Lic. Jonás
Estrada
En Europa se están suscitando unas series de
fenómenos político-electorales sin precedentes en su historia reciente. Se
trata del resurgimiento y ascenso de movimientos y partidos nacionalistas y de
derechas radicales al socaire de la dura crisis económica, el cual para algunos analistas, podría cambiar el panorama
político tanto en sus respectivos países como de la Unión Europea en general -por su tendencia euroescéptica y anti-OTAN. Según estos líderes nacionalistas y
de derechas, sus respectivos países sufren la pérdida de sus soberanías, la
descontrolada inmigración, los peligros del multiculturalismo fomentados por el
fenómeno de la globalización que atentan contra sus culturas nacionales, el
peligro de la islamización de Europa; mientras los partidos tradicionales sólo
velan por sus intereses políticos parroquiales y no por los “verdaderos” intereses
nacionales.
Empezando por el triunfo en Polonia del
partido nacionalista-conservador y católico Ley y Justicia cuyo líder es Jaroslaw
Kaczynski, el cual tiene mayoría en el Congreso polaco, y ha generado muchas
polémicas para la UE por ciertas decisiones que no están acordes a lo dictado
por Bruselas. En Hungría, tenemos el polémico Primer Ministro Viktor Orbán,
líder del partido Fidesz-Unión Cívica Húngara de orientación de derecha, el
cual ha sido un duro crítico de la actual UE en muchos aspectos y en especial al
tema de las vallas que levantó para no permitir el paso de los refugiados musulmanes
a territorio húngaro y cuando reformó la constitución húngara basado en los
valores cristianos -la UE está en contra de esto, ya que atentaría contra la
libertad de cultos. Peor aún, la oposición húngara que son las izquierdas y los
liberales no tienen oportunidad de ganar, y la única oposición real frente a
Orbán es el partido político de tendencia neofascista JOBBIK, cuyo líder es
Vona Gábor.
Asimismo, en Grecia, tenemos a los ultranacionalistas
de Amanecer Dorado como tercera fuerza política; en Dinamarca el partido DanskFolkeparti
(Partido Popular Danés) como segunda fuerza; en Finlandia el partido
ultranacionalista de tendencia conservadora los Perussuomalaiset (Verdaderos Finlandeses),
cuyo líder es Timo Soini, que tras las elecciones parlamentarias del 2015, es
la tercera fuerza política. En Eslovaquia, se realizaron las elecciones
parlamentarias el pasado 6 de marzo, donde el nacionalista Partido Popular
Nuestra Eslovaquia (LSNS), cuyo líder es Marian Kotleba que a su vez el
gobernador de la región de Banská Bystrica
-bastión original de ese partido-, logró ingresar al parlamento eslovaco con 8%
de los votos y 14 escaños -actualmente quinta fuerza política.
Por último, pero si se quiere el caso más importante,
se encuentra el Frente Nacional francés, bajo el liderazgo de Marine Le Pen
hija del líder fundador del partido Jean Marie Le Pen. En caso de llegar a la Presidencia
de Francia puede generar un terremoto político y un mayor auge a los partidos
políticos nacionalistas radicales en Europa. Tras asumir la presidencia del
partido, Marine Le Pen –quien juega con la imagen de una nueva Juana de Arco salvadora
de la Patria- ha conquistado importantes logros electorales. En las elecciones
al Parlamento Europeo del 2014, el Frente Nacional francés se consagró como el
primer partido de Francia al obtener un 25% de los votos, con 24 eurodiputados
superando por más de 4 puntos al UMP (actualmente Los Republicanos) y por 10 al
Partido Socialista.
Dentro de los planteamientos fundamentales
del Frente Nacional están la anti-inmigración no europea basado en la idea del
identitarismo europeo-occidental, que rechaza el universalismo homogeneizador
(multiculturalismo auspiciado por el liberalismo globalista y las izquierdas
progresistas), en lo económico volver al franco como moneda francesa, promover
el pleno empleo y la industria nacional, así como nacionalizar los sectores
estratégicos (como el sector bancario) para combatir a la globalización en pro
de la soberanía económica de Francia.
En las pasadas elecciones
regionales en Francia realizadas el 13 de diciembre de 2015, a pesar que no se
impuso en ninguna provincia o región, el Frente Nacional obtuvo una triplicación
de los consejeros regionales. Esto le ha convertido en la mayor fuerza
opositora en los Consejos Regionales, con el 27,1% y 358 consejeros regionales.
Teniendo en cuenta que ahora el Frente Nacional aumentó del 19% al 30% de
intención votos en el electorado –mayoritariamente entre jóvenes y obreros que anhelan
cambios en la políticas en Francia-, no resulta descabellado considerar una
hipotética victoria en las elecciones generales (presidenciales) de Francia en
2017.
Por otro lado, si bien el partido
de “centro-derecha”, Los Republicanos, dirigido por el ex-presidente Nicolás
Sarkozy, ganó la mayoría de las regiones, esto se debe a que el Partido
Socialista francés junto con las otras izquierdas incluyendo a los del Partido
Ecológico hicieron declinar a sus respectivos candidatos para darle voto a la
“centro-derecha”. Así, esos partidos de izquierda fueron clave para frenar por
ahora al Frente Nacional. Cabe entonces la duda si Nicolás Sarkozy se
presentará a las elecciones generales en 2017, a pesar de estos resultados.
Mientras tanto, el Partido
Socialista bajo el liderazgo del actual Presidente de Francia,
François Hollande, se encuentra en franco declive por diversas razones: 1)
Hacen declinar sus candidatos para darle apoyo a la “centro-derecha”, lo que
muchos han tildado de “suicidio político”; 2) El Partido Socialista es acusado por
los electores franceses de ser el responsable de la crisis económica que
padecen los franceses y de los altos niveles de desempleo; 3) La falta de
carisma y caída en las encuestas de Hollande; 4) Los ataques terroristas de
Daesh y los problemas que se está generando por la masiva ola de inmigración al
continente europeo proveniente de Medio Oriente y África, hacen al electorado
más receptivo a los mensajes nacionalistas y xenófobos del Frente Nacional.
El politólogo francés Jean-Yves
Camus, de la Fundación Jean Jaurès, estimó que este resultado “tiende a
confirmar que hay una barrera para el Frente Nacional, que se comporta
excelentemente en la primera vuelta, pero que no sabe ir más allá”. Pero esto
“no soluciona el problema de fondo”, dijo, sosteniendo que la victoria de los
“partidos tradicionales” es “una victoria pírrica”, dado que se construye
“contra algo o alguien y no por algo”.
Estos comicios son los últimos
que se realizan en Francia antes de la elección presidencial de 2017, para cuya
primera vuelta los institutos de sondeo colocan actualmente a Marine Le Pen a
la cabeza de las intenciones de voto.
¿Será factible tanto corto,
mediano y a largo plazo de parte de los partidos tradicionales en Francia seguir
con el esquema de alianzas políticas para frenar electoralmente al Frente
Nacional?
¿Es posible que el Frente
Nacional logre ganar las elecciones generales en Francia del 2017?
@jonaspatriota
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