen 6 grandes
factores que están afectando el mercado petrolero: la crisis de Ucrania, la
incertidumbre sobre la demanda china, las negociaciones nucleares con Irán, la
revolución de esquistos en EEUU, la producción de Irak excediendo la Era
Hussein y la incertidumbre sobre las exportaciones de Libia.
Después del derrocamiento de
Gaddafi en octubre de 2011 por los rebeldes agrupados en el Consejo Nacional de
Transición (CNT) -tras 8 meses de guerra civil y gracias al apoyo de la OTAN-, la
situación de Libia ha ido evolucionando negativamente hasta casi convertirse en
un Estado fallido. En los últimos 3 años, se ha convertido en una fuente de
armas ilícitas, alimentando conflictos regionales e incluso el terrorismo en el
Mediterráneo y el Sahel. Más de 2 millones de libios siguen en el exilio, muchos
países han cerrado sus embajadas, las líneas aéreas han dejado de operar y la
producción petrolera ha disminuido.
Las brechas sectarias han
aumentado en un país poco cohesionado tras la experiencia colonial italiana (en
las regiones de Tripolitania en el Oeste y Cirenaica en el Este) y francesa
(región de Fezzam en el Sur), la posterior monarquía Sanusi, y el largo
autoritarismo de Gaddafi. En consecuencia, no ha sido posible crear
instituciones que superen estas barreras tradicionales (regionales y tribales),
lo que redunda en la debilidad del actual gobierno.
En julio de 2012, Libia eligió el Congreso Nacional General (CNG) que
sustituyó al CNT, y tenía como principal misión la redacción de una
constitución en el plazo de un año. Empero, el CNG ha estado desbordado por las
luchas internas, la corrupción y la acción de las milicias que se
resisten a su desarme e integración a las fuerzas de seguridad. La falta de resultados ha llenado de ira y frustración a
la mayoría de los libios. A finales de 2013, una ola de manifestaciones generó un
llamado a elecciones legislativas y presidenciales anticipadas para junio de
2014.
Asimismo, en un esfuerzo por encarrilar la transición, se eligió la
Asamblea Constituyente el 20 de febrero de 2014, sobre la base de la fórmula territorial
de 1951 (20 miembros para cada región),
las cuales tuvieron muy baja participación producto del desencanto popular y la
violencia. La Asamblea debe
entregar un proyecto de Constitución en un plazo de 4 meses, para luego
someterla a referéndum. Esto luce difícil por las diferentes visiones de árabes y beréberes, federalistas y nacionalistas,
laicos e islamistas, así como las divisiones
tribales.
Por otra parte, el bloqueo de las grandes terminales petroleras en el Golfo
de Sirte (Es Sider, Ras Lanuf, Zueitina y Marsa al-Hariga) desde julio de 2013
por la milicia Barqa, para pedir mejoras salariales y autonomía para Cirenaica
-que concentra dos tercios de la producción petrolera libia y que muchos
entendieron como un llamado camuflado a la independencia-, ha causado
la interrupción de buena parte de las exportaciones petroleras –98% de los
ingresos nacionales- debilitando aún más el gobierno y la industria petrolera; justo
cuando Libia se acercaba al nivel de producción anterior a la caída de Gaddafi:
1,6 millones de barriles diarios (MMBD). Según la OPEP, en octubre de 2013 la
producción libia había descendido a 513 mil barriles diarios (MBD), mientras en
marzo de 2014 se ubicó en 241 MBD.
El 11 de marzo de 2014, el conflicto se agudizó, cuando la milicia Barqa decidió
vender sin autorización un primer cargamento de crudo al buque pirata de
bandera norcoreana Morning Glory, en la
terminal de Es Sider. El barco tuvo que ser rescatado finalmente por fuerzas
especiales estadounidenses en Chipre, y el Primer Ministro Alí Zeidan fue
removido del cargo. Asimismo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la
Resolución 2146 (2014) presentada por EEUU el 19 de marzo, para prohibir la
exportación ilegal de hidrocarburos desde Libia.
El pasado 6 de abril, ante la amenaza del uso del Ejército con el apoyo de
fuerzas especiales de EEUU para reabrir las terminales, fue alcanzado un
acuerdo mediante el cual el gobierno se comprometió a no usar la fuerza, a
retirar acusaciones judiciales, así como pagar los salarios caídos de la
milicia Barqa. A cambio, las terminales serían desbloqueadas. De acuerdo a la
empresa petrolera libia NOC, a mediados de abril empezaron los despachos desde Marsa al-Hariga (capacidad 110 MBD), y a principios de
mayo desde Zueitina (capacidad 70 MBD). La cuestión es: ¿Continuarán aumentando
la producción y exportaciones de Libia?
En un escenario optimista o
“Nueva Libia”, la producción y exportaciones petroleras se recuperan
rápidamente como ocurrió después de la caída de Gaddafi, cuando -para sorpresa
de muchos- la producción ascendió desde 86 MBD en septiembre de 2011 a 1 MMBD
en enero de 2012, y desde allí hasta 1,4 MMBD en agosto de 2012. En este escenario,
la producción aumentaría rápidamente hasta alrededor de 1 MMBD en el tercer
trimestre de 2014; 1,4 MMBD en el tercer trimestre de 2015; y 1,8 MMBD en 2017.
Aquí, la incorporación de 24 mil soldados y policías que están siendo
entrenados por la Unión Europea y EEUU, para fortalecer al gobierno frente a
las milicias y garantizar las operaciones petroleras, resulta clave. Libia
recuperaría su prosperidad, lo que aunado a una nueva Constitución de corte
federalista y la elección de nuevas autoridades, permiten estabilizar el país. El
regreso del crudo libio al mercado petrolero presiona los precios a la baja, y
coloca a la OPEP ante el reto de realizar ajustes.
En un escenario pesimista o
“Somalización”, la producción y exportaciones no logran recuperarse. Libia se
sumerge en una recesión económica, la nueva Constitución y las nuevas
autoridades nacen débiles, las tendencias centrífugas se acentúan, y Libia se
sumerge en el caos: un Estado fallido en el vientre de Europa.
@kenopinaPublicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios
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