miércoles, 17 de junio de 2015

Unidad nacional frente a Guyana


Dr. Kenneth Ramírez

El pasado 11 de mayo, se produjo un histórico cambio de gobierno en Guyana. David Granger del partido Congreso Nacional del Pueblo, en alianza con partidos minoritarios, ganó las elecciones por un estrecho margen de 1,3% de los votos. Así se cerró un largo ciclo político en Georgetown, ya que el Partido Progresista del Pueblo había gobernado desde 1992, y quedó fuera de juego el Ex-Presidente Donald Ramotar, quien demostró con creces su animosidad contra Venezuela. Lamentablemente, para evitar mostrar debilidad ante una Asamblea Nacional donde apenas tiene un representante más que la oposición, el Presidente Granger decidió ratificar la línea ofensiva de su antecesor contra Venezuela, y confirmó las abusivas concesiones petroleras entregadas en aguas que corresponden tanto al Esequibo como a nuestra Fachada Atlántica. Aquí destaca las actividades exploratorias del buque DeepWater Champion en el bloque Stabroek –participado al 45% por Exxon, 30% por Hess y 25% por la empresa china CNOOC-, donde fue declarado un “significativo descubrimiento de petróleo” el pasado 7 de mayo.

Dado que el Servicio Geológico de EEUU señala que en toda la zona marítima por delimitar entre Venezuela y Guyana pueden existir recursos prospectivos entre 13,6 y 15,2 millardos de barriles de petróleo liviano –similar en envergadura al descubrimiento de Brasil en áreas pre-sal desde 2007-, y entre 32 y 42 billones de pies cúbicos de gas natural, los políticos guyaneses han empezado a hablar de su país en medios diplomáticos como la “Kuwait de El Caribe”. En efecto, si estos recursos son certificados y se transforman en reservas comercialmente explotables, Guyana podría producir en una década al menos 1 millón de barriles diarios de petróleo, pasando a ser un exportador petrolero neto.

Por ello, en los últimos años, Guyana ha pretendido hacer avanzar con una serie de actos unilaterales hostiles su tesis marítima maximalista, ya no sólo desconociendo nuestros derechos sobre las aguas del Esequibo que deben negociase en el marco del Acuerdo de Ginebra de 1966, sino incluso intentando cerrarnos nuestra estratégica salida al Atlántico. Su propósito no es otro que crear un conflicto y por esta vía forzarnos a ir a un arreglo judicial: Una estratagema que le resultó con Surinam. Empero, Venezuela a diferencia de Surinam no es signataria de la Convención del Derecho del Mar ni firmó el Protocolo Facultativo sobre Jurisdicción Obligatoria de la Corte Internacional de Justicia. Es decir, que cualquier vía judicial que se quiera explorar requiere la aquiescencia venezolana. Por ello, Guyana también busca victimizarse y promover la intervención de terceras potencias que forzarían eventualmente a Venezuela a aceptar esta vía.

Ya que Georgetown parece haber entendido como debilidad la postura venezolana de profundizar la cooperación bilateral más allá de nuestro legítimo reclamo del Esequibo, y ha interpretado la muerte de Hugo Chávez y la crisis económica como un momento propicio para pasar a la ofensiva, debemos mostrar firmeza y unidad frente a sus pretensiones. En este sentido, el Decreto Presidencial 1787 del 27 de mayo, declarando una Zona Operativa de Defensa Integral Marítima e Insular (ZODIMAIN) en toda la Fachada Atlántica y áreas marinas del Esequibo, es un buen primer paso al enviar un mensaje contundente: Venezuela también tiene una tesis marítima maximalista y puede jugar unilateralmente, de manera que, resulta más conveniente retomar los buenos oficios en el marco del Acuerdo de Ginebra.

Recientemente, el Canciller de Guyana, Carl Greenidge, señaló que acudiría ante el Secretario General de la ONU invocando el Acuerdo de Ginebra para “solicitar un arreglo judicial” sobre el “cuestionamiento” venezolano a la “validez del Laudo Arbitral de 1899”. Esta posición guyanesa absurda –al retrotraerse al Laudo Arbitral y dejar a un lado lo dispuesto en el propio Acuerdo de Ginebra que invoca- e inamistosa –al no tomar la posición de Venezuela-, debe ser enfrentada con decisión. El patrullaje de la Armada Nacional a lo largo de la ZODIMAIN, y una evaluación del acuerdo de petróleo por arroz en el marco de PETROCARIBE que genera tantos beneficios económicos a Guyana -Venezuela suministra 5 mil barriles diarios, esto es, 50% de su consumo; y adquiere 50% de sus exportaciones de arroz-, deberían catalizar una reunión de cancilleres.

No obstante, es crucial forjar una unidad nacional amplia, para lo cual proponemos que el Presidente Maduro explore la creación de una Comisión Presidencial para la Defensa del Esequibo y la Fachada Atlántica, que reúna a miembros de todas las fuerzas políticas, la Fuerza Armada y expertos en el tema, con el propósito de consensuar una sólida posición venezolana frente a Guyana. En este contexto, los partidos de oposición deben ofrecer apoyo –aunque sea crítico- al gobierno. La defensa de la integridad territorial y recursos vitales para futuras generaciones, no debe ser obstaculizada por diferencias ideológicas ni mezquindades políticas. Venezuela dividida no puede prevalecer. Además, debemos aprovechar el interés que por primera vez tiene Guyana en buscar una solución.

Finalmente, resulta de capital importancia designar un negociador venezolano a tiempo completo, el cual a su vez debe encabezar una campaña diplomática para explicar nuestra posición y exigir al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, el nombramiento de un nuevo buen oficiante que no tenga pasaporte de la CARICOM, dado los vínculos históricos que le harían proclive a la posición guyanesa. Ya hemos tenido suficiente con Alister McIntyre (1989-1999) de Grenada, Oliver Jackman (1999-2007) de Barbados, y Norman Girvan (2010-2014) de Jamaica. Desde esta tribuna proponemos al Ex–Secretario General de la ONU, Kofi Annan, quien cuenta con una excepcional experiencia para propiciar una solución para este histórico diferendo limítrofe. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

lunes, 15 de junio de 2015

A 40 años de Vietnam: una guerra absurda


Prof. Eloy Torres

El pasado 30 de abril, el pueblo de Vietnam celebró el 40 Aniversario de su triunfo frente a EEUU. La caída de Saigón –hoy Ciudad Ho Chi Minh- supuso el fin de un sangriento conflicto bélico y la unificación del país bajo las banderas comunistas.

La guerra del Vietnam fue un absurdo, propio del maniqueísmo  entre  buenos y malos. Para EEUU fue tan nefasta como la guerra de secesión. Vietnam fue para EEUU una humillación. Una guerra sin sentido, durante mucho tiempo; con muertos, múltiples heridos, mutilados de guerra y una sociedad polarizada absurdamente. Un despropósito. Ese conflicto cambió la perspectiva de la relaciones del estadounidense medio con su gobierno. La crisis en el Medio Oriente lo confirma. Alguien la bautizó  “una tragedia en 5 actos”. Es decir, cada Presidente la dirigió con los mismos actores, guión, igual escenario e idéntico resultado: una catástrofe. La intensidad de cada Presidente mostró una ceguera extraordinaria. Errores, tras errores de 5 Presidentes de los EEUU que llevaron, sobre su hombros, la muerte de 60.000 soldados, miles de heridos y mutilados estadounidenses, además de casi 2.000.000 de ciudadanos vietnamitas. Junto a esos elementos hay otro que les marcó: la derrota. Ese pueblo ganó esa guerra y “La posición de EEUU como superpotencia se vio inexorablemente debilitada por la prevista derrota en Vietnam, país del que la mayor potencia militar del Mundo tuvo que retirarse en 1975” (E. Hobswban, Historia del siglo XX, pág. 450).

El drama lo inició Truman quien acosado por el endurecimiento de la pos-guerra en Europa intervino en Indochina y no observó que Asia estaba afectada por el colonialismo. Un hombre que  rechazaba al colonialismo, observó, al principio, a Ho Chi Minh con buenos ojos e incluso fue ambiguo con los franceses en Indochina. La realidad cambió. Apareció la Guerra Fría. Europa era el centro. Grecia, los tanques soviéticos en Europa del Este, la Cortina de Hierro, entre otros, se impusieron; la guerra, de nuevo, se calentaba. La percepción de Truman, sobre Asia inició un proceso de cambio. Asia debía abordarse con la simplicidad maniquea: el Mundo libre contra el comunismo. Ho Chi Minh se convirtió en el enemigo. Los EEUU no vieron la posibilidad de encontrar en éste a un líder ponderado. Nada; para ellos, Mao Tse Tung, Kim Il  Sung y Ho Chi Minh eran lo mismo. Desconocían las fuerzas profundas de la historia de esos pueblos. Excluyeron que entre Vietnam y China existiera un contencioso histórico. Truman se lanzó a la aventura, luego de que Francia fuese derrotada en Dien Bien Phu, por el Mariscal Nuyeng Van Giap al frente de las tropas vietnamitas. La Guerra Fría determinó que Asia era vital. Truman expandió el conflicto europeo al Asia. Desconoció la realidad del Sudeste Asiático. Error.

Luego, Eisenhower y John Foster Dulles, decidieron actuar rápido para evitar que China interviniese en Vietnam. Falso. Beijing no quería intervenir. Francia perdió el conflicto y los estadounidenses lo hicieron en la idea de crear un esquema similar al de Corea. Es decir el Norte y el Sur. Hasta el final de su mandato, Eisenhower apoyó al régimen corrupto del Saigón. Ignoró la historia. Los EEUU enviaron consejeros. A pesar de la reciente derrota de los franceses la Administración Eisenhower en nombre del “Mundo libre”, decidió intervenir en ese diminuto país, que además no representaba una amenaza para la seguridad de los EEUU.

El corto mandato del más carismático Presidente de EEUU, John F. Kennedy, destacó por su  implicación en el conflicto con Cuba, tema clave y peligroso, la crisis de Berlín, además el fracaso de las conversaciones con Jrushov aumentaron la presión. El complejo industrial militar se impuso y Kennedy, a pesar de estar en contra del envío de tropas a ese país, mostró una mayor implicación en un conflicto que nadie quería. Lyndon Johnson, visitó en 1961 al Vietnam. Éste estimuló el apoyo a los líderes vietnamitas a pesar de lo corrupto que eran. Se propuso enviar 10.000 soldados y una flota de aviones para salvarlos del comunismo. Kennedy autorizó enviar 15.000 asesores militares y unidades de apoyo.

El corrupto ejército de Vietnam del Sur se mostraba indefenso frente a los guerrilleros. La situación no pintaba clara. Es cuando aparece Robert McNamara, Secretario de Defensa, un hombre convencido de derrotar a los diminutos guerrilleros. Su filosofía: el uso de la alta tecnología, más la fanática creencia de controlar todas las variables relevantes, por lo que el éxito sería cuestión de tiempo. Kennedy fue asesinado y no alcanzó a comprender que había subestimado a los  vietnamitas. Vietnam no era Corea. La guerra con ese país fue convencional, pero con Vietnam no. Eran guerrilleros, fortalecidos por la idea del rechazo al colonialismo y la invasión  extranjera. Los estadounidenses calcularon que sus recursos financieros, tecnológicos, y sofisticadas armas serían suficientes para acabar con el “ejército de campesinos” de Ho Chi Minh. McNamara confesó tardíamente haberse equivocado terriblemente. Su error emanó de la creencia sobre el  “supuesto” papel negativo de Vietnam en la Guerra Fría.

Johnson, asumió el poder, tras morir Kennedy y envió tropas al Vietnam. Acentuó los errores e involucró a EEUU en una guerra cada vez más rechazada por su país y el Mundo, y lo colocó al borde de un desastre nacional. Durante todo su mandato, más el restante que había heredado de  Kennedy, Johnson envió 500.000 soldados a Indochina. No obstante, su enemigo seguía vivo y golpeaba. La sociedad estadounidense se dividió. Su aviación bombardeaba al Vietnam pero, sus efectos se sentían con fuerza en la población estadounidense que rechazaba la guerra. Sin embargo, la consigna era “más tropas y más bombardeos”. Durante 3 años, Johnson, con la complicidad de McNamara y Dean Rush, engañaron al Congreso e intensificaron la presencia de EEUU en Vietnam. Los bombardeos se multiplicaron y los ataques de las guerrillas también. El fracaso se percibía. Hubo un verdadero “sacudón”.

Johnson comprendió tarde el desastre por su propia culpa. Ignoró la realidad. Por lo que Johnson se retiró de la contienda presidencial. No tenía oportunidad. Su único tema: la lucha contra el comunismo, era insuficiente. Johnson nunca comprendió la diferencia entre Vietnam del Norte y el del Sur: los soldados de Ho Chi Minh daban su vida por su líder y la reunificación de su patria, mientras que los de Saigón no tenían preciso por qué luchaban. Además, Johnson no comprendió que Ho Chi Minh no se dejaba impresionar por la fuerza que exhibía el poder estadounidense. El líder vietnamita había infundido en sus hombres la idea de luchar hasta el final. Los estadounidenses se encontraron ante el dilema que le imponía la realidad: la derrota o una escalada y bombardear todo el Vietnam y destruirlo. ¿Quién pagaría las consecuencias? Vietnam le había vencido.

La decisión final recayó en Nixon, su sucesor, quien junto a Kissinger, impuso la política de  “vietnamizar” el conflicto; es decir, abandonar espacios ocupados por sus tropas y dejar en manos de soldados vietnamitas la responsabilidad de hacer la guerra. La intención era retirarse del conflicto y dejar atrás un gobierno anticomunista estable. Las tropas guerrilleras fortalecidas iniciaron, gradualmente, su avance sobre Saigón. Ante ese reto, Nixon respondió mediante la destrucción de los santuarios comunistas en Camboya y Laos además del reinicio de los bombardeos a Hanói. Se buscaba la paz, pero la guerra mostraba que, para alcanzarla, su búsqueda podía ser más feroz. ¡Una paradoja! A Nixon le tocó ocupar el lugar de los hombres de las decisiones que no se pierden en recuerdos ni creen en sueños. Fue realista. Tomó el toro por los cuernos y domó el monstruo bélico, en su interior y en el del complejo militar estadounidense, y buscó una paz honorable. Inició un complejo y difícil proceso de paz. Ello, bajo formas un tanto enrevesadas, que le costó su salida del poder.

El proceso de negociación se inició en París. Había esperanza de alcanzarla. Fue tortuoso el camino de las negociaciones diplomáticas; mientras seguían los bombardeos y en las selvas asiáticas se mataban los soldados. El primer año, la discusión se centró en el tipo de mesa donde discutir. Luego los años siguientes, fueron todo un torneo de diplomacia. Nixon y Kissinger, Le Duc Thoc y Madame Bihn la alcanzaron. En sus países, particularmente en Vietnam, por negociar, (que no hacer negocios) nadie, les gritó: ¡traidores! 

Para EEUU, Vietnam fue una catástrofe que pudo haberse evitado si esos 5 Presidentes, o por lo menos 4 de ellos que dirigieron el conflicto no hubieren confundido decisiones trascendentales de política exterior, a partir de percepciones surgidas de un maniqueísmo: la lucha entre el bien y el mal. Kissinger, gracias a sus conocimientos de historia, comprendió que Vietnam estaba inmersa en una sutil confrontación con China y la URSS. Un Vietnam comunista con Ho Chi Min al frente desde los años 50 no habría cambiado el equilibrio de poder en la Guerra Fría; pero, tomando en cuenta la personalidad de éste, él habría sido un Tito asiático y ese absurdo bélico que costó tantos muertos y heridos y destrucción de la naturaleza se hubiera evitado.

@eloicito

domingo, 7 de junio de 2015

Elecciones en Turquía: El fin de la hegemonía de Erdoğan


Iván Rojas Álvarez

Después de una jornada electoral seguida muy de cerca por la Sociedad Internacional, y ya con casi la totalidad de las papeletas escrutadas -99,94% cuando se escribe este artículo-, podemos decir que la hegemonía que detentaba el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) desde 2002 ha terminado, en lo que puede significar un giro realmente importante no solo para Turquía sino para toda la región. Porque a pesar de haber ganado la contienda electoral con 40,8% de los votos, el AKP ha perdido la capacidad de formar un gobierno sin necesidad de hacer coaliciones con los otros partidos, es decir, no ha logrado ganar suficientes sillas como para formar una mayoría tal y como había hecho en la última década durante tres elecciones consecutivas.

El principal partido de oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) obtuvo el 25% de los votos, el Partido de Acción Nacionalista (MHP) obtuvo el 16,3% y el Partido Democrático del Pueblo (HDP) obtuvo el 13,1%. Esto tendría como consecuencia que estos partidos obtuvieran alrededor de 132, 81 y 79 escaños respectivamente, en la Gran Asamblea Nacional Turca, mientras que el antes mencionado AKP obtendría 258. Es importante recordar que el sistema electoral turco tiene el umbral electoral, porcentaje mínimo de votos para obtener representación, más alto del Mundo, el cual se ubica en 10%, lo cual hace en general que partidos pequeños encuentren muchas dificultades obteniendo escaños.

Un elemento que puede considerarse importante en el desenlace de esta contienda, la cual era considerada por muchos como trascendental para el futuro de Turquía y de todo el Medio Oriente, eran las ambiciones del actual Presidente Recep Tayyip Erdoğan y su partido AKP de transformar el sistema de gobierno turco, de parlamentario a presidencialista, aumentando así los poderes del Presidente Erdoğan, quien ya de por sí ha sido acusado durante la última década tanto dentro como fuera de las fronteras de su país, de tener un talante autoritario, y de socavar parte de la institucionalidad del país concentrando más poder en su persona y su partido.

Tanto el líder del HDP, partido pro-kurdo y abierto a todas las etnias y sectores del país, Selahathin Demirtas, como el líder del CHP,  Murat Karayalcin, coincidieron en declaraciones hechas durante este domingo, en que se había demostrado a través de los votos que el pueblo turco no quería un sistema presidencial de gobierno. Para hacer los cambios constitucionales necesarios para este cometido, el AKP hubiese necesitado dos tercios de los escaños, es decir, 367 de los 550 del Parlamento o, en su defecto, 330 escaños para lograr tres quintos y tratar de lograr esos cambios a través de un referéndum.
En los próximos días se exploraran las opciones que tiene el AKP para formar gobierno; el HDP ya ha descartado públicamente la posibilidad de hacer una coalición con el hasta ahora partido dominante, al igual que lo hizo el líder del CHP Kemal Kılıçdaroğlu cuando fue preguntado sobre este asunto antes de las elecciones. Y aunque hay varias combinaciones que matemáticamente le darían un gobierno de mayoría, lo más probable es que el AKP busque formar un gobierno de minoría, lo cual tendría, como en todos los Estados de corte parlamentario, una estabilidad mucho menor que un gobierno de mayoría, fuese este de un solo partido o de coalición. Este escenario le daría a los partidos de opción bastante capacidad de bloquear las acciones gubernamentales cuando así lo consideraran necesario.

Por otra parte hay que decir que la “derrota” del AKP podría ser achacada no solo a la intención del cambio de sistema de gobierno y al proceso de centralización del poder, sino además al carácter cada vez más represivo que el gobierno había tomado, tanto con Erdoğan como Primer Ministro como durante su más reciente ejercicio como Presidente. A nivel de la prensa internacional fue bastante seguido el caso de las protestas en el Taksim Gezi Park de Estambul, las cuales aunque iniciaron a partir del descontento por un plan de rediseño urbano evolucionaron, en parte debido a la represión, en protestas con una agenda mucho más amplia, que incluía la contrariedad hacia múltiples temas políticos y sociales. Otros casos polémicos han sido los constantes ataques contra la libertad de expresión en el país, siendo el más conocida la censura a la red social Twitter hecha en marzo del año pasado, a raíz de acusaciones de corrupción hechas en dicha red social hacia el circulo interno del entonces Primer Ministro Erdoğan.

Esta derrota entonces se puede entender como una repuesta sobre todo de los grupos minoritarios como lo son las mujeres, los kurdos, los activistas LGTB y otros muchos grupos étnicos, políticos, religiosos y sociales que podían sentir que un gobierno más autoritario podría acabar con sus ya limitadas libertades, razón sobre todo por la cual la oferta del HDP, el cual incluyó en su lista de candidatos a miembros de todos estos grupos, por ejemplo armenios, azeríes, asirios y muchos otros, además de 268 mujeres, resultó especialmente atractiva para muchos. Este partido, a pesar de su inclinación anti-sistema y anti-liberal, lo cual ha traído comparaciones con el partido español Podemos, representaba para muchos observadores externos un contra peso necesario para el AKP, que había convertido a la República laica por excelencia en el Medio Oriente en un Estado de corte bastante más religioso y bastante más conservador.

Finalmente, es interesante recordar que esta coyuntura electoral se ha dado a pesar de que Turquía en la última década y media ha experimentado un importante crecimiento y desarrollo económico, siendo la prosperidad alcanzada por muchas zonas antes deprimidas la base de la popularidad del AKP. Esto se ve reflejado en cifras como la disminución de la pobreza de 16,4% en 2005 a 2,3% en 2012 según cifras del Banco Mundial (la misma fuente ubica la pobreza de Venezuela en 25,4% en ese año); un ascenso en el PIB per cápita de 2.850 a 10.790 dólares entre 1995 y 2013 según la fuente antes citada.  Además, Turquía ha sido incluido en varios grupos de países considerados por analistas como de las economías emergentes más importantes como los “Next Eleven” y los “MINT” (México, Indonesia, Nigeria y Turquía) o los “MIKTA” (México, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y Australia); aparte de ser junto con Arabia Saudita el único Estado de Medio Oriente que es parte del G-20.

Entonces queda esperar la formación de un gobierno y el intercambio inicial entre los ahora bloques parlamentarios para poder vislumbrar el futuro de la agenda política turca, la cual por lo estratégico del país afectará la política internacional de lo que queda de década, especialmente en Europa, el Medio Oriente y los EEUU. 

@IvanRojas92

miércoles, 3 de junio de 2015

Reunión OPEP: Parte de guerra


Dr. Kenneth Ramírez

Este viernes 5 de junio tendrá lugar la 167° Reunión Ministerial de la OPEP en Viena. En los pasillos de la sede del grupo, así como en el Palacio de Hofburg donde dos días antes se celebrará el 6° Seminario Internacional de la OPEP, los delegados de los Estados miembros discutirán la situación del mercado petrolero, las diferentes tesis esgrimidas por los analistas y la estrategia a seguir.

En primer lugar, vale la pena señalar que se espera que la OPEP deje su producción sin cambios. No hay consenso para realizar recortes. Arabia Saudita ha impuesto la histórica decisión de defender la cuota del grupo, con el propósito de expulsar a los competidores menos eficientes –es decir, con mayores costos de producción- del mercado, y más concretamente, a los productores de esquistos de EEUU. Así, Arabia Saudita, las petro-monarquías e Irak han elevado su producción en 1,4 millones de barriles diarios (MMBD) respecto a la pasada reunión de la OPEP, lo cual generó una caída de más de 50 $/Bl en los precios del petróleo respecto a junio del año pasado. Además, Irak espera aumentar en 750 mil barriles diarios (MBD) sus exportaciones en los próximos meses; por no mencionar los avances en las negociaciones nucleares con Irán.

La puerta que dejó abierta el Ministro de Petróleo saudita, Alí Al-Naimi, para realizar recortes junto a productores No-OPEP, y en concreto Rusia, no se ha traducido en resultados. La diplomacia venezolana se ha esforzado en desarrollar esta estrategia, con tres visitas del Presidente Maduro este año a Moscú, además de varias visitas de la Canciller Rodríguez y el Ministro de Petróleo Chávez; pero a pesar de las intensas consultas, Rusia ha optado hasta ahora por no coordinarse. Se espera que el Ministro ruso Alexander Novak asista al Seminario OPEP en Viena, pero ya ha señalado que sus campos son más difíciles de gestionar, por lo cual su compromiso se remitiría a mantener su actual producción. Empero, en la práctica, Rusia también ha aumentado su producción en 200 MBD respecto a 2014, alcanzando 10,7 MMBD en mayo -nivel récord en la era pos-soviética.

Esto nos lleva a la necesidad de hacer un parte de la guerra declarada por Naimi contra los esquistos desde la pasada reunión de la OPEP en noviembre. En una posición optimista debemos citar las últimas declaraciones de funcionarios sauditas, quienes han subrayado que existen claros signos que apuntan a una victoria de la OPEP; entre ellos, la estabilización de los precios en torno a 60 $/Bl y la caída de taladros en EEUU. De hecho, el Departamento de Energía de EEUU ha señalado que la producción de esquistos disminuirá en 54 MBD en mayo y en 86 MBD en junio de 2015 –primer descenso mensual en 4 años. A partir de aquí hay diferencias de opinión en torno a que sucedería. Para los sauditas, la producción de esquistos decrecería y el exceso de oferta de 2 MMBD empezaría a drenarse del mercado en 2016, con lo cual los precios se recuperarán hasta ubicarse en 70 $/Bl. Para la empresa petrolera italiana ENI, el sector de esquistos terminará desplomándose, y los precios rebotarán a 100 $/Bl en 2017, alertando sobre los efectos en la economía mundial. Los productores OPEP más débiles debido a sus necesidades de ingresos y exposición financiera –entre ellos Venezuela- seguirán sufriendo en el mediano plazo.

No obstante, los analistas de la OPEP, la Agencia Internacional de Energía y las grandes consultoras son más pesimistas, y han apuntado a que la guerra entre jeques y esquistos apenas acaba de empezar. Señalan que la producción de esquistos en EEUU está siendo más resistente de lo esperado, y agregan que seguirá aumentando en los próximos años, aunque a un ritmo más lento. Goldman Sachs espera que este año la producción de esquistos aumente 170 MBD en 2015 y 225 MBD en 2016. Wood Mackenzie 670 MBD en 2015 y 420 MBD en 2016. El débil crecimiento demanda petrolera y el aumento de la oferta No-OPEP, reduciría el espacio para el crudo OPEP –call on OPEP-, desde 30 MMBD en 2014 hasta 28,2 MMBD en 2017, lo cual tendría que llevar al grupo a la decisión de recortar desde los 31,22 MMBD que produce hoy por hoy, o aceptar precios aún más bajos. Para 2019, el espacio de la OPEP se recuperaría levemente hasta 28,7 MMBD –todavía por debajo de 2014-, y alcanzaría 40 MMBD en 2040. No obstante, sin recortes, los precios se ubicarían en 75 $/Bl en 2025; es decir, de mantenerse la estrategia saudita, los precios estarían por debajo de 100 $/Bl por una década.

Aunque es cierto que los taladros en EEUU han caído en 59% desde octubre de 2014 –su menor nivel desde septiembre de 2010-; Goldman Sachs ha señalado que a finales de mayo la caída se ha detenido, y que los pozos sin fracturación –los llamados fracklog- se han multiplicado a la espera de un repunte de precios –bien por aumento de demanda o recortes OPEP. En otras palabras, un “baño de sangre” de los productores de esquistos habría sido evitado gracias a sus esfuerzos por reducir costos y su estrecha relación con los bancos de EEUU que han permitido refinanciar sus deudas, mantener producción y prepararse para aumentarla cuando mejoren los precios vía la estrategia fracklog, lo cual mantendría los precios presionados a la baja. Esto, sumado a posibles mejoras tecnológicas, lleva a los más osados a señalar que la OPEP habría perdido su rol como productor de equilibrio –swing producer- al menos por una década, a manos de EEUU. Por supuesto, esto ya no sería política petrolera sino decisiones comerciales de los productores de esquistos, quienes optarían por mantener o ampliar producción en meses para balancear el mercado, haciendo que los precios sean muy volátiles en torno a un punto de equilibrio.

La clave para la OPEP se encuentra en mantener la cohesión para llegar en una sola pieza al final de una guerra que puede durar unos años o una década. ¿Y usted qué opina?

Publicado originalmente en El Mundo Economía y Negocios

@kenopina

Eurasia y el Atlantismo en el siglo XXI


Prof. Eloy Torres

Barry Buzan y Richard Little en su trabajo International Systems in World History. Remaking the Study of International Relations, analizan el desarrollo de la idea de la supremacía, por ejemplo, del poder marítimo en la historia de la Humanidad. El trabajo destaca el llamado de atención que hiciera Alfred Mahan, sobre el peligro que representa, para la “civilización marítima”, países como Alemania, China y Rusia. Por lo que era necesaria una victoria sobre Rusia, esa masa continental “sin interrupción” que se extiende desde Europa hasta tocar la nariz del país del sol naciente. Había que evitar su fortalecimiento. Ahora bien, según los autores citados, una estrategia bien asentada era el bloqueo de los territorios enemigos en el mar y a lo largo de las líneas costeras, hasta agotarlos. Se ha estudiado la aportación del geógrafo Mackinder quien ha mostrado la importancia de la geopolítica de la zona geográfica. Eurasia es clave en el análisis del Mundo y Rusia su exponente.

Eurasia, un modelo de civilización que no se inscribe en los ideales de democracia y libertad occidentales (el Atlantismo). Éstos no se corresponden con los de los euroasiáticos y difícilmente lo aceptan en sus zonas geográficas. Halford Mackinder fue visionario cuando argumentó que había que considerar a China con sus implicaciones. Los rusos, tras una pausa de 74 años de socialismo sangriento, como confiscador lo comprendieron y hoy vuelcan su mirada hacia ese gigante; hoy  mantienen,  en común, con los chinos, elementos axiológicos, entre ellos la animadversión hacia el Atlantismo; ambos “ninguneados” por éste y Crimea es una respuesta.

El drama ucraniano se inscribe en la preocupación de Mackinder. Crimea es el resultado de una lógica evolutiva. Europa y los EEUU no tienen razón por lo de Ucrania. La historia lo afirma. Ella es rusa, fue ucraniana durante 60 años; gracias a un obsequio del Jrushov. Rusia la perdió sin disparar un tiro y la reconquistó de la misma forma, pacíficamente; por lo menos el conflicto fue mediático, no real. Lo mediático, al principio fue ruido y punto. Luego ciertos movimientos casi llevan a una guerra generalizada. Hubo amagos sangrientos, es verdad, pero las cosas no fueron más allá. Todavía el peligro se mueve a “lo ruso” en la zona. A pesar de todo creemos que los representantes del pensamiento atlantista, contrario a lo apuntaban Mahan y Mackinder, no se salieron con la suya. Algo se mueve. Decíamos en otros contextos que el paradigma del constructivismo liberal en las Relaciones internacionales había fracasado en el caso de Ucrania y Rusia; es decir esa corriente de pensamiento de moda que se opone a las teorías realistas. Esta tesis no contempla lo que Renouvin, llamó: las fuerzas profundas de la historia. Para no hablar sobre aquellos que optan por privilegiar el discurso económico y olvidan el político, o bien osadamente, hablan del fin de las fronteras entre los Estados y que la economía lo resuelve todo. Luego critican a todo aquel que toque la historia. Éstos son acusados de cultores del “isomorfismo histórico”. Veremos más adelante.

Eurasianismo es una corriente de pensamiento, una doctrina que imperceptiblemente se fue difundiendo entre las dos guerras que sacudieron al Mundo durante el siglo XX. Elaborada por la intelectualidad rusa sacrificada sanguinariamente por Lenin y luego por Stalin. Solzhenitsin en su literatura apuntaba esa dirección. Rusia debe buscar su redefinición en el Mundo. Los eurasianistas, enemigos de las tesis marxistas, por el “internacionalismo comunista” que, según ellos, emanan de las corrientes europeístas, particularmente de la intelectualidad de los grupos judíos, cuyas brillantes mentes arroparon a Europa. No es casual el odio de Hitler y Stalin contra esa comunidad. Un germano, no alemán y un paneslavo no ruso, sino georgiano. Hoy los eurasianistas ven florecer las condiciones que habían prefigurado. Putin –con su proyecto de Unión Euroasiática- es hoy su máximo exponente.

Es toda una discusión en la intelectualidad de ese país, que no “inteligentza” rusa. Esta última es  otra cosa, pues siempre manifestaron su apego a la cultura europea, en tanto que la intelectualidad rusa con Berdiaeff, Vernadsky, entre otros, alimentados con la savia dostoievskiana según la cual, Rusia no es europea ni asiática; ella es una etnia separada cuyo fundamento axiológico se inscribe en la ortodoxia cristiana. Es decir en algo que no es ni lo uno ni lo otro; en referencia a Europa y a Asia. Para los eurasianistas, el concepto o ideal de democracia europea no es válido para Rusia, tampoco el marxismo leninismo. La forma política de éstos debe ser la “ideocracia”. Vale decir  la  unidad basada en la ortodoxia cristiana. Esa unidad según los euroasiáticos, fue la clave de Lenin, pero su error: substituir la ortodoxia cristiana con esas ideas paganas del bolchevismo. Era una arbitraria substitución por parte de ese régimen. La idea de Eurasia fue adormida por los tiempos.

Hoy Rusia, con Putin a la cabeza, observa la posibilidad de reconstruir el concepto de Eurasia. Crimea es un hecho cuya razón es innegable y sirve de catalizador para el reacomodo  internacional de Rusia. Tras la desaparición del imperio zarista y luego de la URSS, Rusia con el concepto de Eurasia, busca una redefinición frente a Occidente. Se observa un  nacionalismo imperial. Eurasia es un concepto que moldea una actitud. Ella substituye a la ideología comunista, pero cumple el mismo papel. Dicen los expertos que así como el marxismo leninismo substituyó la idea imperial del carácter misionero de la religión ortodoxa de Rusia, es decir como idea civilizatoria, el concepto de Eurasia substituye al internacionalismo soviético. Rusia va por sus fueros y Crimea es apenas la punta del iceberg; ella en conjunción con otros factores dinamizadores de las relaciones internacionales, como China, por ejemplo, constituye un elemento que Occidente debe ponderar. 

@eloicito