Prof.
Eloy Torres
Obama
y Raúl han dado inicio al proceso para restablecer relaciones
diplomáticas. Eisenhower, en 1961, las rompió. Obama, en 2014, ha buscado restablecerlas.
Un Castro lo provocó. Otro Castro, el menor, hace lo contrario. El discurso de
Obama, se inscribe en la sentencia de Einstein. “Si quieres resultados
distintos, no hagas siempre lo mismo”. Cincuenta años con la misma política no
ha resultado. El sistema de dominación que ha empobrecido a Cuba sigue allí. El
discurso de Raúl, exuda sabiduría, tardía, pero sabiduría al fin.
Gran enseñanza para quien observa a la política con el
hígado. Obama, sin querer queriendo, como decía el Chavo, miró a Vietnam, su otrora
acérrimo enemigo, hoy aliado, por lo menos, en la idea del mercado, como motor
de la economía. Esto
último se reafirma con la comparación que hiciera Kerry del país caribeño con
Vietnam. Éste habló que no fue fácil e incluso aún hay dificultades con ese
país, pero los EEUU y Vietnam se esfuerzan. Cuba no es distinta ni menos fácil.
Hay que invertir tiempo, recursos y energías. Un acto político audaz, valiente
e inteligente, pensado con la cabeza y no con el hígado ni esclavizado por la
historia.
A
propósito de historia; desde su ruptura, esas relaciones procuraron restablecerse.
Luego del fiasco de Bahía de Cochinos, el Che Guevara, al encabezar la
delegación cubana a la Conferencia que iba a discutir la propuesta
norteamericana de la Alianza para el Progresoen Punta de Este, Uruguay, conversó
con la delegación norteamericana al respecto. No se alcanzó nada. Las tensiones
no lo permitieron. El talibanismo de parte y partelo impidió. Especialmente durante
la crisis de los misiles en octubre de 1962, la cual fotografió, para la
posteridad, el juego político internacional cubano. Cuba fue distanciada de la
solución a la crisis que, por ella, surgió entre los EEUU y la URSS. Lo
soviéticos desmantelaron los misiles y no informaron nada. Los
cubanos dibujaron esa “traición” con “humor” en las paredes de la Habana: “Nikita, mariquita, lo que se da no
se quita”. Tenso fue ese momento. A la
larga Cuba aceptó sus cuernos con sabor a vodka.
Carter regularizó
las relaciones por el tema migratorio y la ley de ajuste cubano. Desde 1964,
éstos podían llegar a los EEUU sin visa. Había que normalizarsu ingreso a los
EEUU. Obama negoció largamente y en secreto. Raúl igual. No dijo nada a nadie.
Obama fue audaz frente a sus talibanes y, Raúl astuto frente a sus aliados,
especialmente con aquellos ignorantes que pensaban romper con los EEUU, y al
final, quedaron fuera del juego. No
calcularon ni observaron los inminentes cuernos con sabor a guaguancó. La
realidad muestra que no hay hermandad en las relaciones internacionales, sólo
interés. ¡Azúcar!
@eloicito