Luis Peche
El 5 de marzo -ignórese lo peculiar de la fecha- la trasnacional Exxon Mobil inició labores de exploración petrolera en aguas de lo que todos conocemos como “zona en reclamación”, territorio que a fecha de hoy se mantiene en disputa entre los gobiernos de Guyana y Venezuela. No conformes con esta acción abusiva a las condiciones a las que debe someterse este tema, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la república guyanesa le solicitó al gobierno venezolano que “no interfiera” con estas exploraciones, una declaración que podría calificarse como “soberbia” ante la cual solo hemos visto timidez por parte de los portavoces de nuestro país.
El 5 de marzo -ignórese lo peculiar de la fecha- la trasnacional Exxon Mobil inició labores de exploración petrolera en aguas de lo que todos conocemos como “zona en reclamación”, territorio que a fecha de hoy se mantiene en disputa entre los gobiernos de Guyana y Venezuela. No conformes con esta acción abusiva a las condiciones a las que debe someterse este tema, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la república guyanesa le solicitó al gobierno venezolano que “no interfiera” con estas exploraciones, una declaración que podría calificarse como “soberbia” ante la cual solo hemos visto timidez por parte de los portavoces de nuestro país.
Mientras tanto, decía Maduro hace un par de días en
una “concentración antiimperialista”, que “éste es el momento de estar con la
patria o estar con los traidores”. Con mucha vehemencia ha calificado su
persona y el resto del gabinete de gobierno las sanciones aplicadas por el
gobierno de los Estados Unidos, importantes per sé, pero que parecen haber
monopolizado la agenda temática del país, opacando la grave situación que se
suscita en nuestra frontera.
Es entendible y digno de apoyar
que el Presidente de la República encabece la lucha por la soberanía nacional y
el posicionamiento de nuestro país como uno autónomo dentro de la región y del
contexto actual. Sin embargo, lo que es cuanto menos criticable es actuar con
doble moral. ¿Por qué mostrar tanta contundencia ante un comunicado de los
Estados Unidos y no asumir una posición clara y firme sobre nuestro territorio
en discusión? De igual forma, soy de los que cree que la planificación es la
base de la acción eficiente. ¿Ha planificado nuestro gobierno un accionar para
buscar el mejor arreglo posible sobre esta disputa territorial desde antes que
explotaran los problemas bilaterales con el gobierno estadounidense? Las
respuestas, vistas las acciones de los últimos días, parecen claras.
Mientras peleamos con Estados
Unidos, hacemos exigencias al gobierno español de que controle los medios de
comunicación de su país por ser críticos a nuestro país o acusamos al gobierno
colombiano de propiciar un golpe de Estado, nuestra nación vecina informó a la
Comunidad del Caribe (CARICOM), a UNASUR, a la OEA, a la Mancomunidad de
Naciones y la Secretaría General de Naciones Unidas sobre sus intenciones de
exploración petrolera en una zona que ni siquiera debería tener controversia,
pues forma parte de la soberanía que nos concede la plataforma continental del
estado Delta Amacuro y de las salidas del río Orinoco.
Es momento de que este gobierno
deje a un lado el nacionalismo de micrófono y comience a aplicar la diplomacia
para solventar las disputas que nos urgen. Nos jugamos lo que se presume que es
una de las reservas petroleras más grandes del planeta y pareciese que
Venezuela prefiriese mantener la fidelidad de Guyana en los organismos
internacionales que exigirle un trato justo con relación al reclamo que nos
compete. Con temas como el Esequibo es donde realmente los venezolanos debemos
apreciar el valor que le otorga el gobierno al rol de nuestro país en el mundo.
Señor Nicolás Maduro, señora Delcy Rodríguez, ¿Observamos cómo perdemos
territorio o buscamos el arreglo que mejor nos favorezca en este caso y respete
nuestra integridad territorial? La defensa de la soberanía empieza por casa.
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