Embajador
(r) Julio César Pineda
La segunda vuelta en la elección presidencial
de Brasil enfrenta a los tradicionales movimientos políticos de centro derecha,
el Partido Social Demócrata Brasileño y en la centroizquierda el Partido de los
Trabajadores. La ventaja de la candidata del PT, Dilma Rousseff, es menor a 8
puntos ante el candidato del PSDB, Aécio Neves. 43 millones de brasileños se
manifestaron por la continuidad del proyecto del expresidente Lula y Rousseff
mientras que más de 50 millones lo hicieron por el cambio y por la oposición.
Preocupados Lula y Rousseff apenas lo separa 9 millones de votos entre el
Gobierno y el candidato del PSDB, pero hay 21 millones de votos de Marina Silva
la candidata ecologista que podrían decidir. Todo depende de la evaluación
final de los 12 años de gobierno del PT. Por sexta vez el Gobierno entre el PT
y el PSDB. Como en el 2010, la presidenta Rousseff tratará de derrotar en la
segunda vuelta al compañero de partido de José Serra del PSDB, Aécio Neves.
Las encuestas se equivocaron cuando proyectaron
como triunfantes en la primera vuelta a Marina y Dilma. Marina Silva llegó en
varias oportunidades a sobrepasar a Dilma Rousseff en intención de voto con un
mensaje renovador y su preocupación por el medio ambiente en un Brasil donde el
tema ecológico es fundamental por su biodiversidad disminuida y por el ecocidio
permanente de gobiernos de izquierda y de derecha, por eso le había renunciado
a Lula cuando ejercía en el ministerio del Ambiente, pero también por la
corrupción del régimen.
Como El País de
España lo señaló "fue una auténtica montaña rusa de encuestas que subían y
bajaban, reflejo de una campaña imprevisible e hipnótica, marcada por un
accidente aéreo que lo revolucionó todo".
A la ecologista Marina Silva le pasó lo mismo
que en las elecciones colombianas cuando todos esperaban el triunfo del
candidato de partido verde Antanas Mockus en el 2010 en contra de Santos. En
ambos casos terceras vías con un mensaje nuevo frente a la corrupción y frente
a la violencia contra el hombre y contra la naturaleza. Ambos candidatos habían
sido la esperanza para los verdes del continente que como en Europa quieren
convertirse en fuerza determinante en los destinos nacionales. Antanas y Marina
hicieron extraordinarias campañas y entusiasmaron a las nuevas generaciones,
pero fueron víctimas de su idealismo galopante sin estructuras partidistas y
sin especialistas de marketing político. En Brasil tanto el PT como el PSDB son
formaciones con estructuras solidas con financiamiento permanente, con
experiencia de gobierno y con el necesario pragmatismo de la lucha política. En
el caso colombiano se le acusó al candidato de ateo en un país evidentemente
católico y a Marina se le estigmatizo por su pertenencia a la iglesia
Evangélica y su posición conservadora. Los golpes bajos y el fantasma del miedo
de los dos grandes partidos fue palpable en los mensajes propagandísticos, el
objetivo era destruir la esperanza que representaba Marina Silva. Una de las
propagandas presentaba una familia brasileña, a quien si ganaba Silva se le
quitaría su trabajo, su educación y su comida, de la misma manera se presentaba
el peligro para los nuevos derechos humanos, los matrimonios del mismo género y
el tema de la homosexualidad. Igualmente, el candidato Aécio Neves centró su
crítica en la ecologista para sacarla del juego con el permanente señalamiento
del pasado político de Silva y su afinidad con el PT y con el proyecto de Lula,
incluyéndola en los fracasos frente a la inclusión de la clase media y la
corrupción continuada de los gobiernos anteriores.
Los jóvenes en esta primera vuelta, y en la
segunda determinaran la elección, porque el 35% de los electores tienen entre
16 y 34 años y fueron los primeros en salir a las calles para oponerse a las
políticas del partido de gobierno, incluso a pesar de su amor al fútbol, por la
corrupción e inoportunidad de la Copa Mundial de la FIFA 2014.
Precisamente acaba de salir un libro escrito
por un equipo de periodistas de investigación brasileños "El lado
sucio del fútbol", con una investigación donde el lavado de dinero,
la evasión fiscal, el nepotismo, la manipulación de deportistas en campañas
políticas y el tráfico de influencias ensombrecen al balompié carioca.
Como en Hong Kong y en tantas partes de
mundo, y así en Brasil los jóvenes son los nuevos indignados. La llamada "generación
online" están llamados a decidir el destino de los
países y los gobiernos deben escuchar.
En Brasil frente a la emocionalidad de las
mujeres candidatas y la confrontación entre ellas, Aécio Neves supo imponer el
lenguaje de la razón como activo deportista del surf, su eslogan fue aprovechar
la fuerza del viento y del mar para montarse en "la ola de la razón frente
a la ola del sentimiento".
Importante lo que van a decidir los 39
millones de electores abstencionistas, más allá de la decisión de Marina Silva
y de los partidos que la apoyaban.
Seguiremos interesados en estas elecciones
porque lo que pasa en Brasil influirá en toda la geopolítica latinoamericana.
Publicado
originalmente en El Universal
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