Embajador (r) Oscar Hernández Bernalette
En
términos generales nos referimos a la prevención de conflictos internos o entre
Estados, así como a la posibilidad de que estos se expandan a otras naciones.
Este ejercicio de la diplomacia se ejerce cuando países
actúan en el ámbito multilateral, a través de mecanismos previamente
establecidos con el objetivo de evitar conflictos internos que se puedan
producir como resultado de crisis políticas y económicas. Se pueden aplicar
como herramientas de prevención para evitar que estas disputas escalen y
afecten a etnias, comunidades locales, grupos políticos, países vecinos, hasta
una región en su conjunto.
Por ejemplo, las alertas tempranas que se están haciendo
desde distintos foros, organizaciones intergubernamentales y desde países
amigos con relación a la crisis que se vive en Venezuela es diplomacia
preventiva. Se preguntará el lector, ¿por qué? Pues, precisamente, la
consecuencia de lo que pase en Venezuela y la escalada del conflicto
interno afectará a toda la región. Imagínense, por ejemplo, los efectos que
esta crisis tiene para Colombia y cómo la perturba en términos de flujos
migratorios, refugiados, comercio, narcotráfico, etc. Piensen en otros vecinos;
Trinidad, las Antillas, en nuestros socios del MERCOSUR o en EEUU.
Si la situación de Venezuela no se resuelve
democráticamente, las consecuencias se convierten en una carga para
muchos países. Nadie quiere una escalada y para ello cada uno de los actores
que apoyan el diálogo, que se pronuncian o proponen utilizar mecanismos
previamente acordados son una importante ayuda para prevenir una crisis
humanitaria y, más allá, un conflicto interno que podemos saber cuándo y por
qué se inicia, pero no cuándo termina.
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