Prof. Carlos Luna
Terminamos nuestro último artículo sobre la visita
de Barack Obama a La Habana diciendo que “lo que sí es seguro, es que estamos
en un momento de “Ruptura Histórica,
Turbulencia y Transición”, donde los cambios se producen a un ritmo y a una
intensidad, que si bien no sea con la prontitud que muchos quieren, son indetenibles
y abren una nueva era para Washington, para La Habana, para la región y para el
Mundo entero”; y sin duda alguna los hechos nos dieron la razón.
Al partir de ahora, la historia de la
relación bilateral EEUU-Cuba, así como la geopolítica regional quedó dividida
en un antes y un después. Definitivamente Obama con su visita echó abajo los
últimos vestigios de la Guerra Fría en América Latina y dejó “a más de uno” -y
no me refiero precisamente a Raúl Castro-, descolocados y obligándolos a estar
a la altura de los tiempos: O se adaptan
o perecerán.
Obama fue a La Habana con una estrategia bien
clara: la Guerra Fría ya acabó, por ende los embargos y atacar las amenazas por
la fuerza de las balas, de las invasiones y del enfoque de seguridad tradicional
ya quedó caduca. Ahora estamos en la Era de la Globalización, de la
Interdependencia Compleja, del Internet y del papel protagónico del Individuo
como actor de las Relaciones Internacionales, por consiguiente, la forma de
derrocar una autocracia no es aislándola, -ya que ello hace que el único
discurso que existe y que la gente escucha es el de los autócratas-, sino muy
por el contrario es integrándolas más a la “red o tela de araña de Nye y
Keohane”; para de ese modo competir en el terreno de las ideas y por ende, la
gente pueda elegir y solventar soberanamente su futuro.
Esa es la Revolución que fue a llevar Obama a
La Habana. Habló de Martí, de hablar y decir la verdad con honestidad; habló de
Martin Luther King –su gran inspiración- al decir que “no debemos ser presa ni estar atrapados por el pasado, sino avanzar al
futuro con creatividad”. Más importante aún Obama le habló a quienes
constantemente están insatisfechos con el statu
quo, es decir, le habló a los jóvenes, quienes quieren un futuro mejor,
para que fueran irreverentes como él lo está siendo frente al establishment en EEUU, un país que en
estos momentos dijo: “tienen a un
Presidente Negro, y en la carrera a la Casa Blanca por los Republicanos hay dos
Cubano-Americanos y por los Demócratas una Mujer y un Demócrata Socialista… Algo
impensable en los años 50 del siglo XX, pero que sólo es posible por el espacio
que deja al cambio una Democracia”.
Sin duda, un discurso revolucionario. Una
revolución “pasiva” con Soft Power, y el desarrollo de una percepción
benevolente y humilde, del Presidente de la mayor potencia global.
Obama vendió –aunque sin expresamente
pretender imponerlo- liberalismo en La Habana, mostrando la necesidad de
realizar elecciones, de permitir la libertad de expresión, información y
pensamiento; de no generarse ningún tipo de detención arbitraria, y mucho menos
si es por expresarse en contra del gobierno de turno, sino más bien abogó por
los avances que se pueden lograr en una sociedad democrática producto de las
protestas, del debate permanente de ideas, y hasta citó a Nelson Mandela y su
lucha contra el Apartheid en Sudáfrica.
En fin, el Presidente de EEUU nos dio, junto
a Raúl Castro una demostración de lo que es “Negociar desde el método de Spill Over” –cascada-; donde ambos
hicieron referencia a ver, no lo que los separaba –que es mucho por cierto-
sino más bien hacer énfasis en lo que los unía. Así, se llegó a acuerdos en
términos de inversiones, de interconexiones de internet, marítimas y de correo,
y hasta hubo un juego de beisbol entre los Rays de Tampa Bay y la Selección de
Cuba; no sin antes poner en una situación incómoda a Castro con el tema de los
Presos Políticos y los Derechos Humanos, en vivo y en directo frente al mundo
entero; ya que “Si hay presos políticos y
se me dan los nombres… Esta misma noche están libres”… Y todo, sin tiros,
sin Bahía de Cochinos. Simplemente con la fuerza de la opinión pública global y
el poder de los compromisos…
Si Castro quiere que el proceso continúe,
debe cumplir su palabra, si no, someterse al escarnio global. Obama nos ha
demostrado que para lograr cambios a veces es necesario ceder para que la contraparte
ceda.
Hay que hacer dos reflexiones finales de este
viaje. Uno respecto al tema de las falencias estructurales del Sistema
Internacional actual y uno respecto a Venezuela y su situación interna.
Respecto
al Sistema Internacional actual, más allá de que la
Anarquía fenezca producto de la Interdependencia compleja, muy por el
contrario, pareciera que se afirma, dándole la razón a aquellos que indican que
estamos en “un regreso a las tendencias
del Realismo Político Clásico”. Eso lo pudimos ver cuando en la rueda de
prensa Castro-Obama se tocó el tema del cumplimiento de los Derechos Humanos, y
como los Estados los cumplen o hacen énfasis en algunos de ellos de acuerdo a su
cosmovisión y a sus intereses.
Todo esto reafirma la idea de la necesidad de
que para su respeto cabal y el de otros valores universales, hoy más que nunca
es necesario desarrollar “Regímenes
Internacionales” (definidos estos como normas, principios y valores) para
fomentar el cambio en paz, que ya que no existe una estructura coercitiva
centralizada que los haga cumplir y respetar a semejanza del Estado; ello sólo
puede ser posible conectándolos con los intereses más sentidos por gobiernos y
pueblos, para de ese modo, elevarles el costo de evadirlos.
Y respecto
al tema Venezuela, creemos que junto al proceso de Paz en
Colombia, fueron los temas de “Alta densidad” de la reunión, y que de manera
conjunta, ambos Presidentes decidieron no darle salida pública para no
incrementar el nivel de ruido que pueda entorpecer su evolución. No obstante,
reafirmamos nuestra opinión de que estamos en un “Ajedrez Geopolítico” entre EEUU
y Cuba, y la moneda de cambio sea la Revolución Bolivariana venezolana, en pos
de que el gobierno de la isla interceda a propiciar una transición pacífica,
democrática y constitucional en nuestro país –ya que Raúl es un interlocutor
válido y confiable para Maduro y la élite gobernante de la Revolución
Bolivariana-, como muestra de “Buena Voluntad” que abone la cooperación entre
Washington y La Habana.
Lo que si podemos agregar es que si creemos
que la estrategia para generar un cambio geopolítico en la región por parte de
Obama contra las “Autocracias Competitivas”, no será precisamente las de los
bloqueos o los aislamientos, muy por el contrario, estamos convencidos que la
estrategia será la de mayor interconexión y presión internacional respecto de
lo que pasa dentro de dichos regímenes.
Por ello Obama habló con Castro, y luego con
Macri, para sacudir geopolíticamente la región, primero por El
Caribe y luego América del Sur en una suerte de “Revolución en pinzas”. Mientras tanto, Maduro debiera, si quiere
el bien de Venezuela y su supervivencia en el poder y por encima de eso, del
Socialismo del Siglo XXI como legado de Chávez; generar para si un repliegue
estratégico y adaptarse a los nuevos vientos. Amanecerá y veremos.
@carlosjrlunar
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