Dr. Kenneth Ramírez
El próximo viernes se
celebrará la 168° Reunión
Ministerial de la OPEP en Viena, la cual ha estado precedida de declaraciones y
especulaciones sobre un improbable cambio en la estrategia impuesta al grupo
por Arabia Saudita. Los bandos dentro de la organización, los defensores de la
estrategia de volúmenes actual y sus detractores, volverán a jugar sus cartas
con resultado similar.
Arabia Saudita ha vuelto a señalar que se mantiene dispuesta a trabajar
junto al resto de países OPEP y No OPEP para estabilizar los precios del
petróleo, pero también ha reiterado que no hará nada si no hay recortes
colectivos. “La OPEP no va a recortar sola”, zanjó recientemente un delegado
saudita. Esto fue lo mismo que le señaló el Ministro Naimi al entonces Ministro
Rafael Ramírez en Margarita a principios de noviembre de 2014. Su posición no
se ha movido ni un ápice.
Esto nos lleva a considerar
la reunión informal entre países OPEP y países No OPEP -donde destaca Rusia-,
que tendrá lugar en la misma ciudad el próximo 3 de diciembre. Sin embargo, ya
que Moscú ha dejado claro que no desea hacer recortes, esta alternativa
trabajada con denuedo por Venezuela desde hace un año se encuentra agotada. El
último viaje del Presidente Maduro a Riad para plantear recortes en la IV Cumbre
América del Sur y Países Árabes -un foro no petrolero-, transmitió
desesperación.
La histórica decisión de la 166°
Reunión Ministerial de la OPEP en noviembre de 2014 de bombear más petróleo y
defender la cuota de mercado frente a la creciente producción de países No
OPEP, sobre todo de EEUU, se produjo en un momento donde el precio del crudo
marcador Brent se ubicaba en 65 $/Bl. Seis meses más tarde, había tocado los 45
$/Bl –nivel en que se cotiza actualmente-, un severo desplome desde los 115
$/Bl en los que se cotizaba en junio de 2014.
Ahora algunos países OPEP se
han tornado muy pesimistas, y temen un descenso hasta los 20 $/Bl, tomando en
cuenta la vuelta de Irán al mercado - Goldman Sachs ha sido el abanderado de
estos pronósticos tan sombríos. De hecho, el Ministro Eulogio del Pino señaló
que la OPEP no puede permitir “una guerra de precios. Tenemos que hacer algo”.
Ecuador ha adelantado la necesidad de recortar 1,6% de la producción de la OPEP,
sumándose a Venezuela.
Empero, en parte, la
estrategia saudita ha empezado a cosechar resultados con el colapso de precios.
La demanda petrolera global ha empezado a recuperarse y se ha frenado el
crecimiento de la producción de esquistos en EEUU. También se espera que la
producción colectiva de los países No OPEP se contraiga el próximo año, lo cual
no se había visto en una década. Para Riad, todo esto llevaría a una
recuperación gradual de los precios del petróleo a niveles de 80 $/Bl para 2020.
Aunque las finanzas de los
países de la OPEP se encuentran bajo presión, hay países con suficientes
reservas financieras para aguantar el desplome de precios por algunos años.
Este es el caso de Arabia Saudita, que cerrará el año 2015 con un déficit
presupuestario de 16% del PIB, frente a 1,5% en 2014, pero tiene más de 600
millardos de dólares en fondos soberanos para hacerlo “manejable”. Mantener los
grifos abiertos y sufrir un par de años a cambio de una recompensa a largo
plazo, todavía parece ser la elección de Riad y el resto de las
petro-monarquías que se han alineado a su política. El Emir de Qatar de visita recientemente
en Caracas, debió transmitirle esto al Presidente Maduro. En Viena, veremos críticas
a la estrategia saudita de parte de los que más sufren por la caída de precios
–Venezuela, Ecuador, Irán, Argelia-, pero la decisión final será mantener la
estrategia de defensa de cuota de mercado sin cambios. Esto sólo podría
someterse a una reconsideración seria dentro de 12 a 18 meses, si se genera un
aumento significativo de la producción de Irán, Irak o Libia.
Venezuela en plena crisis
económica será observada también esta semana por los delegados de la OPEP con
atención. No tanto por sus demandas de recortes que ya a nadie sorprenden, ni
por sus intentos de sacarse un conejo de la chistera con reuniones con
productores No OPEP que no llegan a nada concreto, sino por sus elecciones parlamentarias.
Somos un productor frágil, y el resto de los gigantes en pugna en el mercado
petrolero nos perciben al borde del abismo.
Según las encuestas más
reputadas, la Mesa de la Unidad Democrática obtendría una clara mayoría en las
elecciones del próximo domingo. Bien valdría que el Presidente Maduro acepte este
cambio de viento pacíficamente, abriendo un período de cohabitación que, gestionado
con diálogo y negociación, puede favorecer un cambio del modelo económico que
se necesita con tanta urgencia, lo cual debe incluir un nuevo plan de negocios
para PDVSA ajustado a la coyuntura petrolera actual. Este es el rumbo que ha
tomado la Presidenta Dilma Rousseff –y que el propio Lula aconsejó a Maduro en
2013-, quien ha formado un gobierno de coalición para encarar la caída de los precios
de las materias primas que ha llevado la economía brasileña a la recesión. El pueblo
venezolano exige a toda la clase política una lectura adecuada de los tiempos
difíciles que vivimos.
Finalmente, y después de
muchos obstáculos, una Misión de la UNASUR acompañará nuestras elecciones. Ha
llegado tarde y con la notable ausencia de técnicos electorales de Brasil. La
credibilidad de la organización suramericana está en riesgo en Caracas. Debe
ser garante de unas elecciones transparentes y pacíficas. Jugar al rol de apagafuegos
como en 2013 y 2014, no sólo no ayudará a Venezuela a enrumbarse hacia un
futuro más próspero, sino que pondrá en entredicho el futuro de la propia
organización. ¿Y usted qué
opina?
Publicado
originalmente en El Mundo Economía y Negocios
@kenopina
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