Dr. Kenneth Ramírez
Esta semana serán retomadas las negociaciones entre el Grupo 5+1 (los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania) e Irán en el Palacio
de Coburgo en Viena, para tratar de pactar los detalles específicos dentro del
Acuerdo Marco Provisional alcanzado el pasado 2 de abril en el Palacio
Beau-Rivage en Lausana, lo cual hará posible cerrar el Acuerdo Definitivo que limite
los aspectos controversiales del programa nuclear iraní –que ha tenido un costo
directo de 100 millardos de dólares- a cambio del levantamiento de las
sanciones internacionales –que han supuesto otros 100 millardos de dólares en
pérdidas.
Un éxito pondría fin al dossier nuclear de Irán y evitaría una peligrosa
carrera armamentista en Medio Oriente. Además, Teherán podría abrir una nueva
era en sus relaciones con Washington y asumir un nuevo rol en el tablero
geopolítico regional –la gran apuesta de la Administración Obama por la
reedición de la política de los “pilares gemelos” vigente hasta la caída del
Sha en 1979-, lo que es temido en Arabia Saudita e Israel. Esto supondría también
el regreso de Irán con todo su potencial al mercado petrolero, siendo relevante
reflexionar al respecto.
Con la imposición de sanciones y el consiguiente aislamiento
internacional, la producción petrolera promedio de Irán descendió desde 3,61 millones
de barriles diarios (MMBD) en 2011 a 2,77 MMBD en el primer trimestre de 2015
–con una caída de sus exportaciones en alrededor de 50%; desde 2,5 MMBD en 2011
a 1,2 MMBD en el primer trimestre de 2015. Recientemente, el Ministro de
Petróleo persa, Bijan Zanganeh, ha dicho que Irán podría aumentar su producción
en 1 MMBD en pocos meses. No obstante, esto parece muy optimista en el contexto
de un mercado con exceso de oferta, precios moderados y la necesidad de fuertes
inversiones en infraestructuras y tecnología en el sector petrolero iraní. Además,
el momento es poco favorable pues un informe de Goldman Sachs estima que proyectos
energéticos por el orden de un billón de dólares serán pospuestos debido a la caída
de los precios del petróleo. Eliminar las sanciones, firmar nuevos contratos y
reactivar proyectos tomará tiempo, por lo menos hasta el final de 2016, aunque
el simple anuncio del Acuerdo Marco Provisional haya hecho bajar un 5% los
precios de los crudos marcadores hace un mes.
Para
el Departamento de Energía de EEUU, tras un Acuerdo Definitivo y en función del
cronograma de levantamiento de sanciones, Irán buscaría liberar progresivamente
al mercado los 30 millones de barriles que tiene almacenado a lo largo del
segundo semestre de 2015, como preparación a un aumento de producción. Esto
reducirá los pronósticos de precios entre 1 $/Bl y 3 $/Bl para 2015. Además, estima
que si se eliminan las sanciones Irán estaría en capacidad de producir por lo
menos 0,7 MMBD adicionales para finales de 2016, de los cuales 0,6 MMBD es
capacidad cerrada y 0,1 MMBD sería capacidad nueva. Esta mayor oferta
implicaría una reducción en los pronósticos de precios entre 5 $/Bl y 15 $/Bl
para 2016. Es decir, habrá más
petróleo iraní, pero no una inundación de la noche a la mañana. Sin embargo, la
OPEP en general debe irse preparando para hacer espacio al crudo iraní, y
Venezuela en particular debe alistarse para este eventual factor que reforzará
la actual tendencia bajista de los precios.
De momento pueden seguir aumentando las tensiones entre Riad y Teherán,
porque la política saudita de defender cuota de mercado ha dañado mucho a Irán
y no se vislumbra un cambio de estrategia de parte del nuevo Rey Salman. Riad
prefiere sacrificar beneficios a corto plazo a cambio de asegurarse mercado a
más largo plazo, y puede hacerlo porque tiene alrededor de 700 millardos de
dólares en reservas internacionales. De hecho su producción ha subido de 9,7
MMBD en el segundo semestre de 2014 al nivel récord de 10,3 MMBD en abril de
2015. Además, el Rey Salman se muestra dispuesto a frenar la proyección
regional de Irán, antes de un posible regreso de las empresas petroleras a
Teherán.
En materia de gas natural, Irán se ubica en segundo lugar en reservas
-17% del total mundial, detrás de Rusia- y tercer lugar en producción –con 8,2
billones de pies cúbicos, detrás de EEUU y Rusia-, y eso le convierte en un potencial
suplidor clave para Asia, pero también en una buena alternativa para el gas
ruso en la Unión Europea tras el conflicto de Ucrania, como lo ha señalado la
propia Comisión Europea. Empero, Teherán deberá antes aumentar su producción
(actualmente es un importador neto de gas turkmeno, ya que su consumo interno
es muy alto) y construir costosos gasoductos para trasladarlo hasta Turquía
camino a Europa, siendo probable que Rusia intente poner obstáculos. También
debe considerarse que postura tomará Turquía, que recientemente se ha alineado
con Arabia Saudita contra Irán, a quien culpa por la permanencia de Assad en
Siria y el conflicto abierto en Yemen. Otra opción sería la construcción de
plantas de licuefacción para exportarlo vía buques metaneros, lo cual requerirá
cuantiosas inversiones que tomarán al menos un lustro. Por su parte, China ya
ha visualizado la oportunidad; por ello el Presidente Xi Jinping durante su
reciente visita a Islamabad, anunció la participación de CNPC en la construcción
de un gasoducto de 900 kilómetros para llevar el gas iraní hasta Pakistán con
un costo de 2 millardos de dólares, que podría ulteriormente ampliarse hasta
territorio chino, o conectarse a una planta de licuefacción en el puerto paquistaní
de Gwadar.
Sin embargo, aún debe concretarse el Acuerdo Definitivo dentro del plazo
que culmina el 30 de junio, y eso no será fácil, ya que todavía existen diferencias
entre las partes y actores muy poderosos –la mayor parte de los congresistas republicanos
y el lobby israelí y saudita en Washington; y las facciones más conservadoras
en Teherán- se esfuerzan para hacer encallar las negociaciones.
Publicado originalmente en El Mundo Economía y
Negocios
@kenopina
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