martes, 5 de mayo de 2015

Los cien días de Dilma Rousseff


Dr. Jesús E. Mazzei Alfonzo

El inicio del gobierno parte del resultado electoral del año 2014. En efecto, Dilma Rousseff  obtuvo el 51,58%; Aécio Neves, terminó de carburar con un 48,24% de los votos. La abstención giró en un 21%. Neves perdiendo se posesionó muy bien para las próximas elecciones del 2019, siendo aún joven y tomando lecciones que da el ejercicio de la política, para el futuro, se presenta como una excelente alternativa del PSDB, para ese año. El PT, tendrá 16 años de gobierno y eso podría pasar factura.

La Presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, cumplió recientemente los primeros cien días de su mandato constitucional, es un dato importante en términos  políticos que marcan simbólicamente el rumbo que va tener su mandato. Muestran, por un lado, una caída en la popularidad de la Presidenta que es duro, pero es parte del juego político. En efecto, según la última encuesta de Folha de Sao Paulo que sólo el 13% de los entrevistados considera que la gestión de Rousseff es buena. Es el índice más bajo jamás registrado por la actual Presidenta y el segundo más bajo en la historia democrática de Brasil, sólo por debajo del que tuvo, en septiembre de 1992, el Presidente Fernando Collor de Mello. No se el escenario más deseable para iniciar un gobierno.

Un Congreso compuesto por 28 fuerzas políticas, el PT, PDT, Partido Comunista suman ahora 99. Hay, además, los partidos que no están umbilicalmente ligados a Dilma Rousseff, que aumentaron su fuerza política pasando de 253 diputados de la anterior legislatura a 262 electos en la nueva legislatura, que serán la base de sustentación de la Presidenta, tratase de partidos como el PMDB, PSD, PR, PTB, entre otros, que forman la mayoría simple, quórum exigido para aprobar la mayoría proyectos de ley, necesario para el partido gobernante, PT. Rousseff, deberá gobernar para todo Brasil.

El PMDB, partido histórico que ha gobernado, es resultado del proceso de democratización desde José Sarney, luego partidos pequeños, pero no menos importantes como el PSB, PDT y el PC de Brasil, que dirigirán carteras en el Gobierno y se convierten en bisagras en la relación política con el PMDB, en cuanto a la orientación centroizquierdista del Gobierno, estimo tendrá diferencias con lo que fue su primer gobierno aunque mantendrá las líneas básicas de la política macroeconómica, manteniendo las exitosas políticas sociales y una mayor inversión en infraestructura, sin embargo, con el horizonte de aplicar nuevas reformas económicas tan audaces como las de 1994, esta vez en el mando del nuevo Ministro de Hacienda, Joaquim Levy, un economista más orientado al mercado durante los años 2015-16.

Por otro lado, las discusiones de las reformas políticas que se vienen discutiendo desde el primer período de Dilma Rousseff, que contó inclusive con sendas comisiones parlamentarias, avanzó en un trabajo interesante que se debe retomar, hoy unido a una cruzada contra la corrupción pública  a raíz de las denuncias alrededor de Petrobras. En ese sentido, en los últimos días en Brasil, está en curso una discusión de una reforma política en algunos aspectos puntuales de su legislación político-electoral: financiamiento electoral y partidario, sistemas electorales, suplencias de senadores, filiación partidaria, coaliciones, voto facultativo, cláusula de barrera, fecha de toma de posesión del jefe de Estado, fidelidad partidista, entre otros.

Otro tema que copa los cien días de Dilma Rousseff son las reformas económicas que abarcan los campos de ajuste fiscal, inflacionario, monetario y evitar la desvalorización continua del real frente al dólar, por ello, se están debatiendo dentro de la comunidad brasileña para llegar a un consenso; claro, se hará sin afectar los exitosos programas sociales de los últimos años,  he allí el reto y el dilema. Por supuesto, que la responsabilidad la tiene el gobierno y estimo que Joaquim Levy está claro en lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo y el timing de las diferentes decisiones que deben estar integradas en este plan de reformas económicas, el cual  considero que Brasil, está mejor preparado que en los años 90, cuando se hizo el Plan Real, tanto de la necesidad de los ajustes y reformas como del ambiente macroeconómico es mejor que el de hace 20 años. 

En suma, el gobierno en estos primeros 100 días, tiene dos signos: una oposición más aguerrida y una base oficial poco fiel, si no vean la  elección en la Cámara de Diputados con Eduardo Cunha, del PMDB, más independiente que otros líderes de ese partido. En fin, tiene un apoyo del 60% en la Cámara y del 65% en el Senado que debería darle soporte político para cualquier gobierno, pero, paradójicamente, el de Rousseff está lejos de eso: la Presidenta tiene la base más inestable desde la vuelta de la democracia en 1989. Toda la base aliada debe trabajar en una coalición perfecta en aras del éxito de la presidente Rousseff.

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