Embajador
(r) J. Gerson Revanales
El
pasado 6 de diciembre se produjo la muerte anunciada del proyecto chavista en
manos de Nicolás Maduro. La unión del pueblo y las Fuerzas Armadas con la
bendición de la Comunidad Internacional, pudo abortar algunas intenciones de desconocer la
decisión del poder originario.
Sin
ser invocada ni aplicada, la Carta Democrática se hizo presente al amparo del
poder moral de las Ex-Presidentes Chinchilla y Moscoso y los Ex-Presidentes
Pastrana, Quiroga y La Calle, quienes valientemente enfrentaron los embates del
oficialismo y activaron un frente con el resultado que todos conocemos.
Lamentablemente
el gobierno -y en particular Nicolás Maduro-, no ha entendido el mensaje que el
pueblo le dio, al insistir en un leguaje y unos argumentos que el país no
compró como la guerra económica, el imperialismo o la oligarquía; sin ver que
el voto castigo fue por su desinterés por el alto costo de la vida; la
inflación, el desempleo, la inseguridad y la agresividad hacia quienes piensan
distinto, como han sido las vejaciones a que fueron sometidos recientemente los
Ex-Ministros Giordani y Navarro por pronosticar esta muerte anunciada.
El
pasado 9 de diciembre, se hizo una Mesa Redonda en el Consejo Venezolano de
Relaciones Internacionales (COVRI) para evaluar la dimensión internacional de
las elecciones; entre las conclusiones destacaron además del excelente trabajo
realizado por la Unidad Internacional de la Mesa de la Unidad bajo la coordinación
del Diputado por el Zulia Timoteo Zambrano; el cambio cuantitativo en la
composición de la Asamblea y cualitativo en el ejercicio de sus funciones, cómo
será el control legislativo en la política exterior, contenidos en los
artículos 187 y 222 de la Constitución. Sólo le recordamos a los “alzaditos”
que la Constitución en su artículo 223 obliga a los funcionarios a comparecer
ante ella, y a los jueces la obligatoriedad de evacuar la pruebas que le
transmita la Asamblea.
El
ejercicio de estos controles podrá fin a la regaladera de petróleo; a la firma
de acuerdos y tratados no compatibles con el interés nacional; la “viajadera”
sin razón; la designación de embajadores sin experiencia ni credenciales, así
como un “paraíto” a la carrera armamentista con la compra de chatarra a Rusia. Es
así porque el control legislativo en la política exterior es una cuestión de
soberanía.
@grevanales
No hay comentarios:
Publicar un comentario