Embajador (r) Milos Alcalay
La
Comunidad internacional ha condenado de manera enfática el
brutal atropello que las autoridades Sandinistas le propinaron a
los diputados de la Asamblea Nacional en su frustrado viaje a Managua. La
expulsión de Luis Florido, Presidente de la Comisión de Política Exterior
y otros miembros de su Comisión Internacional: Ángel Medina, quien además es
Vicepresidente del PARLATINO y de EUROLAT; William Dávila, quien además
es miembro de PARLASUR, y Manuel Avendaño, Asesor de la Comisión de Política
Exterior, constituyen una cachetada a la cortesía parlamentaria que se da en el
resto del Mundo. Este atropello contra demócratas venezolanos no es
nuevo. Lo mismo ocurrió anteriormente con Henrique Salas Feo, y luego con
el Diputado Carlos Berrizbeitia, y algunos meses después con Carlos Ponce,
quien representaba a una ONG dedicada a la promoción de la Democracia. Lo mismo
ocurrió en mi caso hace un año que referí -en esta misma columna- en mi
artículo “Yo Acuso a Nicaragua” cuando fui expulsado con el mismo
procedimiento abusivo a pesar de haber recibido una invitación oficial
para participar en un evento del Foro Mundial sobre Democracia y Libertad. Fui
el único expulsado por ser venezolano, porque los otros asistentes
si ingresaron.
Destacaba
en ese artículo, y valdría la pena recogerlo nuevamente que por increíble
que parezca, el Sandinismo actúa hoy peor que actuaba ayer la despiadada
dictadura de Somoza. Recordaba que como joven diplomático acompañé
al Canciller Arístides Calvani en su viaje a Centroamérica en 1969 cuando
en Nicaragua le exigió al Presidente Somoza entrevistarse con los
dirigentes de oposición y en especial con dirigentes en clandestinidad y
perseguidos por la dictadura.
La
diferencia es que Somoza a regañadientes aceptó esta exigencia y nos pudimos
reunir con los disidentes. Eso no sucede hoy con el Gobierno del FSN
quien tiene al frente de la Jefatura de Estado a Ortega, que utiliza el mismo
procedimiento de su actual colega Venezolano, al manipular a un Poder
Judicial sumiso al Ejecutivo que recientemente eliminó el mandato parlamentario
de 28 diputados opositores electos en el 2011 – hecho que fue condenado
mundialmente y que constituye un irrespeto a la separación de poderes. La
reciente expulsión de los parlamentarios venezolanos muestra que no solo ataca
a los Nicaraguenses, sino también a dirigentes políticos de otros países que
desean transmitir su solidaridad con los principios de democracia y libertad.
Los
defensores de la falsa “democracia” reunidos en torno al llamado “Socialismo
del Siglo XXI” finalmente han mostrado su verdadero rostro totalitario,
por lo que no tienen el temor de reprimir y pisotear las libertades y la
democracia. Se han quitado la máscara. Tienen razón los 25 Ex-Jefes de
Estado de América Latina reunidos en IDEA quienes al tratar el tema
afirmaron: “La deriva autoritaria de los Gobiernos de Nicaragua y
Venezuela es creciente y preocupante” a lo que se suma una creciente
represión, que en el caso de Nicaragua es peor hoy que en la nefasta
época de Somoza ayer, violando de esta manera los Acuerdos de Contadora y
los compromisos de Esquipulas I y II y por supuesto en claro desacato a la
Carta Democrática Interamericana.
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