Dr. Kenneth Ramírez
El próximo domingo 22 de noviembre, tendrá lugar la segunda vuelta de
las elecciones de Argentina. La cita viene marcada por una transformación del
escenario electoral. Durante meses, varias encuestas mostraban que Daniel
Scioli, candidato del “Frente para la Victoria” y sucesor de Cristina Fernández
de Kirchner, ganaría la primera vuelta con hasta 10 puntos de diferencia. En
lugar de ello, un sorpresivo y apretado resultado (37%-34%) en la primera
vuelta del 25 de octubre, ha forzado un ballotage
con Mauricio Macri, candidato de la coalición opositora “Cambiemos”. Las
últimas encuestas revelan que ahora Macri podría ganar las elecciones con hasta
8 puntos de diferencia, ya que ha logrado atraer un caudal importante de votos
peronistas disidentes que apoyaron a Sergio Massa en la primera vuelta. La
crisis económica generada por la caída de los precios de las materias primas
(sobre todo soya, maíz, trigo, leche y carne; principales rubros de exportación
argentinos), ha tenido mucho que ver con este viraje de las preferencias
electorales. El FMI señala que Argentina está pasando de una desaceleración a
una recesión económica; el PIB creció sólo 0,5% en 2014, y lo hará 0,4% en 2015,
para retroceder en -0,7% en 2016.
Gane quien gane, el próximo Presidente de Argentina será mucho más pragmático.
En primer lugar, ninguno tendrá el liderazgo político hegemónico que detentaron
los Kirchner. La trayectoria de Scioli lo muestra como un peronista realista -capaz
de pactar con Menem y los Kirchner-, pero deberá coexistir con grupos afectos a
Cristina Fernández de Kirchner, desde su candidato a Vicepresidente, Carlos
Zannini, hasta la poderosa juventud de su movimiento político “La Cámpora”. De
ganar Macri tendrá que buscar pactos en un Congreso adverso –el kirchnerismo es
la primera minoría en la Cámara de Diputados y mayoría en el Senado. En segundo
lugar, ambos tendrán que gestionar la crisis económica, lo cual pasa por implementar
una política que genere estabilidad y confianza, luchar contra la corrupción, mejorar
las relaciones con el empresariado, fortalecer la seguridad jurídica para
atraer inversiones y negociar los vencimientos de deuda que ascenderán a 30
millardos de dólares en 2016 –incluyendo 10 millardos de dólares con los fondos
de riesgo, los llamados “fondos buitre”. En tercer lugar, tendrán el reto de
mantener los indicadores sociales en positivo.
Todo esto les llevará a una política exterior mucho más moderada y
realista. En este sentido, el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales
(CARI) impulsó un diálogo entre los equipos de política exterior de todos los
candidatos para encontrar un programa mínimo de consenso; lo cual logró con el
documento “Seremos afuera lo que somos adentro”, presentado en abril pasado.
Allí se establece entre otras cosas, que Argentina debe “revalorizar las
relaciones con los centros de decisión que más nos afectan”, es decir, EEUU y
la Unión Europea. Además, se señala que debe “priorizarse nuestra alianza
estratégica con Brasil” para impulsar una “rápida, amplia y franca discusión”
en el MERCOSUR, y propiciar su convergencia con la Alianza del Pacífico a
partir de la “dimensión bioceánica” de la política exterior argentina, léase
sus relaciones con Chile. Por último, establece que deben fortalecerse las
relaciones con México, utilizar su potencial en alimentos y energía, e
incorporar valor agregado en la oferta exportable. Es decir, tanto Scioli como
Macri buscarán relanzar el MERCOSUR fenicio -en alianza con Brasil- y motorizar
una agenda externa centrada en lograr el Acuerdo de Asociación con la UE y un
acuerdo con la Alianza del Pacífico, así como revitalizar las relaciones
económicas con EEUU. Esto podría ser materializado más rápidamente por Macri
que por Scioli, quien tendría obstáculos dentro de su propia base de apoyo. Lo
cierto es que todo esto converge con las nuevas prioridades brasileñas y envía un
poderoso mensaje a Venezuela: Es hora de tomarse en serio MERCOSUR, y cumplir
toda su normativa. Por otra parte, Macri se ha mostrado crítico con la
situación política venezolana, mientras Scioli ha preferido guardar silencio,
lo que indica un futuro distanciamiento bilateral entre Caracas y Buenos Aires –desde
lo conflictivo a lo discreto- gane quien gane.
En materia energética, los candidatos apuestan por el desarrollo del
yacimiento de Vaca Muerta en la Provincia de Neuquén -30 mil kilómetros
cuadrados de roca con petróleo atrapado en sus microporos, a 3 mil kilómetros
de profundidad, para cuya explotación debe utilizarse la polémica fracturación
hidráulica-, donde creen tener una joya de esquistos como la que ha dinamizado
la economía de EEUU. Por ello, han hablado de mejorar las condiciones para
fomentar la explotación de los promisorios recursos de petróleo y gas no
convencional que posee Argentina -802 billones de pies cúbicos y 27 millardos
de barriles; segundo y cuarto lugar a nivel mundial respectivamente. Empero, se
requiere un precio del petróleo en 75-80 $/Bl para hacer estos proyectos rentables
en Argentina, y en consecuencia, las empresas petroleras transnacionales se han
mostrado cautas. Sólo el liderazgo de la empresa petrolera renacionalizada YPF –que
concentra el 86,5% de la producción de este yacimiento en la zona Loma Campana
en sociedad con Chevron- ha permitido mantener el proyecto en marcha. Hoy por
hoy, Vaca Muerta produce 41 mil barriles de petróleo equivalente diarios, y YPF
estima alcanzar al menos 120 mil barriles para 2020, con más pozos horizontales
–actualmente sólo 20 de los 380 pozos activos. El objetivo es alcanzar el
autoabastecimiento que perdió Argentina en 2010 y convertirse en un exportador
neto de hidrocarburos a largo plazo. Para esto, se requiere atraer inversiones
cifradas en 88 millardos de dólares –rivalizando con otros proyectos
latinoamericanos como la Faja Petrolífera del Orinoco y las áreas pre-sal en
Brasil en un contexto de precios bajos-, y cooperación con el gobierno y las
empresas de EEUU que tienen la tecnología. Argentina está a las puertas de un
reacomodo geopolítico. ¿Y usted qué opina?
Publicado originalmente en El Mundo Economía y
Negocios
@kenopina
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