Embajador (r) Luis Xavier Grisanti
La
Unión Europea ha aportado al Mundo dos conquistas esenciales para el progreso
de la humanidad: casi siete décadas de paz en Europa y el modelo de integración
económica y cooperación política más avanzado de la historia, preservando la
unidad nacional y la diversidad de los países miembros conforme a valores
universales de libertad, democracia, derechos humanos y economía social de
mercado.
La Unión Europea ha sido un triunfo de la solidaridad y
la fraternidad frente a los nacionalismos extremos que causaron la II Guerra
Mundial. El surgimiento del supranacionalismo comunitario sobre los
nacionalismos exacerbados es un avance civilizatorio. Estos logros quedan en
entredicho con la decisión mayoritaria (51,9% vs. 48,1%) de los británicos (mas
no de los escoceses ni de los irlandeses del norte) de retirarse de la Unión
Europea.
No es de poca monta que 28 naciones soberanas con más de
20 idiomas diferentes hayan alcanzado un mercado único, sustentado
en la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales. No es
tampoco insignificante que la Comunidad Europea haya logrado una Unión
Económica y Monetaria en 18 de sus países miembros, adoptando el euro como
moneda única y delegando la política monetaria en un banco central
supranacional (el MERCOSUR y la Comunidad Andina, por ejemplo, no han pasado de
la fase más primaria de integración: zona de libre comercio y unión aduanera; a
todas luces perforadas).
Los beneficios de la integración económica no son puestos
en duda por ningún estadista ni economista serio en el Mundo: empleo,
crecimiento, inversión, comercio, productividad, eficiencia, solidaridad,
bienestar, ingresos, prosperidad, desarrollo. Sólo los demagogos populistas y
la ultraderecha xenófoba cuestionan las ventajas de la integración.
Los electores británicos, aupados por políticos
irresponsables, le han propinado un grave daño de consecuencias todavía
impredecibles a Europa y a la economía mundial; pero principalmente al propio
Reino Unido, que depende en casi un 50% de sus exportaciones a la Unión Europea
y el grueso de sus inversiones extranjeras en capital fijo proviene de las
naciones que integran el ente comunitario.
La UE es el bloque económico más grande e integrado del Mundo,
con un producto interno bruto (PIB) comunitario de US$ 16,2 billones (2015;
FMI). Si bien el Reino Unido es la quinta economía del planeta (US$ 2,8
billones, 2015), su PIB es 3,9% del total mundial. Los ingleses muchas veces
olvidan que la Reina Victoria, tan ponderosa en el siglo XIX como Carlos V en
el XVI, está muerta y enterrada. En el siglo XXI, el Mundo profundizará su
globalización en medio de la vertiginosa III y IV Revolución Industrial, con sus
maravillosas innovaciones científicas y tecnológicas.
La UE ha celebrado tratados de asociación, cooperación y
libre comercio con 32 países y comunidades del mundo, desde Ucrania, Corea del
Sur, Egipto y la Autoridad Palestina, a México, Chile, Perú y Colombia, y desde
Israel, Suráfrica, Madagascar e Irak, al Mercado Común Centroamericano y
CARICOM. Además, ha suscrito uniones aduaneras con Turquía, San Merino y
Andorra.
La Unión Europea negocia con Estados Unidos la creación
de la zona de libre comercio más grande del Mundo (The Trasatlantic Trade
and Investment Parnership / TTIP),
en la cual participarían cerca de 850 millones de personas. El Presidente
Barack Obama advirtió antes del referéndum que la negociación de su país es con
la Unión Europea, no con Estados individuales.
¿Piensan los ultranacionalistas ingleses que Gran Bretaña
puede negociar por si sola 32 tratados de asociación más los que están en
proceso? ¿Cómo y cuándo? Al salirse de la UE, el Reino Unido quedaría en un
limbo jurídico y económico pues perdería los beneficios de los acuerdos de
asociación suscritos por la Europa comunitaria.
La Comisión Europea estima que al concretarse los
tratados de asociación, inversión y libre comercio actualmente en negociación,
se crearían 2,2 millones de nuevos empleos y el PIB comunitario aumentaría 2,2%
(275 mil millones de euros, equivalente al PIB de Austria o Dinamarca).
A corto plazo, los economistas alertan no sólo sobre una
posible recesión en Gran Bretaña, sino sobre repercusiones más profundas como
la pérdida de inversiones extranjeras y de empleos permanentes. A largo plazo,
la economía mundial, Europa y el Reino Unido crecerán menos, crearán menos
empleos y disminuirán sus ingresos, incrementando las tensiones sociales que de
ello se derivan. Y ni hablemos de las repercusiones políticas, la principal de
las cuales es el replanteamiento de la independencia de Escocia e Irlanda del
Norte.
El telón de fondo de la errónea decisión británica radica
en la pretensión de detener o restringir a los migrantes, de los cuales el
Reino Unido se ha beneficiado, como apunta la prestigiosa revista The
Economist. Los demagogos pretenden mantener las ventajas del mercado
único europeo y a su vez restringir la inmigración.
Noruega no es miembro de la UE; pero se beneficia del
mercado único porque permite la libre circulación de personas. El Reino Unido
no podrá mantener las ventajas económicas de la Unión Europea sin permitir la
libre circulación. Una Inglaterra aislada económicamente de Europa y del Mundo
no beneficia a nadie, y mucho menos a los propios ingleses.
@lxgrisanti
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